La profecía
7.4
45,575
Terror. Intriga
Cuando Kathy Thorn da a luz a un bebé muerto, su esposo Robert le oculta la verdad y sustituye a su hijo por un niño huérfano, ignorando su origen satánico. El horror empieza cuando, en el quinto cumpleaños de Damien, inesperadamente, su niñera se suicida. Un sacerdote que trata de advertir a Robert del peligro que corre, muere en un inesperado accidente. El creciente número de muertes hace que Robert, por fin, se dé cuenta de que el ... [+]
13 de junio de 2008
13 de junio de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo realmente bueno de esta película es sin duda Gregory Peck, sus gestos, que saben marcar en cada momento la intensidad de la escena. Muchas de las palabras que no se dicen están en su rostro, sus dudas, su búsqueda, sus crecientes certezas, sus miedos. Un actor con tantos recursos, que se echa a la espalda toda una película, que si bien en su momento pudo resultar innovadora, ahora sigue fresca después de una buena retahíla de títulos similares, gracias a su buen hacer. Es uno de los últimos papeles memorables de Gregory Peck, aunque todavía dejaría muestras de su talento en “MacArthur, el general rebelde”, y en “Los niños del Brasil”. Me recordó mucho el cura que profetizaba todo lo que debía de ocurrir con Demain, al Padre Berriartua, aquel que aparecia en “El dia de la Bestia” de Alex de la Iglesia, quien no me extrañaría nada que en su comportamiento desequilibrado no fuera sino un homenaje al de esta película. La película tiene varias líneas de desarrollo realmente atrayentes, como las fotografías premonitorias, las reacciones de los animales del zoo o los perros que aparecen en varios momentos de la película, esos cerberos que sirven de guardas de las puertas del Hades. Lee Remick ni bien ni mal, aporta poco. El chico tiene algún buen momento que sobre todo se realza con nuestra imaginación más que con sus meritos. Lo mejor, un guión bien tramado que tiene en el rostro de Gregory Peck su hoja de ruta y su mejor valedor, asi como una música que sabe poner el acento en los momentos oportunos y que fue merecedora del oscar a la mejor banda sonora. Es curioso ver como la música religiosa, sirve también a la perfección, según que piezas, para la evocación del mal. Richard Donner, padre de otros títulos posteriores, como Superman, Los goonies, la saga de Arma Letal o Lady Halcón, encuentra en este trabajo el que a mi juicio es su mayor logro cinematográfico. Suelo pasar bastante de las películas denominadas de terror, pero he de reconocer que esta al menos hizo descubrirme en un momento de la película con el vello del brazo de punta, sin necesidad de recurrir a lo explícito. Osea que algo de inquietud si que consiguió a pesar de sus años y de lo que se ha abusado desde entonces de todo tipo de recursos y casquería para conseguir el miedo en el público, cosa que al menos conmigo pocas veces ocurre. Es curioso que el niño protagonista se llame Demian, idéntico nombre, al del personaje de un libro de Herman Hess, en el que se debate sobre la concurrencia del bien y del mal en una misma persona. Aquí el bien podría quedar representado por la idea angelical que se tiene de todo niño, y el mal por la esencia misma que vive en su interior. Recomendable si se quiere pasar un rato de suspense, e intriga y uno no es amigo de caer en el mal gusto y la sordidez.
10 de noviembre de 2016
10 de noviembre de 2016
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito de “La semilla del diablo” de Polanski y más tarde “El exorcista” de Friedkin, en Hollywood se pusieron de moda las películas de terror sobre el tema satánico. “La profecía” que llegó siguiendo esa estela quizá no tiene la consideración de la primera citada, ni el prestigio de la segunda, pero me parece por motivos que ahora voy a detallar, una de las mejores películas de terror y sin duda, la mejor del irregular director Richard Donner. El argumento parte de una novela (The Omen) del propio guionista David Seltzer, urdiendo un entramado exótico y atractivo aunque algo delirante, apoyándose en la acertada puesta en escena de un cineasta que jamás estuvo tan inspirado. El film hace gala de un poder de inquietud que brota de improviso, con fuerza y sentido de la malignidad, en virtud de un simple cambio de plano o de la posición de la cámara que rompen toda apariencia de normalidad cotidiana.
Desde el principio su atmósfera es abominable, la nocturnidad de las calles romanas por donde circula el coche que lleva al hospital al embajador americano Robert Thorn (un estupendo Gregory Peck), mientras se oye de fondo, como una letanía constante y repetitiva, la voz que le ha informado de la muerte de su hijo recién nacido, la figura de Peck reflejándose en el cristal de la maternidad sobre la imagen del bebé – Damien – nacido a las 6 horas del día 6 de Junio, al que adoptará en secreto, tras aceptar la oferta de un extraño sacerdote, nacido esa misma noche de una madre soltera, para no hacer sufrir a su esposa, Katherine (la bella de ojos azules, Lee Remick), por la pérdida del suyo. Las secuencias posteriores que glosan el nuevo nombramiento del embajador para Londres, la adquisición de su nueva casa y el dibujo de una cierta felicidad familiar. Justamente expresado como paso previo a lo que se avecina.
De vital importancia es que el cineasta dosifique la escalada del horror, lo cual resulta ejemplar para más adelante crear imágenes impactantes y terroríficas. Pero a medida que el bebé Damien va creciendo, se pruducen extraños acontecimientos en el que todos los personajes que impidan su protección o se acercan al matrimonio para advertirles del peligro que les acecha, serán perseguidos y castigados de una u otra forma por un poder maligno. Desde un inquieto sacerdote que le aconseja aceptar a comunión a diario hasta un accidental fotógrafo (David Warner) que advierte irregularidades en sus instantáneas, desde una ingenua niñera hasta sus progenitores. Se trata de mantener una angustia constante, promoviendo la perturbación de lo cotidiano, mostrándonos unas pistas que llevarán a su protagonista y el intrépido fotógrafo a lugares horribles y peligrosos, como ese cementerio etrusco donde la ferocidad canina, la rabia y la muerte acecha sin tregua, la naturaleza se vuelve amenazadora y llena de furia.
Aunque la trama está sujeta con alfileres (difícilmente puede uno creer que un diplomático veterano aceptaría el ofrecimiento de un bebé sin estudiar su procedencia), pero es mérito de su audaz narración lo que nos lleva a aceptarlo, conjugando lo cotidiano con lo fantástico. La excelente música de Jerry Goldsmith con sus acentos corales, las revelaciones apocalípticas van ganando peso en la narración - el advenimiento del Anticristo, el número 666 que lo identifica, entrando el film en una espiral pesimista y oscura, hasta su epílogo propone una última violación de la normalidad. Una película fantástica y terrorífica que supera holgadamente a un puñado de secuelas que le siguieron al calor de su éxito. “La profecía” la recomiendo a cualquier aficionado al cine en general y al de terror en particular.
Desde el principio su atmósfera es abominable, la nocturnidad de las calles romanas por donde circula el coche que lleva al hospital al embajador americano Robert Thorn (un estupendo Gregory Peck), mientras se oye de fondo, como una letanía constante y repetitiva, la voz que le ha informado de la muerte de su hijo recién nacido, la figura de Peck reflejándose en el cristal de la maternidad sobre la imagen del bebé – Damien – nacido a las 6 horas del día 6 de Junio, al que adoptará en secreto, tras aceptar la oferta de un extraño sacerdote, nacido esa misma noche de una madre soltera, para no hacer sufrir a su esposa, Katherine (la bella de ojos azules, Lee Remick), por la pérdida del suyo. Las secuencias posteriores que glosan el nuevo nombramiento del embajador para Londres, la adquisición de su nueva casa y el dibujo de una cierta felicidad familiar. Justamente expresado como paso previo a lo que se avecina.
De vital importancia es que el cineasta dosifique la escalada del horror, lo cual resulta ejemplar para más adelante crear imágenes impactantes y terroríficas. Pero a medida que el bebé Damien va creciendo, se pruducen extraños acontecimientos en el que todos los personajes que impidan su protección o se acercan al matrimonio para advertirles del peligro que les acecha, serán perseguidos y castigados de una u otra forma por un poder maligno. Desde un inquieto sacerdote que le aconseja aceptar a comunión a diario hasta un accidental fotógrafo (David Warner) que advierte irregularidades en sus instantáneas, desde una ingenua niñera hasta sus progenitores. Se trata de mantener una angustia constante, promoviendo la perturbación de lo cotidiano, mostrándonos unas pistas que llevarán a su protagonista y el intrépido fotógrafo a lugares horribles y peligrosos, como ese cementerio etrusco donde la ferocidad canina, la rabia y la muerte acecha sin tregua, la naturaleza se vuelve amenazadora y llena de furia.
Aunque la trama está sujeta con alfileres (difícilmente puede uno creer que un diplomático veterano aceptaría el ofrecimiento de un bebé sin estudiar su procedencia), pero es mérito de su audaz narración lo que nos lleva a aceptarlo, conjugando lo cotidiano con lo fantástico. La excelente música de Jerry Goldsmith con sus acentos corales, las revelaciones apocalípticas van ganando peso en la narración - el advenimiento del Anticristo, el número 666 que lo identifica, entrando el film en una espiral pesimista y oscura, hasta su epílogo propone una última violación de la normalidad. Una película fantástica y terrorífica que supera holgadamente a un puñado de secuelas que le siguieron al calor de su éxito. “La profecía” la recomiendo a cualquier aficionado al cine en general y al de terror en particular.
24 de junio de 2010
24 de junio de 2010
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre se ha dicho que toda gran película contiene alguna secuencia memorable. Propongo varios momentos y detalles que hacen INOLVIDABLE esta obra maestra del cine de terror:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- el desasosegante personaje del sacerdote acosador, preso del delirio y la desesperación;
- la secuencia del parque previa al empalamiento, con el vendaval y esa atmósfera tan amenazadora que vaticina la tragedia;
- la pecera reventada en mil pedazos, metáfora del abortado feto;
- el inquietante, terrorífico y omnipresente rostro de la criada;
- la decapitación del fotógrafo, una de las mejores y más recordadas secuencias del cine de terror de todos los tiempos, por lo inesperada y sorprendente, y por la maestría y habilidad con que está realizada;
- la escena del corte de pelo, y el rostro desencajado y aterrorizado del protagonista cuando ve confirmados sus temores;
- sus manos cuando sujetan con determinación al niño en el coche, camino del altar del sacrificio;
- y, por fin, el inolvidable y antológico plano final del infante con su desafiante, burlona y amenazante sonrisa dirigida a todos nosotros.
- la secuencia del parque previa al empalamiento, con el vendaval y esa atmósfera tan amenazadora que vaticina la tragedia;
- la pecera reventada en mil pedazos, metáfora del abortado feto;
- el inquietante, terrorífico y omnipresente rostro de la criada;
- la decapitación del fotógrafo, una de las mejores y más recordadas secuencias del cine de terror de todos los tiempos, por lo inesperada y sorprendente, y por la maestría y habilidad con que está realizada;
- la escena del corte de pelo, y el rostro desencajado y aterrorizado del protagonista cuando ve confirmados sus temores;
- sus manos cuando sujetan con determinación al niño en el coche, camino del altar del sacrificio;
- y, por fin, el inolvidable y antológico plano final del infante con su desafiante, burlona y amenazante sonrisa dirigida a todos nosotros.
30 de julio de 2006
30 de julio de 2006
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de regalarnos ese otro clasicazo llamado "Superman: The Movie", Richard Donner había dirigido esta elegante y sorprendente historia de terror, "La Profecía", protagonizada por Gregory Peck y Lee Remick.
Vista hoy, "La Profecía" mantiene el listón muy alto en lo que a películas de terror se refiere. Destacar su impresionante banda sonora, que supuso el único Oscar en toda la carrera de ese gran maestro que fue Jerry Goldsmith.
Gran película, sin duda.
Vista hoy, "La Profecía" mantiene el listón muy alto en lo que a películas de terror se refiere. Destacar su impresionante banda sonora, que supuso el único Oscar en toda la carrera de ese gran maestro que fue Jerry Goldsmith.
Gran película, sin duda.
8 de septiembre de 2011
8 de septiembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí no estamos hablando de una historia, sino de la historia, la más vieja desde que el hombre pisa la tierra, la lucha del bien contra el mal, la lucha de la luz contra la oscuridad, la lucha de la vida contra la muerte, la lucha de Dios contra Satanás. No hay miedo mayor que el que es capaz de imaginar la mente humana, y no hay miedo mayor arraigado en el inconsciente colectivo que el miedo a Satán.
Desde que arrancan los créditos en un negro oscuro que inunda la pantalla sumergida por la soberbia música que la envuelve, uno siente que está ante algo grande, muy grande. Cada plano, cada secuencia, cada diálogo, cada mirada, el hilo narrativo de la historia, su poder de atracción, el terror que recorre cada nervio de mi cuerpo sólo puede ser provocado por el Diablo mirándote a la cara con los ojos de un niño.
Desde que arrancan los créditos en un negro oscuro que inunda la pantalla sumergida por la soberbia música que la envuelve, uno siente que está ante algo grande, muy grande. Cada plano, cada secuencia, cada diálogo, cada mirada, el hilo narrativo de la historia, su poder de atracción, el terror que recorre cada nervio de mi cuerpo sólo puede ser provocado por el Diablo mirándote a la cara con los ojos de un niño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Nos vemos en el Infierno.
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