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Climax

Thriller. Drama Jóvenes bailarines toman accidentalmente LSD mezclado con sangría y así su exultante ensayo se convierte en una pesadilla cuando uno a uno sienten las consecuencias de una crisis psicodélica colectiva. (FILMAFFINITY)
Críticas 103
Críticas ordenadas por utilidad
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8
14 de octubre de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Climax” es la última obra del polémico enfant terrible Gaspar Noé. Una fiesta con música atronadora, agresivos números de danza urbana noventera y hormonas alteradas mezclándose en un local abandonado en el que se ha improvisado una gran pista de baile con la omnipresente bandera de Francia presidiendo la noche. Conversaciones sobre sexo, aborto y drogas, en una fiesta que comienza intensamente y con buena conexión entre todos los personajes, para irse convirtiendo poco a poco en un brutal descenso a los infiernos. Montaje frenético, sonido atronador, diálogos sin tapujos y escenas que incomodaran al espectador más tradicional. Cualquiera que haya estado en una fiesta verá reflejados muchos comportamientos y momentos habituales en estas. Toda una experiencia sensorial que te deja con resaca después de su visionado.

Más críticas de cine y series (y algún que otro monigote): https://unhombresinpiedad.com
8
2 de noviembre de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Gaspar Noé le fascina tocar temas polémicos y poner al espectador en un estado moral sin límites, hacerlo partícipe de lo que está pasando. El espectador siempre es uno más. Así pasaba con Irreversible, y lo mismo pasa con la nueva película del director, ganadora en el Festival de Sitges, Clímax. Aquellos que lo conocen saben lo que van a ver, son conscientes que esa hora y media vivirán una experiencia que seguramente les dejará traumados las siguientes dos semanas. Y no es para menos.

Nos encontramos frente a una fiesta de bailarines de danza urbana, un ambiente de diversión y locura va denigrando hasta alcanzar el máximo terror. La película va acompañada, casi como si fuera un actor más, de música tecno y coreografías que llegan a absorber al espectador hasta el punto que desea con todas sus fuerzas ser uno más. Y así es, el movimiento de cámara, sin filtro ni límites, tan propio de Noé, hace que automáticamente estés dentro de la película, retiene al espectador sin dejarlo salir, hasta el final. Esto, parece gustoso al principio, cuando la fiesta es divertida y exitosa. Un plano cenital narra con coreografías improvisadas el subidón propio de la droga, los bailarines lo dan todo hasta alcanzar el máximo éxtasis, el clímax. En ese momento el espectador se siente casi hipnotizado, como si hubiera tenido el mismo subidón que los personajes. De aquí que sea uno más. Pero cada vez va incomodando más, hasta el punto de sentir claustrofobia y unas ganas infinitas de salir de allí. Lo que parecía ser el fiestón del siglo empieza a denigrar y a generar un bajón que lo lleva a una tragedia irreversible.

La experiencia es tanto formal como conceptual. Cada suceso se puede extrapolar a lo abstracto, como si un tripi te hubieras tomado. Música, baile, sexo y drogas crean un cocktail molotov que explotará inevitablemente en muerte y destrucción. Casi podríamos decir que se trata de un Trainspotting evolucionado a las nuevas generaciones, aquellas que prefieren drogarse con ácidos por los ojos y encerrarse en una sala de baile sin que pase el tiempo. Clímax es una experiencia para los amantes de lo transgresor y lo visceral. Una vez entras, ya no podrás salir, poco a poco y a ritmo de electrónica viajarás hasta los infiernos, hasta tu peor trip.
8
20 de enero de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una residencia apartada en mitad de la nada y en pleno invierno, un grupo de jóvenes bailarines ensayan una coreografía coral antes de disfrutar de una fiesta por todo lo alto con música en directo. Pero algo extraño les empezará a pasar a todos en cuanto prueban la bebida…

La primera de las tres películas proyectadas en la nueva edición del Maratón de Cine del Actual 2019 en los cines 7 Infantes de Logroño, no pudo empezar mejor, con la película dirigida y escrita por el inclasificable realizador francés Gaspar Noé, que filmó la sobresaliente Irreversible. Esta nueva cinta es poco ortodoxa, no tiene un patrón claro y se desarrolla de una forma distópica, construyéndose poco a poco y dejando que cada personaje vaya evolucionando a su forma y sin pautas. Y todo cobra sentido, las piezas se van uniendo solas y acaba siendo un deleite para la vista y los oídos, con un temazo (un remix de Supernature , de Cerrone) que abre la película de los que se recuerdan de por vida. Se llevó el Premio a la mejor película del último Festival de Sitges de forma sorprendente, ya que no es una cinta de miedo ni de terror al uso, aunque sin duda sus protagonistas acaben comportándose como zombies en un escenario que se va abriendo a fuego lento para perturbar aún más al espectador. Una película, en suma, que te hará salir de la sala en trance y que deja para el recuerdo muchas escenas brutales a ritmo de música electrónica de la buena.

Sacapuntas de oro: Para los que aspiran a pasarse de vueltas viendo una película. El terror que provoca sumergirse en las profundidades (y miserias) del ser humano. La coreografía que abre la película te deja atrapado en la butaca. Que va in crescendo lentamente hasta alcanzar el clímax final.

Sacapuntas de madera: Que no todo el mundo puede entrar en este tipo de películas. El movimiento final cámara en mano te puede llegar a marear. Que pasará sin pena ni gloria por las salas comerciales.

Nota: 8,5 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más críticas de películas en mi blog, El Sacapuntas del Cine.
8
7 de febrero de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Suicide Mode’Emploi’, ‘De l'inconvénient d'être né’, ‘De profundis’, Osvaldo Lamborghini, ‘Frisson de bonheur’, ‘Base-moi’ de Virginia Despentes, ‘La lucha contra el demonio’ de Stefan Sweig, ‘Historia del ojo’ de Georges Bataille, Fritz Lang, ‘Taxi driver’, ‘Le droit du plus fort’ y ‘Querelle’, ‘La mama et la putain’ de Jean Eustache, ‘Possession’ de 1981, ‘Saló o le 120 giornate di Sodoma’, ‘Un chien andalou’, ‘The inauguration of the pleasure dome’, ‘Harakiri’, ‘Suspiria’, ‘Zombie’, ‘Schizophrenia le tueur de l’ombre’ y ‘Labyrinth’ son algunos de los ejemplares que rodean la pantalla en donde se presentan cada uno de los bailarines que, tras expresar su origen, ímpetu y ambiciones alrededor de la danza, pasaran algunos días aislados en un lugar inhóspito francés durante el invierno de 1996. Tras terminar el último ensayo, se dispondrán a festejar en medio de música, alcohol y una pizca inadvertida de LSD, con la cual sucumbirán ante sus alucinaciones, percepciones e instintos.

El ganador de la quincena de realizadores no busca la introspección de su obra y eso lo podemos notar desde sus evidentes influencias al principio del filme. Su intención se centra en la experiencia audiovisual alucinante que logra atraparnos desde la primera escena dancística al ritmo de ‘Supernature’ (corran a escuchar la edición original para el filme) con el cual nuestro pie comienza a adoptar el ritmo, nuestros ojos se cautivan con la capacidad histriónica y desarticulada de los bailarines en plena libertad y nuestra mente se sumerge en la atmósfera rojiza postrada en la bandera francesa. De ahí en adelante, la música y el baile sigue el nulo hilo narrativo que solo muestra imágenes explícitas sin el afán de profundizar en temas como el aborto, la violencia, el sexo y la sexualidad, la maternidad y la culpa, la raza y el incesto.

El diseño de arte es vasto junto a la fotografía con eternos y sublimes planos. Cada habitación posee un color diferente que muestra relaciones e historias acordes a la percepción de los actores amateurs (que se muestran con tanta naturalidad pero con superficialidad) que contrasta con el inmenso histrionismo artístico de Sofia Boutella. Mientras que el estilo goddardiano de los créditos pretende ser efectivo, es un recurso innecesario.
Disculparan que sea mi primer acercamiento al mundo de Gaspar Noé pero, definitivamente logra conectar con todas las emociones desde los primeros minutos. Obvias y obligadas recomendaciones sabemos que son ‘Enter the Void’, ‘Irreversible’ o, incluso, ‘Love’.

Pd: Obligada su vista en pantalla grande y sobre todo ese primer baile para la posteridad.
7
7 de febrero de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelvo a la realidad tras someterme al salvaje viaje lisérgico que supone "Climax", la última obra de Gaspar Noe, con la que parece querer disputar a Lars Von Trier el cetro de autor más polémico y violento -ya mostraba su talento en el empeño desde "Irreversible", que me dejo hecho polvo-.
Si el cuerpo te pide droga dura, truculencia, ésta es tu peli.
Es más una obra audiovisual que narrativa - la historia no tiene recorrido y me ha parecido un guiño al "Angel exterminador" de Buñuel.
Hay que reconocerle a Gaspar su maestría en el encadenado de travellings, planos picados y cenitales.
Y qué decir de la alucinante coreografía, los movimientos fascinantes de los actores-bailarines al ritmo de temas house y techno de la soberbia banda sonora electrónica (Daft Punk, Aphex Twin, Soft Cell ...)
Mejor película en Sitges. Atrévete.
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