Argentina, 1985
2022 

7.4
20,340
Thriller. Drama
Inspirada en la historia real del fiscal Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea, a contrarreloj y bajo constante amenaza, a los altos mandos de la sangrienta dictadura militar argentina (1976-1983) en el llamado Juicio a las Juntas de mediados de los años 80. Una batalla de David contra Goliat, con los héroes menos esperados. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2022
7 de noviembre de 2022
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de esas películas que queda bien decir que te gustó, bueno, siento disentir.
Es muy mediocre y reiterativa, se nota hecha para el mercado internacional y que todos los que no saben qué fue el juicio a las juntas, lo descubran. Aunque, irónicamente, todo el tema del juicio lo tratan bastante por arriba, se concentran mucho más en la vida privada de los Strassera y Molina Ocampo, que en el juicio.
Lo peor: todos los que no piensan igual que la línea que baja la película, son fachos, no hay matices, están los buenos y los fachos. Pero a su vez según dicen los buenos, está lleno de fachos, lo que supongo lo hace para darle una épica de David frente a Goliat. Insostenible porque si salvo excepciones, todo el país era facho, cómo llegó a la presidencia Alfonsín, quien durante la campaña había prometido enjuiciar a los militares. Esa clase media a la que se acusa de facha, es la que lo había llevado al gobierno.
Tiene varios anacronismos, por momentos los personajes hablan y reaccionan como si estuvieran en 2022, no en 1985.
Las caracterizaciones son muy malas.
Lo mejor: lo que no ficcionaliza, calca las declaraciones de ciertos testigos que son desgarradoras. También el alegato del fiscal.
Es muy mediocre y reiterativa, se nota hecha para el mercado internacional y que todos los que no saben qué fue el juicio a las juntas, lo descubran. Aunque, irónicamente, todo el tema del juicio lo tratan bastante por arriba, se concentran mucho más en la vida privada de los Strassera y Molina Ocampo, que en el juicio.
Lo peor: todos los que no piensan igual que la línea que baja la película, son fachos, no hay matices, están los buenos y los fachos. Pero a su vez según dicen los buenos, está lleno de fachos, lo que supongo lo hace para darle una épica de David frente a Goliat. Insostenible porque si salvo excepciones, todo el país era facho, cómo llegó a la presidencia Alfonsín, quien durante la campaña había prometido enjuiciar a los militares. Esa clase media a la que se acusa de facha, es la que lo había llevado al gobierno.
Tiene varios anacronismos, por momentos los personajes hablan y reaccionan como si estuvieran en 2022, no en 1985.
Las caracterizaciones son muy malas.
Lo mejor: lo que no ficcionaliza, calca las declaraciones de ciertos testigos que son desgarradoras. También el alegato del fiscal.
31 de octubre de 2022
31 de octubre de 2022
19 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es buena en el sentido que documenta (casi al pie de la letra) lo que fue este hecho. Correcta. Nada que decir. Pero del montón.
Y es que le falta arte, inventiva, riesgo, imágenes elocuentes, momentos de antología. Más parece una película hecha con Wikipedia en la mano que cierta inventiva, giro, metáfora, algo que sorprenda. Tal vez (inventado) haberse metido en la mente del dictador para entender por qué está convencido que hizo lo correcto. Más cine en definitiva.
Me quedaba dormido en el cine por la obviedad de los lugares comunes: te llaman, te amenazan, que la bomba en el auto, que te persiguen...
Ok. El Titanic tiene como 10 películas y en todas al final... se hunde el barco.
Pero es el "cómo te cuentan una historia", la forma y no el fondo. Si es por el Titanic, hay películas mejores y otras olvidables. Es lo mismo acá.
Faltó eso a mi juicio.
Nadie se acordará de esta película en 5 años, salvo aquellos muy relacionados con estos lamentables hechos virídicos.
Y es que le falta arte, inventiva, riesgo, imágenes elocuentes, momentos de antología. Más parece una película hecha con Wikipedia en la mano que cierta inventiva, giro, metáfora, algo que sorprenda. Tal vez (inventado) haberse metido en la mente del dictador para entender por qué está convencido que hizo lo correcto. Más cine en definitiva.
Me quedaba dormido en el cine por la obviedad de los lugares comunes: te llaman, te amenazan, que la bomba en el auto, que te persiguen...
Ok. El Titanic tiene como 10 películas y en todas al final... se hunde el barco.
Pero es el "cómo te cuentan una historia", la forma y no el fondo. Si es por el Titanic, hay películas mejores y otras olvidables. Es lo mismo acá.
Faltó eso a mi juicio.
Nadie se acordará de esta película en 5 años, salvo aquellos muy relacionados con estos lamentables hechos virídicos.
2 de octubre de 2022
2 de octubre de 2022
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filme está inspirado en la historia real de Julio Strassera (Darín), Luis Moreno Ocampo (Lanzani) y un joven equipo jurídico, que se atreven a acusar bajo constante amenaza, a la sangrienta dictadura militar argentina. Una batalla desigual con héroes inesperados.
La historia tiene una gran cantidad de elementos tomados de la realidad, pero también aspectos de ficción, dramáticos y familiares que la hacen entretenida y atractiva para el público.
Mitre conoce los resortes del thriller político (“La cordillera”, 2017) lo atavía con el gancho infalible de las películas de juicios y la posición inequívoca de la cámara junto a los acusadores y frente a los acusados, Videla y su Junta Militar.
Y es que el fiscal Strassera se atrevió a lo impensable: juzgar a los militares de una brutal dictadura y hacerlo dándoles las garantías que ellos no dieron a sus víctimas. Cada sesión de ese juicio se convirtió en un dolorosísimo escenario, con lo peor de los seres humanos. Pero más allá de cualquier consideración, a mí me parece, que lo que lastima realmente es que aquello se haya olvidado prácticamente. Recordar es una importante razón del filme.
“En 1985 había mucha gente que sabía mucho y muchos que no querían saber del todo. Y el juicio logró poner en los diarios todos los días el nivel de atrocidad que había sucedido en la dictadura. Y fue evidente para todos que era la forma de fundar un nuevo país”, sostuvo su director Santiago Mitre. Por eso la película mira a los jóvenes, al futuro, para recordar que estos acontecimientos marcaron un antes y un después.
Desde el minuto cero, la cinta de un solvente Mitre nos recuerda la tragedia de hace más de cuarenta años, con una técnica casi notarial. El pasado hecho obra cinematográfica presente. Por lo tanto, tiene esta obra un carácter de herramienta para el bien común, cine necesario, a la vez que intenso; y la película no decae en ningún momento.
Es una película dolorosa donde se escucha a una parte de los más ochocientos testigos que sirvieron al fiscal para acusar a la poderosa cúpula militar de más de 30.000 desaparecidos. Puede molestar su apelación a lo monstruoso. Puede sulfurar e indignar por la claridad de lo que expone. Pero es que la verdad duele mucho.
Un guion escrito entre el director Mitre y Mariano Llinás que atiende al orden de los acontecimientos muy bien. Los torturados suben a declarar en el juicio y lo cuentan todo. La noche en que la vida de los suyos y la suya propia fueron secuestradas.
Mitre dijo a propósito: “Durante la escritura del guion, nos dimos cuenta de que no había mucha gente que recordara el juicio”. La causa es que apenas se retransmitió por televisión y que muchos no se creían que fuera a suceder de verdad. Menos cuando el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que habría tenido que juzgar a los encausados, consideró “inobjetables” las órdenes que estos habían impartido.
Fue entonces fue cuando dio un paso al frente la justicia civil. Nunca un país había celebrado un juicio de esa magnitud contra sus propios dictadores. Con este paso se adentraba en un territorio tan incógnito como peligroso.
Se observa la necesidad de condensar una etapa tan densa e intensa de la historia del país austral en dos horas, y hacerla comprensible para todo el público. Quizá con ello pierda algo de artístico, pero lo gana en acceso al espectador, lo cual es una buena noticia.
Darín declaró: “Atravesamos dictaduras, no solo crueles, sino difíciles de entender. Estamos muy marcados por eso, durante mucho tiempo no se pudo hablar del tema. Es muy difícil escapar a la posibilidad de que, en el ámbito cercano, alguien no haya tenido algún caso de dolor. Pero cuando se instala en una sociedad el terrorismo de Estado, lo primero que hace es anular a los ciudadanos, que no haya comunicación. Estábamos vedados de información. Los adolescentes vivíamos en una cierta nebulosa”.
Inconmensurable Ricardo Darín que, como expresa Martínez, “reinventa al fiscal Strassera hasta convertir su modesta humanidad y su ácido sentido del humor en heroicidad sobrevenida”; un trabajo ingenioso, irónico, de fiscal preocupado pero idealista, con un discurso final fascinante y espeluznante: ¡Nunca más! Muy bien Peter Lanzani como Moreno Ocampo, un personaje cuya familia militar le ha dado la espalda, horrorizada de que traicione su visión conservadora del mundo. Y un coro de actores de reparto excelentes con figuras como Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi, Norma Briski o Héctor Díaz.
Línea narrativa clara que asemeja el estilo “hollywoodiense”, y una puesta en escena magnífica en su ambientación, sin excesivas complejidades ni truculencias; tampoco abundancia de “flashbacks” ni derrapes emocionales. Buena música de Pedro Osuna y una gran fotografía de Javier Juliá
Peca la película de cierto convencionalismo melodramático y un uso del cliché judicial clásico. Mitre deja de lado el uso del silencio, la hondura del dilema moral o el gusto por los laberintos. Lo que importa es la claridad y denunciar la vacilación de la memoria. Pues queda el dolor, el injusto olvido del dolor. Olvidar lo que pasó en aquellas fechas fatales es humillar de nuevo a las víctimas.
En un emotivo discurso al recoger el premio del público en el reciente festival de San Sebastián, el actor Ricardo Darín, en calidad de productor, apuntó hacia la justicia poética que había detrás del reconocimiento “popular y anónimo” a una película que habla “de la democracia”, precisamente en un momento en el que sus valores peligran por medio mundo. Como para tomar nota.
La historia tiene una gran cantidad de elementos tomados de la realidad, pero también aspectos de ficción, dramáticos y familiares que la hacen entretenida y atractiva para el público.
Mitre conoce los resortes del thriller político (“La cordillera”, 2017) lo atavía con el gancho infalible de las películas de juicios y la posición inequívoca de la cámara junto a los acusadores y frente a los acusados, Videla y su Junta Militar.
Y es que el fiscal Strassera se atrevió a lo impensable: juzgar a los militares de una brutal dictadura y hacerlo dándoles las garantías que ellos no dieron a sus víctimas. Cada sesión de ese juicio se convirtió en un dolorosísimo escenario, con lo peor de los seres humanos. Pero más allá de cualquier consideración, a mí me parece, que lo que lastima realmente es que aquello se haya olvidado prácticamente. Recordar es una importante razón del filme.
“En 1985 había mucha gente que sabía mucho y muchos que no querían saber del todo. Y el juicio logró poner en los diarios todos los días el nivel de atrocidad que había sucedido en la dictadura. Y fue evidente para todos que era la forma de fundar un nuevo país”, sostuvo su director Santiago Mitre. Por eso la película mira a los jóvenes, al futuro, para recordar que estos acontecimientos marcaron un antes y un después.
Desde el minuto cero, la cinta de un solvente Mitre nos recuerda la tragedia de hace más de cuarenta años, con una técnica casi notarial. El pasado hecho obra cinematográfica presente. Por lo tanto, tiene esta obra un carácter de herramienta para el bien común, cine necesario, a la vez que intenso; y la película no decae en ningún momento.
Es una película dolorosa donde se escucha a una parte de los más ochocientos testigos que sirvieron al fiscal para acusar a la poderosa cúpula militar de más de 30.000 desaparecidos. Puede molestar su apelación a lo monstruoso. Puede sulfurar e indignar por la claridad de lo que expone. Pero es que la verdad duele mucho.
Un guion escrito entre el director Mitre y Mariano Llinás que atiende al orden de los acontecimientos muy bien. Los torturados suben a declarar en el juicio y lo cuentan todo. La noche en que la vida de los suyos y la suya propia fueron secuestradas.
Mitre dijo a propósito: “Durante la escritura del guion, nos dimos cuenta de que no había mucha gente que recordara el juicio”. La causa es que apenas se retransmitió por televisión y que muchos no se creían que fuera a suceder de verdad. Menos cuando el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que habría tenido que juzgar a los encausados, consideró “inobjetables” las órdenes que estos habían impartido.
Fue entonces fue cuando dio un paso al frente la justicia civil. Nunca un país había celebrado un juicio de esa magnitud contra sus propios dictadores. Con este paso se adentraba en un territorio tan incógnito como peligroso.
Se observa la necesidad de condensar una etapa tan densa e intensa de la historia del país austral en dos horas, y hacerla comprensible para todo el público. Quizá con ello pierda algo de artístico, pero lo gana en acceso al espectador, lo cual es una buena noticia.
Darín declaró: “Atravesamos dictaduras, no solo crueles, sino difíciles de entender. Estamos muy marcados por eso, durante mucho tiempo no se pudo hablar del tema. Es muy difícil escapar a la posibilidad de que, en el ámbito cercano, alguien no haya tenido algún caso de dolor. Pero cuando se instala en una sociedad el terrorismo de Estado, lo primero que hace es anular a los ciudadanos, que no haya comunicación. Estábamos vedados de información. Los adolescentes vivíamos en una cierta nebulosa”.
Inconmensurable Ricardo Darín que, como expresa Martínez, “reinventa al fiscal Strassera hasta convertir su modesta humanidad y su ácido sentido del humor en heroicidad sobrevenida”; un trabajo ingenioso, irónico, de fiscal preocupado pero idealista, con un discurso final fascinante y espeluznante: ¡Nunca más! Muy bien Peter Lanzani como Moreno Ocampo, un personaje cuya familia militar le ha dado la espalda, horrorizada de que traicione su visión conservadora del mundo. Y un coro de actores de reparto excelentes con figuras como Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi, Norma Briski o Héctor Díaz.
Línea narrativa clara que asemeja el estilo “hollywoodiense”, y una puesta en escena magnífica en su ambientación, sin excesivas complejidades ni truculencias; tampoco abundancia de “flashbacks” ni derrapes emocionales. Buena música de Pedro Osuna y una gran fotografía de Javier Juliá
Peca la película de cierto convencionalismo melodramático y un uso del cliché judicial clásico. Mitre deja de lado el uso del silencio, la hondura del dilema moral o el gusto por los laberintos. Lo que importa es la claridad y denunciar la vacilación de la memoria. Pues queda el dolor, el injusto olvido del dolor. Olvidar lo que pasó en aquellas fechas fatales es humillar de nuevo a las víctimas.
En un emotivo discurso al recoger el premio del público en el reciente festival de San Sebastián, el actor Ricardo Darín, en calidad de productor, apuntó hacia la justicia poética que había detrás del reconocimiento “popular y anónimo” a una película que habla “de la democracia”, precisamente en un momento en el que sus valores peligran por medio mundo. Como para tomar nota.
30 de septiembre de 2022
30 de septiembre de 2022
23 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía el “Chino” Darín durante la recogida del premio del público que ganó esta película en el festival de San Sebastián que le alegraba, gracias a la victoria, tener “la oportunidad de amplificar una mirada y unos valores que creemos que son más que relevantes en este momento tan complejo”. Refiriéndose, con esa parte final, al crecimiento últimamente de discursos que no respetan esos valores democráticos que tanto nos consiguió conseguir. Después de ver la película ese discurso se vuelve especialmente relevante porque los hechos que se relatan en ella son, simplemente, aterradores y la valentía de ponerlos sobre la mesa con tanta claridad y sin paliativos es digna de elogio ya de entrada.
Argentina 1985, que llega a nuestros cines el treinta de septiembre, es una película inspirada en hechos reales y que se sitúa en el contexto histórico de los juicios que se produjeron dentro de la sociedad argentina contra el general Videla (Ex dictador militar que gobernó con mano de hierro varios años) y el resto de su cúpula de mando por los numerosos crímenes perpetrados durante su gobierno en el país. La cinta se vehicula desde el inicio casi como un David contra Goliat. Donde la sociedad argentina, con el fiscal Julio Strassera a la cabeza (qué papelón hace Ricardo Darín), debía llevar a juicio a todos estos mandatarios por jurado popular ya que el tribunal militar que debía juzgarlos se estaba inhibiendo en sus funciones de forma consciente.
La cinta consigue rápidamente situarte en ese turbulento momento para la sociedad argentina, profundamente dividida entre los que apoyaban a los militares y sus detractores, y mostrarte a lo que se tuvieron que enfrentar ese grupo de héroes en forma de fiscales (y sus familias) para intentar llevar algo de justicia, dignidad, paz y democracia a un pueblo argentino que seguía contando por miles los “desaparecidos” en sus filas.
Amenazas de muerte constantes, presiones directas o veladas por parte de altos cargos e infinidad de trabas burocráticas se van viendo reflejadas en una cinta que va creciendo a fuego lento en los niveles de tensión.
El guion es tan bueno que, al inicio, incluso se permite el lujo (y le sale bien) de meter algún momento cómico propiciado por el particular carácter del fiscal Strassera y la relación con su esposa. Pero esos momentos más distendidos, que sirven como válvula de escape del drama más descarnado, van perdiendo su peso paulatinamente para que lo gane el drama más duro y despiadado que no deja lugar para las medias tintas. Convirtiendo la cinta en un portentoso drama judicial donde se alternan momentos ficcionados e interpretados por los actores, con breves momentos completamente reales extraídos de archivo y que, sinceramente, ponen los pelos de punta. Las historias reales que se cuentan aquí son tan duras que uno como espectador se plantea cómo pueden ocurrir estas cosas. Y la película consigue que cada minuto que pasa estés más dentro de todo lo que te están contando.
Y es que, si algo hace espectacularmente bien esta (para mí) obra maestra del cine argentino es meterte en la piel de esas personas. De esos ciudadanos de a pie. Y conseguir que suframos con ellos y lloremos con ellos. Que nos desesperemos y enfademos con la situación. Sientes su pena, su rabia y la impotencia al ver la impunidad con la que los han amenazado, detenido, torturado y asesinado como si no fuesen nada. Como si fuesen menos que nada.
Finalmente, y sin entrar en la resolución porque asumo que no todo el mundo tiene porque conocerla de antemano, la cinta da un paso más elevando la tensión en la búsqueda de una catarsis que consigue con creces y algunos momentos completamente épicos. Pero no la epicidad que puedas encontrar en una peli típica de buenos contra malos. Sino la epicidad del que sabe en qué lado de la historia quiere colocarse y va con todo a por ello hasta cuando cree que puede perder. Hay un discurso especialmente bonito con el que, sinceramente, creo que resulta imposible no emocionarse. Por lo que dice y por lo que calla y que es el reflejo final de lo que, para mí, ha sido ver esta película.
En definitiva, creo que Argentina 1985 es todo lo que un buen drama judicial basado en unos hechos reales tan graves como los que aquí se narran debería ser. Es muy dura, está magistralmente interpretada y desde la dirección manejan por completo los tiempos para que vayas impregnándote tú, como espectador, de la tensión que se vivió en esa sala del juzgado argentino. No sé si ganará más o menos premios. Pero lo que sí sé es que una de esas pelis que van a gustar a prácticamente todo el mundo. Por lo buena que es y por lo bien contada que está. Enorme.
Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Argentina 1985, que llega a nuestros cines el treinta de septiembre, es una película inspirada en hechos reales y que se sitúa en el contexto histórico de los juicios que se produjeron dentro de la sociedad argentina contra el general Videla (Ex dictador militar que gobernó con mano de hierro varios años) y el resto de su cúpula de mando por los numerosos crímenes perpetrados durante su gobierno en el país. La cinta se vehicula desde el inicio casi como un David contra Goliat. Donde la sociedad argentina, con el fiscal Julio Strassera a la cabeza (qué papelón hace Ricardo Darín), debía llevar a juicio a todos estos mandatarios por jurado popular ya que el tribunal militar que debía juzgarlos se estaba inhibiendo en sus funciones de forma consciente.
La cinta consigue rápidamente situarte en ese turbulento momento para la sociedad argentina, profundamente dividida entre los que apoyaban a los militares y sus detractores, y mostrarte a lo que se tuvieron que enfrentar ese grupo de héroes en forma de fiscales (y sus familias) para intentar llevar algo de justicia, dignidad, paz y democracia a un pueblo argentino que seguía contando por miles los “desaparecidos” en sus filas.
Amenazas de muerte constantes, presiones directas o veladas por parte de altos cargos e infinidad de trabas burocráticas se van viendo reflejadas en una cinta que va creciendo a fuego lento en los niveles de tensión.
El guion es tan bueno que, al inicio, incluso se permite el lujo (y le sale bien) de meter algún momento cómico propiciado por el particular carácter del fiscal Strassera y la relación con su esposa. Pero esos momentos más distendidos, que sirven como válvula de escape del drama más descarnado, van perdiendo su peso paulatinamente para que lo gane el drama más duro y despiadado que no deja lugar para las medias tintas. Convirtiendo la cinta en un portentoso drama judicial donde se alternan momentos ficcionados e interpretados por los actores, con breves momentos completamente reales extraídos de archivo y que, sinceramente, ponen los pelos de punta. Las historias reales que se cuentan aquí son tan duras que uno como espectador se plantea cómo pueden ocurrir estas cosas. Y la película consigue que cada minuto que pasa estés más dentro de todo lo que te están contando.
Y es que, si algo hace espectacularmente bien esta (para mí) obra maestra del cine argentino es meterte en la piel de esas personas. De esos ciudadanos de a pie. Y conseguir que suframos con ellos y lloremos con ellos. Que nos desesperemos y enfademos con la situación. Sientes su pena, su rabia y la impotencia al ver la impunidad con la que los han amenazado, detenido, torturado y asesinado como si no fuesen nada. Como si fuesen menos que nada.
Finalmente, y sin entrar en la resolución porque asumo que no todo el mundo tiene porque conocerla de antemano, la cinta da un paso más elevando la tensión en la búsqueda de una catarsis que consigue con creces y algunos momentos completamente épicos. Pero no la epicidad que puedas encontrar en una peli típica de buenos contra malos. Sino la epicidad del que sabe en qué lado de la historia quiere colocarse y va con todo a por ello hasta cuando cree que puede perder. Hay un discurso especialmente bonito con el que, sinceramente, creo que resulta imposible no emocionarse. Por lo que dice y por lo que calla y que es el reflejo final de lo que, para mí, ha sido ver esta película.
En definitiva, creo que Argentina 1985 es todo lo que un buen drama judicial basado en unos hechos reales tan graves como los que aquí se narran debería ser. Es muy dura, está magistralmente interpretada y desde la dirección manejan por completo los tiempos para que vayas impregnándote tú, como espectador, de la tensión que se vivió en esa sala del juzgado argentino. No sé si ganará más o menos premios. Pero lo que sí sé es que una de esas pelis que van a gustar a prácticamente todo el mundo. Por lo buena que es y por lo bien contada que está. Enorme.
Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
22 de octubre de 2022
22 de octubre de 2022
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrenada en el Festival de Venecia, acaba de aterrizar en Amazon Prime ‘Argentina, 1985‘, un drama aplaudido por la crítica y que versa sobre el juicio contra los militares que apoyaron la dictadura del país en la década de los 80. La verdad es que le tenía bastantes ganas, entre otras cosas por la presencia del siempre genial Ricardo Darín, y me alegra poder reconocer que estamos ante un drama sólido, efectivo y muy entretenido, cosa que, seamos sinceros, no suele verse en este género.
Técnicamente la película luce muy bien, con una duración de más de dos horas que jamás se hace pesada, y un ritmo que no decae en ni un solo minuto, manteniendo la atención del espectador en todo momento. Hace un tiempo leí a un crítico profesional quejarse de que la película era demasiado comercial, y yo me pregunto, ¿qué hay de malo en eso? Si con comercial te refieres a accesible para el gran público, bienvenido sea, porque el mensaje debe llegar a todas partes, y cuanto más lejos, mejor.
Creo que hubiese sido un tremendo error abordar esta propuesta como un drama independiente de silencios interminables y reflexiones ajenas al espectador, porque esta historia merece toda nuestra atención, y el responsable de la cinta lo sabe. Todo un acierto que haya optado por hacer la película de esta forma (atención a su tono ameno y sus apuntes cómicos, aunque cueste creerlo), aunque algunos críticos prefiriesen un ladrillo de dos horas que alejase al gran público. No aprenden.
Por otro lado, es impresionante cómo se aborda el juicio contra los militares, empezando por su preparación (con un montaje digno de quitarse el sombrero), pasando por su ejecución (emotivo es quedarse corto, ya que los testimonios de las víctimas dejan sin aliento) y finalizando con su conclusión, con un recital del señor Darín de los de levantarse y aplaudir. Y es que el bueno de Ricardo vuelve a estar inmenso, siendo uno de esos intérpretes que nunca decepcionan, y lo mismo se puede decir del resto del reparto, siendo un elenco de diez.
En conclusión, estamos ante un necesario y muy recomendable drama basado en hechos reales, que nos acerca una de esas historias que merecen y deben contarse, y con un reparto sobresaliente. Seguramente sea una de las mejores películas de este 2022, pero me limitaré a concluir afirmando que no te la puedes perder, porque hace falta más cine así, y si se tiene en cuenta al espectador, mejor que mejor. Imprescindible.
Más críticas: ocioworld.net
Youtube: Javi McClane
Técnicamente la película luce muy bien, con una duración de más de dos horas que jamás se hace pesada, y un ritmo que no decae en ni un solo minuto, manteniendo la atención del espectador en todo momento. Hace un tiempo leí a un crítico profesional quejarse de que la película era demasiado comercial, y yo me pregunto, ¿qué hay de malo en eso? Si con comercial te refieres a accesible para el gran público, bienvenido sea, porque el mensaje debe llegar a todas partes, y cuanto más lejos, mejor.
Creo que hubiese sido un tremendo error abordar esta propuesta como un drama independiente de silencios interminables y reflexiones ajenas al espectador, porque esta historia merece toda nuestra atención, y el responsable de la cinta lo sabe. Todo un acierto que haya optado por hacer la película de esta forma (atención a su tono ameno y sus apuntes cómicos, aunque cueste creerlo), aunque algunos críticos prefiriesen un ladrillo de dos horas que alejase al gran público. No aprenden.
Por otro lado, es impresionante cómo se aborda el juicio contra los militares, empezando por su preparación (con un montaje digno de quitarse el sombrero), pasando por su ejecución (emotivo es quedarse corto, ya que los testimonios de las víctimas dejan sin aliento) y finalizando con su conclusión, con un recital del señor Darín de los de levantarse y aplaudir. Y es que el bueno de Ricardo vuelve a estar inmenso, siendo uno de esos intérpretes que nunca decepcionan, y lo mismo se puede decir del resto del reparto, siendo un elenco de diez.
En conclusión, estamos ante un necesario y muy recomendable drama basado en hechos reales, que nos acerca una de esas historias que merecen y deben contarse, y con un reparto sobresaliente. Seguramente sea una de las mejores películas de este 2022, pero me limitaré a concluir afirmando que no te la puedes perder, porque hace falta más cine así, y si se tiene en cuenta al espectador, mejor que mejor. Imprescindible.
Más críticas: ocioworld.net
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