De la vida de las marionetasTV
1980 

7.5
2,718
Drama
Peter Egerman (Robert Atzorn) comete un horrible crimen: viola y estrangula a una prostituta. Del caso se ocupa el psicoanalista Mogens Jensen (Martin Benrath), pues él ya le había confesado en su consulta su deseo de asesinar a su mujer. A través de una investigación policíaca narrada en forma semidocumental, se va reconstruyendo el inquietante retrato del asesino, un hombre frustrado, sobre todo por el fracaso de su matrimonio, cuya ... [+]
26 de diciembre de 2013
26 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El frío y singular recurso con el que Bergman narra “De la vida de las marionetas”, no me permite encarar esta crítica desde otro prisma distinto al pragmatismo; y así:
De la vida de las marionetas es un retrato, el retrato roto en mil pedazos de la mente de un asesino, de sus impulsos, de sus temores y sus debilidades. Bergman se encargará de esparcir sobre la mesa los pedazos en forma de diálogos, entrevistas y confesiones que el espectador deberá ir recomponiendo para dar finalmente forma al retrato del asesino.
Personalmente es de todas las películas de Bergman (he visto unas 10 en el momento de hacer esta crítica) la que más me ha costado terminar de ver de un tirón. Cierto es que el cine del sueco no es precisamente un cine de entretenimiento, pero en mi opinión se abusa demasiado del recurso del diálogo. Si bien es cierto que éste constituye la mayor singularidad de esta obra, llega en ocasiones a resultar difuso y tedioso. Echo en falta en este sentido algo de contundencia en la narración, sin dejar de reconocer, por otro lado, lo atractivo, original y enigmático de la obra.
De la vida de las marionetas es un retrato, el retrato roto en mil pedazos de la mente de un asesino, de sus impulsos, de sus temores y sus debilidades. Bergman se encargará de esparcir sobre la mesa los pedazos en forma de diálogos, entrevistas y confesiones que el espectador deberá ir recomponiendo para dar finalmente forma al retrato del asesino.
Personalmente es de todas las películas de Bergman (he visto unas 10 en el momento de hacer esta crítica) la que más me ha costado terminar de ver de un tirón. Cierto es que el cine del sueco no es precisamente un cine de entretenimiento, pero en mi opinión se abusa demasiado del recurso del diálogo. Si bien es cierto que éste constituye la mayor singularidad de esta obra, llega en ocasiones a resultar difuso y tedioso. Echo en falta en este sentido algo de contundencia en la narración, sin dejar de reconocer, por otro lado, lo atractivo, original y enigmático de la obra.
16 de mayo de 2009
16 de mayo de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los comportamientos humanos diseccionados hasta el milímetro. La difícil frontera entre normalidad y patología, la dudosa verdad de ambos mundos y su separación conceptual. De todo esto nos habla Bergman en una película dura, sin concesiones, con imágenes potentes, con interpretaciones magníficas.
Y más: qué hay de predeterminación en nuestros actos, hasta qué punto nuestro perfil genético y la influencia del medio determinan la conducta. Preguntas que Bergman siempre se hizo, incluso referidas a sí mismo. En “Linterna mágica”, su autobiografía, el director sueco incluye al final una conmovedora conversación con su madre, fallecida hacía años. En ella le interroga sobre los porqués de las cosas, y, sobre todo, los porqués de su propio comportamiento, de su personalidad. Es decir, esta película podría verse en esa misma clave introspectiva, en ese mismo intento de explicarse y explicarnos las claves profundas de la existencia.
Hay momentos que recuerdan la desnudez emocional de “Gritos y susurros”, en donde también se recurría a unos primeros planos demoledores, implacables y absolutamente hermosos. En ellos no hay trampa ni cartón: exigen de los actores una exactitud interpretativa absoluta, una fidelidad a lo que el director y el guión pedían de ellos. Momentos de intensa profundidad, de desolado dramatismo, que comunican con nosotros utilizando un lenguaje subterráneo y explican de este modo las intenciones de la propia obra cinematográfica.
En algunos momentos el espectador puede quedarse hipnotizado, atrapado por lo que ocurre en la pantalla: es tal el nivel de creación de unas condiciones de verdad, de realismo.
Como la película aludida, es también una crónica de lo queda de la naturaleza bajo la capa de la cultura y los comportamientos sociales, de la soledad y de nuestras difíciles relaciones con la muerte. La nuestra y la de los demás.
Y más: qué hay de predeterminación en nuestros actos, hasta qué punto nuestro perfil genético y la influencia del medio determinan la conducta. Preguntas que Bergman siempre se hizo, incluso referidas a sí mismo. En “Linterna mágica”, su autobiografía, el director sueco incluye al final una conmovedora conversación con su madre, fallecida hacía años. En ella le interroga sobre los porqués de las cosas, y, sobre todo, los porqués de su propio comportamiento, de su personalidad. Es decir, esta película podría verse en esa misma clave introspectiva, en ese mismo intento de explicarse y explicarnos las claves profundas de la existencia.
Hay momentos que recuerdan la desnudez emocional de “Gritos y susurros”, en donde también se recurría a unos primeros planos demoledores, implacables y absolutamente hermosos. En ellos no hay trampa ni cartón: exigen de los actores una exactitud interpretativa absoluta, una fidelidad a lo que el director y el guión pedían de ellos. Momentos de intensa profundidad, de desolado dramatismo, que comunican con nosotros utilizando un lenguaje subterráneo y explican de este modo las intenciones de la propia obra cinematográfica.
En algunos momentos el espectador puede quedarse hipnotizado, atrapado por lo que ocurre en la pantalla: es tal el nivel de creación de unas condiciones de verdad, de realismo.
Como la película aludida, es también una crónica de lo queda de la naturaleza bajo la capa de la cultura y los comportamientos sociales, de la soledad y de nuestras difíciles relaciones con la muerte. La nuestra y la de los demás.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un hombre, cuya vida en apariencia es satisfactoria y normal, asesina y viola el cadáver de una prostituta. Diversas personas que le conocieron o tuvieron relaciones personales con él van aportando datos que explican, al menos en parte, las claves de esta acción inesperada y, hasta cierto punto, incomprensible.
9 de octubre de 2014
9 de octubre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A que se debe la ansiedad de Peter, a que el amor no es real. Tan existente como un manantial, de su amor brotaba veneno y miedo. Era por eso que estaba atacado por esa ansiedad de muerte, por esos deseos de asesinato; por ese horror a la muerte, que no era otra cosa que el deseo de la propia. La cuestión estaba en que Katarina, no creía en la existencia de su alma, por tanto no podía tener certeza del dolor; y sus sentimientos. No creía en el dolor, ni sentía respeto por el mismo. De esta manera, no se puede amar.
Saber que en la vida somos tan solo marionetas, nos evita visitas molestas. Esa tristeza de la que está compuesta el alma, que todos deberían conocer; está disponible ahí para ser pensada, sin necesidad de tratamiento. Es un único sufrimiento: el sufrimiento de vivir.
Saber que en la vida somos tan solo marionetas, nos evita visitas molestas. Esa tristeza de la que está compuesta el alma, que todos deberían conocer; está disponible ahí para ser pensada, sin necesidad de tratamiento. Es un único sufrimiento: el sufrimiento de vivir.
22 de febrero de 2018
22 de febrero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
62 años contaba el sr. Ingmar Bergman cuando se dispuso a abordar la que sería la penúltima obra, cinematográficamente hablando, de una extensa filmografía.
"De la Vida de las Marionetas" se rueda en Alemania porque él aún está fuera de su país por el problema de la evasión fiscal, y decide brindarnos un profundo análisis de aquellos personajes secundarios que hacían acto de presencia en "Secretos de un Matrimonio".
Una pareja, Peter y Katarina, que exhibe su odio en público durante una cena, los cuales estaban interpretados por Jan Malmsjö y Bibi Andersson. La película escudriña nuevamente en el universo tan personal de Bergman (repitiéndose patrones ya vistos en otros trabajos), ese en el que tantas veces se nos han desnudado matrimonios cuyos pesares les colocaba un paso más cerca de la ruptura; es un recurrente para este hombre, presa de una erotomanía galopante que le llevó a casarse con seis mujeres y relacionarse con otras muchas. "De la Vida de las Marionetas" se revela violenta, agresiva y áspera.
Tras haberse producido el brutal asesinato vamos atrás en el tiempo y nos disponemos a entrar en la vida de un matrimonio, Peter y Katarina Egermann, un matrimonio que se encamina a su autodestrucción por culpa de la indiferencia, las vacías emociones, las infidelidades, las mentiras, las inseguridades, la falta de confianza y de verdaderos sentimientos. Entre "flashbacks" y "flashforwards" somos testigos de cómo se radiografía la crisis de una pareja paralizada por su propio malestar, en la cual se ha instalado una distancia infranqueable sin posibilidad de arreglo.
Mientras, los distintos conocidos y familiares de Peter dudan y se sienten dolidos con respecto al crimen que se ha perpetrado. Un inspector que a veces se materializa en pantalla va recolectando información psicológica del asesino y así conocemos el mundo en el que éste habitaba: un mundo frío y sórdido, dominado por la hipocresía, la insatisfacción, el odio, la tediosa rutina y en el que un arrebato emocional se considera casi como una obscenidad y un atentado a las buenas costumbres. Factores que han conducido inevitablemente al estallido de violencia de Peter y al posterior homicidio de la joven "Ka".
El director se centra en el horror de la cotidianidad y el paulatino resquebrajamiento de la pareja, presa de un infierno sin salida donde el contacto repugna, las palabras son como espinas y las miradas se proyectan calculadoras y carentes de emoción. La clave es el pesimismo, sin filosofía ni existencia de Dios de por medio; todo eso es sustituye por una discusión frontal sobre la brutalidad del sexo, la hipocresía, el peso y el paso del tiempo, la sobreprotección familiar, la incomunicación, soledad e impotencia a cualquier nivel, de aquí se extrae lo más corrupto de cada elemento.
Todo en un extraño equilibrio que seguramente no alcanzaría la misma perfección que en otras ocasiones. La noción de angustia es perpetuamente interrogada por los personajes, como locura devoradora, ilusión irreductible, cara a cara entre el deseo y la muerte, prueba última de la verdad siguiendo el método policíaco que se nos presenta a modo de falso documental y fragmentado en un puzzle visual, algo que otorga un tono de crudo realismo, que hemos de juntar en tanto en cuanto más información se nos da de los protagonistas.
No encontramos a los actores predilectos del sueco, aunque esto lo cubre la solvencia de un gran reparto en el que destacan Robert Atzorn y Christine Buchegger, Walter Schmidinger maravilloso en el papel de Tim, el amigo homosexual atormentado con muchos secretos que revelar, y la brillante Rita Russek dando vida a la otra Katerina, la versión pasional de la verdadera que por desgracia es el desencadenante del homicidio, regresando de manera circular, del blanco y negro al color, a esa primera secuencia que marcaba el tono de desasosiego del film.
Se trata de la evocación de una agonía: deslumbrante como un fuego último, rojo como la sangre, y posteriormente negro como la muerte y blanco como el olvido.
"De la Vida de las Marionetas" pasa por ser de los films más explícitos, ácidos y desagradables de Bergman. No se ubica en la nómina de sus obras maestras, sin embargo posee una gran fuerza que merecería considerarse seriamente.
"De la Vida de las Marionetas" se rueda en Alemania porque él aún está fuera de su país por el problema de la evasión fiscal, y decide brindarnos un profundo análisis de aquellos personajes secundarios que hacían acto de presencia en "Secretos de un Matrimonio".
Una pareja, Peter y Katarina, que exhibe su odio en público durante una cena, los cuales estaban interpretados por Jan Malmsjö y Bibi Andersson. La película escudriña nuevamente en el universo tan personal de Bergman (repitiéndose patrones ya vistos en otros trabajos), ese en el que tantas veces se nos han desnudado matrimonios cuyos pesares les colocaba un paso más cerca de la ruptura; es un recurrente para este hombre, presa de una erotomanía galopante que le llevó a casarse con seis mujeres y relacionarse con otras muchas. "De la Vida de las Marionetas" se revela violenta, agresiva y áspera.
Tras haberse producido el brutal asesinato vamos atrás en el tiempo y nos disponemos a entrar en la vida de un matrimonio, Peter y Katarina Egermann, un matrimonio que se encamina a su autodestrucción por culpa de la indiferencia, las vacías emociones, las infidelidades, las mentiras, las inseguridades, la falta de confianza y de verdaderos sentimientos. Entre "flashbacks" y "flashforwards" somos testigos de cómo se radiografía la crisis de una pareja paralizada por su propio malestar, en la cual se ha instalado una distancia infranqueable sin posibilidad de arreglo.
Mientras, los distintos conocidos y familiares de Peter dudan y se sienten dolidos con respecto al crimen que se ha perpetrado. Un inspector que a veces se materializa en pantalla va recolectando información psicológica del asesino y así conocemos el mundo en el que éste habitaba: un mundo frío y sórdido, dominado por la hipocresía, la insatisfacción, el odio, la tediosa rutina y en el que un arrebato emocional se considera casi como una obscenidad y un atentado a las buenas costumbres. Factores que han conducido inevitablemente al estallido de violencia de Peter y al posterior homicidio de la joven "Ka".
El director se centra en el horror de la cotidianidad y el paulatino resquebrajamiento de la pareja, presa de un infierno sin salida donde el contacto repugna, las palabras son como espinas y las miradas se proyectan calculadoras y carentes de emoción. La clave es el pesimismo, sin filosofía ni existencia de Dios de por medio; todo eso es sustituye por una discusión frontal sobre la brutalidad del sexo, la hipocresía, el peso y el paso del tiempo, la sobreprotección familiar, la incomunicación, soledad e impotencia a cualquier nivel, de aquí se extrae lo más corrupto de cada elemento.
Todo en un extraño equilibrio que seguramente no alcanzaría la misma perfección que en otras ocasiones. La noción de angustia es perpetuamente interrogada por los personajes, como locura devoradora, ilusión irreductible, cara a cara entre el deseo y la muerte, prueba última de la verdad siguiendo el método policíaco que se nos presenta a modo de falso documental y fragmentado en un puzzle visual, algo que otorga un tono de crudo realismo, que hemos de juntar en tanto en cuanto más información se nos da de los protagonistas.
No encontramos a los actores predilectos del sueco, aunque esto lo cubre la solvencia de un gran reparto en el que destacan Robert Atzorn y Christine Buchegger, Walter Schmidinger maravilloso en el papel de Tim, el amigo homosexual atormentado con muchos secretos que revelar, y la brillante Rita Russek dando vida a la otra Katerina, la versión pasional de la verdadera que por desgracia es el desencadenante del homicidio, regresando de manera circular, del blanco y negro al color, a esa primera secuencia que marcaba el tono de desasosiego del film.
Se trata de la evocación de una agonía: deslumbrante como un fuego último, rojo como la sangre, y posteriormente negro como la muerte y blanco como el olvido.
"De la Vida de las Marionetas" pasa por ser de los films más explícitos, ácidos y desagradables de Bergman. No se ubica en la nómina de sus obras maestras, sin embargo posee una gran fuerza que merecería considerarse seriamente.
15 de junio de 2013
15 de junio de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que pareciera encerrar más profundidad de la que en realidad podría tener. La trama inicia con una escena de crimen intensa y que sin gran excentricidad atrapan la atención desde el inicio, la cual poco a poco va decayendo hasta la parte media. Los detalles del crimen poco a poco se desmenuzan enfocándose en la introspección psicológica, por medio de diálogos bastante interesantes y enigmáticos aunque un poco divagantes. La narrativa es a base de escenas a manera de episodios que saltan en el tiempo antes y después de los eventos, que más parecieran actos, debido a la teatralidad y poco movimiento que contienen, casi discursivas o retóricas, más algunas escenas imaginativas donde la estética y la dirección cambian a un estilo onírico muy minimalista que transmiten suspenso y algo de erotismo. En la parte media hay varias escenas de diálogos algo monótonas que pueden aburrir, cerca del final el tono del drama crece aunque no con suficiente intensidad pero sin dejar de ser inquietante el estudiar la psicología no solo del protagonista sino de todos los personajes. Al final todo el asunto psicológico no convence del todo ya que aunque se explica, no se transmite con claridad y contundencia el sentir del protagonista. Termina con un guión no lo suficientemente sólido o claro en su objetivo pero con la sensación de haber visto algo más que interesante quizá para verse más de una vez.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here