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Críticas ordenadas por utilidad
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7
20 de noviembre de 2017
20 de noviembre de 2017
76 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensación que queda después de los primeros ocho capítulos de Babylon Berlín es de un extraño desconcierto. Engancha y no desfallece, hay que admitirlo de inmediato. La ambientación es de fábula. Los musicales, insuperables, de lo mejor. Los personajes y sus intérpretes, a gran altura. La trama muy bien, pero... Es aquí donde el artefacto se tambalea un poco o un bastante, según exigencias personales. A mi parecer, lo que nos cuentan es una historia con tantos hilos que, inevitablemente, cae a menudo en enredos demasiado complejos que pecan por exceso: la trama rusa; la otra trama que viene de Colonia; la nacional filonazí emergente; las revueltas sindicalistas; la chica omnipresente (proletaria, puta, mecanógrafa, policía, periodista, samaritana...); los recuerdos de la Guerra 1ª y los adelantos de la Guerra 2ª; las investigaciones intra-policiales; la extraña enfermedad de los tembleques y un larguísimo etcétera que sostiene a un elenco extenso de personajes secundarios que pugnan continuamente por acrecentar su protagonismo, a mayor lío y en detrimento de la claridad de una historia que va y va y va y va y, después de ocho capítulos, no se sabe bien ni a dónde ni por qué ni qué necesidad había de haberla adornado tanto y, sobre todo, qué necesidad había de abarcar tanto cuando la propuesta inicial es suficiente y magnífica.
Con todo, encomiable e instructivo retrato de la Alemania entre guerras que, por sí solo, ya merece muy mucho la pena.
Con todo, encomiable e instructivo retrato de la Alemania entre guerras que, por sí solo, ya merece muy mucho la pena.

7.1
12,067
4
24 de enero de 2025
24 de enero de 2025
82 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la parte positiva:
la apariencia estética de la película es muy notable. Destacan sobre todo la fotografía, excelente, y las actuaciones de Brody —magnífico en un papel muy exigente— y Pearce; los demás, bueno, correctos, pasables en general.
En la parte negativa:
es una película injustificadamente larga y, en ese afán absurdo de alargue, cae de lleno en la desproporción de algunos temas, en la introducción de asuntos que no vienen a qué y que llevan a escenas, reiteradas y circulares, de una premiosidad desesperante: llega a aburrir. Mucho. Lo mismo se cuenta en la mitad de tiempo y nos hubieran evitado de paso prácticamente la segunda parte, sobrante, sobre todo el viaje a Carrara (bellísimas imágenes, de lo mejor) y unas consecuencias, que se antojan extemporáneas y con calzador (milagro incluido), una especie de rizada de rizo de la soberbia capitalista. Sobrante, como digo.
la apariencia estética de la película es muy notable. Destacan sobre todo la fotografía, excelente, y las actuaciones de Brody —magnífico en un papel muy exigente— y Pearce; los demás, bueno, correctos, pasables en general.
En la parte negativa:
es una película injustificadamente larga y, en ese afán absurdo de alargue, cae de lleno en la desproporción de algunos temas, en la introducción de asuntos que no vienen a qué y que llevan a escenas, reiteradas y circulares, de una premiosidad desesperante: llega a aburrir. Mucho. Lo mismo se cuenta en la mitad de tiempo y nos hubieran evitado de paso prácticamente la segunda parte, sobrante, sobre todo el viaje a Carrara (bellísimas imágenes, de lo mejor) y unas consecuencias, que se antojan extemporáneas y con calzador (milagro incluido), una especie de rizada de rizo de la soberbia capitalista. Sobrante, como digo.

6.7
6,874
3
11 de octubre de 2023
11 de octubre de 2023
71 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Larga, larguísima.
Pesada, plúmbea.
Lenta.
Sosa. Sin enjundia.
Aburrida, aburridísima. Soporífera.
Y, para colmo, con ínfulas de "obra maestra", ese sintagma adjetivo, sin fundamentación alguna, que algunos regalan graciosos como el que da propinas.
Para que una obra se considere maestra, necesita cumplir unos requisitos mínimos de los que, en mi opinión, Cerrar los ojos carece.
· No causa admiración ni asombro por ningún motivo, ni estético ni narrativo.
· Ni es rompedora ni abre expectativas novedosas; es una más de lo de siempre.
· No es un portento técnico; más bien al contrario, vulgar y a menudo descuidada, especialmente la película dentro de la película.
· No tiene poesía, magia ni misterio. El que podía tener ya sabemos de antemano cómo se resuelve (spoiler). Y, en espera de esa resolución abierta, te cuelan la vida anodina de Miguel/Mike (Solo), un lánguido sin más interés, dicen los mitómanos, que ser un alter ego de Erice; pues vale, sea, y qué.
· No tiene grandes textos ni diálogos apreciables. Al contrario, extensos planos contra planos insustanciales, insufribles, sin profundidad alguna y, para colmo, pecando de la dicción arrastrada y confusa que tanto abunda en el cine patrio.
En definitiva y por no hacer esto tan largo como Cerrar los ojos, un peñazo.
Pesada, plúmbea.
Lenta.
Sosa. Sin enjundia.
Aburrida, aburridísima. Soporífera.
Y, para colmo, con ínfulas de "obra maestra", ese sintagma adjetivo, sin fundamentación alguna, que algunos regalan graciosos como el que da propinas.
Para que una obra se considere maestra, necesita cumplir unos requisitos mínimos de los que, en mi opinión, Cerrar los ojos carece.
· No causa admiración ni asombro por ningún motivo, ni estético ni narrativo.
· Ni es rompedora ni abre expectativas novedosas; es una más de lo de siempre.
· No es un portento técnico; más bien al contrario, vulgar y a menudo descuidada, especialmente la película dentro de la película.
· No tiene poesía, magia ni misterio. El que podía tener ya sabemos de antemano cómo se resuelve (spoiler). Y, en espera de esa resolución abierta, te cuelan la vida anodina de Miguel/Mike (Solo), un lánguido sin más interés, dicen los mitómanos, que ser un alter ego de Erice; pues vale, sea, y qué.
· No tiene grandes textos ni diálogos apreciables. Al contrario, extensos planos contra planos insustanciales, insufribles, sin profundidad alguna y, para colmo, pecando de la dicción arrastrada y confusa que tanto abunda en el cine patrio.
En definitiva y por no hacer esto tan largo como Cerrar los ojos, un peñazo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la película sólo se insinúa como de paso, pero la degeneración neuronal que aqueja al personaje de Julio Arenas es un síndrome bien conocido consecuencia del alcoholismo, y no tiene ninguna solución, ni siquiera la milagrosa magia del cine. He trabajado con muchos «sin techo», la mayoría de ellos llegan a situaciones similares de amnesia por el mismo motivo. No obstante, es rara la secuencia de Cerrar los ojos en la que no estén trasegando a destajo guisqui y licores.
4
4 de febrero de 2017
4 de febrero de 2017
63 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se hace larga, y un poco tostón. Las escenas se extienden premiosas sin mucho sentido, sin mucha enjundia, con un detallismo desesperante que, más que incidir o subrayar la tragedia, se regodea impúdicamente en ella; por ejemplo, las escenas del hospital. Los diálogos también adolecen de pesadez: repetidos, calcados a menudo con, una y otra vez, los mismos desenlaces: o desplantes desabridos o bronca. Con todo, una historia bien montada, de resolución simple, que va perdiendo interés por la falta de dinamismo y lo largo y pesado que se hace el cuento.
Miniserie

7.6
37,700
4
5 de noviembre de 2020
5 de noviembre de 2020
90 de 148 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ajedrez tiene una gran fuerza estética y psicológica, eso es indudable. Incluso los que no tienen ni idea de en qué consiste realmente o no conocen en profundidad los entresijos y las claves del juego, quedan fascinados en esa tensión estática de dos mentes en guerra que tratan de prevalecer. El tema es muy atractivo, otra cosa son las historias. Y la de The Queen's Gambit no es nueva, tampoco está muy bien armada y carece de verosimilitud.
No es nueva, al cabo es el mismo refrito (otra vez) de los avatares de Bobby Fischer, abandonado por su padre, solo contra el mundo y de nuevo el mismo duelo david-goliat del individuo estadounidense contra la maquinaria del imperio ruso. No es nueva, al cabo es el mismo cuento de Alexander Alekhine y sus devaneos con la soledad, la desesperación y la bebida. No es nueva, es un collage con recortes de un montón de ajedrecistas muy reconocibles (todos hombres) en una sola persona (una mujer). No es nueva, al cabo se parece a otra de Rocky con mamporros intelectuales.
Por otra parte, la protagonista carece de toda credibilidad, no llena el papel. A poco que uno haya profundizado en el ajedrez y conozca su historia, se antoja muy débil y excesivamente plana la personalidad de esta Harmon en los trances atribulados de la genialidad y casi nunca alcanza a transmitir ni la obsesión ni el sufrimiento a que le aboca su desmesurado talento. La actriz que hace de niña desarrolla mejor esos aspectos, es mucho más verosímil.
Destacar la magnífica ambientación y la banda sonora, poco más. En mi opinión es una apuesta muy fallida, sobre todo en esa corrección obsesiva de integrar a una fémina en una actividad centenaria que no ha dado más que una sola en toda la historia del ajedrez: Judit Polgar, la única mujer que ha conseguido estar en la élite mundial, una biografía que quizá merezca más la pena contar que este pastiche repetido, excesivamente largo, muy predecible en todo momento y bastante aburrido.
No es nueva, al cabo es el mismo refrito (otra vez) de los avatares de Bobby Fischer, abandonado por su padre, solo contra el mundo y de nuevo el mismo duelo david-goliat del individuo estadounidense contra la maquinaria del imperio ruso. No es nueva, al cabo es el mismo cuento de Alexander Alekhine y sus devaneos con la soledad, la desesperación y la bebida. No es nueva, es un collage con recortes de un montón de ajedrecistas muy reconocibles (todos hombres) en una sola persona (una mujer). No es nueva, al cabo se parece a otra de Rocky con mamporros intelectuales.
Por otra parte, la protagonista carece de toda credibilidad, no llena el papel. A poco que uno haya profundizado en el ajedrez y conozca su historia, se antoja muy débil y excesivamente plana la personalidad de esta Harmon en los trances atribulados de la genialidad y casi nunca alcanza a transmitir ni la obsesión ni el sufrimiento a que le aboca su desmesurado talento. La actriz que hace de niña desarrolla mejor esos aspectos, es mucho más verosímil.
Destacar la magnífica ambientación y la banda sonora, poco más. En mi opinión es una apuesta muy fallida, sobre todo en esa corrección obsesiva de integrar a una fémina en una actividad centenaria que no ha dado más que una sola en toda la historia del ajedrez: Judit Polgar, la única mujer que ha conseguido estar en la élite mundial, una biografía que quizá merezca más la pena contar que este pastiche repetido, excesivamente largo, muy predecible en todo momento y bastante aburrido.
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