Troya
6.6
85,821
Aventuras. Acción. Romance
En el año 1193 A.C. el joven Paris (Orlando Bloom), hijo de Príamo y príncipe de Troya, rapta a su amada Helena (Diane Kruger), esposa de Menelao, el rey de Esparta, lo que desencadena la Guerra de Troya, en la que se enfrentan griegos y troyanos. Comienza entonces el asedio de la ciudad de Troya por parte del ejército griego, que duraría más de diez años. Aquiles (Brad Pitt) era el gran héroe de los griegos, mientras Héctor (Eric ... [+]
17 de mayo de 2009
17 de mayo de 2009
55 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, me gustaría aclarar que, como persona pacífica que soy, rechazo y condeno la violencia en todas sus formas y expresiones. Ahora bien, eso no quita para que si algún día me cruzase por la calle con el señor Petersen lo agarrase del cuello y le arrancase la piel a tiras en nombre de las artes y la cultura. Nuestros hijos nos lo agradecerían. Y los hijos de los hijos de nuestros hijos.
Cuesta creer que un clásico de la literatura universal pueda haberse tergiversado, distorsionado y retorcido hasta el punto en que lo ha hecho el señor Petersen con su abominable película. Aún hoy me pregunto cómo ha sido capaz de deformar de una manera tan atroz una historia a prueba de idiotas como es la Ilíada. Y es que el director ha demostrado una habilidad sin par en lo que a destrucción de la cultura se refiere, igualable únicamente a la de Hitler y sus famosas “sesiones de lectura junto al fuego”.
No entraré a valorar el apartado técnico del film, ya que no merece mención especial alguna (la misma fórmula drama/romance/acción reconocible en cualquier superproducción hollywoodiense y vista hasta la saciedad). Tan sólo señalaré la increíble pobreza escenográfica de la que hace gala. Cuesta creer que una película que costó alrededor de 200 (¡doscientos!) millones de dólares tenga estos escenarios tan lamentables. Para mí que alguien se gastó el grueso del presupuesto en fulanas y drogas de diseño, porque si no, esto no hay quien lo entienda.
Cuesta creer que un clásico de la literatura universal pueda haberse tergiversado, distorsionado y retorcido hasta el punto en que lo ha hecho el señor Petersen con su abominable película. Aún hoy me pregunto cómo ha sido capaz de deformar de una manera tan atroz una historia a prueba de idiotas como es la Ilíada. Y es que el director ha demostrado una habilidad sin par en lo que a destrucción de la cultura se refiere, igualable únicamente a la de Hitler y sus famosas “sesiones de lectura junto al fuego”.
No entraré a valorar el apartado técnico del film, ya que no merece mención especial alguna (la misma fórmula drama/romance/acción reconocible en cualquier superproducción hollywoodiense y vista hasta la saciedad). Tan sólo señalaré la increíble pobreza escenográfica de la que hace gala. Cuesta creer que una película que costó alrededor de 200 (¡doscientos!) millones de dólares tenga estos escenarios tan lamentables. Para mí que alguien se gastó el grueso del presupuesto en fulanas y drogas de diseño, porque si no, esto no hay quien lo entienda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero volvamos a lo más grave de Troya: la ignominiosa adaptación del director. El problema no es que no haya sido fiel a la Ilíada, la “novela” (ja ja), como la llaman algunos. Ni tampoco que haya querido contar la historia desde un punto de vista más realista (una idea que podría haber sido muy interesante si se hubiera llevado bien). No. El problema es que Petersen ha usurpado una obra maestra de la literatura y la ha hecho encajar a base de martillazos en los esquemas comerciales de Hollywood hasta asesinarla. Y es que, a consecuencia de la paliza de Petersen, la historia está tan desfigurada que apenas se la reconoce.
Así, los personajes que en la Ilíada sobreviven a diez años de contienda aquí cascan a la primera de cambio, y los que perecen noblemente en el combate aquí se van de rositas. Petersen ha simplificado la trama y la psicología de los personajes hasta reducirla a una distinción vergonzosa de “buenos y malos” que insulta a la inteligencia. Por supuesto, los malos mueren y los buenos viven, como el dólar manda. De esta forma, Menelao (una especie de vikingo mal peinado), que según la mitología gana la guerra y se lleva a Helena de vuelta a Esparta, muere transcurridos 20 minutos escasos de película (qué ganas tuve de marcharme del cine en ese momento).
El papel de Aquiles no puede ser peor, y no por culpa de Brad Pitt, cuya profesionalidad está fuera de toda duda, sino por la visión del director de lo que debe ser Aquiles: un metrosexual de playa que sirva de ídolo a adolescentes histéricas con las hormonas desatadas.
Si tuviera dinero suficiente, compraría todas las copias existentes de esta abominación y las lanzaría en un cohete al espacio en pos de la dignidad y el decoro humanos. Espero, eso sí, que no haya vida inteligente ahí fuera, porque si no, pobrecillos.
Así, los personajes que en la Ilíada sobreviven a diez años de contienda aquí cascan a la primera de cambio, y los que perecen noblemente en el combate aquí se van de rositas. Petersen ha simplificado la trama y la psicología de los personajes hasta reducirla a una distinción vergonzosa de “buenos y malos” que insulta a la inteligencia. Por supuesto, los malos mueren y los buenos viven, como el dólar manda. De esta forma, Menelao (una especie de vikingo mal peinado), que según la mitología gana la guerra y se lleva a Helena de vuelta a Esparta, muere transcurridos 20 minutos escasos de película (qué ganas tuve de marcharme del cine en ese momento).
El papel de Aquiles no puede ser peor, y no por culpa de Brad Pitt, cuya profesionalidad está fuera de toda duda, sino por la visión del director de lo que debe ser Aquiles: un metrosexual de playa que sirva de ídolo a adolescentes histéricas con las hormonas desatadas.
Si tuviera dinero suficiente, compraría todas las copias existentes de esta abominación y las lanzaría en un cohete al espacio en pos de la dignidad y el decoro humanos. Espero, eso sí, que no haya vida inteligente ahí fuera, porque si no, pobrecillos.
26 de enero de 2022
26 de enero de 2022
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado más de 34 siglos y la historia de los amores ilícitos de Helena y Paris, del coraje de Aquiles, de la nobleza de Héctor, del ingenio de Ulises u Odiseo, del trágico destino de Casandra y Andrómaca, de la dignidad de los reyes Príamo y Hécuba, del odio de Menelao, de la ambición de Agamenón, así como del aciago destino de la ciudad maldita de Troya y de la leyenda de la belleza de una mujer que provocó que una flota de 1000 navíos cruzase el mar para rescatarla, sigue siendo contada desde distintos ángulos, pero manteniendo la capacidad de fascinar a cada generación.
El mito ha sido abordado por el cine y la televisión en diversas épocas, reproduciendo con mayor o menor fortuna, los hechos narrados por Homero en la "Ilíada", sobre el último año de la guerra, y en la "Odisea", centrado en el regreso del héroe Ulises u Odiseo a su hogar en Ítaca.
Los hitos más representativos son:
- "Ulises" (Mario Camerini, 1954) es la primera aproximación del cine sonoro al mito de Homero en una destacada coproducción italo-franco-estadounidense, producida por Dino de Laurentis con Kirk Douglas en el papel principal.
- "Helena de Troya" (Robert Wise,1956), es la espectacular apuesta de la Warner por el cine épico y monumental de los años 50 que, con una gran superproducción en CinemaScope, pretendía competir con la naciente televisión.
- También el peplum italiano de los 60, con la inevitable presencia del musculoso Steve Reeves, abordó el mito en los siguientes films que prácticamente forman un ciclo: "La guerra de Troya" (Giorgio Ferroni, 1961), "La leyenda de Eneas" (Giorgio Venturini, 1962), y "La ira de Aquiles" (Mario Girolami, 1962),
- La televisión abordó el mito desde una óptica naturalista, en el formato de las típicas mini-series históricas de los 70 con " Las aventuras de Ulises" (Francesco Rosi, 1968)
- También en los 70 se difundió el teatro griego clásico filmado que adaptaba tragedias de Sófocles y Eurípides. De este período destacamos "Las troyanas" (Mihalis Kakogiannis, 1971), con una inconmensurable Katharine Hepburn en el papel de Hécuba, e Iphigenia (Mihalis Kakogiannis, 1977).
- El cambio de milenio nos proporcionó dos destacables mini-series de televisión que abordaban el ciclo homérico completo en toda su amplitud y sin renunciar a la intervención de los dioses en sus argumentos. Nos referimos a ""La Odisea" (Andrei Konchalovsky, 1997) para Hallmark, y "Helena de Troya" (John Kent Harrison, 2003) para las cadenas de televisión por cable, que aprovechó el tirón publicitario de la superproducción "Troya" de Wolfgang Petersen, que aquí se comenta.
- En 2018 BBC One y Netflix lanzaron una mini-serie con pretensiones de fidelidad al original literario, que fue muy criticada por su reparto multirracial que, en aras de una pretendida multiculturalidad, rompía la verosimilitud histórica al presentar héroes y dioses de raza negra. A pesar de todo, el resultado final fue una fiel y respetuosa recreación que destacaba favorablemente por su fotografía de los bellos paisajes sudafricanos en representación de la vieja Hélade.
Con "Troya", el alemán Wolfgang Petersen compuso en 2004 un gran espectáculo épico a la sombra del éxito de "Gladiator" (Ridley Scott, 2000), en el que supo alternar la grandiosidad de las grandes batallas con la emoción de escenas intimistas, pretendiendo ofrecer una versión desmitificada, sin presencias divinas, y con pretensiones realistas y naturalistas de la Ilíada de Homero, abordando bajo estos parámetros, la historia de la caída del mítico reino de Troya a manos de sus invasores helenos.
El film destaca por ese equilibrio entre épica e intimismo, y por su grandioso y espectacular reparto:
Brad Pitt, compone una imagen icónica de Aquiles ignorando su reputación de iracundo y amoral, expresando una buena dosis de sensibilidad en su amor por la bella Briseida, personaje que aglutina a varios personajes femeninos de la Ilíada en una perdonable simbiosis de guion, o en su amistad por Patroclo, cuya posible relación homosexual, el film evita citar por temor a la posible incomprensión de las audiencias de 2004. Su muerte, narrada con un gran naturalismo, huyendo de cualquier carga mitológica, le eleva a la gloria que corresponde a los héroes.
Eric Bana compone una imagen magistral de Héctor, el antagonista troyano de Aquiles y auténtico héroe positivo de la historia, que muestra con efectividad su devoción por su esposa Andrómaca y su hijo, su responsabilidad como príncipe de Troya, como líder militar del ejército y como héroe trágico, al asumir su destino con un estricto sentido del deber.
Diane Kruger en su debut cinematográfico en Hollywood, presta su atemporal belleza a Helena, la reina de Esparta secuestrada por Paris, haciendo comprensible, con el permiso de Rosanna Podestá, bella actriz italiana que interpretó ese papel en la versión de 1956, que 1000 naves helénicas se hicieran a la mar para rescatarla.
Orlando Bloom, vuelve a representar a otro de sus pusilánimes personajes, representando a Paris, el indolente príncipe troyano, cuyo amor por Helena origina una guerra que duraría 10 años.
El resto del reparto brilla a gran altura, tanto Brian Cox, en el papel de Agamenon, como Peter O'Toole, interpretando al rey Príamo, Sean Bean, como Odiseo/Ulises, como Rose Byrne, en el papel de Briseida, o Brendan Gleeson, como Menelao, aportan su profesionalidad, dándole credibilidad a la historia.
Todo el equipo, sin olvidar la vibrante partitura de James Horner, contribuye a glosar un espléndido relato épico e intimista que, si bien se permite numerosas licencias en la adaptación de la obra en beneficio de la psicología de los personajes, brinda una excelente ocasión para volver a admirar los infranqueables muros de Troya, sus épicas batallas y conmoverse con los amores y la belleza de una mujer por cuyo rescate 1000 naves se hicieron a la mar y se enfrentaron en una guerra que duraría 10 años, cuyos ecos resuenan todavía en la actualidad
El mito ha sido abordado por el cine y la televisión en diversas épocas, reproduciendo con mayor o menor fortuna, los hechos narrados por Homero en la "Ilíada", sobre el último año de la guerra, y en la "Odisea", centrado en el regreso del héroe Ulises u Odiseo a su hogar en Ítaca.
Los hitos más representativos son:
- "Ulises" (Mario Camerini, 1954) es la primera aproximación del cine sonoro al mito de Homero en una destacada coproducción italo-franco-estadounidense, producida por Dino de Laurentis con Kirk Douglas en el papel principal.
- "Helena de Troya" (Robert Wise,1956), es la espectacular apuesta de la Warner por el cine épico y monumental de los años 50 que, con una gran superproducción en CinemaScope, pretendía competir con la naciente televisión.
- También el peplum italiano de los 60, con la inevitable presencia del musculoso Steve Reeves, abordó el mito en los siguientes films que prácticamente forman un ciclo: "La guerra de Troya" (Giorgio Ferroni, 1961), "La leyenda de Eneas" (Giorgio Venturini, 1962), y "La ira de Aquiles" (Mario Girolami, 1962),
- La televisión abordó el mito desde una óptica naturalista, en el formato de las típicas mini-series históricas de los 70 con " Las aventuras de Ulises" (Francesco Rosi, 1968)
- También en los 70 se difundió el teatro griego clásico filmado que adaptaba tragedias de Sófocles y Eurípides. De este período destacamos "Las troyanas" (Mihalis Kakogiannis, 1971), con una inconmensurable Katharine Hepburn en el papel de Hécuba, e Iphigenia (Mihalis Kakogiannis, 1977).
- El cambio de milenio nos proporcionó dos destacables mini-series de televisión que abordaban el ciclo homérico completo en toda su amplitud y sin renunciar a la intervención de los dioses en sus argumentos. Nos referimos a ""La Odisea" (Andrei Konchalovsky, 1997) para Hallmark, y "Helena de Troya" (John Kent Harrison, 2003) para las cadenas de televisión por cable, que aprovechó el tirón publicitario de la superproducción "Troya" de Wolfgang Petersen, que aquí se comenta.
- En 2018 BBC One y Netflix lanzaron una mini-serie con pretensiones de fidelidad al original literario, que fue muy criticada por su reparto multirracial que, en aras de una pretendida multiculturalidad, rompía la verosimilitud histórica al presentar héroes y dioses de raza negra. A pesar de todo, el resultado final fue una fiel y respetuosa recreación que destacaba favorablemente por su fotografía de los bellos paisajes sudafricanos en representación de la vieja Hélade.
Con "Troya", el alemán Wolfgang Petersen compuso en 2004 un gran espectáculo épico a la sombra del éxito de "Gladiator" (Ridley Scott, 2000), en el que supo alternar la grandiosidad de las grandes batallas con la emoción de escenas intimistas, pretendiendo ofrecer una versión desmitificada, sin presencias divinas, y con pretensiones realistas y naturalistas de la Ilíada de Homero, abordando bajo estos parámetros, la historia de la caída del mítico reino de Troya a manos de sus invasores helenos.
El film destaca por ese equilibrio entre épica e intimismo, y por su grandioso y espectacular reparto:
Brad Pitt, compone una imagen icónica de Aquiles ignorando su reputación de iracundo y amoral, expresando una buena dosis de sensibilidad en su amor por la bella Briseida, personaje que aglutina a varios personajes femeninos de la Ilíada en una perdonable simbiosis de guion, o en su amistad por Patroclo, cuya posible relación homosexual, el film evita citar por temor a la posible incomprensión de las audiencias de 2004. Su muerte, narrada con un gran naturalismo, huyendo de cualquier carga mitológica, le eleva a la gloria que corresponde a los héroes.
Eric Bana compone una imagen magistral de Héctor, el antagonista troyano de Aquiles y auténtico héroe positivo de la historia, que muestra con efectividad su devoción por su esposa Andrómaca y su hijo, su responsabilidad como príncipe de Troya, como líder militar del ejército y como héroe trágico, al asumir su destino con un estricto sentido del deber.
Diane Kruger en su debut cinematográfico en Hollywood, presta su atemporal belleza a Helena, la reina de Esparta secuestrada por Paris, haciendo comprensible, con el permiso de Rosanna Podestá, bella actriz italiana que interpretó ese papel en la versión de 1956, que 1000 naves helénicas se hicieran a la mar para rescatarla.
Orlando Bloom, vuelve a representar a otro de sus pusilánimes personajes, representando a Paris, el indolente príncipe troyano, cuyo amor por Helena origina una guerra que duraría 10 años.
El resto del reparto brilla a gran altura, tanto Brian Cox, en el papel de Agamenon, como Peter O'Toole, interpretando al rey Príamo, Sean Bean, como Odiseo/Ulises, como Rose Byrne, en el papel de Briseida, o Brendan Gleeson, como Menelao, aportan su profesionalidad, dándole credibilidad a la historia.
Todo el equipo, sin olvidar la vibrante partitura de James Horner, contribuye a glosar un espléndido relato épico e intimista que, si bien se permite numerosas licencias en la adaptación de la obra en beneficio de la psicología de los personajes, brinda una excelente ocasión para volver a admirar los infranqueables muros de Troya, sus épicas batallas y conmoverse con los amores y la belleza de una mujer por cuyo rescate 1000 naves se hicieron a la mar y se enfrentaron en una guerra que duraría 10 años, cuyos ecos resuenan todavía en la actualidad
4 de octubre de 2010
4 de octubre de 2010
44 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Usuario perpetrio, estoy contigo hermano. No sé que habremos hecho mal para que se puntúe un bodrio semejante hasta con dieces. No voy a aportar mucho, pero necesito decirlo y que me valoren cómo les salga de las narices.
Hay un mito mayor que los homéricos: si no puntúas alto una peli de acción eres un gafapasta cultureta. Meeeec, error. Revisen mis puntuaciones y vean las notas que les pongo a, yo que sé, "Los Mercenarios".
Cuando vi esta peli en el cine me pareció horrible. Por curiosidad militante la he visto una vez y media más y mi opinión sobre este engendro incluso ha empeorado.
Dejemos aparte que no es que adapte "libremente" la Iliada, sino que directamente se la invente. Dejemos aparte la mongoloide tendencia a que unos sean buenos muy buenos y otros malos muy malos. Dejemos aparte las cámaras lentas y la banda sonora bien marcadita en cada escena (no sea que no sepamos que pensar, mejor todo bien mascadito). Ya es mucho dejar, pero aún así dejémoslo.
Y ahora centrémonos en una sola escena que define muy bien el espanto de peli ante la que nos encontramos. Sigo en spoilers, por si acaso alguien tiene la mala idea de querer verla.
Hay un mito mayor que los homéricos: si no puntúas alto una peli de acción eres un gafapasta cultureta. Meeeec, error. Revisen mis puntuaciones y vean las notas que les pongo a, yo que sé, "Los Mercenarios".
Cuando vi esta peli en el cine me pareció horrible. Por curiosidad militante la he visto una vez y media más y mi opinión sobre este engendro incluso ha empeorado.
Dejemos aparte que no es que adapte "libremente" la Iliada, sino que directamente se la invente. Dejemos aparte la mongoloide tendencia a que unos sean buenos muy buenos y otros malos muy malos. Dejemos aparte las cámaras lentas y la banda sonora bien marcadita en cada escena (no sea que no sepamos que pensar, mejor todo bien mascadito). Ya es mucho dejar, pero aún así dejémoslo.
Y ahora centrémonos en una sola escena que define muy bien el espanto de peli ante la que nos encontramos. Sigo en spoilers, por si acaso alguien tiene la mala idea de querer verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Menelao reta a Paris a un combate por la mano de Helena que puede poner fin a la guerra. Menelao derrota a Paris en buena lid, pero este se niega a morir dignamente. Hector, como buen hermano, prefiere el deshonor, mantener el sitio de su ciudad y probablemente sacrificar muchas vidas de sus conciudadanos. Y no sólo protege a Paris, sino que mata a traición a Menelao.
¿Reflexionan Hector o Paris sobre lo que han hecho?, ¿tiene el director intención de mostrar una mínima profundidad en los personajes? Na, los sigue tratando como buenos muy buenos frente a malos muy malos. Y enseñando sus pechámenes, que al fin y al cabo de eso se trata.
Esto, digais lo que digais, es anticine y antitodo.
Y me da más pena saber que el perpetrador de este espanto es el mismo que firmó hace ya taaanto tiempo una peli tan maravillosa como "La Historia Interminable", que tanto me marcase en la infancia. Ala, ya teneis la dosis de gafapastismo que necesitábais.
¿Reflexionan Hector o Paris sobre lo que han hecho?, ¿tiene el director intención de mostrar una mínima profundidad en los personajes? Na, los sigue tratando como buenos muy buenos frente a malos muy malos. Y enseñando sus pechámenes, que al fin y al cabo de eso se trata.
Esto, digais lo que digais, es anticine y antitodo.
Y me da más pena saber que el perpetrador de este espanto es el mismo que firmó hace ya taaanto tiempo una peli tan maravillosa como "La Historia Interminable", que tanto me marcase en la infancia. Ala, ya teneis la dosis de gafapastismo que necesitábais.
21 de abril de 2008
21 de abril de 2008
27 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde “Braveheart” a “Troya” muchas han sido las películas que han participado del boom de la epic-movie. Muchas otras siguen saliendo posteriormente, pero creo que si la de Gibson marcaba el comienzo, la de Petersen marca el final. Para mi gusto ninguna de los dos es una maravilla, pero por unas causas y por otras han marcado época. En este caso “Troya” es el cenit, no es una cuestión de que sea mejor o peor que algunas posteriores o anteriores, es que agota todos los recursos posibles.
Lo hace en presupuesto -hablamos de una de las películas más caras de la historia-, lo hace en reparto –gusten más o menos, de lo más importante del momento- y lo hace en intenciones, que es llevar a Homero al cine. Todo lo demás ya es dar vueltas sobre lo mismo, y adelanto que este tipo de cine irá en los próximos años desapareciendo por una clara saturación –ya se ven los últimos fracasos de “La última legión” “10.000”... -
Para no alargarme mucho diré que “Troya” es como aquella inmortal novela de Stevenson sobre Jekyll y Hyde. Cuando es mala, lo es de verdad, y en cambio cuando funciona lo hace de forma brillante.
¿Cuándo no lo hace? En general en toda la parte más dramática. Los diálogos son cuando menos mediocres, algunas interpretaciones pavorosas (Orlando Bloom por ejemplo) y tiene un ritmo en el montaje discutible. Y por supuesto la música, totalmente recurrente e inapropiada. Ya saben, está de moda estas melodías que las oímos en todas y cada una de las películas, desde “Black Hawck derribado” a “Las cuatro plumas”.
Eso sí, cuando es grande lo es y mucho. ¿Qué hay de bueno en Troya? La acción sin lugar a dudas, el desembarco de los mirmidones (hormigas) en la cabeza de playa es magnífico, la pelea entre Héctor y Aquiles memorable, incluso el primer combate del principio y todo el ropaje de este tipo de superproducciones, vestuario, decorados, efectos, fotografía, puesta en escena...
Y Brad Pitt está bien, creo que resulta un Aquiles más que convincente, por cierto algunos se quejan de que no se explicite su relación homosexual (que curioso en “Alexander” se quejaban de lo contrario) pero es que aquello lo que había entonces era más que nada pederastia, y no una relación como lo suele ver el ojo occidental contemporáneo.
En el capítulo de la polémica de si la es fiel o no a la obra de Homero -que este también se inventó lo suyo, lo escribió 500 años después de los hechos que narra- no voy a entrar, estoy acostumbrado a las exactitudes históricas o literarias pero esta vez no voy a entrar en detalles. Lo que está claro es que esto no es una adaptación de los poemas del poeta griego sino sólo una inspiración made in américa. La película no es un documento, sino una epopeya llevada al cine y por lo tanto vulgarizadora del texto original, pero su perspectiva es bastante interesante por cierto, aunque un pelín juvenil.
Lo hace en presupuesto -hablamos de una de las películas más caras de la historia-, lo hace en reparto –gusten más o menos, de lo más importante del momento- y lo hace en intenciones, que es llevar a Homero al cine. Todo lo demás ya es dar vueltas sobre lo mismo, y adelanto que este tipo de cine irá en los próximos años desapareciendo por una clara saturación –ya se ven los últimos fracasos de “La última legión” “10.000”... -
Para no alargarme mucho diré que “Troya” es como aquella inmortal novela de Stevenson sobre Jekyll y Hyde. Cuando es mala, lo es de verdad, y en cambio cuando funciona lo hace de forma brillante.
¿Cuándo no lo hace? En general en toda la parte más dramática. Los diálogos son cuando menos mediocres, algunas interpretaciones pavorosas (Orlando Bloom por ejemplo) y tiene un ritmo en el montaje discutible. Y por supuesto la música, totalmente recurrente e inapropiada. Ya saben, está de moda estas melodías que las oímos en todas y cada una de las películas, desde “Black Hawck derribado” a “Las cuatro plumas”.
Eso sí, cuando es grande lo es y mucho. ¿Qué hay de bueno en Troya? La acción sin lugar a dudas, el desembarco de los mirmidones (hormigas) en la cabeza de playa es magnífico, la pelea entre Héctor y Aquiles memorable, incluso el primer combate del principio y todo el ropaje de este tipo de superproducciones, vestuario, decorados, efectos, fotografía, puesta en escena...
Y Brad Pitt está bien, creo que resulta un Aquiles más que convincente, por cierto algunos se quejan de que no se explicite su relación homosexual (que curioso en “Alexander” se quejaban de lo contrario) pero es que aquello lo que había entonces era más que nada pederastia, y no una relación como lo suele ver el ojo occidental contemporáneo.
En el capítulo de la polémica de si la es fiel o no a la obra de Homero -que este también se inventó lo suyo, lo escribió 500 años después de los hechos que narra- no voy a entrar, estoy acostumbrado a las exactitudes históricas o literarias pero esta vez no voy a entrar en detalles. Lo que está claro es que esto no es una adaptación de los poemas del poeta griego sino sólo una inspiración made in américa. La película no es un documento, sino una epopeya llevada al cine y por lo tanto vulgarizadora del texto original, pero su perspectiva es bastante interesante por cierto, aunque un pelín juvenil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
“Troya” no apasiona eso es verdad, pero tiene suficientes méritos y espectáculo como para no ser despreciada, y además es lo mejor que ha hecho Petersen desde “El submarino”, que ya ha llovido.
Una recomendación literaria, a los que les guste el tema, no se pierdan la lectura de “Troya” de Gisbert Haefs, una novela realmente fascinante.
Nota: 6,9
Una recomendación literaria, a los que les guste el tema, no se pierdan la lectura de “Troya” de Gisbert Haefs, una novela realmente fascinante.
Nota: 6,9
6 de octubre de 2009
6 de octubre de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de esta crítica es entrar a la peli sin dar cuenta de sus errores argumentales con respecto al libro, además ya existen varias críticas (muchas con lujo de detalle) que se encargan de eso.
Veamos, ahora sí, la obra de Petersen: logra momentos que se acercan al espíritu homérico, pero por otro lado cae en situaciones pomposas, hilarantes y hasta ridículas que la desvirtuan.
Ping pong entre el cielo y el infierno:
Las batallas cuerpo a cuerpo son de lo mejor a nivel escénico, destacándose especialmente la pelea entre Héctor y Aquiles y toda su preparación; no obstante ciertas secuencias de acción en masa, sobre todo las del final, son confusas y poco claras.
Los diálogos van y vienen, algunos son de una emotividad muy palpable como la situación en la orilla del mar entre Aquiles y su madre o entre Aquiles y Príamo; por otro lado tenemos las agobiantes y melodramáticas secuencias de "amor de telenovela barata" entre Paris y Helena: ellos solos se encargan de desinflar toda poesía insinuada.
El final deja que desear, pero recordemos (y aquí no hay más remedio que adentrarse en el libro) que La Ilíada finaliza una vez muerto Héctor y todas las versiones posteriores de la toma de Troya son muy libres y corren por cuenta del autor de turno: Petersen dió su propia versión del final, pero las hay mucho mejores.
Los personajes representan una de cal y una de arena, como toda la obra. Héctor se impone desde su dimensión heroica y humana mientras que Aquiles se debate entre la inmortalidad y un amor pasajero; Príamo es el ejemplo de un padre/rey que ama lo suyo, su propiedad, su tierra y Agamenón es el "malo maloso" gratuito de la peli; Andrómaca se sabe situar muy bien como mujer desesperada que ve como todo habrá de caer mientras que Helena nunca se decide si queda mejor de perfil o de frente hacia la cámara.
Troya arranca, se desarrolla, termina buscando la eternidad: deberá contentarse con un mundo mortal que la olvidará...
Veamos, ahora sí, la obra de Petersen: logra momentos que se acercan al espíritu homérico, pero por otro lado cae en situaciones pomposas, hilarantes y hasta ridículas que la desvirtuan.
Ping pong entre el cielo y el infierno:
Las batallas cuerpo a cuerpo son de lo mejor a nivel escénico, destacándose especialmente la pelea entre Héctor y Aquiles y toda su preparación; no obstante ciertas secuencias de acción en masa, sobre todo las del final, son confusas y poco claras.
Los diálogos van y vienen, algunos son de una emotividad muy palpable como la situación en la orilla del mar entre Aquiles y su madre o entre Aquiles y Príamo; por otro lado tenemos las agobiantes y melodramáticas secuencias de "amor de telenovela barata" entre Paris y Helena: ellos solos se encargan de desinflar toda poesía insinuada.
El final deja que desear, pero recordemos (y aquí no hay más remedio que adentrarse en el libro) que La Ilíada finaliza una vez muerto Héctor y todas las versiones posteriores de la toma de Troya son muy libres y corren por cuenta del autor de turno: Petersen dió su propia versión del final, pero las hay mucho mejores.
Los personajes representan una de cal y una de arena, como toda la obra. Héctor se impone desde su dimensión heroica y humana mientras que Aquiles se debate entre la inmortalidad y un amor pasajero; Príamo es el ejemplo de un padre/rey que ama lo suyo, su propiedad, su tierra y Agamenón es el "malo maloso" gratuito de la peli; Andrómaca se sabe situar muy bien como mujer desesperada que ve como todo habrá de caer mientras que Helena nunca se decide si queda mejor de perfil o de frente hacia la cámara.
Troya arranca, se desarrolla, termina buscando la eternidad: deberá contentarse con un mundo mortal que la olvidará...
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