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Climax

Thriller. Drama Jóvenes bailarines toman accidentalmente LSD mezclado con sangría y así su exultante ensayo se convierte en una pesadilla cuando uno a uno sienten las consecuencias de una crisis psicodélica colectiva. (FILMAFFINITY)
Críticas 103
Críticas ordenadas por utilidad
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4
22 de febrero de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Climax se anunciaba en las pantallas de nuestros televisores mucho antes de su estreno. Bajo luces de neón y usando palabras como rompedora, transgresora, perturbadora,etc… Siempre pienso que cuando se debe anunciar mucho una película es porque su calidad es bien dudosa y la nueva película de Gaspard Noé es otra muestra de ello. Es una obra pretenciosa, pedante y tediosa.

Nunca se cómo enfrentarme a una película de Gaspard Noé. Creo que su cine es del tipo que te parece una puta genialidad o una completa basura. Sin embargo, con Irreversible (que a diferencia de esta, si resultaba rompedora), Enter the void e incluso Love, consiguió cautivarme. Había un trasfondo, una historia detrás de la historia inicial. Un infierno caótico y espeluznante que se dejaba ver justo después de vislumbrar el cielo.

Creo que en esta película en concreto se ha querido abarcar demasiado. No obstante, el resultado supera a las intenciones y Climax no deja de ser una película que no está a la altura del cine anterior de Noé y con la que nunca (válgame la redundancia) se consigue llegar a algún tipo de climax. A pesar de las coreografías tan brutales con las que el grupo de actores y bailarines nos deleitan cada minuto, Climax nunca llega a convertirse en algo más que un videoclip de una hora y media.

Justo al final Noé intenta retomar un discurso bastante potente donde se nos viene a decir que con droga o no, somos unos monstruos que dejan salir por medio de sustancias desinhibidoras al demonio que llevan dentro y que ya vivía agazapado en su interior bajo el corsé de la formalidad y las buenas costumbres. Sin embargo, esto no está demasiado explotado y pasa a ser otra parte más de un decorado donde los cuerpos se contorsionan en una especie de infierno palpitante en el que ya no hay lugar para los cómo o los porque, solo para la provocación instantánea que lo único que intenta alcanzar es una fuerte impresión en los espectadores. De este modo tenemos un film totalmente provisto de significado, que se queda sin arrancar nunca y que podría haber dado mucho más de sí teniendo en cuenta quien es su progenitor.
2
15 de febrero de 2019
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bodrio estilizado. No le doy un 1 por los minutos de verdadero arte en movimiento que suponen las coreografías de unos/as bailarines/as espectaculares. El resto es innecesario y aburrido por más pátina sonora, visual y violenta con la que se la quiera pretender cubrir. Y digo pretender porque ni sonoramente embauca (la selección musical es un tostón, pese a los celebérrimos grupos/dj's que la encabezan) ni es tan violenta (como pareciera ser su intención), ni visualmente aporta nada salvo saturar la retina de rojo. Hacía tiempo que no me retorcía tanto en una butaca debido a los exasperantes y vacíos diálogos pseudoprovocadores (de caca, culo, pedo y pis) y lo reiterativo de las situaciones que no dan ni para un corto pero este señor se ha empecinado en hacer largometraje. Que nadie se lleve a engaño: si la gente se sale del cine (como he visto hacer hoy) no es por la provocación sino porque valora su tiempo.
8
5 de octubre de 2018
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con tan solo cinco películas en su haber el argentino, afincado en Francia, Gaspar Noé se ha ganado un lugar en el imaginario cinematográfico gracias a sus rompedoras propuestas visuales y narrativas: Seul contre tous, Irreversible, Enter The Void, Love o este Climax han hecho correr ríos de tinta a favor o en contra. Cada nuevo proyecto del director hace que los seguidores pongan en marcha la cuenta atrás hasta el estreno mientras, en las sombras, sus detractores afilan los cuchillos.

Un grupo de jóvenes, de distinto género, raza, religión u orientación sexual, se recluye durante tres días, en un colegio abandonado, con la idea de formar un grupo de baile que hará una gira por Francia y Estados Unidos. Tras el último, y exitoso, ensayo, comienza una fiesta en la que todos se verán abocados a la violencia y el sexo.

Basada en un hecho real que tuvo lugar en Francia durante los años 90, la película empieza con un golpe al espectador, rompiendo el esquema clásico de Principio/Desarrollo/Final, para acto seguido deslumbrar con un baile arrollador, rodado en un arriesgado plano secuencia, que debería pasar a los anales del cine musical debido a su ritmo y milimétrica coreografía; más de un espectador se quedará con las ganas de levantarse a bailar.

Noé, en los primeros minutos de la cinta presenta a un nutrido grupo de personajes y es mérito suyo, y del encargado de vestuario Fred Cambier, que el espectador sea capaz de identificarlos, y odiarlos llegado el momento, gracias a las conversaciones entre unos y otros; en estos diálogos, que parecen improvisados aunque no lo sean, el director no solo muestra las personalidades de cada uno sino que deja entrever las relaciones existentes y planta la semilla de lo que está por llegar.

La caída en desgracia de estos bailarines con ganas de triunfar, no solo es mérito del férreo control que Gaspar Noé imprime en el espacio/tiempo, con una cámara inquieta que parece espectador y protagonista al mismo tiempo, sino también de sus colaboradores habituales, empezando con la increíble fotografía de Benoit Debie que ilumina cada habitación y pasillo de forma tal que un espacio que, en principio es un simple lugar de paso, se va degradando hasta convertirse en la antesala del infierno o un afterhours; otro de los abonados a las locuras del director, el técnico de sonido Ken Yusamoto, amplifica las sensaciones del espectador abarrotando sus oídos con música, gritos y sonidos en off.

Sofia Boutella encabeza el cartel, interpretando a Selva, pero sería injusto no mencionar el trabajo actoral ya que todos, sin excepción, tienen su momento de gloria, dan lo mejor de sí mismo y trasmiten al espectador la violencia, el deseo y la desesperación que van creciendo en su interior desde el baile del principio hasta la mañana siguiente.

Climax no se detiene en ningún momento, su duración de 95 minutos es ajustada y, sin embargo, puede resultar aburrida e incómoda debido a un ritmo que salta de lo acelerado a lo lento, de simples conversaciones anodinas a situaciones tensas que hacer temer lo peor, de increíbles bailes donde los bailarines parecen flotar en el aire a estallidos de violencia y, sobre todo, al uso y abuso de la cámara que, en sus momentos finales, puede resultar agobiante.

Clímax gustará sobre todo a los seguidores del universo personal de Gaspar Noé, ya que es una cinta arriesgada y muy personal, pero si tienes la mente abierta y disfrutas la experimentación visual, no puedes dejar pasar este baile.

http://www.terrorweekend.com/2018/10/climax-review.html
7
15 de octubre de 2018
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas horas después de mi primera proyección en el festival de Sitges ya me encontraba haciendo cola para ver otra peli. La gente comentaba en la cola que “la peli era muy chunga” o que “con este tío a saber que nos espera”. Este tío, de nombre Gaspar Noé, estaba en la sala. El director argentino presentó su película sin darse demasiada importancia: “Clímax es un película pequeña que rodamos muy rápido, sin mucho dinero y sin actores profesionales. Si alguna vez os habéis fumado un porrito y ello os ha dejado algo confusos e incluso os ha dado algo de paranoia, sabréis de que va esta historia. Nada más, quiero que la película hable por si misma, os espero la salida”. Qué cabrón el tío. Qué grande.
Clímax tiene dos partes muy diferenciadas. La primera mitad es la virtuosa coreografía de una danza, el ensayo final de una obra que se ha de representar próximamente. Y esto Noé lo filma con un virtuosismo al alcance de muy pocos. Su habitual uso del plano secuencia aquí es deslumbrante. Aunque todo esto no es más que un calentamiento para la segunda mitad. Nos espera una fiesta que supone un absoluto descenso sensorial a los infiernos. Sientes que tu mente y tu cuerpo acompañan a los bailarines en su involuntario aquelarre. En los últimos 15 minutos el film roza lo insoportable. Se vuelve extenuante. Yo me debatía entre dos sensaciones contrapuestas: por un lado no podía aguantar la desazón y la angustia que me provocaban las imágenes y por otro me era imposible apartar la mirada de la pantalla. Esto pasa muy pocas veces, al menos a este nivel. Muchos dirán que Noé tira de golpes bajos, efectismo fácil e que incluso cae en el ridículo en algunas ocasiones. Y tendrán parte de razón. También dirán aquello de que “es un película vacía”. Lo cuál es un poco absurdo. Pero con todos sus defectos e imperfecciones, Clímax es algo único que merece sin duda todos los premios que el festival le otorgó a posteriori. El cine Retiro rugía de gusto cuando llegaron los títulos de crédito y yo sentía que empezaba a volverme loco con este festival.
Después de la proyección hubo una fiesta en la que el director y los actores ofrecieron a todos los presentes una sangría fresquita, como la de la peli. Toda una meta-party vaya.

(Extracto del artículo "5 días en Sitges", dentro del blog "Antes de parpadear" https://robergcuesta.wixsite.com/antesde)
7
13 de octubre de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clímax no es una película al uso, y Gaspar Noé pone bastante empeño en ello. Diálogos, bailes, inquietudes de un grupo de jóvenes que se reunen en un edificio aislado para ensayar dichos bailes. Hasta ahí todo normal, pero Gaspar Noé rueda unas largas coreografías magníficamente ejecutadas en planos bastante largos, a destacar un plano secuencia, y algunos planos cenitales en lo que Gaspar no escatima en tiempo (es más, puede que se exceda un poco). Gente bastante natural, que quiere pasárselo bien, pero las cosas no saldrán como parecen en esta reunión de jóvenes franceses.

Clímax destaca por su forma bastante más que por su contenido, ya que realemente, apenas hay guión. Lo interesante es ver los giros de cámaras, los juegos de luces, las interpretaciones crudas de muchos actores, a destacar las escenas de Sofia Boutella, quien precisamente es bailarina profesional, apareciendo en numerosos videoclips, de los que dio el salto al cine. Provocadora, rara, dura en muchas escenas, trasmitiendo puro desenfreno a la vez que un intenso desasosiego. Gaspar Noé puede que se pase de prepotente y/o pedante en algún momento, sabiendo en todo momento que lo que él ofrece es pura forma, pura técnica cinematográfica, de baile y actoral, pero vacía de contenido, ya que no hay prácticamente trama, y es por ello que se pone muy fácil a sus haters, como por ejemplo, en los diálogos zafios que comparten algunos de sus protagonistas. ¿Los personajes machistas y salidos convierten Clímax en una mala película? Para mí no, pero entiendo que a algunos les pueda chirriar alguna línea muy desagradable.
Es la película que no le salió a Harmony Korine en Spring Breakers. Y es difícil contar más de la película sin entrar en el spoiler. No es cine comercial para nada, ni un film fácil de ver, pero no deja para nada indiferente.

Lo mejor: Los planos largos, los juegos de cámara, la iluminación, los actores
Lo peor: Cierta pretenciosidad de Gaspar Noe con esos créditos en mitad de la película así como los mensajes insertados sin venir a cuento, completamente inncesarios. Puede que en el final pierda (algo de) fuelle.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La degradación a la que llega la fiesta con la ingesta de drogas a la sangría hace que la película se vuelva muy muy loca, destacando el plano secuencia siguiendo a Sofía Boutella en su histeria, en sus gritos, completamente puesta hasta las cejas, hasta que acaba la noche (mejor que otros), en brazos de otra compañera.
La muerte del chaval electrocutado, encerrado por la madre en el cuarto de la instalación eléctrica se hace duro, recordándome por ejemplo a la muerte del bebé en Trainspotting, pues ambas comparten el mismo mensaje: Di no a las drogas.
Y al final vaya gracia con la chica berlinesa que critica las drogas y que finaliza la película bailando, metiéndose ácido en los ojos, haciendo justo lo que criticaba en los videos de VHS iniciales. (En los que Noé pone de manera un poco pedante una pila de VHS con films como Supiria, un Perro Andaluz, etc.)
Entiendo que dicha chica fue la que drogó a todos.
No tiene sentido que Omar se quede fuera congelado, no me trago que el edificio no tenga otra entrada ni nada por el estilo.
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