Argentina, 1985
2022 

7.4
20,337
Thriller. Drama
Inspirada en la historia real del fiscal Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea, a contrarreloj y bajo constante amenaza, a los altos mandos de la sangrienta dictadura militar argentina (1976-1983) en el llamado Juicio a las Juntas de mediados de los años 80. Una batalla de David contra Goliat, con los héroes menos esperados. (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2022
26 de octubre de 2022
14 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película hecha para ustedes, argentinos. Demasiado pesada en su planteamiento inicial, desemboca en un final que tira un poco del carro. El principal problema es que no logra enganchar a audiencias menos argentinas. Todo el proceso de elaboración del equipo fiscal, la carga probatoria (salvo el hijo espía que son los momentos más divertidos) y las conclusiones finales no es que sea farragoso es que es muy lento, repetitivo y ,finalmente, aburrido. El director tendría que haber cogido la tijera. Carece de interés para alguien que no conozca bien el asunto y pueda cotejar el trabajo que ha hecho su director de documentación y de plasmación de todo el proceso "burocrático" que lleva más a la elaboración de una tesina que al guión de una película comercial.
Me pareció muy convencional y hasta rutinaria, otra de juicios cuando el tema no se presta a ello. Menos en España, aquí decidieron hacer "borrón y cuenta nueva", es decir, que los asesinos, si quedaba alguno a esas alturas, se fueran de rositas y sin juicio. Libertad sin ira se cantó y se le llamó. Un eufemismo de la inmoralidad y de la ignominia. Las víctimas de la guerra civil siguen en cunetas. No sé el número de desaparecidos en Argentina, pero en España hay más desaparecidos que en algunos países africanos. Me temo que el tercermundismo judicial debería tener una película mejor y no sólo correcta.
Darín está estupendo incluso cuando le sale su vena sentimental en el discurso final que es el que trata de levantar la obra en su aspecto emocional o dramático, aunque esto lo hemos visto muchas veces en películas "de juicios", sin ir más lejos en Algunos hombres buenos.
Buen elenco de actores, correcta realización, pero se queda ahí, el ritmo no es el correcto, no es regular, tiene un problema de corazón esta película, se para en varias ocasiones y aburre, para remontar al final. Como digo decepcionante no sé si más para los argentinos que para el resto de audiencias. "Se puede ver" pero no es inolvidable en ningún caso.
Me pareció muy convencional y hasta rutinaria, otra de juicios cuando el tema no se presta a ello. Menos en España, aquí decidieron hacer "borrón y cuenta nueva", es decir, que los asesinos, si quedaba alguno a esas alturas, se fueran de rositas y sin juicio. Libertad sin ira se cantó y se le llamó. Un eufemismo de la inmoralidad y de la ignominia. Las víctimas de la guerra civil siguen en cunetas. No sé el número de desaparecidos en Argentina, pero en España hay más desaparecidos que en algunos países africanos. Me temo que el tercermundismo judicial debería tener una película mejor y no sólo correcta.
Darín está estupendo incluso cuando le sale su vena sentimental en el discurso final que es el que trata de levantar la obra en su aspecto emocional o dramático, aunque esto lo hemos visto muchas veces en películas "de juicios", sin ir más lejos en Algunos hombres buenos.
Buen elenco de actores, correcta realización, pero se queda ahí, el ritmo no es el correcto, no es regular, tiene un problema de corazón esta película, se para en varias ocasiones y aburre, para remontar al final. Como digo decepcionante no sé si más para los argentinos que para el resto de audiencias. "Se puede ver" pero no es inolvidable en ningún caso.
11 de octubre de 2022
11 de octubre de 2022
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
He ido al cine, después de estar sin hacerlo desde el comienzo de la pandemia, a ver esta prometedora cinta de Mitre, atraído, cómo no, por Darín, y por la peripecia del fiscal Strassera, del que recuerdo en mi lejana adolescencia verlo en tv y leer sobre él bastante en el diario El País, sí, aquella legendaria figura que junto a la de Alfonsín representó para los argentinos el retorno a la democracia tras la pesadilla de la Junta Militar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y no es que me decepcione la película, que está bien ambientada, debe ser fiel a los hechos, está rodada con buen pulso y bien interpretada, no haciendo falta, creo, a estas alturas subrayar en estratosférico talento actoral de Darín, Pero el filme peca en su exceso de buenrollismo, de búsqueda de la lágrima fácil, o sea, de seguidismo de los clichés de Hollywood. Y es una pena pues de no ser así podríamos estar ante la cinta del año.
2 de diciembre de 2022
2 de diciembre de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia, y sobre todo para nosotros los españoles con nuestro pasado, es interesante, supongo que muchos, como yo, nos acercamos a ver el film ilusionado por ver aquel juicio y lo que represento y representa, pero, también, al menos en mi caso, por mi edad, recuerdo lo ocurrido, es parte de mi memoria, así que no me acercaba a la historia con total desconocimiento.
Fue tan terrible lo acontecido que me esperaba un trato más desgarrador por parte del director. Algo que me no acaba de encajar durante el film es la relación familiar del protagonista, del juez. Intuyo que Santiago Mitre, pretende humanizar al fiscal, no dar la imagen de que es un personaje frío, conseguir que el espectador se identifique con él.
Parte del problema, desde mi punto de vista, consiste en que, precisamente, los horrores contados por las víctimas hacen referencia a familias rotas por la represión de la dictadura, por lo que, ambos niveles, juicio y relatos de terror, con las relaciones familiares del fiscal, no combinan bien, los segundos frivolizan, restan peso e importancia a los segundos.
La película narra el miedo vivido por los protagonistas, el régimen dictatorial era reciente, no estaba del todo acabado, las amenazadas son continuas, pero, de nuevo, el protagonismo del hijo del fiscal, la relación del abogado con su madre, el papel de los colaboradores o ayudantes designados, no acaba de transmirir ese miedo sentido.
Darin, así como el resto de actores, (sobretodo Peter Lanzani), estan muy bien. Que decir del primero, uno de los mejores actores que hay en la actualidad, pero en este film se muestra frío, sus miedos, dudas y angustias, no se acaban de manifestar.
Fue tan terrible lo acontecido que me esperaba un trato más desgarrador por parte del director. Algo que me no acaba de encajar durante el film es la relación familiar del protagonista, del juez. Intuyo que Santiago Mitre, pretende humanizar al fiscal, no dar la imagen de que es un personaje frío, conseguir que el espectador se identifique con él.
Parte del problema, desde mi punto de vista, consiste en que, precisamente, los horrores contados por las víctimas hacen referencia a familias rotas por la represión de la dictadura, por lo que, ambos niveles, juicio y relatos de terror, con las relaciones familiares del fiscal, no combinan bien, los segundos frivolizan, restan peso e importancia a los segundos.
La película narra el miedo vivido por los protagonistas, el régimen dictatorial era reciente, no estaba del todo acabado, las amenazadas son continuas, pero, de nuevo, el protagonismo del hijo del fiscal, la relación del abogado con su madre, el papel de los colaboradores o ayudantes designados, no acaba de transmirir ese miedo sentido.
Darin, así como el resto de actores, (sobretodo Peter Lanzani), estan muy bien. Que decir del primero, uno de los mejores actores que hay en la actualidad, pero en este film se muestra frío, sus miedos, dudas y angustias, no se acaban de manifestar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La presencia continua del hijo, en vez de humanizar al padre, frivoliza el asunto. El fiscal aparece como persona maniática, insegura, con poco carácter, tiene dudas, desmentidas sobre el comportamiento de su hija, sobre su capacidad, sus ayudantes, sobre el resultado del juicio, sobe casi todo y son, el resto, quienes le convencen, le animan, le impulsan. El hijo es quien a veces le muestra la realidad.
Algo, que, resta peso a su victoria, a su imagen, no olvidemos que es el fiscal, y que, más o menos, gana.
El fiscal tiene un mentor, una relación con un amigo enfermo, al final le visita al hospital donde este se está muriendo, Darín le dice, le miente, pues aun la sentencia no ha salido, diciendo que han ganado en una forma que luego no será así, quiere que su amigo se vaya al otro mundo contento. Es una escena donde Darín se muestra demasiado frío, no parece suficientemente apenado.
Algo, que, resta peso a su victoria, a su imagen, no olvidemos que es el fiscal, y que, más o menos, gana.
El fiscal tiene un mentor, una relación con un amigo enfermo, al final le visita al hospital donde este se está muriendo, Darín le dice, le miente, pues aun la sentencia no ha salido, diciendo que han ganado en una forma que luego no será así, quiere que su amigo se vaya al otro mundo contento. Es una escena donde Darín se muestra demasiado frío, no parece suficientemente apenado.
19 de octubre de 2022
19 de octubre de 2022
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
1985 fue un año muy importante para Argentina. Un año que permanecerá en la historia de la humanidad como referente de que las sociedades pueden, y deben, defenderse de los depredadores; que suelen imponer sus criterios de orden e ideológicos apoyados por la violencia, el abuso y la fuerza de las armas. Los militares habían, apoyados por USA, dado un golpe de estado (24 de Marzo de 1976) al gobierno de María Estela Martínez de Perón, para salvar a la Patria de la democracia, los comunistas y peronistas; e instaurar el liberalismo económico y el nacionalismo católico.
Todos sabemos lo que pasó hasta 1983, en que fue elegido presidente Raúl Alfonsín. Al menos 30.000 argentinos fueron asesinados, torturados, encarcelados o desaparecidos.
Aún con el aliento de las fuerzas armadas en el cogote, la sociedad civil y política acuerda sentar a los responsables de los délitos de lesa humanidad en el banquillo, con todas las prevenciones, amenazas y dudas que conllevaba semejante decisión. Nunca tan altos representantes del ejército, en ningún lugar del mundo, habían sido juzgados por tribunales que no fueran castrenses.
Ahí comienza nuestra película, cuando se le da traslado al fiscal Julio César Strassera de su misión acusatoria contra las Juntas. Ricardo Darín se mete en la piel del hombre de leyes, nacido en Comodoro Rivadavia en 1933, que hasta ese momento, frisando la cincuentena, tampoco es que se hubiera significado en el auxilio a los perseguidos por la autoritaria justicia. Aparca todos los complejos del funcionario de carrera, arma un equipo de jóvenes ilusionados y, decididos a perder el miedo al miedo, entran en el sanctasanctórum del conservadurismo rancio, como elefantes en una cacharrería.
Reconforta ver que, aunque con muchos problemas, las transiciones pueden llevarse a cabo haciendo pagar a los responsables, al menos una parte de sus criminales actos. Para ello solo hace falta voluntad, valentía y compromiso con los Derechos Humanos, de una amplia parte de la ciudadanía.
Y que no os engañen, las víctimas no quieren venganza ni tibias muestras de solidaridad, anhelan reparación y justicia. Nadie debe aspirar a menos y los poderes públicos deben ser los garantes de la verdad y la ejemplaridad.
Y como es imposible el spoiler cuando los hechos son recientes, históricos y de sobra conocidos me permito el lujo:
Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: "Nunca más"
Todos sabemos lo que pasó hasta 1983, en que fue elegido presidente Raúl Alfonsín. Al menos 30.000 argentinos fueron asesinados, torturados, encarcelados o desaparecidos.
Aún con el aliento de las fuerzas armadas en el cogote, la sociedad civil y política acuerda sentar a los responsables de los délitos de lesa humanidad en el banquillo, con todas las prevenciones, amenazas y dudas que conllevaba semejante decisión. Nunca tan altos representantes del ejército, en ningún lugar del mundo, habían sido juzgados por tribunales que no fueran castrenses.
Ahí comienza nuestra película, cuando se le da traslado al fiscal Julio César Strassera de su misión acusatoria contra las Juntas. Ricardo Darín se mete en la piel del hombre de leyes, nacido en Comodoro Rivadavia en 1933, que hasta ese momento, frisando la cincuentena, tampoco es que se hubiera significado en el auxilio a los perseguidos por la autoritaria justicia. Aparca todos los complejos del funcionario de carrera, arma un equipo de jóvenes ilusionados y, decididos a perder el miedo al miedo, entran en el sanctasanctórum del conservadurismo rancio, como elefantes en una cacharrería.
Reconforta ver que, aunque con muchos problemas, las transiciones pueden llevarse a cabo haciendo pagar a los responsables, al menos una parte de sus criminales actos. Para ello solo hace falta voluntad, valentía y compromiso con los Derechos Humanos, de una amplia parte de la ciudadanía.
Y que no os engañen, las víctimas no quieren venganza ni tibias muestras de solidaridad, anhelan reparación y justicia. Nadie debe aspirar a menos y los poderes públicos deben ser los garantes de la verdad y la ejemplaridad.
Y como es imposible el spoiler cuando los hechos son recientes, históricos y de sobra conocidos me permito el lujo:
Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: "Nunca más"
22 de octubre de 2022
22 de octubre de 2022
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argentina había salido de una cruel dictadura y había llegado el momento de que los militares fueran llevados ante la justicia, condenados y que pasaran el resto de su vida en la cárcel.
Asistiremos al proceso judicial, muy bien relatado y encabezado por un fiscal, Julio Strassera (Ricardo Darín), que con la ayuda de un grupo de jóvenes abogados sacarían a la luz todas las tropelías y barbaridades acometidas durante la dictadura. Durante el metraje, la película casi adquiere tintes de documental, con lo que se hace un poco pesado en sus más de dos horas, aunque al final la cosa adquiere momentos casi épicos, como el alegato final del fiscal Strassera.
Ricardo Darín no falla y nos vuelve a mostrar su talento como gran actor y del resto de personajes muy bien, aunque como punto negativo, no me gustó el personaje del hijo de Strassera, un niño un tanto repipi y asquerosito, no me creo su papel, si hubiera tenido unos cuantos años más y fuera universitario, me lo creería, pero claro estamos hablando de hechos reales y no vamos a falsear la edad de un niño.
Asistiremos al proceso judicial, muy bien relatado y encabezado por un fiscal, Julio Strassera (Ricardo Darín), que con la ayuda de un grupo de jóvenes abogados sacarían a la luz todas las tropelías y barbaridades acometidas durante la dictadura. Durante el metraje, la película casi adquiere tintes de documental, con lo que se hace un poco pesado en sus más de dos horas, aunque al final la cosa adquiere momentos casi épicos, como el alegato final del fiscal Strassera.
Ricardo Darín no falla y nos vuelve a mostrar su talento como gran actor y del resto de personajes muy bien, aunque como punto negativo, no me gustó el personaje del hijo de Strassera, un niño un tanto repipi y asquerosito, no me creo su papel, si hubiera tenido unos cuantos años más y fuera universitario, me lo creería, pero claro estamos hablando de hechos reales y no vamos a falsear la edad de un niño.
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