Cinema Paradiso
1988 

8.3
95,308
Drama. Comedia
'Cinema Paradiso' es una historia de amor por el cine. Narra la historia de Salvatore, un niño de un pueblecito italiano en el que el único pasatiempo es ir al cine. Subyugado por las imágenes en movimiento, el chico cree ciegamente que el cine es magia; pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios y secretos que se ocultan detrás de una película. Salvatore va creciendo y llega el momento en el que ... [+]
8 de octubre de 2007
8 de octubre de 2007
141 de 226 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante propuesta, lastrada por un algo cargante sentido de la emotividad en exceso edulcorado y ñoño, que Giuseppe Tornatore, pese a todo, consigue sacar adelante gracias a un buen manejo de la nostalgia y del amor al cine (juega ahí con la ventaja de compartir pasión con el espectador).
Es tierna, no cabe duda. Pero Tornatore no es un gran director, sus recursos son tan eficaces como simples, tan emotivos como superficiales. La gran película que a ratos se insinúa no se acaba de perfilar, quedando finalmente un quiero y no puedo de cierta intensidad dramática, mucha pena y muy "potito", pero sin la robustez de otro tipo de propuestas más comprometidas con ofrecer una reflexión de auténtico calado sobre la condición de los recuerdos y el arrasador aliento del tiempo, y no tanto con arrancar la fugaz taquicardia del que grita: "¡qué majo es el niño, qué penita me da la historia, qué bonitos estos buenos sentimientos!".
Acaba siendo una cinta entretenida y parcialmente sensiblera que, pese a no caer completamente en la lágrima fácil, no consigue el tono de naturalidad necesario. Culpa, esto último, de un guión mal distribuido y de ese aire casi de aficionado que tienen las pelis de Tornatore. Aire de serie para la RAI, más que de aficionado. Más pinta de televisión que de cine. Definitivamente, mucho más clima de practicidad que de magia.
--
"Tengo también la costumbre de bajar catastróficamente la nota de un estudiante si usa las palabras 'simple' y 'sincero' en un sentido laudatorio". 'Pálido fuego ', Vladimir Nabokov.
Es tierna, no cabe duda. Pero Tornatore no es un gran director, sus recursos son tan eficaces como simples, tan emotivos como superficiales. La gran película que a ratos se insinúa no se acaba de perfilar, quedando finalmente un quiero y no puedo de cierta intensidad dramática, mucha pena y muy "potito", pero sin la robustez de otro tipo de propuestas más comprometidas con ofrecer una reflexión de auténtico calado sobre la condición de los recuerdos y el arrasador aliento del tiempo, y no tanto con arrancar la fugaz taquicardia del que grita: "¡qué majo es el niño, qué penita me da la historia, qué bonitos estos buenos sentimientos!".
Acaba siendo una cinta entretenida y parcialmente sensiblera que, pese a no caer completamente en la lágrima fácil, no consigue el tono de naturalidad necesario. Culpa, esto último, de un guión mal distribuido y de ese aire casi de aficionado que tienen las pelis de Tornatore. Aire de serie para la RAI, más que de aficionado. Más pinta de televisión que de cine. Definitivamente, mucho más clima de practicidad que de magia.
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"Tengo también la costumbre de bajar catastróficamente la nota de un estudiante si usa las palabras 'simple' y 'sincero' en un sentido laudatorio". 'Pálido fuego ', Vladimir Nabokov.
30 de julio de 2010
30 de julio de 2010
86 de 131 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cinema Paradiso" era una de mis obras pendientes desde hace tiempo. Con un 8,3 en FilmAffinity, críticas que más parecen cantos emocionados de alabanza, y un nada desdeñable 8,9 de media entre mis almas gemelas, me resultaba difícil esperar algo que no fuera una obra maestra.
El caso es que el tema a tratar me parece más fascinante aún si cabe. La narración de una vida, los recuerdos de la infancia y la adolescencia, la nostalgia... todo eso, por si fuera poco, aderezado con una declaración de amor al cine, como vehículo para contar grandes historias, como un prodigio técnico, e incluso como fenómeno social.
Sin embargo, Tornatore ha seleccionado todos esos conceptos tan prometedores, y los ha presentado de una forma que no sólo no me atrae en absoluto sino que me aleja irremediablemente de las emociones que pretende transmitir.
Para empezar, con Totó. Un niño adorable, desde luego... hasta que le da por abrir la boca. No soy de los que ven un crío en pantalla y les asaltan inmediatamente ensoñaciones herodianas, pero el chiquillo éste me ha resultado bastante cargante, en ocasiones repelente y si me pilla de malas hasta hostiable. Un mal comienzo para lo que se supone debe ser la narración de toda una vida dedicada a su gran pasión. El caso es que posteriormente tampoco veo un retrato en exceso bueno, ni en la versión adolescente-juvenil ni en la adulta, pero si ya desde la base no me crea apenas interés es muy difícil que logre transmitirme algo después.
Tal vez lo peor de esa primera etapa de la película es, sin embargo, la ambientación. Me cansa la presencia de secundarios tan "graciosos" como histriónicos (el tipo de la plata es un buen ejemplo, qué aburrimiento de personaje), y todo el conjunto tiene un tono tan forzado, tan de sal gorda y al mismo tiempo tan absurdamente inocentón que llega al ridículo.
Si hubiera que salvar algo, sería sin duda el personaje de Alfredo, que desde el principio me ha parecido más interesante y carismático que el protagonista, y su relación con éste, que da los momentos más logrados de la película.
El caso es que el tema a tratar me parece más fascinante aún si cabe. La narración de una vida, los recuerdos de la infancia y la adolescencia, la nostalgia... todo eso, por si fuera poco, aderezado con una declaración de amor al cine, como vehículo para contar grandes historias, como un prodigio técnico, e incluso como fenómeno social.
Sin embargo, Tornatore ha seleccionado todos esos conceptos tan prometedores, y los ha presentado de una forma que no sólo no me atrae en absoluto sino que me aleja irremediablemente de las emociones que pretende transmitir.
Para empezar, con Totó. Un niño adorable, desde luego... hasta que le da por abrir la boca. No soy de los que ven un crío en pantalla y les asaltan inmediatamente ensoñaciones herodianas, pero el chiquillo éste me ha resultado bastante cargante, en ocasiones repelente y si me pilla de malas hasta hostiable. Un mal comienzo para lo que se supone debe ser la narración de toda una vida dedicada a su gran pasión. El caso es que posteriormente tampoco veo un retrato en exceso bueno, ni en la versión adolescente-juvenil ni en la adulta, pero si ya desde la base no me crea apenas interés es muy difícil que logre transmitirme algo después.
Tal vez lo peor de esa primera etapa de la película es, sin embargo, la ambientación. Me cansa la presencia de secundarios tan "graciosos" como histriónicos (el tipo de la plata es un buen ejemplo, qué aburrimiento de personaje), y todo el conjunto tiene un tono tan forzado, tan de sal gorda y al mismo tiempo tan absurdamente inocentón que llega al ridículo.
Si hubiera que salvar algo, sería sin duda el personaje de Alfredo, que desde el principio me ha parecido más interesante y carismático que el protagonista, y su relación con éste, que da los momentos más logrados de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La segunda parte dura bastante menos, apenas cuarenta minutos, y en ella se narra la adolescencia y juventud de Totó, compaginando su pasión por el cine y por su trabajo con las experiencias vitales propias de su edad. El caso es que le falta metraje por todas partes, y no hay una sola idea que se desarrolle como es debido. La historia de amor, por ejemplo, adolece de una falta de profundización en sus personajes y en el por qué de su enamoramiento. Se presenta con una narración plagada de topicazos, llena de momentos sonrojantes (lo de esperar junto a la ventana) y en ningún momento me llego a creer lo que está pasando.
Y no sólo es eso. La ausencia debida al servicio militar, la reconstrucción de los cines, la necesidad de abandonar el pueblo y dar carpetazo a su vida anterior... todo esto se narra de forma torpe, sin ritmo. Si durante la infancia de Totó podía parecer que no había demasiado que contar para gastar una hora enterita del argumento, aquí sin embargo da la impresión de que falta tiempo para desarrollar todas las ideas. La narración da, por tanto, una sensación descompensada que disminuye aún más si cabe su efectividad.
El último cuarto de hora narra la vuelta a casa del protagonista. Es sin duda lo mejor de la película. Al menos el sentimiento de nostalgia está muy bien retratado, a pesar de que la vida de Totó me haya importado un comino hasta entonces. Tiene sus defectos, sin embargo, y entre ellos la sensación incómoda de que, en esa serie de escenas que explotan el impacto de los recuerdos, la respuesta emocional viene más dada por la excelente música y las imágenes (demoledoras) que por lo que transmite el personaje por sí solo. Es decir, es una inducción un poco "artificial".
La escena final, a pesar de todo, es espectacular. Creo que es ahí donde he podido, definitivamente, identificarme con Totó. No sabría cómo explicarlo, porque no tengo nociones cinematográficas suficientes, pero su actuación me ha hecho recordar momentos en los que he vivido sensaciones parecidas, en los que me he visto absorbido por la emoción de una historia y la forma de sonreír, los ojos humedecidos, los gestos y tics me han parecido tan reales y tan cercanos a mi experiencia que me han pillado completamente por sorpresa y desarmado.
Pero no hay más, y ahí se acaba la cinta.
En conclusión, me parece una obra interesante en su concepto, e incluso entretenida hasta cierto punto, pero fallida en su ejecución. No voy a negar que "Cinema Paradiso" tenía una historia preciosa que contar. Sin embargo, la forma en que lo ha hecho le ha quitado gran parte de su magia; ha convertido un emotivo homenaje al cine en todas sus formas en un cuento bobo y mal narrado. No me dice prácticamente nada.
Y no sólo es eso. La ausencia debida al servicio militar, la reconstrucción de los cines, la necesidad de abandonar el pueblo y dar carpetazo a su vida anterior... todo esto se narra de forma torpe, sin ritmo. Si durante la infancia de Totó podía parecer que no había demasiado que contar para gastar una hora enterita del argumento, aquí sin embargo da la impresión de que falta tiempo para desarrollar todas las ideas. La narración da, por tanto, una sensación descompensada que disminuye aún más si cabe su efectividad.
El último cuarto de hora narra la vuelta a casa del protagonista. Es sin duda lo mejor de la película. Al menos el sentimiento de nostalgia está muy bien retratado, a pesar de que la vida de Totó me haya importado un comino hasta entonces. Tiene sus defectos, sin embargo, y entre ellos la sensación incómoda de que, en esa serie de escenas que explotan el impacto de los recuerdos, la respuesta emocional viene más dada por la excelente música y las imágenes (demoledoras) que por lo que transmite el personaje por sí solo. Es decir, es una inducción un poco "artificial".
La escena final, a pesar de todo, es espectacular. Creo que es ahí donde he podido, definitivamente, identificarme con Totó. No sabría cómo explicarlo, porque no tengo nociones cinematográficas suficientes, pero su actuación me ha hecho recordar momentos en los que he vivido sensaciones parecidas, en los que me he visto absorbido por la emoción de una historia y la forma de sonreír, los ojos humedecidos, los gestos y tics me han parecido tan reales y tan cercanos a mi experiencia que me han pillado completamente por sorpresa y desarmado.
Pero no hay más, y ahí se acaba la cinta.
En conclusión, me parece una obra interesante en su concepto, e incluso entretenida hasta cierto punto, pero fallida en su ejecución. No voy a negar que "Cinema Paradiso" tenía una historia preciosa que contar. Sin embargo, la forma en que lo ha hecho le ha quitado gran parte de su magia; ha convertido un emotivo homenaje al cine en todas sus formas en un cuento bobo y mal narrado. No me dice prácticamente nada.
22 de agosto de 2007
22 de agosto de 2007
52 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi crítica sobre "CINEMA PARADISO, 1998" .Giussepe Tornatore.
CUANDO UNA PELICULA ES UN MILAGRO
Nota.- Me niego a darle nota.
Siempre me ha costado hacer comentario o crítica sobre mis películas favoritas, este es uno de esos ejemplos ¿por qué?, pues parece que algunas veces no se puede hacer determinadas preguntas al corazón. Hay títulos que son más de lo que parecen, que te llegan a lo más profundo, que arrasan tu alma hasta dejarla inmaculada; por que esta, es una película de personas, de detalles, de costumbres, de romanticismo puro, de olvido.
"CINEMA PARADISO (Giussepe Tornatore, 1988). Óscar mejor película Extranjera, 1988".
¿Cómo una imagen en Blanco y Negro puede volar por el aire emocionando tanto? ¿Cómo un viejo cine puede representar un Microcosmos tan perfecto? ¿Cómo un beso puede estar prohibido? ¿Cómo un Amor, simplemente, puede ser un Amor? ¿Cómo un rollo de trozos de películas, empalmado y sucio, llega a conmoverte y paralizarte?, la MAGIA del cine se hace presente a lo largo de un ajustado metraje que desmonta tus convicciones hasta el punto de cambiar tu percepción de lo que es el Cine y "ENTENDER" por qué algunos lo amamos y sentimos, sin más...
Es este un trabajo artesanal repleto de sensaciones, desde un inolvidable Banda Sonora Original a cargo de Ennio Morricone (con el "Love Theme" de su hijo, Andrea Morricone), que enmarca y ensalza cada escena del film rozando la perfección, y que poca veces encaja tan bien en un conjunto. Una historia de amistad y lealtad, de calor, de tierra y de noches en vela, de hojas de Chumbera como plato de ensalada, de besos bajo la Lluvia, de viejos proyectores de cine de pueblo, de pasiones y obsesiones, de locura por imágenes mudas y erotismo insinuado, una fábula sobre los que somos o queremos ser, de aciertos y desaciertos, y de como un chico enamorado, JAMÁS podrá olvidar al GRAN Amor de su vida y de cómo algunas cosas permanecen intactas dentro de ti.
No hablamos de una película perfecta, pero para algunos temas y proyecciones, los Italianos son únicos, siempre consiguen exprimirte la patata y hacerte llorar, de hecho, ¿contiene "Cinema Paradiso" el mejor final de a historia del cine? Bueno, desde luego uno de los mejores desde el punto de vista cinematográfico (ahora andan a la gresca los críticos en este apartado), pero si lo dejamos fluir por nuestra mente y alma, entendiendo su verdadero significado, esta última y maravillosa secuencia, resulta una ensoñación absoluta.
Como le diría Alfredo a Totó .- "Vete...!! vete de aquí y no vuelvas, NUNCA, pero hagas lo que hagas ÁMALO...!!!". Por que la vida es demasiado breve y las oportunidades pasan.
LA PELÍCULA QUE ME CAMBIO LA VIDA Y LA FORMA DE CAPTAR Y ENTENDER EL CINE, UNA AUTÉNTICA DECLARACIÓN DE AMOR AL SÉTIMO ARTE, UN TRABAJO ÚNICO Y CONMOVEDOR. Imprescindible.
Critica por Javier Toledo
CUANDO UNA PELICULA ES UN MILAGRO
Nota.- Me niego a darle nota.
Siempre me ha costado hacer comentario o crítica sobre mis películas favoritas, este es uno de esos ejemplos ¿por qué?, pues parece que algunas veces no se puede hacer determinadas preguntas al corazón. Hay títulos que son más de lo que parecen, que te llegan a lo más profundo, que arrasan tu alma hasta dejarla inmaculada; por que esta, es una película de personas, de detalles, de costumbres, de romanticismo puro, de olvido.
"CINEMA PARADISO (Giussepe Tornatore, 1988). Óscar mejor película Extranjera, 1988".
¿Cómo una imagen en Blanco y Negro puede volar por el aire emocionando tanto? ¿Cómo un viejo cine puede representar un Microcosmos tan perfecto? ¿Cómo un beso puede estar prohibido? ¿Cómo un Amor, simplemente, puede ser un Amor? ¿Cómo un rollo de trozos de películas, empalmado y sucio, llega a conmoverte y paralizarte?, la MAGIA del cine se hace presente a lo largo de un ajustado metraje que desmonta tus convicciones hasta el punto de cambiar tu percepción de lo que es el Cine y "ENTENDER" por qué algunos lo amamos y sentimos, sin más...
Es este un trabajo artesanal repleto de sensaciones, desde un inolvidable Banda Sonora Original a cargo de Ennio Morricone (con el "Love Theme" de su hijo, Andrea Morricone), que enmarca y ensalza cada escena del film rozando la perfección, y que poca veces encaja tan bien en un conjunto. Una historia de amistad y lealtad, de calor, de tierra y de noches en vela, de hojas de Chumbera como plato de ensalada, de besos bajo la Lluvia, de viejos proyectores de cine de pueblo, de pasiones y obsesiones, de locura por imágenes mudas y erotismo insinuado, una fábula sobre los que somos o queremos ser, de aciertos y desaciertos, y de como un chico enamorado, JAMÁS podrá olvidar al GRAN Amor de su vida y de cómo algunas cosas permanecen intactas dentro de ti.
No hablamos de una película perfecta, pero para algunos temas y proyecciones, los Italianos son únicos, siempre consiguen exprimirte la patata y hacerte llorar, de hecho, ¿contiene "Cinema Paradiso" el mejor final de a historia del cine? Bueno, desde luego uno de los mejores desde el punto de vista cinematográfico (ahora andan a la gresca los críticos en este apartado), pero si lo dejamos fluir por nuestra mente y alma, entendiendo su verdadero significado, esta última y maravillosa secuencia, resulta una ensoñación absoluta.
Como le diría Alfredo a Totó .- "Vete...!! vete de aquí y no vuelvas, NUNCA, pero hagas lo que hagas ÁMALO...!!!". Por que la vida es demasiado breve y las oportunidades pasan.
LA PELÍCULA QUE ME CAMBIO LA VIDA Y LA FORMA DE CAPTAR Y ENTENDER EL CINE, UNA AUTÉNTICA DECLARACIÓN DE AMOR AL SÉTIMO ARTE, UN TRABAJO ÚNICO Y CONMOVEDOR. Imprescindible.
Critica por Javier Toledo
26 de mayo de 2009
26 de mayo de 2009
38 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que los hermanos Lumiere estuvieran más espabilados que Edison y vieran en el cinematógrafo el gran negocio que fue desde aquella mitica exhibición en el "Boulevard des Capulines", han pasado más de cien años y no tantas innovaciones como cabría esperar en un arte nuevo y moderno como es el celuloide.
Se podría decir que en los primeros treinta años de existencia los Griffith, Porter, Gance, Melies, Lang, Eisenstein, Lubitsch y Murnau inventaron todo lo que había que inventar (un nuevo lenguaje, que no es moco de pavo) y que en años posteriores únicamente se han dedicado a seguir la corriente, salvo sonoras excepciones dadas por las circunstancias políticas que rodeaban a cineastas inconformistas que veían como el cine clásico no era valido para contar lo que ellos querían. Así le paso a Rosellini y su Neorrealismo, a Buñuel y su “Perro Andaluz”, a Godard y su “A bout de soufflé” o a Bergman y su “Persona” .
Y no pretendo desprestigiar ni mucho menos a cineastas que intentaron jugar con las estrictas normas, sobre todo en EEUU con su fascistoide Codigo Hays, e hicieron suyos géneros como la comedia (Wilder, Cukok, Capra), el thriller (Hitchcock) el terror (Polanski, Romero, Hooper) o el más puro cine comercial (Lucas, Spielberg, Coppola). Incluso he podido disfrutar con panfletos cinematográficos rodados en época de las grandes guerras como “El triunfo de la voluntad” de la Riefenstahl o la vibrante película de Michael Curtiz, “Casablanca”.
¿Y que se puede esperar del cine si se puede contar con los dedos de las manos los artistas que han aportado algo radicalmente innovador al séptimo arte? Pues lo que nos transmite tan bien Tornatore en su “Cinema Paradiso”: la emoción.
No hay que olvidar que el ser humano es tonto de naturaleza ( me parece que como mínimo nos sobra un “Sapiens”) y que aquí y en Tegucigalpa nos emocionan las mismas cosas aunque las veamos doscientas veces porque siempre (o casi siempre, que es verdad que hay argumentos repetidos hasta la saciedad) encontramos algo distinto, algo a lo que agarrarnos durante dos horas que nos haga reflexionar sobre nuestras propias vidas o simplemente pasar un buen rato.
Y por eso a mi, como al pequeño Totó, me encanta al cine.
Se podría decir que en los primeros treinta años de existencia los Griffith, Porter, Gance, Melies, Lang, Eisenstein, Lubitsch y Murnau inventaron todo lo que había que inventar (un nuevo lenguaje, que no es moco de pavo) y que en años posteriores únicamente se han dedicado a seguir la corriente, salvo sonoras excepciones dadas por las circunstancias políticas que rodeaban a cineastas inconformistas que veían como el cine clásico no era valido para contar lo que ellos querían. Así le paso a Rosellini y su Neorrealismo, a Buñuel y su “Perro Andaluz”, a Godard y su “A bout de soufflé” o a Bergman y su “Persona” .
Y no pretendo desprestigiar ni mucho menos a cineastas que intentaron jugar con las estrictas normas, sobre todo en EEUU con su fascistoide Codigo Hays, e hicieron suyos géneros como la comedia (Wilder, Cukok, Capra), el thriller (Hitchcock) el terror (Polanski, Romero, Hooper) o el más puro cine comercial (Lucas, Spielberg, Coppola). Incluso he podido disfrutar con panfletos cinematográficos rodados en época de las grandes guerras como “El triunfo de la voluntad” de la Riefenstahl o la vibrante película de Michael Curtiz, “Casablanca”.
¿Y que se puede esperar del cine si se puede contar con los dedos de las manos los artistas que han aportado algo radicalmente innovador al séptimo arte? Pues lo que nos transmite tan bien Tornatore en su “Cinema Paradiso”: la emoción.
No hay que olvidar que el ser humano es tonto de naturaleza ( me parece que como mínimo nos sobra un “Sapiens”) y que aquí y en Tegucigalpa nos emocionan las mismas cosas aunque las veamos doscientas veces porque siempre (o casi siempre, que es verdad que hay argumentos repetidos hasta la saciedad) encontramos algo distinto, algo a lo que agarrarnos durante dos horas que nos haga reflexionar sobre nuestras propias vidas o simplemente pasar un buen rato.
Y por eso a mi, como al pequeño Totó, me encanta al cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Nunca creí que este día llegaría nunca, pero esta es mi crítica numero cien en poco más de año y medio. No se como me enganche, pero bien es cierto que es muy gratificante compartir opiniones con otros adictos a la gran pantalla.
Gracias a Opaqueeyes, Orhan Pamuk e Insolvente por aguantar y leer mis críticas aunque a veces sean un coñazo y saludos a esos pequeños genios de esta página como Sines, Neathara, Nanci, Servadac, Valkiria, Txarly, Talamasca, Gilbert, Shinboneniná o Talktonight, porque a pesar de no estar de acuerdo en mucho de lo que opinan yo, como Voltaire, me pelearía porque pudieran decirlo.
Un abrazo.
Gracias a Opaqueeyes, Orhan Pamuk e Insolvente por aguantar y leer mis críticas aunque a veces sean un coñazo y saludos a esos pequeños genios de esta página como Sines, Neathara, Nanci, Servadac, Valkiria, Txarly, Talamasca, Gilbert, Shinboneniná o Talktonight, porque a pesar de no estar de acuerdo en mucho de lo que opinan yo, como Voltaire, me pelearía porque pudieran decirlo.
Un abrazo.
20 de febrero de 2008
20 de febrero de 2008
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño grande me dijo una vez unas palabras que por mucho tiempo recordé:
"Cada uno de nosotros tiene una estrella que ha de seguir. Márchate, ésta tierra está maldita... la vida no es como la has visto en el cine, la vida es más difícil. ¡Márchate!, eres joven, el mundo es tuyo, yo ya soy viejo, no quiero oirte más, solo quiero oir hablar de ti... Hagas lo que hagas, ámalo, como amabas la cabina del Cinema Paradiso cuando eras niño".
Ese niño grande se llamaba Giuseppe Tornatore aunque firmó con el pseudónimo de Alfredo, y en su día en un cine me enseñó lo que es la AMISTAD, lo que es AMAR, lo que es SOÑAR, lo que es VIVIR.
Y es que, como ya antes de ver ésta preciosa película de alguien aprendí, ser un niño grande sigue siendo bonito... siempre que no seas un niñato.
FINE.
"Cada uno de nosotros tiene una estrella que ha de seguir. Márchate, ésta tierra está maldita... la vida no es como la has visto en el cine, la vida es más difícil. ¡Márchate!, eres joven, el mundo es tuyo, yo ya soy viejo, no quiero oirte más, solo quiero oir hablar de ti... Hagas lo que hagas, ámalo, como amabas la cabina del Cinema Paradiso cuando eras niño".
Ese niño grande se llamaba Giuseppe Tornatore aunque firmó con el pseudónimo de Alfredo, y en su día en un cine me enseñó lo que es la AMISTAD, lo que es AMAR, lo que es SOÑAR, lo que es VIVIR.
Y es que, como ya antes de ver ésta preciosa película de alguien aprendí, ser un niño grande sigue siendo bonito... siempre que no seas un niñato.
FINE.
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