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De la vida de las marionetasTV

Drama Peter Egerman (Robert Atzorn) comete un horrible crimen: viola y estrangula a una prostituta. Del caso se ocupa el psicoanalista Mogens Jensen (Martin Benrath), pues él ya le había confesado en su consulta su deseo de asesinar a su mujer. A través de una investigación policíaca narrada en forma semidocumental, se va reconstruyendo el inquietante retrato del asesino, un hombre frustrado, sobre todo por el fracaso de su matrimonio, cuya ... [+]
Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
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6
31 de agosto de 2012
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película nos muestra como una persona sumergida en la depresión llega a
convertirse en un psicópata asesino. Una niñez con problemas debido a un padre
ausente y una madre autoritaria, un matrimonio desgastado y mentiroso, una vida
rutinaria...y la depresión. Una bomba a punto de estallar y encima un Psicoanalista
que viola todos los códigos éticos de la profesión, la confidencialidad de los
problemas de Peter al contarselo a su mujer, el no haber derivado a su paciente
a un Psiquiatra ya que sus problemas mentales necesitaban ser tratado con farmacos y
por si esto fuera poco, mantenia una relación con la mujer de Peter.
La primer película de Bergman que no me aburre, pero que no pasa de lo interesante, sigue en deuda conmigo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El psicoanalista en su informe medico final dice que con una sola palabra
bastaba para evitar el trágico final y esa palabra solo la tenía el y falló,
esto se llama mala praxis.
7
24 de septiembre de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estar cansado de la vida, causa principal de un asesino, pensamientos violentos y sueños transgresores, Bergman graba con estética moderna, la naturaleza no depende de que sea una persona seria o importante, que parezca vivir en un confortable equilibrio, un relato psiquiátrico sobre la ansiedad y la depresión, el miedo y los sueños hasta tambalear a la propia realidad: "quiero matar a alguien", el sexo y las infidelidades, remedios para tranquilizar el odio y la humillación, una seria interpretación de la psicología y las relaciones, una manera de buscar sentido a las disputas y un contacto con lo violento: "de qué forma la mata?", una expresión del asesinato como una experiencia sobrenatural y maravillosa.

Libertades y obsesiones, Bergman siempre encuentra el tormento hasta la exageración acentuada del desequilibrio, cine de palpitaciones contado por los testimonios a modo de investigación de documental, información narrada con conmoción, noches de insomnio, la intimidad y la reflexión, la rutina y los compromisos, el dominio de las fuerzas, contar con absoluta contundencia que las verdades son relativas, todos ellos aspectos que generan una causa global en el perfil de un asesino, aunque lo más importante es encontrarse atrapado por la figura materna primero y por la pareja después, es el génesis claro de la sensación de placer de acabar violentamente con la vida de alguien, la vida busca su salida entre el aburrimiento y el cansancio, entre ocupaciones y tendencias, y la encuentra en el alcohol y otras drogas, en los amantes y otras amistades, son las desgracias propias de un triunfador, es la tristeza y la angustia que apenas conocen pero que conducen sus vidas.

Teorías improvisadas sobre el cuerpo y la mente, el paso del tiempo y el reflejo de lo que queremos ser, de la ternura a la bestialidad hay un solo paso, una lucha de lo bello y lo sucio, de la amistad y la amenaza hasta que todo confluye en un mismo impulso, el castigo de los orgasmos en el barro, los sueños sobre flotar y golpear en una pareja que despilfarró su capital de amor, incapaces de otra cosa que la autodestrucción y sus consecuencias, la culpa y la vergüenza, la soledad, sin ventanas, sin aire, sin salida, es el escenario que representa un burdel y que resume una vida de perturbación que se desconoce porque no se domina.
7
12 de agosto de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la vida de las marionetas (1980) de Ingmar Bergman es un drama psicológico sobre un asesinato y su explicación a base de saltos temporales. Dirigida con un ritmo tranquilo y con el estilo personal y propio del director, es una obra que monta alrededor de un crimen un estupendo montaje de flash-back y flash-forward, para introducir al público en la mente del asesino y en las dudas del resto de personajes a su persona en un trabajo profundo digno de elogio. Realizada de manera astuta tiene un resultado admirable que merece la pena ser descubierto.
La fotografía es en color al principio y al final pero en blanco y negro mientras se examina el antes y el después del asesinato como parte de un innovador experimento. La música es escasa pero cuando entra en escena es intensa e inquietante en una hipnótica labor que acompañan el film de forma efectiva. Los planos y movimientos de cámara completan un enorme trabajo técnico que se basa en mostrar las expresiones de los protagonistas para psicoanalizarlas a través del uso del avanti, seguimiento, detalles, primeros y primerísimos planos.
Las actuaciones son cumplidoras. Como principal Robert Atzorn interpreta con inestabilidad psicológica y son convincentes los acompañamientos de Heinz Bennent, Martin Benrath, Toni Berger y Christine Buchegger. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios elegantes y variados según el personaje en una correcta dirección artística. Destaca por encima de todo el montaje con entrevistas explicativas en una abstracto y creativo trabajo, que no deja a nadie indiferente al parecer este un documental.
El guion, escrito por el director, es tortuoso al mostrar una historia intrigante no por saber quién lo hizo (ya que eso queda claro al principio), sino por mostrar una vez más la identidad del protagonista mediante la explicación de los que le conocen y rodean, señalando lo pernicioso y turbador que es la mente de este. Esto se lleva a cabo con una narrativa lejana y equilibrada por parte del intérprete principal que es sugerente y oscura, destapando su tétrica personalidad.
Para finalizar, la considero una obra profunda y algo hermética entre las cintas destacadas del director pero que sin embargo, tiene un montaje original alrededor de una historia turbia con varias personas intentando diseminar la personalidad del protagonista para llegar al fondo de la misma historia. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, planos y narrativa que vuelven a De la vida de las marionetas, un film recóndito y de difícil comprensión pero que gustará a los cinéfilos más experimentados.
8
2 de marzo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingmar Bergman siempre ha sido un director de talento, alguien capaz de hacer filmes que han influenciado a maestros como Woody Allen. Sin embargo, en ocasiones es también frío, alguien que se mueve cómodo en la intelectualidad y parece alejado de lo terrenal. Algunas de sus obras se miran con gran interés en las escuelas y no lograrían llenar butacas si se estrenasen hoy.

En cambio, "De la vida de las marionetas" logra aunar sus virtudes y anular ese posible defecto. Estamos ante una obra que habría fascinado a Freud y que, además, está hecha con un montaje atractivo, la reconstrucción de un misterioso y macabro asesinato. Su forma de ahondar en la psique de su protagonista es digna del más sesudo estudio.

La influencia de "Psicosis" es notable en este relayo que, de igual manera, nos hace incidir en un problema de la sofisticada y avanzada sociedad de los países nórdicas: el aburrimiento, el hastío, la falta de objetivos, etc. Sus personajes son tremendamente inteligentes y también, probablemente por eso, dados a la tristeza y la melancolía.

Prácticamente nada sobra en este viaje hecho con los trazos de un artista genial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Solamente sobra ese epílogo donde se incide en la homosexualidad bloqueada del protagonista. Con lo bien que ha contado Bergman todo, no hacía falta ese subrayado. Por lo demás, monólogos como el de amigo gay de la pareja tienen algunos de los momentos de mayor sinceridad que se hayan visto en un monólogo del celuloide. En serio, no dejen de vera, es una de las piezas a rescatar del director de trabajos como "El séptimo sello".
7
11 de mayo de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acorde con su habitual trayectoria, I. Bergman penetra en esos recovecos íntimos que casi nunca se confiesan a los demás y elabora su película en base a las emociones y a los sentimientos que se asocian al conflicto.
El relato adopta la forma de diálogos o monólogos sucesivos en los que la acción se identifica con la palabra.
El resultado es interesante si el espectador está dispuesto a aceptar la propuesta de un ejercicio de definición psicológica que aborda un problema desde distintos puntos de vista.
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