Para ser una película completamente comercial y de género, es bastante arriesgada, en el sentido de que tiene escenas muy perturbadoras, sobre todo para el año en el que fue realizada, ya que por ese entonces, aunque ya estaba en decadencia el cine de terror que pregonaba era el slasher, está película tiene más relación con el gore, peor tampoco es que es solo eso, igual el gore tienen mucho que ver en hacerla atrevida.
Se agradece que en esta secuela se conozca un poco más de los cenobitas, y ciertos diálogos bastante ingeniosos, no hay mucho más, pero se deja ver, y logra causar cierta tensión.
Los efecvtos son muy buenos, todas las partes donde muestran cuerpos despellejados, de verdad parecen serlo, otros efectos si se nota el paso de los años, pero ese no.
Los fanáticos de lo morboso, lo absurdo y lo sordido, disfrutenla.

Ligeramente entretenida (es verdad, lo es) continuación de Hellraiser.
Pero aquí la violencia y lo gore parecen ser el objetivo (en vez del acompañamiento), sorprender y repeler con la casquería. Violencia burda y algo zafia en su planteamiento. Pues sí, hay escenas repulsivas pero ni de lejos llega al nivel sórdido, desesperado de la violencia que aparece en la primera. Una violencia y unas escenas repelentes en la primera pero que no son el objetivo; sólo acompañaban a una historia inteligente, desesperada, patética e incluso pasional (necrofilias aparte).

El argumento de esta secuela acaba siendo razonablemente interesante (tampoco vamos a aplaudir...) Pero el arranque es bobo y cutre a más no poder y con un preocupante tufillo a telefilm de sobremesa. Afortunadamente luego mejora, precisamente en la parte en que copian el planteamiento de "Dentro del laberinto". Claro que aquí no hay escenas divertidas sino sangre gratuita, y persecuciones insulsas.
Tampoco es que de mucho miedito esta parte, la verdad. Se agradece el homenaje a los cuadros de Escher; no sólo en la imagen global del laberinto sino también en varios cuadros que vemos en las habitaciones durante la película (también aparece en "Dentro del laberinto", por cierto).
Me gusta el planteamiento de que cada uno tiene su propio infierno y, creo, que es la parte más sensata de la insulsa persecución por el laberinto.
El combate entre bichos feos (cual Godzilla contra King Kong) tiene su punto interesante. A destacar el atisbo de explicación de las vidas previas de los demonios.

Todo el film tiene un aspecto de videoclip musical que te desilusiona. ¡Qué pena! No tiene la intriga y la atmósfera misteriosa de la primera. La música de la bso es buena, vale, y... no encaja nada (¡pero nada!) con el film. Parece la banda sonora para un E.T., o un Indiana Jones tal vez un Poltergeist pero en esta película no funciona: ¡meeec! Error.

Dirección aceptable, por lo menos tiene cierto ritmo. Aunque le falte el gancho y el talento de la primera. ¡Esa sí que era buena!

Lo que más me ha sorprendido de esta entrega es que es 100% continuación de la película anterior. Esperaba nuevos protagonistas cayendo en la trampa de las cajas, pero ahí tenemos de nuevo a Ashey Laurence luchando contra Clare Higgings.

En la película anterior, el grueso de la trama recaía sobre "los problemas familiares" de los protagonistas, por llamarlo de alguna forma. En esta entrega hay más tiempo para desarrollar el universo Hellraiser y mostrar a los espectadores las reglas por las que se rige. A mí me ha decepcionado, porque esperaba algo más normalizado. En lugar de eso, me he encontrado con un batiburrillo de imágenes y escenas y tramas que no se concretan en nada claro.

Pobre Kirsty, o como se escriba. Se escapa por los pelos de los cenobitas (los tíos estos pálidos de las tachas en la cabeza) en la primera parte, y al empezar la segunda acaba en el manicomio, con la mala suerte de que su psiquiatra es un sádico estudioso de las cajas infernales esas que pretende devolver a la vida a la malvada madrastra de Kirsty. Luego...bueno, luego todo es un galimatías sin pies ni cabeza donde nada de lo que ocurre tiene sentido ni relación alguna con la lógica, por interna que sea. Hay, claro está, escenas gore muy bien logradas, sexo raro con tipejas despellejadas, cajas que lanzan anzuelos y esas cosas tan de Clive Barker. Pero también hay secuencias absurdas, explicaciones que no vienen a cuento, efectos digitales primitivos y diálogos para besugos. Al principio crea cierta atmósfera...que luego se desvanece. A ratos despierta curiosidad...y a ratos cae en el ridículo más espantoso. Está a años luz de la primera parte, y si ya viste aquella esta te la puedes ahorrar sin remordimientos.

Le pongo un 5 "raspao" por algunas escenas gore potentes, por el diseño de alguna criatura que me pareció llamativo y por algún momento de humor negro. Y qué cojones, porque para rodar tamaño disparate hay que tenerlos bien puestos.

Apenas doce meses después del estreno de la insuperable “Hellraiser” (Clive Barker, 1987), la New World Pictures sacó a la luz “Hellbound (Hellraiser II)”, la previsible secuela visto el éxito de la cinta original. Vísteme despacio que tengo prisa.
Este segundo episodio de la franquicia cenobita podría definirse como un descenso guiado, a modo de tour turístico, al laberíntico infierno de Pinhead y compañía, que tira toda una hora de metraje a la basura intentando remakear burda y sonrojantemente la masterpiece original de Clive Barker. El remake lo entiendo pasado un tiempo prudencial, pero al cabo de menos de una año no me lo puedo tomar como otra cosa que no sea una broma.
Kirsty Cotton, tras lo acontecido en “Hellraiser”, se haya internada en un hospital psiquiátrico. Pero ni allí es capaz de olvidar a cierto cenobita y su troupe masoquista, o a Frank y Julia Cotton. Kirsty será atendida por el Dr. Phillip Channard, un tipo obsesionado con los cenobitas y con la Configuración del Lamento, que le dará más de un quebradero de cabeza a la joven.
A partir de ahí “Hellbound (Hellraiser II)”, ya con Barker recluido únicamente en la producción, cediéndole el testigo a Tony Randel y Peter Atkins en dirección y guion respectivamente, se divide casi en dos películas diferentes. Toda la primera hora de metraje se convierte, punto por punto, en una especie de basto e insufrible remake de la cinta de 1987, pero ya sin carisma, encanto o efectividad. Luego, en toda la parte final, “Hellbound (Hellraiser II)” saca esos últimos ases que hacen que realmente merezca la pena el film. Ahondar en el laberíntico y paranoico infierno cenobita, o descubrir lo que realmente son estos misteriosos seres, es un disfrute que bien vale el anterior peaje. En esta secuela también se acentúa el origen de Pinhead, pero la mayor parte de lo rodado a ese respecto se guardó para la tercera entrega de la saga.
Visualmente “Hellbound (Hellraiser II)” sigue siendo efectiva aun perdiendo carisma y encanto. La maquinaria construye cenobitas se puso aquí en marcha, y bien sabéis que todavía hoy no ha parado.
En fin, de las cuatro primeras entregas de la franquicia, que son las que de alguna manera forman canon argumental, “Hellbound (Hellraiser II)” es a la que más manía le tengo.