El héroe anda suelto
6.8
1,911
Thriller
Cuando el viejo actor Byron Orlock comprueba que la vida real supera con creces la violencia de sus películas de terror, decide abandonar el cine. Sin embargo, el joven y ambicioso director Sammy Michaels lo convence para interpretar un último papel, muy distinto a los habituales. Mientras tanto, un veterano del Vietnam, que había sido siempre un hombre amable y cordial, empieza a sentir una enfermiza fascinación por las armas. En un ... [+]
21 de enero de 2024
21 de enero de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peter Bogdanovich, el director de TARGETS, de la que hoy hago comentario, rodó con posterioridad, la fascinante "LUNA DE PAPEL"... Su carrera como director, siempre fue irregular, durante los primeros años acometió varios proyectos brillantes, aunque el paso del tiempo le hiciera perder ese buen pulso, tanto narrativo, como visual, que derrochaba con inteligencia durante los primeros años 70.
EL HEROE ANDA SUELTO... Una mediocre película con la que yo no he conectado; muy machacada por el paso del tiempo; envejecida y carente de interés, con interpretaciones clásicas y desfasadas, incluso ya para el momento que se rodó.
EL HEROE ANDA SUELTO... Una mediocre película con la que yo no he conectado; muy machacada por el paso del tiempo; envejecida y carente de interés, con interpretaciones clásicas y desfasadas, incluso ya para el momento que se rodó.
6 de febrero de 2022
6 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Byron Orlok es un veterano actor de películas de miedo que se plantea la retirada. Bobby Thompson es un joven educado y agradable al que le asaltan pensamientos extraños. Los caminos de ambos terminarán por cruzarse.
Cuentan que Roger Corman le dijo a Bogdanovich: "Quiero que cojas a Boris Karloff y grabes en dos días veinte minutos con él, saca otros veinte minutos de Karloff de sus escenas en "The Terror", y luego ruedas cuarenta minutos del resto de personajes: así obtendrás una película de ochenta minutos". Al final fueron cinco los días en los que el director pudo disponer del mítico intérprete, una leyenda que a sus ochenta años y con graves problemas de salud exhibió una ternura y una fragilidad conmovedoras.
Quien fuera el monstruo de Frankenstein, la Momia, el visitante más frecuente de las pesadillas de los niños, es ahora una reliquia, un chiste recurrente para las nuevas generaciones, una figura anacrónica a la que el mundo ha dado la espalda. Al terror clásico, el de los monstruos, el de los decorados barrocos, el de los antiguos filmes de la Universal, se le opone el terror moderno, realista, arbitrario, seco. En la sociedad enferma en que nos hallamos, en medio del caos violento que nos rodea, ¿quién puede temer todavía a un viejo con la cara arrugada?
Obra primeriza de un enamorado del cine, salpicada de toques de humor (ese Karloff asustándose al verse reflejado en el espejo), de suspense (los preparativos de la matanza), de pasión por el celuloide, se cimenta en un guion al que no le sobra una coma. Cuentan que los que la veían en un drive-in se agachaban al llegar cierta escena. Un final memorable redondea la cinta.
Cuentan que Roger Corman le dijo a Bogdanovich: "Quiero que cojas a Boris Karloff y grabes en dos días veinte minutos con él, saca otros veinte minutos de Karloff de sus escenas en "The Terror", y luego ruedas cuarenta minutos del resto de personajes: así obtendrás una película de ochenta minutos". Al final fueron cinco los días en los que el director pudo disponer del mítico intérprete, una leyenda que a sus ochenta años y con graves problemas de salud exhibió una ternura y una fragilidad conmovedoras.
Quien fuera el monstruo de Frankenstein, la Momia, el visitante más frecuente de las pesadillas de los niños, es ahora una reliquia, un chiste recurrente para las nuevas generaciones, una figura anacrónica a la que el mundo ha dado la espalda. Al terror clásico, el de los monstruos, el de los decorados barrocos, el de los antiguos filmes de la Universal, se le opone el terror moderno, realista, arbitrario, seco. En la sociedad enferma en que nos hallamos, en medio del caos violento que nos rodea, ¿quién puede temer todavía a un viejo con la cara arrugada?
Obra primeriza de un enamorado del cine, salpicada de toques de humor (ese Karloff asustándose al verse reflejado en el espejo), de suspense (los preparativos de la matanza), de pasión por el celuloide, se cimenta en un guion al que no le sobra una coma. Cuentan que los que la veían en un drive-in se agachaban al llegar cierta escena. Un final memorable redondea la cinta.
6 de diciembre de 2023
6 de diciembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Bogdanovich y primera película sobre un joven psicópata francotirador asesino en serie.
Homenaje a la serie B de terror encarnado en el mismísimo Boris Karloff que, junto a la historia paralela de un joven burgués vago, desorientado, perturbado y amante de las armas, conformarán una aséptica, pobre y mediocre película.
Trasnochada, mal rodada, mal montada, con un fallido diseño de producción y un doblaje pésimo, se presenta este film sobrevalorado.
Tampoco ayudan las interpretaciones, el guión, iluminación y música. No se profundiza lo más mínimo en la historia central del psicópata y, el resto ofrece muy poco. La secuencia final (tiroteo en el autocine está mal iluminada y peor montada).
Lo mejor: la secuencia del tiroteo en la autopista.
Homenaje a la serie B de terror encarnado en el mismísimo Boris Karloff que, junto a la historia paralela de un joven burgués vago, desorientado, perturbado y amante de las armas, conformarán una aséptica, pobre y mediocre película.
Trasnochada, mal rodada, mal montada, con un fallido diseño de producción y un doblaje pésimo, se presenta este film sobrevalorado.
Tampoco ayudan las interpretaciones, el guión, iluminación y música. No se profundiza lo más mínimo en la historia central del psicópata y, el resto ofrece muy poco. La secuencia final (tiroteo en el autocine está mal iluminada y peor montada).
Lo mejor: la secuencia del tiroteo en la autopista.
26 de enero de 2024
26 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una trama que mezcla a dos personajes: Por una parte, a Boris Karloff, haciendo prácticamente de sí mismo, pero llamándose “Byron Orlok“, un viejo actor de cine de terror cansado de esa vida y de lo que implican sus personajes.
Por la otra, una persona aparentemente normal, hasta que un día se carga de armas y empieza a asesinar gente a tiros con intención de matar a la mayor cantidad de gente que pueda antes de que lo pillen. Un psicópata con las ideas muy claras.
Es una película que se deja ver, pero realmente me ha parecido algo sosa, pretende ser profunda, pero sin profundizar. Pretende ser un drama psicológico, pero sin currárselo demasiado.
Por la otra, una persona aparentemente normal, hasta que un día se carga de armas y empieza a asesinar gente a tiros con intención de matar a la mayor cantidad de gente que pueda antes de que lo pillen. Un psicópata con las ideas muy claras.
Es una película que se deja ver, pero realmente me ha parecido algo sosa, pretende ser profunda, pero sin profundizar. Pretende ser un drama psicológico, pero sin currárselo demasiado.
25 de abril de 2022
25 de abril de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante película con nostálgicas alusiones al cine del pasado y que permite diversas lecturas, tales como las variaciones en el género del terror, aproximaciones meta-cinematográficas, sociológicas y psiquiátricas.
Peter Bogdanovich nos cuenta una atrapante historia paralela, que parten juntas, luego se distancian y terminan reuniéndose nuevamente en una solución muy efectiva del director. Lo que ocurre en el desarrollo de la cinta, es un relato a dos bandas.
Por un lado, la trama de un joven y dinámico cineasta (admirador de una gloria del cine terror de antaño), aquí interpretado por el propio Bogdanovich y el viejo actor, figura mítica del cine clásico, caracterizado por Boris Karloff, de manera brillante, como interpretándose a sí mismo. Ya se considera cansado y un producto de un cine pretérito y desfasado, por lo tanto, sólo quiere retirarse en paz, pese a la insistencia del novel director que trata de convencerlo para hacer su última película. Da gusto ver a este verdadero ícono del género en un papel tan diferente a los clásicos roles que lo hicieron inmortal en ese cine que asustó a medio mundo. Con dosis de humor negro, mostrando esa fragilidad física propia de su edad y algo cascarrabias, Karloff muestra una naturalidad asombrosa en su representación, rodeada de simpáticos diálogos con su secretaria.
Por el otro lado, la situación de un joven de clase media de la familia ideal norteamericana, en la cual se muestra esa felicidad aparente, pero que, en el fondo, es una estructura frágil y este personaje algo siniestro esconde detrás de esa aparentemente tranquila y ejemplar fachada, de "buen hijo y vecino". Desde que aparece en escena, ya sospechamos algo. ¿Qué pasa con este joven enajenado que de repente sale a disparar a todo lo que se mueve, sin motivos aparentes? Es claramente una personalidad psicopática y además -tal como vemos en la escena final- sin consistencia, endeble. Admirador de las armas, por influjo de su padre, con quien salen a prácticas de tiro y a cazar, no sabemos si pertenecen a la Asociación Nacional del Rifle (tan importante en USA y alguna vez presidida por Charlton Heston), pero un afiche de esta organización aparece en la tienda de venta de armas y municiones.
¿Crítica social velada de Bogdanovich a una sociedad violenta como la estadounidense? En la que el peligro se encuentra a la vuelta de la esquina e incluso, puede hallarse en el seno plácido de un hogar típico de dicho sistema social, mostrado habitualmente como el paradigma de lo deseable.
Inevitable recordar, en este punto, el magnífico documental “Bowling for Columbine”, de Michael Moore y su incisiva crítica a esa cultura de las armas y de la violencia.
No en vano, además, la película que nos ocupa está basada libremente en los asesinatos de agosto de 1966, perpetrados por Charles Whitman, situado como francotirador en lo alto de una torre en el campus de la Universidad de Texas, desde donde dispara contra varios estudiantes.
Otro mensaje que nos comunica el director: el terror antiguo ya no asusta como antes, aunque los cinéfilos seguimos viendo esas películas como algo entrañable y nostálgico. Y se sabe que son fantasía y misterio, pero no más que eso. En cambio, nos dice esta película, el terror de hoy procede de un mundo real, violento, sin concesiones, el que ahora puede causar verdadero pánico y no va a "matar" a la gente sólo del susto, sino de verdad. Esa realidad puede estar presente en las calles, un supermercado, un parque, en el cotidiano de cualquiera, personificada en sujetos en apariencia normales (no disfrazados de monstruos), pero asesinos potenciales y reales. Esa realidad es la que ahora atemoriza.
La película tiene estupendas tomas panorámicas que nos permiten observar la fría preparación que hace el francotirador de sus armas y mira telescópica para disparar a cualquiera que vaya en los vehículos en la autopista. Les dispara haciendo puntería como si fueran las latas en el campo junto a su padre. Y después los disparos en el autocine, oculto por la oscuridad del recinto, provocando el caos y la desesperación de la gente, para llegar a un desenlace muy bien elaborado y, en cierto modo, sorpresivo. El viejo monstruo ha triunfado sobre el nuevo terror que campea en la urbe. Pero ¿por cuánto tiempo?
Algunos detalles del guión en spoiler.
Peter Bogdanovich nos cuenta una atrapante historia paralela, que parten juntas, luego se distancian y terminan reuniéndose nuevamente en una solución muy efectiva del director. Lo que ocurre en el desarrollo de la cinta, es un relato a dos bandas.
Por un lado, la trama de un joven y dinámico cineasta (admirador de una gloria del cine terror de antaño), aquí interpretado por el propio Bogdanovich y el viejo actor, figura mítica del cine clásico, caracterizado por Boris Karloff, de manera brillante, como interpretándose a sí mismo. Ya se considera cansado y un producto de un cine pretérito y desfasado, por lo tanto, sólo quiere retirarse en paz, pese a la insistencia del novel director que trata de convencerlo para hacer su última película. Da gusto ver a este verdadero ícono del género en un papel tan diferente a los clásicos roles que lo hicieron inmortal en ese cine que asustó a medio mundo. Con dosis de humor negro, mostrando esa fragilidad física propia de su edad y algo cascarrabias, Karloff muestra una naturalidad asombrosa en su representación, rodeada de simpáticos diálogos con su secretaria.
Por el otro lado, la situación de un joven de clase media de la familia ideal norteamericana, en la cual se muestra esa felicidad aparente, pero que, en el fondo, es una estructura frágil y este personaje algo siniestro esconde detrás de esa aparentemente tranquila y ejemplar fachada, de "buen hijo y vecino". Desde que aparece en escena, ya sospechamos algo. ¿Qué pasa con este joven enajenado que de repente sale a disparar a todo lo que se mueve, sin motivos aparentes? Es claramente una personalidad psicopática y además -tal como vemos en la escena final- sin consistencia, endeble. Admirador de las armas, por influjo de su padre, con quien salen a prácticas de tiro y a cazar, no sabemos si pertenecen a la Asociación Nacional del Rifle (tan importante en USA y alguna vez presidida por Charlton Heston), pero un afiche de esta organización aparece en la tienda de venta de armas y municiones.
¿Crítica social velada de Bogdanovich a una sociedad violenta como la estadounidense? En la que el peligro se encuentra a la vuelta de la esquina e incluso, puede hallarse en el seno plácido de un hogar típico de dicho sistema social, mostrado habitualmente como el paradigma de lo deseable.
Inevitable recordar, en este punto, el magnífico documental “Bowling for Columbine”, de Michael Moore y su incisiva crítica a esa cultura de las armas y de la violencia.
No en vano, además, la película que nos ocupa está basada libremente en los asesinatos de agosto de 1966, perpetrados por Charles Whitman, situado como francotirador en lo alto de una torre en el campus de la Universidad de Texas, desde donde dispara contra varios estudiantes.
Otro mensaje que nos comunica el director: el terror antiguo ya no asusta como antes, aunque los cinéfilos seguimos viendo esas películas como algo entrañable y nostálgico. Y se sabe que son fantasía y misterio, pero no más que eso. En cambio, nos dice esta película, el terror de hoy procede de un mundo real, violento, sin concesiones, el que ahora puede causar verdadero pánico y no va a "matar" a la gente sólo del susto, sino de verdad. Esa realidad puede estar presente en las calles, un supermercado, un parque, en el cotidiano de cualquiera, personificada en sujetos en apariencia normales (no disfrazados de monstruos), pero asesinos potenciales y reales. Esa realidad es la que ahora atemoriza.
La película tiene estupendas tomas panorámicas que nos permiten observar la fría preparación que hace el francotirador de sus armas y mira telescópica para disparar a cualquiera que vaya en los vehículos en la autopista. Les dispara haciendo puntería como si fueran las latas en el campo junto a su padre. Y después los disparos en el autocine, oculto por la oscuridad del recinto, provocando el caos y la desesperación de la gente, para llegar a un desenlace muy bien elaborado y, en cierto modo, sorpresivo. El viejo monstruo ha triunfado sobre el nuevo terror que campea en la urbe. Pero ¿por cuánto tiempo?
Algunos detalles del guión en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se puede interpretar como ciertos vacíos aparentes en el guión -que tal vez no interese despejar mucho en aras de la trama principal- como ¿Qué pasa con el padre al descubrir a toda su familia asesinada en su casa? ¿Qué pasa con la policía y los vehículos atacados en la autopista, no le sigue la pista al francotirador? Está claro, no es una película policial propiamente tal y ese no es el tema de fondo, por lo que se deja pasar y son considerados detalles. La trama es otra. De acuerdo.
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