El gran dictador
1940 

8.6
86,957
Comedia
Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
31 de diciembre de 2014
31 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi la película por el interés histórico o cinematográfico que tiene, he de reconocerlo. Además, no estoy acostumbrado a cine en blanco y negro ni a cine tan antiguo. Se podría decir que no me desencantó. Se ve fácil, te ríes, conoces a Chaplin y a Goddard y encima, gratis, te llevas un mensaje espléndido y precioso.
Indispensable.
Indispensable.
17 de noviembre de 2015
17 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mensaje que lanza la película viene canalizado a través del humor, en este caso, de la sátira, la caricatura y, en definitiva, de la burla. Este arte de lo satírico, tan bien reflejado en nuestra película, permite a Chaplin pintar las contrariedades del hombre; intención que, en este caso, es al mismo tiempo, loable y peligrosa, al tratarse de la imitación exacerbada de Adolf Hitler. Éste y
cualquier individuo, ante su caricatura, puede reconocer y captar mejor que nunca sus defectos y faltas, al ponerse al descubierto las vergüenzas del personaje, que es así entregado al desprecio de la multitud y a sus sarcasmos.
Chaplin pretende así, utilizando este dos medios de masas, el cine y el humor, hacer una crítica mordaz de los totalitarismos, concretamente los fascistas, que por aquel momento estaban. Por contra, Chaplin afirma que si hubiera conocido las atroces acciones que llevaban a cabo los alemanes, no
hubiese sido capaz de generar todo lo necesario para producir esta película. Sus palabras exactas fueron: “Si hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes no habría podido rodar. El gran dictador: no habría podido burlarme de la demencia homicida de los nazis; no obstante, estaba decidido a ridiculizar su absurda mística en relación con una raza de sangre pura”. Por ello, Chaplin quiere lanzar esta vez el mensaje de la importancia que tiene la historia como elemento influyente en nuestra vida diaria, por lo tanto no quiere escapar a ella o mostrar desinterés hacia tales problemas, ni por supuesto negar el proceso histórico, sino al contrario, afirmarlo con total rotundidad, para que quede más clara que su defensa de la lucha entre el fascismo y la democracia es una lucha por la justicia, por la lógica histórica, por la felicidad de su pobre barbero, de la que estaba tan escaso y de la que se le quiere sustraer totalmente.
Este mensaje viene en su mayor parte concentrado de forma magistral al final de la película, un final de evidente optimista, en el que Chaplin, después de haberse quitado la máscara de Hitler, pronuncia un discurso cargado de entonaciones humanas, angustia e inquietudes. Se trata de una auténtica “homilía”, de una “apelación a los hombres” que resume las ideas de Chaplin, sus aspiraciones y su deseo de una humanidad libre y dichosa. En la pantalla, este mensaje al mundo dura seis minutos, y, con él, el director pretende sustituir a la obra y a su intriga, del mismo modo que sustituye por su propia persona la del personaje. Por ello, en este momento, la ideología “chapliniana”, si se me permite la terminología, prevalece sobre su arte al convertirse el antes
creador en orador. Con ello, el artista, tal y como afirmó el gran realizador soviético Pudovkin, “quiere mostrar, del modo más claro, el noble fin a que tendía” De esta forma, Chaplin, en la última escena, hace del pobre hombre que tanto tiempo le acompañó un héroe, que ahora no solamente combate para vivir o llevar una existencia de gentleman como en tiempos anteriores, sino por algo más elevado, por el derecho del hombre a vivir como hombre, es decir, al derecho de que se respete su dignidad y libertad como tal, y por ende, su felicidad, cuestiones todas ellas que se estaban viendo subyugadas por la opresión totalitaria del régimen nazi. Este último acto del barbero, lo hace encontrarse con sí mismo, con su voz y su pensamientos, transformándose en la cabeza de una idea social, en paladín de los grandes ideales de la humanidad. Por ello, por primera vez en la creación “chapliniana” se insinúa el tema heroico, el tema de la lucha por modificar el curso de la historia.
Además, Chaplin agrega a la aventura (como siempre conmovedora, ridícula y pavorosa) una nueva sensación y es que, esta vez, las desgracias de su personaje, en este caso, judío, no son personales, sino comunes a toda su raza y a toda la humanidad. Por primera vez, Chaplin va más allá de su pequeño protagonista ya que la lucha por la conquista de un modesto bienestar, se transforma en historia trágica de todo un pueblo, haciéndonos ver además los motivos que originan dicha tragedia de la permanente infelicidad en un enemigo que personifica en sí mismo todo aquello que oprime y mata al hombre. Este enemigo es el fascismo, es Hitler y cuidado porque como dijo Bretch (y está volviendo a pasar): "la fiera que dió luz a la bestia, vuelve a estar en celo".
cualquier individuo, ante su caricatura, puede reconocer y captar mejor que nunca sus defectos y faltas, al ponerse al descubierto las vergüenzas del personaje, que es así entregado al desprecio de la multitud y a sus sarcasmos.
Chaplin pretende así, utilizando este dos medios de masas, el cine y el humor, hacer una crítica mordaz de los totalitarismos, concretamente los fascistas, que por aquel momento estaban. Por contra, Chaplin afirma que si hubiera conocido las atroces acciones que llevaban a cabo los alemanes, no
hubiese sido capaz de generar todo lo necesario para producir esta película. Sus palabras exactas fueron: “Si hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes no habría podido rodar. El gran dictador: no habría podido burlarme de la demencia homicida de los nazis; no obstante, estaba decidido a ridiculizar su absurda mística en relación con una raza de sangre pura”. Por ello, Chaplin quiere lanzar esta vez el mensaje de la importancia que tiene la historia como elemento influyente en nuestra vida diaria, por lo tanto no quiere escapar a ella o mostrar desinterés hacia tales problemas, ni por supuesto negar el proceso histórico, sino al contrario, afirmarlo con total rotundidad, para que quede más clara que su defensa de la lucha entre el fascismo y la democracia es una lucha por la justicia, por la lógica histórica, por la felicidad de su pobre barbero, de la que estaba tan escaso y de la que se le quiere sustraer totalmente.
Este mensaje viene en su mayor parte concentrado de forma magistral al final de la película, un final de evidente optimista, en el que Chaplin, después de haberse quitado la máscara de Hitler, pronuncia un discurso cargado de entonaciones humanas, angustia e inquietudes. Se trata de una auténtica “homilía”, de una “apelación a los hombres” que resume las ideas de Chaplin, sus aspiraciones y su deseo de una humanidad libre y dichosa. En la pantalla, este mensaje al mundo dura seis minutos, y, con él, el director pretende sustituir a la obra y a su intriga, del mismo modo que sustituye por su propia persona la del personaje. Por ello, en este momento, la ideología “chapliniana”, si se me permite la terminología, prevalece sobre su arte al convertirse el antes
creador en orador. Con ello, el artista, tal y como afirmó el gran realizador soviético Pudovkin, “quiere mostrar, del modo más claro, el noble fin a que tendía” De esta forma, Chaplin, en la última escena, hace del pobre hombre que tanto tiempo le acompañó un héroe, que ahora no solamente combate para vivir o llevar una existencia de gentleman como en tiempos anteriores, sino por algo más elevado, por el derecho del hombre a vivir como hombre, es decir, al derecho de que se respete su dignidad y libertad como tal, y por ende, su felicidad, cuestiones todas ellas que se estaban viendo subyugadas por la opresión totalitaria del régimen nazi. Este último acto del barbero, lo hace encontrarse con sí mismo, con su voz y su pensamientos, transformándose en la cabeza de una idea social, en paladín de los grandes ideales de la humanidad. Por ello, por primera vez en la creación “chapliniana” se insinúa el tema heroico, el tema de la lucha por modificar el curso de la historia.
Además, Chaplin agrega a la aventura (como siempre conmovedora, ridícula y pavorosa) una nueva sensación y es que, esta vez, las desgracias de su personaje, en este caso, judío, no son personales, sino comunes a toda su raza y a toda la humanidad. Por primera vez, Chaplin va más allá de su pequeño protagonista ya que la lucha por la conquista de un modesto bienestar, se transforma en historia trágica de todo un pueblo, haciéndonos ver además los motivos que originan dicha tragedia de la permanente infelicidad en un enemigo que personifica en sí mismo todo aquello que oprime y mata al hombre. Este enemigo es el fascismo, es Hitler y cuidado porque como dijo Bretch (y está volviendo a pasar): "la fiera que dió luz a la bestia, vuelve a estar en celo".
15 de febrero de 2016
15 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Chaplin siempre es agradable de ver y mas en su primera película que no es muda. Como no iba a ser menos en "El gran dictador" no decepcionó, con una película anti-nazi con un argumento a priori satírico pero que reflejó a la perfección la triste época de Hitler en Alemania. Hitler tenía una gran admiración por Chaplin, pero se vio obligado a prohibir en Alemania y en todos los territorios ocupados por los nazis la difusión y emisión de la misma. En España se hizo lo mismo hasta la muerte de Franco. Aunque es una película fantástica no es la mejor, por eso, mi puntuación es un 8.
12 de marzo de 2016
12 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema que trata esta película es la vida de una dictadura desde dos puntos de vista, el del pueblo y el del dictador.
Un barbero judío que combatió con el ejército de “Tomania” en la primera guerra mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Victima de una amnesia a causa de un accidente de avión, no recuerda nada de su vida pasada y no conoce la situación política actual del país: Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de la situación de crisis que vive el país. Paralelamente, Hynkel y sus colaboradores han empezado a preparar una ofensiva militar destinada a la conquista de todo el mundo.
Es una película importante en la historia del cine, es la primera película en la que Charles Chaplin utiliza las técnicas del cine hablado. Esta película es un alegato en favor de la paz, Chaplin estaba más comprometido en un plano social, por lo tanto, sale de su entorno tradicional para luchar por los valores de la democracia.
Un barbero judío que combatió con el ejército de “Tomania” en la primera guerra mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Victima de una amnesia a causa de un accidente de avión, no recuerda nada de su vida pasada y no conoce la situación política actual del país: Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de la situación de crisis que vive el país. Paralelamente, Hynkel y sus colaboradores han empezado a preparar una ofensiva militar destinada a la conquista de todo el mundo.
Es una película importante en la historia del cine, es la primera película en la que Charles Chaplin utiliza las técnicas del cine hablado. Esta película es un alegato en favor de la paz, Chaplin estaba más comprometido en un plano social, por lo tanto, sale de su entorno tradicional para luchar por los valores de la democracia.
14 de marzo de 2016
14 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Gran Dictador es una película entretenida, divertida y sobre todo muy interesante ya que trata uno de los temas más relevantes de la historia, las dictaduras, en este caso la Alemania nazi. Podemos apreciar una gran actuación de Chaplin, como protagonista, pero también como guionista y director. La recomiendo a todo aquel que quiera pasar un buen rato y a la vez disfrutar de un clásico del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Uno de los aspectos que más interesante ha hecho la trama de la película es el hecho de que nos da la oportunidad de ver una misma situación desde dos puntos opuestos: el dictador y el pueblo al que oprime. En las escenas como Hynkel, Chaplin parodia a Hitler, mientras que en el resto de la película, representa a un barbero judío que tiene que vivir con las barreras que la dictadura pone en su día a día.
Bajo mi punto de vista, hay una escena fundamental, en la que todo el mundo debería fijarse especialmente y tomar nota de cada palabra pronunciada por Chaplin. Es la escena final, cuando Hynkel (el falso Hynkel, el barbero) da un discurso sobre los derechos humanos, la igualdad y la cooperación entre todos los seres humanos. El toque perfecto para una comedia, que aunque está pensada para satirizar y parodiar, nos recuerda también lo sufrido por la sociedad de la época y nos da una lección sobre valores que pocos podrían expresar tan bien.
Bajo mi punto de vista, hay una escena fundamental, en la que todo el mundo debería fijarse especialmente y tomar nota de cada palabra pronunciada por Chaplin. Es la escena final, cuando Hynkel (el falso Hynkel, el barbero) da un discurso sobre los derechos humanos, la igualdad y la cooperación entre todos los seres humanos. El toque perfecto para una comedia, que aunque está pensada para satirizar y parodiar, nos recuerda también lo sufrido por la sociedad de la época y nos da una lección sobre valores que pocos podrían expresar tan bien.
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