La dolce vita
1960 

7.7
26,132
Drama. Comedia
Marcello Rubini es un desencantado periodista romano, en busca de celebridades, que se mueve con insatisfacción por las fiestas nocturnas que celebra la burguesía de la época. Merodea por distintos lugares de Roma, siempre rodeado de todo tipo de personajes, especialmente de la élite de la sociedad italiana. En una de sus salidas se entera de que Sylvia, una célebre diva del mundo del cine, llega a Roma, cree que ésta es una gran ... [+]
15 de abril de 2007
15 de abril de 2007
68 de 123 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La Dolce Vita” de Federico Fellini, ganadora, en sus días de vino y rosas, de dos Oscar´s (“Mejor Diseño de Vestuario” y “Mejor película de habla no inglesa”) y de la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cannes.
H - A - S - T - Í – O, “hastío”, mientras veía esta cosa italiana pronuncié esa palabra como sólo lo podría hacer Nabokov, con la intensidad y la honestidad de una emoción digna y sincera. Durante las tres horas de visionado se me ocurrieron palabras similares continuamente, para expresar lo que sentía, tales como “aburrimiento”, “cansancio”, “pesadez genital”, etc.
“La Dolce Vita” de Fellini responde a uno de los tópicos más simplones del cine de autor, la ruptura modernista de un concepto artístico para representar la realidad cotidiana, sin edulcorantes necesarios, para el espectador dejado de la mano de Dios, aquel que no se deja arrastrar por la fama, el nombre y la presión ejercida por críticos de medio mundo.
Ni la pseudociencia (como muestra de la ilimitada posibilidad imaginativa del ser humano), ni el mejor programa de Iker Jiménez, tendrían más capacidad que la película de Fellini para expresar los clichés intelectuales de una generación, compuesta por vagos y maleantes de la peor calaña del cine italiano.
Si tuviera que valorar a esta película con el corazón lo haría desde el odio supremo, con el tipo de ira que siente el personajillo que no le satisface que le vendan motos romanas sesenteras, en plena castellana y en la actualidad, con nocturnidad y alevosía, ya que esta película está desfasada desde el comienzo, aburriendo a extraterrestres jóvenes como yo.
Los personajes pretenden mostrar genialidad cuando únicamente sabrían escribir la “o” con un canuto, si tuvieran el canuto y la “o”. Son vacías muestras de estupidez burguesa, de ridiculez aristocrática. Las conversaciones, las tramas, los seres humanos que se esconden detrás de las poses intelectualoides, representan el infantilismo de una generación que evitaba pensar en su derrota de la 2ª Guerra Mundial, practicando un cine acomodaticio, de poco riesgo, donde se tocan emociones complejas con la sencillez de quien pasea una cabra, y la efectividad de quien la deja en mitad de un monte quemado para que paste ceniza de la buena.
Mastroniani y demás actores, con sus expresiones de muermos de perfiles redondeados, poseen vidas interesantes por la casualidad de las oportunidades aprovechadas, me estresan hasta la desesperación, provocándome un maltrato psicológico delictivo; me encantaría denunciarles a todos, en el juzgado de guardia más cercano, lo haría si tuviera los papeles en regla.
Y la película acaba y lloro…, lloro de felicidad lágrimas de tres pulgadas; mi rostro congestionado moquea suspiros de alivio y alaridos de euforia, ya suponen que ni el cuervo de Edgar Allan Poe pronunciaría con más fuerza las dos palabras con las que cierro esta sección: nunca más.
H - A - S - T - Í – O, “hastío”, mientras veía esta cosa italiana pronuncié esa palabra como sólo lo podría hacer Nabokov, con la intensidad y la honestidad de una emoción digna y sincera. Durante las tres horas de visionado se me ocurrieron palabras similares continuamente, para expresar lo que sentía, tales como “aburrimiento”, “cansancio”, “pesadez genital”, etc.
“La Dolce Vita” de Fellini responde a uno de los tópicos más simplones del cine de autor, la ruptura modernista de un concepto artístico para representar la realidad cotidiana, sin edulcorantes necesarios, para el espectador dejado de la mano de Dios, aquel que no se deja arrastrar por la fama, el nombre y la presión ejercida por críticos de medio mundo.
Ni la pseudociencia (como muestra de la ilimitada posibilidad imaginativa del ser humano), ni el mejor programa de Iker Jiménez, tendrían más capacidad que la película de Fellini para expresar los clichés intelectuales de una generación, compuesta por vagos y maleantes de la peor calaña del cine italiano.
Si tuviera que valorar a esta película con el corazón lo haría desde el odio supremo, con el tipo de ira que siente el personajillo que no le satisface que le vendan motos romanas sesenteras, en plena castellana y en la actualidad, con nocturnidad y alevosía, ya que esta película está desfasada desde el comienzo, aburriendo a extraterrestres jóvenes como yo.
Los personajes pretenden mostrar genialidad cuando únicamente sabrían escribir la “o” con un canuto, si tuvieran el canuto y la “o”. Son vacías muestras de estupidez burguesa, de ridiculez aristocrática. Las conversaciones, las tramas, los seres humanos que se esconden detrás de las poses intelectualoides, representan el infantilismo de una generación que evitaba pensar en su derrota de la 2ª Guerra Mundial, practicando un cine acomodaticio, de poco riesgo, donde se tocan emociones complejas con la sencillez de quien pasea una cabra, y la efectividad de quien la deja en mitad de un monte quemado para que paste ceniza de la buena.
Mastroniani y demás actores, con sus expresiones de muermos de perfiles redondeados, poseen vidas interesantes por la casualidad de las oportunidades aprovechadas, me estresan hasta la desesperación, provocándome un maltrato psicológico delictivo; me encantaría denunciarles a todos, en el juzgado de guardia más cercano, lo haría si tuviera los papeles en regla.
Y la película acaba y lloro…, lloro de felicidad lágrimas de tres pulgadas; mi rostro congestionado moquea suspiros de alivio y alaridos de euforia, ya suponen que ni el cuervo de Edgar Allan Poe pronunciaría con más fuerza las dos palabras con las que cierro esta sección: nunca más.
31 de mayo de 2016
31 de mayo de 2016
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi tres horas de metraje se hacen bastante insufribles, solo las locura del breve episiodio en que aparece Anita Ekberg anima un poco la cinta.
Presenta una serie de episodios muy decadentes: el milagro de la aparición, el final de la familia unida y tan envidiada en el círculo, la noche de espiritismo, etc.
Y a las mujeres las presentan como criaturas con poca estabilidad: Emma suplicando siempre que la quiera Marcello, Maddalena como representante de las mujeres que lo tienen todo económicamente y no saben que hacer con su vida, Sylvia la gran actriz que sin embargo está sometida a la tiranía de un hombre que hasta la golpea. Sí parecen mujeres con fama, dinero, recursos pero que no saben manejar su vida y algunas se autollaman o les llaman putas al final de la cinta. "Que bello retrato"
Se puede decir que el éxito de esta película se llama Anita Ekberg (Sylvia) pero que solo tiene unas cuantas escenas al principio de la misma.
Presenta una serie de episodios muy decadentes: el milagro de la aparición, el final de la familia unida y tan envidiada en el círculo, la noche de espiritismo, etc.
Y a las mujeres las presentan como criaturas con poca estabilidad: Emma suplicando siempre que la quiera Marcello, Maddalena como representante de las mujeres que lo tienen todo económicamente y no saben que hacer con su vida, Sylvia la gran actriz que sin embargo está sometida a la tiranía de un hombre que hasta la golpea. Sí parecen mujeres con fama, dinero, recursos pero que no saben manejar su vida y algunas se autollaman o les llaman putas al final de la cinta. "Que bello retrato"
Se puede decir que el éxito de esta película se llama Anita Ekberg (Sylvia) pero que solo tiene unas cuantas escenas al principio de la misma.
11 de febrero de 2009
11 de febrero de 2009
27 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La extraordinaria armonía de imágenes e ideas que el genio de Fellini imprimió en la sucesión de cada escena perdura intacta. El tiempo lejos de dañar su materia acentúa su belleza y su hondura, la eleva al estatus del ídolo venerado en la particular mitología que la historia del cine establece.
La galería de personajes se imprime en la memoria del espectador: Marcello, Emma, Anita Ekberg, la amante aristócrata, el padre, el intelectual Steiner, su familia y sus amigos, la joven que Marcello conoce en la cantina, el grupo de juerguistas, los paparazzi, los niños que obran el milagro, los aristócratas que juegan con fantasmas… Mientras, avanza de asombro en asombro:
La galería de personajes se imprime en la memoria del espectador: Marcello, Emma, Anita Ekberg, la amante aristócrata, el padre, el intelectual Steiner, su familia y sus amigos, la joven que Marcello conoce en la cantina, el grupo de juerguistas, los paparazzi, los niños que obran el milagro, los aristócratas que juegan con fantasmas… Mientras, avanza de asombro en asombro:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
el helicóptero con la escultura de Jesucristo que sobrevuela Roma
Marcello junto con los paparazzi persiguiendo a la fama y la belleza por las escaleras del campanario
Marcello acariciando el rostro de Anita Ekberg en las aguas de la Fontana di Trevi
la sesión de espiritismo en el castillo y el roce de la piel entre las sombras
la venganza de la aristocracia hastiada de la vida, de la seducción y del amor
Marcello arañando momentos de diversión y placer a las últimas horas de la noche
la escena final en la playa con el monstruo marino
Marcello, arrodillado en la arena incapaz de entender a la joven y su verdad sobre
el ansia de fama y dinero,
los espejismos del arte,
la inutilidad de la religión,
el secreto de la belleza,
el cultivo del arte y la escritura,
la familia, el paso del tiempo,
el placer, el amor, el deseo
A diferencia de él, no somos imperecederos. Tan sólo una mirada sobre la pantalla. Al menos, entendemos el esplendor de una decadencia sabia.
Marcello junto con los paparazzi persiguiendo a la fama y la belleza por las escaleras del campanario
Marcello acariciando el rostro de Anita Ekberg en las aguas de la Fontana di Trevi
la sesión de espiritismo en el castillo y el roce de la piel entre las sombras
la venganza de la aristocracia hastiada de la vida, de la seducción y del amor
Marcello arañando momentos de diversión y placer a las últimas horas de la noche
la escena final en la playa con el monstruo marino
Marcello, arrodillado en la arena incapaz de entender a la joven y su verdad sobre
el ansia de fama y dinero,
los espejismos del arte,
la inutilidad de la religión,
el secreto de la belleza,
el cultivo del arte y la escritura,
la familia, el paso del tiempo,
el placer, el amor, el deseo
A diferencia de él, no somos imperecederos. Tan sólo una mirada sobre la pantalla. Al menos, entendemos el esplendor de una decadencia sabia.
14 de septiembre de 2009
14 de septiembre de 2009
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un aburrimiento de película junto al Gatopardo de Visconti. La primera hora y media se aguanta porque tienes que aguantar a pocos elementos de esa sociedad aburguesada, pero el resto es un monumento a la mísera nada o a la repetición constante del mismo mensaje. Prefiero millones de veces Amarcord, eso si es una película mágica.
4 de febrero de 2010
4 de febrero de 2010
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es la historia de la búsqueda personal de un hombre.
Este hombre, si bien tiene aspiraciones intelectuales, debe ganarse la vida como reportero de farándula. Tiene una posesiva pareja a la que aparentemente no soporta, pero al mismo tiempo no puede dejar. Quiere escribir un libro, pero no tiene mucho tiempo para ello, pues su trabajo, mujer y estilo de vida se lo impiden. Su modelo de vida es el de un refinado intelectual (Steiner) que parece ser la única persona que le otorga verdadera paz.
Entre juergas nocturnas y conquistas amorosas seguimos a un personaje que pretende no ser tan banal como su vida exterior aparenta, que se resiste a crecer a pesar que intuye que la vida le pesenta otras alternativas a su juerga perpetua.
(sigo en el spoiler)
Este hombre, si bien tiene aspiraciones intelectuales, debe ganarse la vida como reportero de farándula. Tiene una posesiva pareja a la que aparentemente no soporta, pero al mismo tiempo no puede dejar. Quiere escribir un libro, pero no tiene mucho tiempo para ello, pues su trabajo, mujer y estilo de vida se lo impiden. Su modelo de vida es el de un refinado intelectual (Steiner) que parece ser la única persona que le otorga verdadera paz.
Entre juergas nocturnas y conquistas amorosas seguimos a un personaje que pretende no ser tan banal como su vida exterior aparenta, que se resiste a crecer a pesar que intuye que la vida le pesenta otras alternativas a su juerga perpetua.
(sigo en el spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cada escena de esta película me parece una pieza importante del rompecabezas que sirve para enteder la vida de Marcello, pero resalto algunas:
1. El encuentro con el padre. Juerguista como Marcello, demuestra que todo tiene su tiempo en la vida. Al final de la noche se siente cansado, deprimido y solo busca volver con su esposa.
2. La relación con su pareja. Después de reprocharle su amor posesivo y maternal, que dice no soportar, vuelve por ella y amanece en sus brazos como un hijo en brazos de su madre.
3. La muerte de Steiner. Es la muerte de los ídolos, la muerte de los paradigmas. El suicidio de Steiner y asesinato de sus hijos mata las esperanzas de Marcello. En su camino hacia el cinismo, la muerte de Stenier acaba con la poca fé que le quedaba. Su más grande modelo resultó ser el peor hombre de todos. No se trata solo de la muerte de Dios: es entender que Dios ha sido en realidad un mounstruo. Después de eso es facil caer en el vacío.
4. La niña de la playa. Simboliza la inocencia perdida de Marcello y la posibilidad de una vida diferente. Al final de la película le llama pero Marcello no le escucha, por el ruido del mar o porque no quiere escucharle. Prefiere alejarse a su vacío estilo de vida habitual, empeorado a raíz de la muerte de Steiner. La comprensiva sonrisa de la niña, que de pronto nos ve a todos nosotros, parece decir que le entiende, pero que igual ella va a estar ahí esperándole. Marcello, por su parte, se ha vuelto demasiado cínico para creer que exista otra oportunidad. De todas las alternativas que se le presentaron a lo largo de la película escoge - seguramente sin darse cuenta -el vacío, la nada, una juerga perpetua sin equilibrio ni responsabilidad.
1. El encuentro con el padre. Juerguista como Marcello, demuestra que todo tiene su tiempo en la vida. Al final de la noche se siente cansado, deprimido y solo busca volver con su esposa.
2. La relación con su pareja. Después de reprocharle su amor posesivo y maternal, que dice no soportar, vuelve por ella y amanece en sus brazos como un hijo en brazos de su madre.
3. La muerte de Steiner. Es la muerte de los ídolos, la muerte de los paradigmas. El suicidio de Steiner y asesinato de sus hijos mata las esperanzas de Marcello. En su camino hacia el cinismo, la muerte de Stenier acaba con la poca fé que le quedaba. Su más grande modelo resultó ser el peor hombre de todos. No se trata solo de la muerte de Dios: es entender que Dios ha sido en realidad un mounstruo. Después de eso es facil caer en el vacío.
4. La niña de la playa. Simboliza la inocencia perdida de Marcello y la posibilidad de una vida diferente. Al final de la película le llama pero Marcello no le escucha, por el ruido del mar o porque no quiere escucharle. Prefiere alejarse a su vacío estilo de vida habitual, empeorado a raíz de la muerte de Steiner. La comprensiva sonrisa de la niña, que de pronto nos ve a todos nosotros, parece decir que le entiende, pero que igual ella va a estar ahí esperándole. Marcello, por su parte, se ha vuelto demasiado cínico para creer que exista otra oportunidad. De todas las alternativas que se le presentaron a lo largo de la película escoge - seguramente sin darse cuenta -el vacío, la nada, una juerga perpetua sin equilibrio ni responsabilidad.
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