De la vida de las marionetasTV
1980 

7.5
2,718
Drama
Peter Egerman (Robert Atzorn) comete un horrible crimen: viola y estrangula a una prostituta. Del caso se ocupa el psicoanalista Mogens Jensen (Martin Benrath), pues él ya le había confesado en su consulta su deseo de asesinar a su mujer. A través de una investigación policíaca narrada en forma semidocumental, se va reconstruyendo el inquietante retrato del asesino, un hombre frustrado, sobre todo por el fracaso de su matrimonio, cuya ... [+]
22 de febrero de 2015
22 de febrero de 2015
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo Bergman podría hacer lo que hizo en "De la vida de las marionetas", una historia de lo más normal que el director transforma a su manera, con su estilo, para contárnosla tal cual le pareció a él. Lo más notable es su arranque, para que quede claro de qué hablamos desde el principio, de un chalado, de un loco, un ser humano infame que se dedica a asesinar y a violar. De ahí en adelante todo es caer, todo es el descenso típico de las películas de Bergman que a tantos de sus seguidores gusta, todo es verborrea de gente inteligente, de gente superior que perciben la existencia a su manera y son capaces de aburrir a las ostras.
Porque nuestro vecino del quinto podría ser un chalado también, un psycho-killer, vive en nuestro edificio y lo saludamos en el rellano. Pero seguro que no es como el de Bergman, seguro que en el caso de convencernos de que tenemos un loco a nuestro alrededor no lo explicaríamos de la manera en que lo hace el sueco. Me parece muy bien que el matrimonio del chalado sea una farsa, que su madre sea una momia viva y que todo se viera venir de lejos a ojos de su psiquiatra... Pero eso me aburre, inevitablemente me aburre. ¿Ese amigo común homosexual no aburre a nadie?; ¿cuando habla ese tal Tim, tan "bergmaniano", no es para apagar la televisión?
Lo cierto es que sigo perdiendo el tiempo con Bergman, y volveré a caer, y volveré aquí para decir que no es para tanto, que está bien, que por ejemplo "De la vida de las marionetas" es coherente, que está bien hecha, que si el B/N y el color, el espejo del alma, las idas de olla del ser humano y los grandes problemas sexuales que parecen tener todos... Y que está a años luz de producirme fascinación, y que me aburre...
Porque nuestro vecino del quinto podría ser un chalado también, un psycho-killer, vive en nuestro edificio y lo saludamos en el rellano. Pero seguro que no es como el de Bergman, seguro que en el caso de convencernos de que tenemos un loco a nuestro alrededor no lo explicaríamos de la manera en que lo hace el sueco. Me parece muy bien que el matrimonio del chalado sea una farsa, que su madre sea una momia viva y que todo se viera venir de lejos a ojos de su psiquiatra... Pero eso me aburre, inevitablemente me aburre. ¿Ese amigo común homosexual no aburre a nadie?; ¿cuando habla ese tal Tim, tan "bergmaniano", no es para apagar la televisión?
Lo cierto es que sigo perdiendo el tiempo con Bergman, y volveré a caer, y volveré aquí para decir que no es para tanto, que está bien, que por ejemplo "De la vida de las marionetas" es coherente, que está bien hecha, que si el B/N y el color, el espejo del alma, las idas de olla del ser humano y los grandes problemas sexuales que parecen tener todos... Y que está a años luz de producirme fascinación, y que me aburre...
31 de julio de 2010
31 de julio de 2010
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá del tópico y las generalizaciones -aunque sin descartarlas completamente tampoco- Bergman se sirve de esta peli para adentrarse, una vez más, en los enrevesados y complejos vericuetos de las relaciones matrimoniales. Un territorio que el sueco conoce a la perfección y del que -como siempre- suele valerse para mostrarle al espectador sus facetas más introspectivas y sombrías. Esta vez, sin embargo, haciendo hincapié en las posibles causas y los inevitables efectos de un acontecimiento trascendental: el asesinato de una prostituta. La accidental y fortuita víctima de un hombre cuyo desmoronamiento emocional y moral constituye el epicentro de esta subyugante y poliédrica exposición cinematográfica de Bergman.
Y aunque huelga decir, por mi valoración, que “De la vida de las marionetas” me ha fascinado por varias razones (la comunión entre fondo y forma, por ejemplo, es excepcional) he de añadir, sin embargo, que no ha conseguido impresionarme como sí lo habían conseguido otras obras del sueco. Posiblemente porque mi talante mediterráneo no consigue conectar del todo con la fría y calculadora psique nórdica de sus protagonistas. Seres frívolos, acomplejados, depresivos… Burgueses que se aburren y que se montan mil y una historias en sus cabezas porque no tienen que preocuparse por su hipoteca y prefieren dejar aflorar sus traumas del pasado y sus neuras presentes para combatir ese estado de comodidad permanente.
Aún así, lo dicho: magnífica incursión de Bergman en la cuarta dimensión del matrimonio y otra más del sueco a añadir en mi modesto historial gafapasta, que ya conviene...
Y aunque huelga decir, por mi valoración, que “De la vida de las marionetas” me ha fascinado por varias razones (la comunión entre fondo y forma, por ejemplo, es excepcional) he de añadir, sin embargo, que no ha conseguido impresionarme como sí lo habían conseguido otras obras del sueco. Posiblemente porque mi talante mediterráneo no consigue conectar del todo con la fría y calculadora psique nórdica de sus protagonistas. Seres frívolos, acomplejados, depresivos… Burgueses que se aburren y que se montan mil y una historias en sus cabezas porque no tienen que preocuparse por su hipoteca y prefieren dejar aflorar sus traumas del pasado y sus neuras presentes para combatir ese estado de comodidad permanente.
Aún así, lo dicho: magnífica incursión de Bergman en la cuarta dimensión del matrimonio y otra más del sueco a añadir en mi modesto historial gafapasta, que ya conviene...
16 de mayo de 2007
16 de mayo de 2007
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de Bergman tienen una notable virtud (bueno, y no sólo esta cualidad): no dejan indiferente a nadie. Las amas o las odias, te hacen reflexionar y emocionarte, o te exasperan. Tiene un puñado de obras maestras (entre ellas "Fresas salvajes" o "Persona"), películas muy buenas ("Sonata de otoño" o "Gritos y sususurros", son sólo ejemplos), y películas buenas, como la que comento (aquí incluiría también, de las que he visto, "El rostro", por ejemplo).
Se trata de la reconstrucción, gracias a un investigador, de un crimen cometido por Peter Egerman, el cual asesinó a una prostituta. Uno se acuerda, si echamos mano a referencias literarias, de "Crimen y castigo" en algunos momentos del largometraje. El tipo es un psicópata desubicado, atrapado en un matrimonio que hace tiempo que está roto, que se debate entre sus tendencias homosexuales y su atracción por el abismo. Le pasa algo, pero no sabemos exactamente qué. Sólo apreciamos que tiene ganas de matar a alguien, quizá es la manera de afirmar su descontento con todo lo que le rodea, su manera de saciar su inconformismo o su inadaptación, o de purgar sus frustraciones. Ocurre como las marionetas, que son muñecos que parece que tienen movimiento autónomo pero no es así, hay una mano (de una persona) que las maneja. Así ocurre con casi todos los personajes de esta desconcertante historia. Hay fuerzas oscuras que empujan a todos a actuar de determinada manera sin que ellos mismos acierten a comprender por qué lo hacen. No hay reflexiones de profundo calado, como en otras obras del director sueco, se centra en las relaciones personales, en el crimen, y de soslayo trata el tema de la homosexualidad.
Momento memorable: la lectura de su propia carta, que la recita el mismno (es un recurso habitual en la filmografía de Bergman). Este recitado se alterna con bellísimas imágenes del matrimonio, desnudo, en un lugar inconcreto.
La película está rodada en color (principo y final) y en blanco y negro.
Se trata de la reconstrucción, gracias a un investigador, de un crimen cometido por Peter Egerman, el cual asesinó a una prostituta. Uno se acuerda, si echamos mano a referencias literarias, de "Crimen y castigo" en algunos momentos del largometraje. El tipo es un psicópata desubicado, atrapado en un matrimonio que hace tiempo que está roto, que se debate entre sus tendencias homosexuales y su atracción por el abismo. Le pasa algo, pero no sabemos exactamente qué. Sólo apreciamos que tiene ganas de matar a alguien, quizá es la manera de afirmar su descontento con todo lo que le rodea, su manera de saciar su inconformismo o su inadaptación, o de purgar sus frustraciones. Ocurre como las marionetas, que son muñecos que parece que tienen movimiento autónomo pero no es así, hay una mano (de una persona) que las maneja. Así ocurre con casi todos los personajes de esta desconcertante historia. Hay fuerzas oscuras que empujan a todos a actuar de determinada manera sin que ellos mismos acierten a comprender por qué lo hacen. No hay reflexiones de profundo calado, como en otras obras del director sueco, se centra en las relaciones personales, en el crimen, y de soslayo trata el tema de la homosexualidad.
Momento memorable: la lectura de su propia carta, que la recita el mismno (es un recurso habitual en la filmografía de Bergman). Este recitado se alterna con bellísimas imágenes del matrimonio, desnudo, en un lugar inconcreto.
La película está rodada en color (principo y final) y en blanco y negro.
4 de agosto de 2008
4 de agosto de 2008
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la vida de las marionetas es una vez más una complejísima película de Bergam sobre el análisis de nuestras psicologías, de nuestros actos y hechos.
Complejísima y a su vez sencilla elaboración impregnada de ese lado teatral que caracteriza a sus películas además de austero y rígido.
Complejísimo guión donde se desarrollan los pensamientos, psicología y a su vez lo temores de un grupo de personas que serán unidos todos por el asesinato de una prostituta.
Bergman se sirve una vez más de este hecho para analizar el porqué de este acto, el porqué de esa necesidad de tener que matar a alguien, hasta donde pueden llegar los desequilibrios de una persona para llegar a ese punto.
De esto se encarga Bergman en esta película de querer analizar el porqué de estos hechos, una persona joven, donde ha triunfado en su trabajo, con una mujer guapa y decidida que le quiere, una persona que lo tiene todo, en teoría pero lo que más le falla es su autoconocimiento, taras de la infancia, eslabones de una cadena sin unir muestran la psicología de una persona que sin ninguna razón aparente tiene que asesinar a alguien.
Complejísimo análisis del personaje a través de las entrevistas realizadas a personas que le rodean, mujer, amigos de la mujer, madre, psiquiatra, todos hablan sobre el protagonista además de mostrarse ellos mismos, mostrar también sus temores, sus taras, su errores, sus miedos…personajes que en apariencia parecen tenerlo todo, grandes trabajos, pisos preciosos, una vida social llena de reuniones, compromisos, viajes…pero en el fondo personas vacías, todos sienten miedo a la vida.
Ese es para mí el análisis psicológico que Bergman, una vez más, vuelve a realizar a sus personajes, obsesionado por el autoconocimiento en varios aspectos tales como religión, matrimonio, sexualidad, vida sentimental, la muerte, las angustias, temas que le obsesionan y sabe poner en boca de sus personajes sus propios miedos y temores hacia la vida.
Quizás la película peca solamente de una cosa, demasiada sobriedad y austeridad pues hay películas igual de sobrias pero hace poco una amiga me dijo una buena comparación entre las tres películas dirigidas por Liv Ullmann y el cine de Bergman.
Las tres películas de Ullmann son el buen ejemplo de una alumna aplicada y talentosa que ha trabajado con Bergman pero sus películas tienen esa sensibilidad femenina que Bergman no sabía dar a sus películas, son demasiado sobrias.
A pesar de todo estamos ante un director irrepetible de la historia del cine y para mí uno de mis preferidos pues es capaz de mostrar la angustia personal reflejada en el cine y en sus personajes, un buen ejemplo de terapia personal.
Somos marionetas donde los hilos de nuestro cuerpo están movidos por nuestras emociones.
Complejísima y a su vez sencilla elaboración impregnada de ese lado teatral que caracteriza a sus películas además de austero y rígido.
Complejísimo guión donde se desarrollan los pensamientos, psicología y a su vez lo temores de un grupo de personas que serán unidos todos por el asesinato de una prostituta.
Bergman se sirve una vez más de este hecho para analizar el porqué de este acto, el porqué de esa necesidad de tener que matar a alguien, hasta donde pueden llegar los desequilibrios de una persona para llegar a ese punto.
De esto se encarga Bergman en esta película de querer analizar el porqué de estos hechos, una persona joven, donde ha triunfado en su trabajo, con una mujer guapa y decidida que le quiere, una persona que lo tiene todo, en teoría pero lo que más le falla es su autoconocimiento, taras de la infancia, eslabones de una cadena sin unir muestran la psicología de una persona que sin ninguna razón aparente tiene que asesinar a alguien.
Complejísimo análisis del personaje a través de las entrevistas realizadas a personas que le rodean, mujer, amigos de la mujer, madre, psiquiatra, todos hablan sobre el protagonista además de mostrarse ellos mismos, mostrar también sus temores, sus taras, su errores, sus miedos…personajes que en apariencia parecen tenerlo todo, grandes trabajos, pisos preciosos, una vida social llena de reuniones, compromisos, viajes…pero en el fondo personas vacías, todos sienten miedo a la vida.
Ese es para mí el análisis psicológico que Bergman, una vez más, vuelve a realizar a sus personajes, obsesionado por el autoconocimiento en varios aspectos tales como religión, matrimonio, sexualidad, vida sentimental, la muerte, las angustias, temas que le obsesionan y sabe poner en boca de sus personajes sus propios miedos y temores hacia la vida.
Quizás la película peca solamente de una cosa, demasiada sobriedad y austeridad pues hay películas igual de sobrias pero hace poco una amiga me dijo una buena comparación entre las tres películas dirigidas por Liv Ullmann y el cine de Bergman.
Las tres películas de Ullmann son el buen ejemplo de una alumna aplicada y talentosa que ha trabajado con Bergman pero sus películas tienen esa sensibilidad femenina que Bergman no sabía dar a sus películas, son demasiado sobrias.
A pesar de todo estamos ante un director irrepetible de la historia del cine y para mí uno de mis preferidos pues es capaz de mostrar la angustia personal reflejada en el cine y en sus personajes, un buen ejemplo de terapia personal.
Somos marionetas donde los hilos de nuestro cuerpo están movidos por nuestras emociones.
5 de diciembre de 2012
5 de diciembre de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disección de un crimen y las razones, si por razón responde el impulso psicopático, del inteligente ejecutor.
Ingmar Bergman luce en este trabajo sus conocimientos psicoanalíticos y se coloca al otro lado del diván, tratando de encontrar un porqué al comportamiento agresivo de un hombre culto y refinado, un burgués al que las frías relaciones afectivas le llevan a bañarse, entre la realidad y la pesadilla, en la sangre de una mujer que calienta las camas del prójimo.
Ésta es una de las tres películas que el maestro sueco rodó en Alemania en donde se había auto-exiliado tras el escándalo económico (evasión de impuestos), que posteriormente se demostró involuntario: sin culpabilidad, ni conocimiento por parte del director. La traumática experiencia llevó al sensible creador a un psiquiátrico en el que fue tratado y donde le imagino sosteniendo conversaciones de altísimo nivel filosófico con sus médicos; parecidas, posiblemente, a las que utiliza en este drama que habla de la fragilidad del discernimiento. como si en ocasiones no fuéramos nosotros quienes decidimos, si no aquel invisible ser que tira de las cuerdas.
Ingmar Bergman luce en este trabajo sus conocimientos psicoanalíticos y se coloca al otro lado del diván, tratando de encontrar un porqué al comportamiento agresivo de un hombre culto y refinado, un burgués al que las frías relaciones afectivas le llevan a bañarse, entre la realidad y la pesadilla, en la sangre de una mujer que calienta las camas del prójimo.
Ésta es una de las tres películas que el maestro sueco rodó en Alemania en donde se había auto-exiliado tras el escándalo económico (evasión de impuestos), que posteriormente se demostró involuntario: sin culpabilidad, ni conocimiento por parte del director. La traumática experiencia llevó al sensible creador a un psiquiátrico en el que fue tratado y donde le imagino sosteniendo conversaciones de altísimo nivel filosófico con sus médicos; parecidas, posiblemente, a las que utiliza en este drama que habla de la fragilidad del discernimiento. como si en ocasiones no fuéramos nosotros quienes decidimos, si no aquel invisible ser que tira de las cuerdas.
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