Dunkerque
7.0
57,815
Bélico. Drama
Año 1940, en plena 2ª Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)
3 de agosto de 2017
3 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dunkerque" es una grandísima película bélica, cuya factura a nivel artístico y de producción es impecable. La fotografía, el sonido, la música, todo es de quitarse el sombrero... y es lo suficientemente emotiva como para cautivar al espectador cuando debe hacerlo... pero, ¿qué falla entonces aquí? El guión.
Para mi gusto, y sabiendo todos de antemano la historia que nos van a contar, la película carece de un guión contundente. No digo profundizar hasta los niveles de Malick en "La Delgada Línea Roja", pero sí ahondar más en los personajes y sus motivaciones, que en algunos casos, como toda la historia del piloto (por poner uno de varios ejemplos), la narrativa es meramente documental.
Nolan ha demostrado de sobra ser un tremendo artesano que esgrima productos de una calidad enorme, pero en este caso la sensación ha sido la de asistir a un grandísimo documental. Si bien su arco evolutivo desde títulos como "Memento" se encuentra ahora mismo a 180 grados de donde empezó, creo que por el camino ha dejado obras maestras como "El Truco Final" o "El Caballero Oscuro" y ahora se encuentra en un punto de excesivo embelesamiento que ya dejó ver en "Interstellar", que en muchos casos obvia o sacrifica el argumento en favor del deleite audiovisual.
La música de Hans Zimmer es fantástica y crea una atmósfera opresiva y angustiosa que te hace permanecer en tensión casi todo el metraje. Por otro lado, los habituales actores fetiches del director: Cillian Murphy y Tom Hardy están más que solventes, aunque es una pena que Nolan tenga la manía de enmascarar siempre a Hardy. Y Kenneth Branagh da un toque de distinción y clase a la película.
Con todo, y pese a la falta de guión que menciono, me sigue pareciendo un producto de una calidad innegable.
Para mi gusto, y sabiendo todos de antemano la historia que nos van a contar, la película carece de un guión contundente. No digo profundizar hasta los niveles de Malick en "La Delgada Línea Roja", pero sí ahondar más en los personajes y sus motivaciones, que en algunos casos, como toda la historia del piloto (por poner uno de varios ejemplos), la narrativa es meramente documental.
Nolan ha demostrado de sobra ser un tremendo artesano que esgrima productos de una calidad enorme, pero en este caso la sensación ha sido la de asistir a un grandísimo documental. Si bien su arco evolutivo desde títulos como "Memento" se encuentra ahora mismo a 180 grados de donde empezó, creo que por el camino ha dejado obras maestras como "El Truco Final" o "El Caballero Oscuro" y ahora se encuentra en un punto de excesivo embelesamiento que ya dejó ver en "Interstellar", que en muchos casos obvia o sacrifica el argumento en favor del deleite audiovisual.
La música de Hans Zimmer es fantástica y crea una atmósfera opresiva y angustiosa que te hace permanecer en tensión casi todo el metraje. Por otro lado, los habituales actores fetiches del director: Cillian Murphy y Tom Hardy están más que solventes, aunque es una pena que Nolan tenga la manía de enmascarar siempre a Hardy. Y Kenneth Branagh da un toque de distinción y clase a la película.
Con todo, y pese a la falta de guión que menciono, me sigue pareciendo un producto de una calidad innegable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me hubiese encantado ver a los Alemanes en acción... pero entiendo que es un truco efectista de tensión, por parte del director, el hecho de no mostrar en ningún momento al enemigo.
4 de agosto de 2017
4 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
I. BATALLA DE DUNKERQUE (1940).
Le pudo llamar la atención a Nolan de este episodio histórico la importancia que tuvo en él su país, y la labor humanística de algunos civiles; la participación de su abuelo, que murió en batalla, o su multiperspectivismo, algo que aparece reflejado estructuralmente en su película. Nolan quiere hacer su película de Dunkerque, una ojeada personal de un episodio histórico, y no dar lecciones de historia ni ficcionarla.
De Dunkerque queda lo básico. Se nota que Nolan es británico, porque focaliza el interés en sus tropas, y dibuja la historia a pinceladas (recibe apelativos como: minimalista, simple o impresionista). No hay propagandismo, ni aparece ensalzadísimo el “Espíritu de Dunkerque” como se podría esperar. Churchill no es un Santo, es un político, y dice y hace cosas de político. Pero todo eso da igual: la batalla fue una lucha por la supervivencia, un rescate, una retirada, y la angustia de por medio, entre la salvación y la muerte, y eso aparece en la ojeada personal que hace Nolan.
II. DUNKERQUE (CHRISTOPHER NOLAN, 2017)
Nolan pone y mueve la cámara, aquí y allá, no desarrolla, enseña. No hay apenas contexto histórico. Desconecta con las claves del género bélico (estadounidense). La historia de la humanidad deja malos, menos malos y excepciones. Aquí, como no dictamina el libro del buenhacer del cine bélico (propagandístico), no hay buenos ni malos. “Esta guerra la iniciamos gente de nuestra edad y la batallan nuestros hijos”. Las guerras siempre fueron así, y los interesados no están en el campo de batalla. No hay protagonistas, y si los hubiera, no reciben ningún tipo de caracterización, desarrollo, interés por generar empatía en el espectador. Tampoco antipatías, no hay antagonistas, los nazis se ven pero no se miran. Lo que le intersa a Nolan de Dunkerque es la tierra, el mar y el aire, entre Inglaterra y Francia, en el Canal de La-Mancha. Una ojeada personal que busca retratar la angustia, el deseo de supervivencia, de cientos de miles de soldados ingleses y franceses, casi al estilo soviético.
En el aire no hay loopings, ni frases lapidarias, esto no es Call of Duty. En el mar, retratado el “Espíritu de Dunkerque”. En la tierra, filma Nolan imágenes de archivo, soldados y generales; pero está todo demasiado pulcro, no hay sudor, no hay desesperación, ni interés humanitario, que sólo podemos intuir a base de pequeñas pinceladas. Nadie sufre los muertos (ni los personajes ni tú, ni siquiera parece que estén muertos).
Por otra parte, y destacando ya que Nolan focaliza el interés en lo cinematográfico, algunos destacan la estructura narrativa. Monta en alternancia historias con distinta temporalidad, que acaban por converger. Esto probablemente sea lo más interesante de la cinta, y del ejercicio cinematográfico. Nos avisa, para que no nos perdamos. Aunque, en su interés por experimentar con el tiempo fílmico, por la distorsión, la semana en Dunkerque, en el episodio terrestre, no pesa en el espectador.
III. DESPUÉS DE DUNKERQUE (CHRISTOPHER NOLAN, 2017)
Dicen algunos que es una obra maestra de nuestro tiempo. Otros, que es una propuesta cinematográfica pura: pensada por y para la sala de cine (anti plataformas digitales). La prensa dice que el interés, ante la falta de buenos personajes, ante la falta de empatía (catarsis), humanismo y emoción, el interés recae en lo estructural, en lo cinematográfico, en lo audiovisual, en la música de Zimmer y el diseño de sonido. Si el interés es lo auditivo y lo visual, si la maestría de Nolan está en esos campos, conmigo falla. A mí la pulcritud, la frialdad y la supuesta belleza de los planos no me cautiva lo suficiente como para dar discursos hiperbólicos sobre su estética.
¿Obra maestra de nuestro tiempo? ¿del futuro? ¿nuevos senderos? Uf. Merece la pena. Es una buena superproducción personalísima (y esto es un punto a favor) que juega con unos aspectos y desecha otros (que tampoco necesita), dando de sí un ejercicio cinematográfico con errores, lejos de abanderar el nuevo futuro cinematográfico (palabras mayores que no creo que nadie pretenda), pero que, cuanto menos, es interesante.
Le pudo llamar la atención a Nolan de este episodio histórico la importancia que tuvo en él su país, y la labor humanística de algunos civiles; la participación de su abuelo, que murió en batalla, o su multiperspectivismo, algo que aparece reflejado estructuralmente en su película. Nolan quiere hacer su película de Dunkerque, una ojeada personal de un episodio histórico, y no dar lecciones de historia ni ficcionarla.
De Dunkerque queda lo básico. Se nota que Nolan es británico, porque focaliza el interés en sus tropas, y dibuja la historia a pinceladas (recibe apelativos como: minimalista, simple o impresionista). No hay propagandismo, ni aparece ensalzadísimo el “Espíritu de Dunkerque” como se podría esperar. Churchill no es un Santo, es un político, y dice y hace cosas de político. Pero todo eso da igual: la batalla fue una lucha por la supervivencia, un rescate, una retirada, y la angustia de por medio, entre la salvación y la muerte, y eso aparece en la ojeada personal que hace Nolan.
II. DUNKERQUE (CHRISTOPHER NOLAN, 2017)
Nolan pone y mueve la cámara, aquí y allá, no desarrolla, enseña. No hay apenas contexto histórico. Desconecta con las claves del género bélico (estadounidense). La historia de la humanidad deja malos, menos malos y excepciones. Aquí, como no dictamina el libro del buenhacer del cine bélico (propagandístico), no hay buenos ni malos. “Esta guerra la iniciamos gente de nuestra edad y la batallan nuestros hijos”. Las guerras siempre fueron así, y los interesados no están en el campo de batalla. No hay protagonistas, y si los hubiera, no reciben ningún tipo de caracterización, desarrollo, interés por generar empatía en el espectador. Tampoco antipatías, no hay antagonistas, los nazis se ven pero no se miran. Lo que le intersa a Nolan de Dunkerque es la tierra, el mar y el aire, entre Inglaterra y Francia, en el Canal de La-Mancha. Una ojeada personal que busca retratar la angustia, el deseo de supervivencia, de cientos de miles de soldados ingleses y franceses, casi al estilo soviético.
En el aire no hay loopings, ni frases lapidarias, esto no es Call of Duty. En el mar, retratado el “Espíritu de Dunkerque”. En la tierra, filma Nolan imágenes de archivo, soldados y generales; pero está todo demasiado pulcro, no hay sudor, no hay desesperación, ni interés humanitario, que sólo podemos intuir a base de pequeñas pinceladas. Nadie sufre los muertos (ni los personajes ni tú, ni siquiera parece que estén muertos).
Por otra parte, y destacando ya que Nolan focaliza el interés en lo cinematográfico, algunos destacan la estructura narrativa. Monta en alternancia historias con distinta temporalidad, que acaban por converger. Esto probablemente sea lo más interesante de la cinta, y del ejercicio cinematográfico. Nos avisa, para que no nos perdamos. Aunque, en su interés por experimentar con el tiempo fílmico, por la distorsión, la semana en Dunkerque, en el episodio terrestre, no pesa en el espectador.
III. DESPUÉS DE DUNKERQUE (CHRISTOPHER NOLAN, 2017)
Dicen algunos que es una obra maestra de nuestro tiempo. Otros, que es una propuesta cinematográfica pura: pensada por y para la sala de cine (anti plataformas digitales). La prensa dice que el interés, ante la falta de buenos personajes, ante la falta de empatía (catarsis), humanismo y emoción, el interés recae en lo estructural, en lo cinematográfico, en lo audiovisual, en la música de Zimmer y el diseño de sonido. Si el interés es lo auditivo y lo visual, si la maestría de Nolan está en esos campos, conmigo falla. A mí la pulcritud, la frialdad y la supuesta belleza de los planos no me cautiva lo suficiente como para dar discursos hiperbólicos sobre su estética.
¿Obra maestra de nuestro tiempo? ¿del futuro? ¿nuevos senderos? Uf. Merece la pena. Es una buena superproducción personalísima (y esto es un punto a favor) que juega con unos aspectos y desecha otros (que tampoco necesita), dando de sí un ejercicio cinematográfico con errores, lejos de abanderar el nuevo futuro cinematográfico (palabras mayores que no creo que nadie pretenda), pero que, cuanto menos, es interesante.
7 de agosto de 2017
7 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una peli que no esta nada bien estructurada y si no sabes de historia no te enteras de nada.
Esta bien ambientada, eso si.
AVISO: No ir al cine a ver la peli si uno se marea al oír mucho sonido fuerte y constante.
LO PEOR DE LA PELI es un maldito sonido de reloj que no para de sonar hasta el último minuto de película.
Esta bien ambientada, eso si.
AVISO: No ir al cine a ver la peli si uno se marea al oír mucho sonido fuerte y constante.
LO PEOR DE LA PELI es un maldito sonido de reloj que no para de sonar hasta el último minuto de película.
9 de agosto de 2017
9 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nolan nos propone una inmersión total en medio del caos de la guerra, se disfruta cada segundo como si fuese el último, realmente cuando sales del cine tienes ganas de volver a entrar a gozar de la gran maquinaria orquestada por el director.
He de reconocer que me esperaba otra cosa y que no soy un fan irredento del director, conociendo su tendencia a la trascendencia forzada y al alargamiento de su metraje, tenía la impresión de que iba a asistir a un peñazo épico, pero no, me ha sorprendido y de qué manera oiga.
Christopher depura su estilo al máximo en esta cinta, deja los personajes en un segundo o tercer plano, como simples muebles u objetos y se centra en la acción y lo que sucede. Nos hace protagonistas a nosotros mismos al vivir exactamente lo que viven los personajes, no pretende que nos sintamos identificados con nadie de la historia y a través de ellos sentir lo que ellos sienten como suele pasar en cualquier película, sino que pretende agarrarnos del cuello y ponernos directamente en su lugar, en el campo de batalla por tierra, mar y aire y vivirlo en primera persona.
En mi opinión se trata de poesía en imágenes, pero no poesía maniquea con aburridos planos de puestas de sol, sino con poesía de sensaciones, sobre todo en como narra los acontecimientos en secuencias paralelas que al final confluyen en una magistral escena del aterrizaje del avión. Es lo más cercano al arte que he visto en el cine en muchos años, tuve la misma sensación que con otra obra maestra como fue Black Hawk Derribado, tiene ese mismo tono pesadillesco.
Es cine que no busca contar una historia sin más, sino sumergirte en sensaciones con todas las armas que tiene a su alcance y sobre todo con la música, mención aparte la maravillosa banda sonora del el músico más influyente del cine de los últimos 20 años, quiere removernos en la butaca y hacerte rogar que no se acabe, sin mayor fin que ese, tan loable como cualquier otro fin.
Es muy parecida en este sentido a 2001 de Kubrick, o a lo que hacía Hitchcock en muchas películas, la imagen por encima de la palabra.
Estamos sin lugar a dudas antes a una de las obras maestras del siglo 21 y posiblemente la mejor de Nolan o la más interesante por cómo está concebida. Sólo el tiempo confirma obras maestras, pero está llama a la puerta del olimpo a base de hostias.
La escena de los aviones entre las nubes con la banda sonora de Zimmer, es lo más hermoso que se ha visto en el cine en años.
He de reconocer que me esperaba otra cosa y que no soy un fan irredento del director, conociendo su tendencia a la trascendencia forzada y al alargamiento de su metraje, tenía la impresión de que iba a asistir a un peñazo épico, pero no, me ha sorprendido y de qué manera oiga.
Christopher depura su estilo al máximo en esta cinta, deja los personajes en un segundo o tercer plano, como simples muebles u objetos y se centra en la acción y lo que sucede. Nos hace protagonistas a nosotros mismos al vivir exactamente lo que viven los personajes, no pretende que nos sintamos identificados con nadie de la historia y a través de ellos sentir lo que ellos sienten como suele pasar en cualquier película, sino que pretende agarrarnos del cuello y ponernos directamente en su lugar, en el campo de batalla por tierra, mar y aire y vivirlo en primera persona.
En mi opinión se trata de poesía en imágenes, pero no poesía maniquea con aburridos planos de puestas de sol, sino con poesía de sensaciones, sobre todo en como narra los acontecimientos en secuencias paralelas que al final confluyen en una magistral escena del aterrizaje del avión. Es lo más cercano al arte que he visto en el cine en muchos años, tuve la misma sensación que con otra obra maestra como fue Black Hawk Derribado, tiene ese mismo tono pesadillesco.
Es cine que no busca contar una historia sin más, sino sumergirte en sensaciones con todas las armas que tiene a su alcance y sobre todo con la música, mención aparte la maravillosa banda sonora del el músico más influyente del cine de los últimos 20 años, quiere removernos en la butaca y hacerte rogar que no se acabe, sin mayor fin que ese, tan loable como cualquier otro fin.
Es muy parecida en este sentido a 2001 de Kubrick, o a lo que hacía Hitchcock en muchas películas, la imagen por encima de la palabra.
Estamos sin lugar a dudas antes a una de las obras maestras del siglo 21 y posiblemente la mejor de Nolan o la más interesante por cómo está concebida. Sólo el tiempo confirma obras maestras, pero está llama a la puerta del olimpo a base de hostias.
La escena de los aviones entre las nubes con la banda sonora de Zimmer, es lo más hermoso que se ha visto en el cine en años.
9 de agosto de 2017
9 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadamos en un mundo en el que todos los productos pelean por estar en ranking de los mas valorados. Hemos pasado de ver como las campañas de marketing nos hablaban de las buenas cualidades de los productos, para empezar a ver de hace unos pocos años, como estas campañas nos hablan de los sentimientos que nos producen esos artículos.
Interstellar, la anterior película del director, ya es una narración sobre los sentimientos de amor del padre y su hija por encima del tiempo, y nos llega a través de las EMOCIONES que nos transmiten, a pesar de la gran escenificación tecnológica que hace en algunos momentos una gran obra de arte del cine fantástico.
Dunkerque nos habla cien por cien de sentimientos. A través de las EMOCIONES que vemos en esa media docena de actores, somos capaces de sentir la desesperación, el amor a las personas sin que se les conozca y el terror que "debe" ser vivir una experiencia como la de esas 400.000 personas en las playas de Dunkerque. La guerra es el escenario y las personas en las que en el se encuentran son los protagonistas. La intimidad y respeto por la vida que nos demuestra el director en la cinta ha sido muy pocas veces descrita con tanta realidad, tan real que a través de las emociones puedes sentir una aproximación de la realidad.
La banda sonora, sonido más que música, ayuda muchísimo a que toda la carga emocional de las imágenes calen en nuestro interior.
La fotografía respeta en todo momento esa intimidad por la vida que vemos a lo largo de la cinta, resaltando en muchos momentos la expresión de los actores en que los mensajes nos lo transmite sin que hagan falta los diálogos.
Una historia que no debemos dejar de ver.
Enhorabuena a C. Nolan y su equipo.
Interstellar, la anterior película del director, ya es una narración sobre los sentimientos de amor del padre y su hija por encima del tiempo, y nos llega a través de las EMOCIONES que nos transmiten, a pesar de la gran escenificación tecnológica que hace en algunos momentos una gran obra de arte del cine fantástico.
Dunkerque nos habla cien por cien de sentimientos. A través de las EMOCIONES que vemos en esa media docena de actores, somos capaces de sentir la desesperación, el amor a las personas sin que se les conozca y el terror que "debe" ser vivir una experiencia como la de esas 400.000 personas en las playas de Dunkerque. La guerra es el escenario y las personas en las que en el se encuentran son los protagonistas. La intimidad y respeto por la vida que nos demuestra el director en la cinta ha sido muy pocas veces descrita con tanta realidad, tan real que a través de las emociones puedes sentir una aproximación de la realidad.
La banda sonora, sonido más que música, ayuda muchísimo a que toda la carga emocional de las imágenes calen en nuestro interior.
La fotografía respeta en todo momento esa intimidad por la vida que vemos a lo largo de la cinta, resaltando en muchos momentos la expresión de los actores en que los mensajes nos lo transmite sin que hagan falta los diálogos.
Una historia que no debemos dejar de ver.
Enhorabuena a C. Nolan y su equipo.
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