Locke
6.3
18,876
Drama
Ivan Locke (Tom Hardy) es un prestigioso capataz de grandes obras que ha tenido que trabajar muy duro para alcanzar su sueño: llevar una buena vida, con un buen trabajo y una familia que le quiere. Sin embargo, un día, en la víspera de su encargo más importante, recibe una llamada que le empuja a tomar una decisión que quizás eche toda su vida por tierra. Desde ese momento tendrá que emprender una peligrosa huida a contrarreloj. (FILMAFFINITY) [+]
27 de agosto de 2014
27 de agosto de 2014
34 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
....a las numerosas críticas positivas que está recibiendo esta película.
Entiendo que el sentimiento crítico de cada uno es incuestionable, pero hay que ponerse en la piel de los ilusos como yo que vamos al cine a ver un "extraordinario drama psicológico" y nos encontramos con esto. Un absoluto engaño.
Este film forma parte de ese grupo de películas "no aptas para todos los públicos".....es más y añado: pretenciosa a más no poder, con un argumento flojísimo y un desarrollo que no tiene gancho en ningún momento. En ocasiones, da la sensación de estar uno asistiendo a la premier de un anuncio de BMW o quizás a un Master online en Ingeniería.
Hora y media de película que ni empieza ni acaba, o al menos esa es la sensación que deja, porque el acorde es siempre el mismo.
Mi consejo: no leáis las críticas, simplemente visualizar el trailer y pensad que esos 2-3 minutos se van a repetir durante toda la película. Si aún así os atrae, entonces es vuestro film.
Entiendo que el sentimiento crítico de cada uno es incuestionable, pero hay que ponerse en la piel de los ilusos como yo que vamos al cine a ver un "extraordinario drama psicológico" y nos encontramos con esto. Un absoluto engaño.
Este film forma parte de ese grupo de películas "no aptas para todos los públicos".....es más y añado: pretenciosa a más no poder, con un argumento flojísimo y un desarrollo que no tiene gancho en ningún momento. En ocasiones, da la sensación de estar uno asistiendo a la premier de un anuncio de BMW o quizás a un Master online en Ingeniería.
Hora y media de película que ni empieza ni acaba, o al menos esa es la sensación que deja, porque el acorde es siempre el mismo.
Mi consejo: no leáis las críticas, simplemente visualizar el trailer y pensad que esos 2-3 minutos se van a repetir durante toda la película. Si aún así os atrae, entonces es vuestro film.
8 de mayo de 2018
8 de mayo de 2018
19 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando algo es pequeño, con poca proyección, pero debemos calificarla con generosa nota para que nadie piense que no la entendimos, o no nos gustó o tal vez que estemos fuera de honda... En ese momento la llamamos "MINIMALISTA" un buen eufemismo.
No soy un gran seguidor del cine de acción, por eso puedo entender mucho mejor estos proyectos, donde al parecer se interioriza con los personajes. Pero... claro, debe haber algo que se cuente, y que fundamentalmente, interese.
Locke no me ha interesado.
No soy un gran seguidor del cine de acción, por eso puedo entender mucho mejor estos proyectos, donde al parecer se interioriza con los personajes. Pero... claro, debe haber algo que se cuente, y que fundamentalmente, interese.
Locke no me ha interesado.
22 de septiembre de 2014
22 de septiembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El constructor Ivan Locke (Tom Hardy) una noche sale del trabajo, y en vez de volver a casa, se pone a conducir en dirección a Londres. A lo largo de trayecto, y a través de llamadas telefónicas, Locke tendrá que resolver tres conflictos: asegurarse de que el vertido de hormigón de una obra para el día siguiente vaya bien, asegurarse de llegar a Londres sano, y contarle a su mujer por qué está yendo a la capital.
Lo que fuerza a Locke a ir a Londres a esas horas, es que va a tener un hijo con otra mujer, y su familia no sabe nada. Con la otra mujer solo estuvo una noche, y se le ha adelantado el embarazo; por eso sale precipitadamente. El nacimiento no puede llegar un peor día, ya que a la mañana siguiente le toca supervisar el mayor vertido de hormigón de Europa, y tiene que asegurarse de que todo esté bien; y con su familia tenía planificada una noche viendo el fútbol. De los tres conflictos que tiene, a mí me resultaban interesantes los de su familia y la mujer que da a luz; el del trabajo me daba bastante igual.
A medida que avanza la película, descubres que Locke es un hombre muy íntegro, que nunca ha fallado ni en casa ni en el trabajo (la cana al aire que echó es la única de toda su vida). Para justificar que vaya a Londres, Steven Knight le crea un trauma que lleva arrastrando toda la vida: su padre le abandonó de niño, y él no hará eso con el hijo bastardo que está a punto de tener.
A parte de lo forzado que queda en pantalla ver a Tom Hardy hablando con un pasajero invisible en el asiento de atrás (eso en teatro te lo tragas, pero en cine no), no tiene sentido, por mucho trauma que tenga, que eche por tierra toda su vida por una mujer y un niño por los que no siente nada.
Si es tan íntegro como lo pintan (al parecer, hacia tiempo que había decidido estar en el nacimiento y darle su apellido al crío), no te crees que no se lo contara cara a cara a su mujer. Y si es tan íntegro y ama tanto su trabajo (incluso cuando lo despiden, decide que irá por la mañana a supervisar la obra), no te crees que no esté preparando el momento más importante de su carrera.
Y luego tiene la cuestión visual. Al ser el cine un medio eminentemente visual, la película pierde mucha fuerza porque en las conversaciones nunca ves los contraplanos, los cuales al menos darían más emoción al viaje porque verías a actores.
Las originalidades en el cine están bien si sirven para contar mejor las historias; si son caprichos del director que las empeoran, por mucho que deslumbren a la crítica, sobran.
Lo que fuerza a Locke a ir a Londres a esas horas, es que va a tener un hijo con otra mujer, y su familia no sabe nada. Con la otra mujer solo estuvo una noche, y se le ha adelantado el embarazo; por eso sale precipitadamente. El nacimiento no puede llegar un peor día, ya que a la mañana siguiente le toca supervisar el mayor vertido de hormigón de Europa, y tiene que asegurarse de que todo esté bien; y con su familia tenía planificada una noche viendo el fútbol. De los tres conflictos que tiene, a mí me resultaban interesantes los de su familia y la mujer que da a luz; el del trabajo me daba bastante igual.
A medida que avanza la película, descubres que Locke es un hombre muy íntegro, que nunca ha fallado ni en casa ni en el trabajo (la cana al aire que echó es la única de toda su vida). Para justificar que vaya a Londres, Steven Knight le crea un trauma que lleva arrastrando toda la vida: su padre le abandonó de niño, y él no hará eso con el hijo bastardo que está a punto de tener.
A parte de lo forzado que queda en pantalla ver a Tom Hardy hablando con un pasajero invisible en el asiento de atrás (eso en teatro te lo tragas, pero en cine no), no tiene sentido, por mucho trauma que tenga, que eche por tierra toda su vida por una mujer y un niño por los que no siente nada.
Si es tan íntegro como lo pintan (al parecer, hacia tiempo que había decidido estar en el nacimiento y darle su apellido al crío), no te crees que no se lo contara cara a cara a su mujer. Y si es tan íntegro y ama tanto su trabajo (incluso cuando lo despiden, decide que irá por la mañana a supervisar la obra), no te crees que no esté preparando el momento más importante de su carrera.
Y luego tiene la cuestión visual. Al ser el cine un medio eminentemente visual, la película pierde mucha fuerza porque en las conversaciones nunca ves los contraplanos, los cuales al menos darían más emoción al viaje porque verías a actores.
Las originalidades en el cine están bien si sirven para contar mejor las historias; si son caprichos del director que las empeoran, por mucho que deslumbren a la crítica, sobran.
3 de septiembre de 2014
3 de septiembre de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando la cartelera nos brinda la oportunidad de disfrutar de una película diferente. Una película realizada bajo unas premisas distintas de las que rigen la mayoría del cine de hoy día, que no pretenden ser éxitos de taquilla sino ser consideradas dentro del circuito festivalero anual, y que su ambición es ser valorada por un reducido público objetivo hacia el que van dirigidas. “Locke” no atiende a convencionalismo ni modas, no admite etiquetas más allá de la experimentación con la que está expuesta y ni siquiera pude ser una película a recomendar en cualquier foro. Estamos ante una cinta especial.
“Locke” es una breve película –85 minutos– dirigida por Steven Knight, guionista de “Promesas del Este” o “Negocios ocultos”, y director de la reciente “Redención” con Jason Statham; protagonizada por un notable Tom Hardy como único actor en pantalla y con las voces de Olivia Collman y Tom Holland a través de la línea telefónica. La película narra el viaje en coche que Iván Locke, un ejemplar encargado de obra, realiza al terminar su jornada laboral. Un viaje en torno a una decisión tomada y que modificará su vida y la de quienes están a su alrededor.
La película es un auténtico tour de force del protagonista –Hardy–, siendo amo y señor del “guateque” que presenciamos como si fuéramos un compañero de viaje. Su interpretación es ciertamente majestuosa, impregnando la pantalla de tensión, dolor, angustia, valor y convicción. Tom Hardy da un paso relevante en su carrera, dejando atrás una carrera llena de papeles secundarios y con poca carga dramática, para recibir sobre sus espaldas todo el peso de esta sugerente película. La cinta que dirige Steve Knight arrastra al espectador a una situación límite, llena de tensión sostenida que se va desvelando conforme el cuentakilómetros del elegante BMW que conduce le lleva a su destino.
Lo más destacado de la propuesta es sin lugar a dudas el planteamiento visual de la misma, donde el vehículo, único escenario en pantalla, se convierte en la platea donde las emociones de nuestro protagonista son expuestas a los cuatro vientos. Un viaje en coche donde iremos conociendo las motivaciones que le llevan al personaje a tomar la decisión que toma, y donde somos testigos de las reflexiones que nuestro protagonista toma sobre su propia vida: Sobre el pasado (los soliloquios del protagonista recordando a su padre y que simbólicamente se representa mirando al retrovisor) y su futuro en forma de camino recto y sin retorno del GPS y las conversaciones telefónicas. Steve Knight escribe y dirige una película de culto en la que da muestras de su talento y donde la fotografía y sonido juegan una baza indescriptible, casi simulando una corporeidad ausente en pantalla pero aportando a la trama mucho más que muchos personajes en cientos de otras películas.
Si todos estos son los puntos destacados de una innovadora propuesta, el avance del metraje me supuso casi una decepción. Quizás las expectativas me jugaron una mala pasada, pero es que si bien el minimalismo con el que está representada la historia y como a través de las conversaciones del protagonista somos capaces de simularnos mentalmente al resto de personajes y situaciones –recordándome en momentos a la gloriosa “Doce hombres sin piedad” de Sidney Lumet–, el viaje agónico de nuestro conductor particular se convierte en algo tedioso y reiterativo, donde además recibimos una master class acelerada sobre hormigón y logística derivada de la construcción de un enorme edificio; tema este que quizás no sea tu preferido para disfrutar durante esos en ocasiones no tan cortos 85 minutos.
Lo que por innovadora, evocadora y reflexiva podría ser una de las mejores películas del año, pierde tal categoría al hacerse mucho más mecánica en su tercio final haciendo estéril mi sueño de un emocionante giro final, no ya porque deba producirse el cambio argumental sino como deseo casi saludable de que tu pulso se acelere por encima de las 35 pulsaciones.
Lo mejor: La portentosa actuación de Tom Hardy. Una fotografía y sonido que ejecutan a la perfección el asfixiante viaje de Iván Locke.
Lo peor: Lo mecánico de su desenlace. El paulatino aumento de la monotonía.
Valoración:
Sonido/Banda sonora: 6,5
Fotografía: 8
Interpretaciones: 8,5
Dirección: 7
Guion: 6
Satisfacción: 5
Nota Final: 6,5
@hilodeseda - www.habladecine.com
“Locke” es una breve película –85 minutos– dirigida por Steven Knight, guionista de “Promesas del Este” o “Negocios ocultos”, y director de la reciente “Redención” con Jason Statham; protagonizada por un notable Tom Hardy como único actor en pantalla y con las voces de Olivia Collman y Tom Holland a través de la línea telefónica. La película narra el viaje en coche que Iván Locke, un ejemplar encargado de obra, realiza al terminar su jornada laboral. Un viaje en torno a una decisión tomada y que modificará su vida y la de quienes están a su alrededor.
La película es un auténtico tour de force del protagonista –Hardy–, siendo amo y señor del “guateque” que presenciamos como si fuéramos un compañero de viaje. Su interpretación es ciertamente majestuosa, impregnando la pantalla de tensión, dolor, angustia, valor y convicción. Tom Hardy da un paso relevante en su carrera, dejando atrás una carrera llena de papeles secundarios y con poca carga dramática, para recibir sobre sus espaldas todo el peso de esta sugerente película. La cinta que dirige Steve Knight arrastra al espectador a una situación límite, llena de tensión sostenida que se va desvelando conforme el cuentakilómetros del elegante BMW que conduce le lleva a su destino.
Lo más destacado de la propuesta es sin lugar a dudas el planteamiento visual de la misma, donde el vehículo, único escenario en pantalla, se convierte en la platea donde las emociones de nuestro protagonista son expuestas a los cuatro vientos. Un viaje en coche donde iremos conociendo las motivaciones que le llevan al personaje a tomar la decisión que toma, y donde somos testigos de las reflexiones que nuestro protagonista toma sobre su propia vida: Sobre el pasado (los soliloquios del protagonista recordando a su padre y que simbólicamente se representa mirando al retrovisor) y su futuro en forma de camino recto y sin retorno del GPS y las conversaciones telefónicas. Steve Knight escribe y dirige una película de culto en la que da muestras de su talento y donde la fotografía y sonido juegan una baza indescriptible, casi simulando una corporeidad ausente en pantalla pero aportando a la trama mucho más que muchos personajes en cientos de otras películas.
Si todos estos son los puntos destacados de una innovadora propuesta, el avance del metraje me supuso casi una decepción. Quizás las expectativas me jugaron una mala pasada, pero es que si bien el minimalismo con el que está representada la historia y como a través de las conversaciones del protagonista somos capaces de simularnos mentalmente al resto de personajes y situaciones –recordándome en momentos a la gloriosa “Doce hombres sin piedad” de Sidney Lumet–, el viaje agónico de nuestro conductor particular se convierte en algo tedioso y reiterativo, donde además recibimos una master class acelerada sobre hormigón y logística derivada de la construcción de un enorme edificio; tema este que quizás no sea tu preferido para disfrutar durante esos en ocasiones no tan cortos 85 minutos.
Lo que por innovadora, evocadora y reflexiva podría ser una de las mejores películas del año, pierde tal categoría al hacerse mucho más mecánica en su tercio final haciendo estéril mi sueño de un emocionante giro final, no ya porque deba producirse el cambio argumental sino como deseo casi saludable de que tu pulso se acelere por encima de las 35 pulsaciones.
Lo mejor: La portentosa actuación de Tom Hardy. Una fotografía y sonido que ejecutan a la perfección el asfixiante viaje de Iván Locke.
Lo peor: Lo mecánico de su desenlace. El paulatino aumento de la monotonía.
Valoración:
Sonido/Banda sonora: 6,5
Fotografía: 8
Interpretaciones: 8,5
Dirección: 7
Guion: 6
Satisfacción: 5
Nota Final: 6,5
@hilodeseda - www.habladecine.com
26 de diciembre de 2022
26 de diciembre de 2022
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terror el que sentí cuando transcurridos veinte minutos de metraje me di cuenta de que Tom Hardy no iba a salir nunca de ese coche. Y dentro, con él, nosotros. Sudores fríos recorrieron mi espalda al constatar que por delante me esperaba una hora larga de ‘Incoming call’, una tras otra.
Igual que una golondrina no hace verano, un actor guapo y solvente no hace película. Enseguida te desvelan de qué va el asunto, bien, ¿y luego? El jefe cabreado llamando, el operario llamando cabreado, la cabreada esposa llamando.
Una conversación: “mira que si el hormigón tiene que ser asá, y cumplir tales características, y que si los cimientos, los hierros corrugados, los operarios, el fresador…” ¿Y a mí que me cuentas? Esta llamada por sí sola debería de convalidar primero de encofrador. Y la visión de la película al completo, las prácticas de agente de recepción de llamadas de call center.
No la recomiendo.
P.D. En la sinopsis de esta película que se puede leer en FA, como última frase reza: “Desde ese momento tendrá que emprender una peligrosa huida a contrarreloj.” ¿¿??
Igual que una golondrina no hace verano, un actor guapo y solvente no hace película. Enseguida te desvelan de qué va el asunto, bien, ¿y luego? El jefe cabreado llamando, el operario llamando cabreado, la cabreada esposa llamando.
Una conversación: “mira que si el hormigón tiene que ser asá, y cumplir tales características, y que si los cimientos, los hierros corrugados, los operarios, el fresador…” ¿Y a mí que me cuentas? Esta llamada por sí sola debería de convalidar primero de encofrador. Y la visión de la película al completo, las prácticas de agente de recepción de llamadas de call center.
No la recomiendo.
P.D. En la sinopsis de esta película que se puede leer en FA, como última frase reza: “Desde ese momento tendrá que emprender una peligrosa huida a contrarreloj.” ¿¿??
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