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Por todo lo alto

Drama. Comedia Thibaut es un director de orquesta de renombre internacional que viaja por el mundo. Cuando se entera de que es adoptado, descubre la existencia de un hermano, Jimmy, un empleado de un comedor escolar que toca el trombón en una banda de música en el norte de Francia. Al parecer todo les separa, excepto el amor por la música. Al detectar las excepcionales habilidades musicales de su hermano, Thibaut se propone reparar la injusticia del ... [+]
Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
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7
16 de abril de 2025 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Idea motriz. Tu entorno familiar potencia o limita tus aptitudes. No puedes cambiar tu pasado, pero sí alejar el daño que te puede causar la añoranza de lo que pudo ser si el azar hubiera jugado a tu favor.

Como se lleva al cine. Mostrando la vida de dos hermanos, separados en su infancia, con grandes aptitudes musicales y que se desarrollan de una manera diferente por su entorno familiar. Uno es un afamado director de orquesta y el otro toca el trombón en una banda de música formada por trabajadores de una empresa localizada en una pequeña localidad. Ambos se enfrentan al reto de aceptar lo inevitable, lo que no está en tu mano cambiar, apoyándose mutuamente y afrontando acompañados su destino.

Guion, dirección, interpretación, banda sonora. El guion tiene el acierto de otorgar un peso similar a los dos hermanos, que afrontan su encuentro con generosidad, buscando los lugares en donde se puedan ayudar, con esperanza y a veces sabiendo que no lograrán cambiar su vida ya que las circunstancias laborales o de salud no dependen únicamente de su voluntad. En la más bella tradición del cine francés, la lucha sindical y de clases tiene su lugar en la historia. Las interpretaciones son acertadas, con dos caracteres bien diferenciados y dibujando sus vínculos familiares. La banda sonora acompaña a la historia, ya que la música es el tema central de la película, mezclando las cuidadas interpretaciones de obras de Mozart o Beethoven en una sala de conciertos por músicos profesionales, los mejores de los diferentes conservatorios de música, con la de trabajadores que aman la música y se reúnen para crearla en cualquier lugar en el que se les permita reunirse y hacer el milagro de que convertir en sonido las líneas del pentagrama.

Lo que más me ha gustado. El optimismo que desprende, como ni el pasado, ni el presente ni el futuro se acomodan a nuestros deseos, por mucho que pongamos empeño. No todo está en nuestras manos, ni podemos lograrlo, querer no es poder. Y ello no impide buscar una vida mejor, atentos a lo que nos rodea, a quienes queremos o compartimos trabajo e aficiones. En la esperanza de que se pueden realizar pequeños milagros, solo hace falta que esos intentos no sean despreciados, que conformen un lugar de unión y de apoyo mutuo, sin supremacismos, con respeto.

Lo que menos me ha gustado. El entorno familiar del personaje interpretado por Benjamin Lavernhe queda algo desdibujado.

La imagen que quedará en mi memoria. Cuando los músicos retoman sus instrumentos y acompañan las voces del público. La primera interpretación de la Obertura Egmont, las diferentes tomas de los instrumentistas que van cobrando protagonismo y nos ayudan a comprender el sentido de la dirección de orquesta.

Conclusión. Una buena película, narrada sin florituras, que quiere contar una historia de apoyo mutuo, de generosidad, de respeto. Las interpretación de la obertura Egmont de Beethoven inicia la película y nos muestra esa cualidad que tiene la música de crear un espacio acogedor, benefactor, sea interpretada en salas de concierto, en locales municipales, en industrias en demolición, en la calle, en los bares. Sus personajes luchan por no resignarse, por luchar contra la adversidad, los problemas que la vida lleva consigo, con solidaridad, con apoyo mutuo, aceptando que en la lucha a veces se gana y otras se pierde, pero es mejor transitar en compañía, escuchando o tocando música y mirándose a los ojos.
4
1 de abril de 2025
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la intimidad propia de la enfermedad a la desmesura del conflicto social, llama la atención la cantidad de asuntos diversos que componen "En fanfare" y, por tanto, la poca profundidad que se les concede a cada uno de ellos.
· Son asuntos graves que merecerían una mayor detinencia, y que el guion evita en beneficio del efectismo general.
· Por definición, lo efectista peca de artificioso, cambia sentimientos por impactos hasta dar de lleno en el sensacionalismo, es decir, esa deriva fullera cuya intención es producir emociones con noticias inesperadas, sucesos forzados, exageraciones, casualidades, afectación y ñoñerías varias que inciden más en el buenismo del corazón que en la razón.
· El producto remata en una historia tramada con habilidad que juguetea sentimental y bien humorada para rematar insidiosa y plañidera.
· Lo mejor que se puede decir de esta cinta es que el artefacto funciona, sus mecanismos alcanzan "in crescendo" el melodrama y la blandenguería hasta sucumbir en la lágrima fácil.
· Lo peor es la superficialidad de los recursos manidos y las actuaciones de los dos hermanos antagonistas: uno —el director de éxito— porque resulta bastante inverosímil; el otro —el currante pusilánime— por sobreactuado.
4
30 de marzo de 2025
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emmanuel Courcol es uno de los actores más veteranos del cine francés. Desde hace unos años decidió pasarse a la dirección. Debutó con "Alto al fuego", un drama ambientado en los años 20 sobre Georges Laffont. Su segunda película como director "El triunfo" fue todo un éxito de taquilla, en ella contaba la historia de un actor que impartía un taller de teatro en la cárcel y que, a través de estas clases, contribuía a abrir un ápice de esperanza entre los reclusos.

Ahora nos presenta su último trabajo "Por todo lo alto", cinta inspirada en un conjunto de majorettes, y la banda musical a la que acompañan. En esta ocasión deja de lado el teatro y nos introduce en el mundo musical. La película es una mezcla de drama, comedia y cine social que formo parte de la Sección Perlas, en la última edición del Festival de Cine de San Sebastián. Tuvo el honor de ganar el premio del público con la mejor puntuación de la historia.

La historia nos muestra a Thibaut, un director de orquesta de prestigio internacional que, tras saber que necesita un trasplante, descubre que fue adoptado. Tiene un hermano menor, Jimmy, que toca el trombón en la banda de su pueblo. Los dos hermanos tienen un gran talento musical, pero está claro que el que ha prosperado, es el que ha crecido en un entorno con más posibilidades económicas. Mientras que Jimmy forma parte de una comunidad de mineros.

El director pretende mostrarnos esos dos mundos de diferentes clases sociales a través de la música, pero sobre todo de la música clásica y eso hace que su trama se convierta en un continuo estado de situaciones bienintencionadas, buscando un tono amable, que en muchos tramos me irritaron y me alejaron de lo que estaba viendo.

Entre las interpretaciones destacan, sobre todo Benjamin Lavernhe y Pierre Lottin. Es la típica película que recomendarías a un tipo de público poco exigente, que busque pasar un rato agradable, sin pedir mucho a cambio. Para mi gusto la película se queda en tierra de nadie

Lo mejor: Los actores
Lo peor: El guion no atrapa

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
3
30 de marzo de 2025
2 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
De punción en trombón hasta la extrema unción o no.
Pride + Tocando el viento + Full Monty + Billy Elliot + CODA: Los sonidos del silencio + Música del corazón + Profesor Holland + El último concierto + un toque Pigmalión + otro Intocable con algo de Una razón brillante o de Contra, esa suave demagogia populista que a todos nos pirra o chifla, los vellos de punta, para terminar de aliñar la salsa.
Está hecha (además de pedacitos de ti) de cachos o trozos de otras historias parecidas, sobre todo películas británicas mayormente de los noventa, pero en realidad es un guion masilla, cuartilla, planilla, rellena, de pura fórmula con sus crisis y reconciliaciones, altos y bajos, caídas y éxtasis, infiernos y glorias, tan previsible como obvio, tramposo y manipulable o manipulado, tan facilón, sensiblero y falso, tan esquemático, consabido y trillado, de hecho, estas mismas palabras mías son un reflejo de lo que digo, y valdrían para miles de otras películas iguales o tan parecidas, esas que gustan tanto justo por eso mismo, porque repiten lo obvio, porque mienten o no dicen nada nuevo, porque masajean (con final tan in/feliz) a su amado público al que conocen como a la palma de su mano donde les dan de comer, la papilla, cumplen el pacto, les tratan como a niños, y por eso mismo, se siguen haciendo iguales, la pescadilla que se muerde la cola, y se seguirán haciendo y se hicieron y así hasta el infinito, hasta el fin de los tiempos con la manivela, el pienso, el mecanismo, y el principio de todo y en este mismo momento de idéntico modo, y por eso yo igualmente seguiré siendo obvio y facilón y previsible hasta tanto siempre, claramente, para eso estamos, vocación de servicio, líneas paralelas y lelos que se cruzan muchas veces, acción y reacción, obviedades, banalidades, frivolidades, tonterías, dimes y diretes, sea, música, denuncia social, folletón, los mejores sentimientos y las mejores intenciones puestos duramente a prueba, la dicha de vivir y morir, de amar y sufrir, a tumba abierta, temblor y estupor, qué bonito, y triste, todo, me emociono, hombre rico, hombre pobre, separados al nacer, tú al cielo y yo a ninguna parte, el príncipe y el mendigo, lucha de clases como amor de sangre correspondido, así da gusto, te quiero como la pera al pero, pues yo más y ahora te odio, me muero.
Todo es guion, es decir, cartón, todo obedece a necesidades de carpintería, a reglas hace tanto tiempo preestablecidas, nada que ver con la curiosidad de tratar de entender o explorar a un ser humano con sus recovecos, revueltas, devaneos, merodeos o contradicciones deseos, todo se fía o sacrifica al Dios que maneja los hilos (como Lugosi los movía a su antojo), no hay libertad para sus criaturas, de hecho, es una película increíblemente determinista, fatalista, el eterno retorno (todo se repite una vez tras otra, gira la rueda, somos ratones en el laboratorio, malditos roedores, cobayas, conejillos de indias, Matrix, dando vueltas en círculo, peces en el acuario, animales, además de bellota, de costumbres y rutinas, erre que erre, tornillos, tuercas y engranajes, maquinaria pesada, industria humana, cíborgs), porque antes siquiera de empezar ya sabes perfectamente cómo va a terminar, clímax, orgasmar, llorar, son títeres que no tienen ninguna entidad o capacidad de acción o decisión u opinión, en ese sentido, también es tiránica, una dictadura o satrapía cuándo serás mía o (esa palabra que tanto gusta o mazo mola) fascista, totalmente antidemocrática, nada se vota, solo vale lo que diga el rey, las sagradas escrituras, la Biblia, el texto mítico, el aciago demiurgo, antilibertaria, niega el libre albedrío, la opción de elegir, lo que diga padre, es lo que contaba El show de Truman, exactamente, Ed Harris y el público (sin memoria -por eso también triunfan las películas que hablan de personajes que la pierden, se identifican fácilmente-, de pez, que no se fija ni se acuerda de lo que ya ha visto un millón de veces, mañana mismo, ayer, hoy) arrobado ante el deleite de la tele y el pobre Jim Carrey toreado timado, pues aquí lo mismo, el pobre bendito este muere, resucita, muere y resucita porque lo dice Blas punto redondo y a callar, y su hermano lo rechaza, lo adora, lo rechaza y lo adora por el mismo motivo y no otro, y hay huelga o se cierra una fábrica o a un director de orquesta tan casualmente muy de repente el último verano se va a tomar por culo o a Rumanía por igual razón, porque lo que sucede, conviene, al pelo nos viene, tiovivo, tómbola, todos los caminos llevan al mismo hoyo, al de Ravel bolero (mejor el de Blake Edwards mucho me temo) y mientras tanto me entretengo, echo el rato, mato la hora, y el relato, porque lo manda la autoridad competente, el alto mando (en plaza), lo que nos viene a decir o demostrar que el pueblo, la gran mayoría o masa ama o amamos las cadenas, apriétame más fuerte, que nos lo den todo hecho, mascadito, trituradito, no, nunca, jamás que nos dejen a nosotros decidir o crear o inventar o averiguar o hacer algo solos (sin manual de instrucciones, sin copiar al dictado, sin recibir órdenes o consejos, sin mirar a los lados, sin atreverse no te vayas a equivocar y de la clase la maestra te vaya a echar por lo que más quieras), así no más, así somos, y así nos muestran o cuentan, no hay otra, hay que cargar con ello, sopitas y buenos alimentos, apechugar, tragar, Autorretrato sin retoques, santa resignación, piedad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo sabes, la ves con la espada de Damocles, que la muerte siempre vuelve con hambre atrasada a la postergada cita, no estaba de parranda, estaba en Samarra, y, también, lo sabes, que el hermano va a hacer, tira y afloja, montaña rusa, en un momento dado catacrack y que le va a cantar las cuarenta, Aida que no La Traviata, pero que va a rectificar, y que con la chica tan maja tarde o temprano se va a liar, y que el final será la hostia puta concertina musical (se lo merece, por majo, buena persona, todos nos lo merecemos al fin y al cabo, vinimos a este amargo mundo, valle de lágrimas, sin pedirlo, lo comido por lo servido), lo sabes de pe a pa, todo eso y mucho más, tanto que eres tú el que lo está escribiendo mientras lo estás viendo, o mientras se estaba haciendo, productor tan ejecutivo, piloto automático, el de Aterriza como puedas, por ejemplo, tu conciencia increada de la raza, a cuatro manos con la obra, el motor inmóvil y y tú, y eso te da gustirrinín, es lo mismo que soñar despierto, que soñar con director de orquesta incluido, sin tanta agonía, tirarte a la piscina con tanta agua, saltar al vacío con paracaídas, cantar con autotune, votar en España, qué importa.
Sí que tiene bellos momentos musicales, haberlos haylos, los de Thibaut, pocos, y especialmente la maravillosa canción de Aznavour.
La genética iguala o asimila o empareja, ama y ensancha el alma, la sociedad separa y divide o vivo te jode, de odio delito, el mito del buen salvaje se cruza con la ciencia moderna y tienen o hacen música, de las esferas, es mejor, mucho más sabia, para que luego digan, la biología que la cultura, ¿o no?
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