You must be a loged user to know your affinity with Favio Rossini
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
1
18 de febrero de 2008
18 de febrero de 2008
875 de 933 usuarios han encontrado esta crítica útil
1- El profesor nunca terminara una clase sin decir "Gorka, puedes quedarte un minuto, que quiero hablar contigo".
2- En la clase como mucho serán 15 alumnos, que el overbooking educativo no queda bien en pantalla.
3- En cada clase habrá un macarra con sus dos secuaces, la hippie activista, la chica guarrilla, el chico sensible al que acusan de homosexual y el inmigrante. Cubrir todos los cliches hará que la serie pueda ser alargada infinitamente.
4- Entre los profesores siempre habrá un estirado que en el fondo tiene buen corazón, un profesor cachas de gimnasia, una profesora que esta buenisima y un profesor progre. Normalmente, el profe progre y el director/a suelen ser familia (opcional)
5- Todos los hijos de los trabajadores del colegio, desde el bedel al director, estudian en el instituto y muy probablemente, irán a la misma clase.
6- El horario de los profesores no es de 8 horas, sino que los alumnos los tienen a su disposición las 24 horas del día. Por supuesto todos saben donde viven y no duraran en ir a visitarles de madrugada, ya que sus problemas no pueden esperar al día siguiente.
7- El instituto tendrá alumnos muy ricos y muy pobres. El pobre que trabaja en la cafetería después de clase y el rico que celebra orgías en su chalet de La Moraleja cuando sus papis se van de casa.
8- Cada profesor tiene un tinglado con algún alumno todas las semanas, que pondrá a prueba su capacidad para la docencia.
9- Es posible que una alumna tenga un coma etílico, sea violada, drogada y maltratada por sus padres todo en el mismo mes.
10- Los actores que encarnan a los alumnos deberán tener un mínimo de 10 años más de la edad de su personaje. En el caso de que un personaje quiera ser estirado para temporadas posteriores, se le hará repetir curso constantemente sin problema alguno.
En el spoiler, lo que realmente pasaba en mi instituto:
2- En la clase como mucho serán 15 alumnos, que el overbooking educativo no queda bien en pantalla.
3- En cada clase habrá un macarra con sus dos secuaces, la hippie activista, la chica guarrilla, el chico sensible al que acusan de homosexual y el inmigrante. Cubrir todos los cliches hará que la serie pueda ser alargada infinitamente.
4- Entre los profesores siempre habrá un estirado que en el fondo tiene buen corazón, un profesor cachas de gimnasia, una profesora que esta buenisima y un profesor progre. Normalmente, el profe progre y el director/a suelen ser familia (opcional)
5- Todos los hijos de los trabajadores del colegio, desde el bedel al director, estudian en el instituto y muy probablemente, irán a la misma clase.
6- El horario de los profesores no es de 8 horas, sino que los alumnos los tienen a su disposición las 24 horas del día. Por supuesto todos saben donde viven y no duraran en ir a visitarles de madrugada, ya que sus problemas no pueden esperar al día siguiente.
7- El instituto tendrá alumnos muy ricos y muy pobres. El pobre que trabaja en la cafetería después de clase y el rico que celebra orgías en su chalet de La Moraleja cuando sus papis se van de casa.
8- Cada profesor tiene un tinglado con algún alumno todas las semanas, que pondrá a prueba su capacidad para la docencia.
9- Es posible que una alumna tenga un coma etílico, sea violada, drogada y maltratada por sus padres todo en el mismo mes.
10- Los actores que encarnan a los alumnos deberán tener un mínimo de 10 años más de la edad de su personaje. En el caso de que un personaje quiera ser estirado para temporadas posteriores, se le hará repetir curso constantemente sin problema alguno.
En el spoiler, lo que realmente pasaba en mi instituto:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1- Los profesores de mi instituto daban la clase y se iban. Estaban más quemados de dar clase que los alumnos de escucharlas.
2- En mi clase como mínimo eramos 30. Se metían filas de pupitres lo que diera de largo el aula.
3- En mi clase eramos todos bastante normales. Como mucho había el típico repetidor en pantalones de chándal que te ofrecía unas caladitas de su cigarro de la risa en el recreo.
4- Mi profesor de gimnasia del colegio tenia la barriga cervecera más descomunal que he visto en mi vida. Respecto a los otros profesores, sólo había dos tipos: los que estaban ya quemados de la enseñanza (normalmente, los mayores) y los que aún tenían cierta esperanza (normalmente, los jóvenes).
5- Sí había algún hijo de algún profesor, en ningún caso era ni el macarra ni el más guay del instituto.
6- Por supuesto ni a mi ni a mis amigos se nos ocurría ir a casa de un profesor bajo ninguna circunstancia, y mucho menos contarles nuestra vida.
7- En mi instituto todos teníamos más o menos el mismo dinero. O sea, poco.
8- Podría contar con los dedos de la mano las broncas que hubo entre profesores y alumnos cuando iba al instituto. Por supuesto, a ninguno de los profesores se les ocurrió arreglar esos problemas por su cuenta. A dirección, que para eso estaba.
9- Los comas etílicos, maltratos, etc... se daban en mi instituto como en todos, pero por supuesto SOLO un caso como mucho en cuatro años y nunca a la misma persona. La mitad de las historias que escuche sobre estos temas eran del estilo de: "pues hace unos años me dijeron que violaron a una..."
10- En mi instituto todos teníamos espinillas por doquier, la pelusilla del bigote y sólo nos peinábamos los viernes para salir por ahí. Ninguno parecíamos alumnos de quinto de carrera ni ibamos a clase como si fuéramos a desfilar en Cibeles.
Joder que aburrido era mi instituto. ¿Era sólo el mio o los vuestros eran como el de Física o Química?. A ver si era sólo yo que era un soso...
2- En mi clase como mínimo eramos 30. Se metían filas de pupitres lo que diera de largo el aula.
3- En mi clase eramos todos bastante normales. Como mucho había el típico repetidor en pantalones de chándal que te ofrecía unas caladitas de su cigarro de la risa en el recreo.
4- Mi profesor de gimnasia del colegio tenia la barriga cervecera más descomunal que he visto en mi vida. Respecto a los otros profesores, sólo había dos tipos: los que estaban ya quemados de la enseñanza (normalmente, los mayores) y los que aún tenían cierta esperanza (normalmente, los jóvenes).
5- Sí había algún hijo de algún profesor, en ningún caso era ni el macarra ni el más guay del instituto.
6- Por supuesto ni a mi ni a mis amigos se nos ocurría ir a casa de un profesor bajo ninguna circunstancia, y mucho menos contarles nuestra vida.
7- En mi instituto todos teníamos más o menos el mismo dinero. O sea, poco.
8- Podría contar con los dedos de la mano las broncas que hubo entre profesores y alumnos cuando iba al instituto. Por supuesto, a ninguno de los profesores se les ocurrió arreglar esos problemas por su cuenta. A dirección, que para eso estaba.
9- Los comas etílicos, maltratos, etc... se daban en mi instituto como en todos, pero por supuesto SOLO un caso como mucho en cuatro años y nunca a la misma persona. La mitad de las historias que escuche sobre estos temas eran del estilo de: "pues hace unos años me dijeron que violaron a una..."
10- En mi instituto todos teníamos espinillas por doquier, la pelusilla del bigote y sólo nos peinábamos los viernes para salir por ahí. Ninguno parecíamos alumnos de quinto de carrera ni ibamos a clase como si fuéramos a desfilar en Cibeles.
Joder que aburrido era mi instituto. ¿Era sólo el mio o los vuestros eran como el de Física o Química?. A ver si era sólo yo que era un soso...

8.4
83,813
10
3 de enero de 2008
3 de enero de 2008
378 de 441 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perfecta por hacerme reír.
Perfecta por hacerme llorar.
Perfecta por Jack y Shirley, esos dos pedazos de actores.
Perfecta porque decir que es la mejor comedia del señor Wilder es decir que es la mejor comedia de todos los tiempos.
Perfecta por sus frases míticas que van y vuelven durante toda la película.
Perfecta por ese gran guión (mención para el introvertido I.AL Diamond siempre a la sombra del gran Billy) que hace que pienses que todas los demás guionistas no tienen ni idea de lo que es escribir.
Perfecta por enseñar lo que tiene que ser una película de Hollywood.
Perfecta (como casi todas las grandes películas) por sacar de una pequeña historia sentimientos que emocionan aquí y en la China.
Perfecta por enseñarme a escurrir los espaguetis (y espérate a ver como sirvo las albóndigas).
Perfecta por hacerme ver que el dinero no da la felicidad.
Perfecta por enseñarme lo que es ser un verdadero mensch.
Perfecta por hacerme ver que el amor a veces te hace decir tres cuando quieres decir cuatro.
Perfecta por demostrar que el happy end casi nunca es la mejor opción.
Gracias Mister Wilder. Ójala en tu cielo pasen películas tuyas todos los días.
Perfecta por hacerme llorar.
Perfecta por Jack y Shirley, esos dos pedazos de actores.
Perfecta porque decir que es la mejor comedia del señor Wilder es decir que es la mejor comedia de todos los tiempos.
Perfecta por sus frases míticas que van y vuelven durante toda la película.
Perfecta por ese gran guión (mención para el introvertido I.AL Diamond siempre a la sombra del gran Billy) que hace que pienses que todas los demás guionistas no tienen ni idea de lo que es escribir.
Perfecta por enseñar lo que tiene que ser una película de Hollywood.
Perfecta (como casi todas las grandes películas) por sacar de una pequeña historia sentimientos que emocionan aquí y en la China.
Perfecta por enseñarme a escurrir los espaguetis (y espérate a ver como sirvo las albóndigas).
Perfecta por hacerme ver que el dinero no da la felicidad.
Perfecta por enseñarme lo que es ser un verdadero mensch.
Perfecta por hacerme ver que el amor a veces te hace decir tres cuando quieres decir cuatro.
Perfecta por demostrar que el happy end casi nunca es la mejor opción.
Gracias Mister Wilder. Ójala en tu cielo pasen películas tuyas todos los días.

8.2
6,550
9
24 de marzo de 2008
24 de marzo de 2008
132 de 147 usuarios han encontrado esta crítica útil
El protagonista de nuestra historia no se ruboriza ante una mujer sino ante su propia imagen vista en un espejo.
Mientras el uniforme le pertenezca, su seguridad y autoestima no conocen fisuras. Para él, la felicidad reside en las cosas, no en las personas, y no porque sea una victima del materialismo,sino porque de ello depende su posición social y familiar. Cosas tan pequeñas como un uniforme o una cuenta bancaria son suficientes para que haga oídos sordos al dolor y al sufrimiento del mundo. El portero idolatra ese poder que le da esa agradable sensación de fortaleza, que proviene de la ilusoria identificación con los poderosos.
Para subrayar estas características, el portero es contrastado con el sereno del hotel. Este parece conocer la piedad y la solidaridad. Su generosidad es sencilla y tierna. El sabe vivir con lo que tiene. El portero cree vivir en una drástica sociedad binaria (como en su sueño: el ascensor que sube o baja, el limpiaparabrisas que gira hacia izquierda y derecha, las puertas giratorias que tragan o escupen gente) en la que solo existen dos alternativas: la buena vida de las posesiones materiales o la depresión ante la perdida de dichas posesiones.
Lo que Murnau (y compañía) nos quiere trasmitir queda claro. Las miserias del capitalismo, egoísta y ciego, terminan por arruinar la sociedad, que ha perdido la piedad y la compasión. Las cosas sustituyen a los hombres. Sus propios emblemas los acaban matando. Incluso las clases más bajas entran en su juego, admirando a los que tienen poder y mofándose de quienes lo pierden.
Mientras el uniforme le pertenezca, su seguridad y autoestima no conocen fisuras. Para él, la felicidad reside en las cosas, no en las personas, y no porque sea una victima del materialismo,sino porque de ello depende su posición social y familiar. Cosas tan pequeñas como un uniforme o una cuenta bancaria son suficientes para que haga oídos sordos al dolor y al sufrimiento del mundo. El portero idolatra ese poder que le da esa agradable sensación de fortaleza, que proviene de la ilusoria identificación con los poderosos.
Para subrayar estas características, el portero es contrastado con el sereno del hotel. Este parece conocer la piedad y la solidaridad. Su generosidad es sencilla y tierna. El sabe vivir con lo que tiene. El portero cree vivir en una drástica sociedad binaria (como en su sueño: el ascensor que sube o baja, el limpiaparabrisas que gira hacia izquierda y derecha, las puertas giratorias que tragan o escupen gente) en la que solo existen dos alternativas: la buena vida de las posesiones materiales o la depresión ante la perdida de dichas posesiones.
Lo que Murnau (y compañía) nos quiere trasmitir queda claro. Las miserias del capitalismo, egoísta y ciego, terminan por arruinar la sociedad, que ha perdido la piedad y la compasión. Las cosas sustituyen a los hombres. Sus propios emblemas los acaban matando. Incluso las clases más bajas entran en su juego, admirando a los que tienen poder y mofándose de quienes lo pierden.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y es que, si hubiera que elegir una película en el que se contase con mayor claridad las miserias de este sistema esa seria El último. Y, curiosamente, el mejor ejemplo de ello es el happy end impuesto por la UFA, que no veía con buenos ojos que, además de los múltiples y costosos experimentos que se realizaron en esta película, el final trágico hiciera de ella un fracaso en taquilla. Este final es tan absolutamente inverosímil que nadie se lo traga, quedando claro que, como mucho, es una fantasía. Así, Murnau y compañía demostraron como, con un poco de pericia y un mucho de talento, se puede dar una vuelta de rosca a las imposiciones. El azar del destino, en este caso presentado en forma de herencia, convierte a nuestro protagonista en un millonario. Este se permite el lujo de comer en el hotel donde antes era un mero empleado. Allí hará una demostración de sus toscos modales. No importa lo vulgar que sea, ya que posee lo único verdaderamente necesario para estar entre la clase alta: dinero.

7.1
92,374
8
16 de abril de 2008
16 de abril de 2008
107 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sería incapaz de calcular cuantas veces vi Mary Poppins cuando era un niño.
Aquellos veranos en casa de mis abuelos, donde la única forma de que el crío se quedara quieto era enchufarle "la película de la señora esa que vuela".
Cuando vuelvo a ver Mary Poppins la recuerdo tal y como la veía en aquellos años. Con rayas blancas a causa de la cinta VHS mil veces rebobinada. Con el aperitivo de pan frito con chorizo y las manos llenas de grasa por culpa de atender embobado a la televisión, a pesar de que sabía perfectamente lo que iba a pasar.
Flipaba con el maletín de Mary Poppins, con las carreras de caballos de tiovivo, con el deshollinador. Pase frustrantes tardes enteras en mi cuarto chasqueando los dedos para ver si los juguetes volvían a su lugar de origen ellos solos (con el tiempo aprendería que las películas no son reales, muy a mi pesar).
Mary me enseño de la importancia de reír, de imaginar, de hacer lo que uno cree hasta las últimas consecuencias.
Quizás vista a los ojos de un adulto la moralina de la historia sea insufrible. Pero para un mocoso inquieto de seis años Mary Poppins representa su fantasía predilecta. Un lugar donde cualquier cosa es posible.
Un lugar para soñar.
Aquellos veranos en casa de mis abuelos, donde la única forma de que el crío se quedara quieto era enchufarle "la película de la señora esa que vuela".
Cuando vuelvo a ver Mary Poppins la recuerdo tal y como la veía en aquellos años. Con rayas blancas a causa de la cinta VHS mil veces rebobinada. Con el aperitivo de pan frito con chorizo y las manos llenas de grasa por culpa de atender embobado a la televisión, a pesar de que sabía perfectamente lo que iba a pasar.
Flipaba con el maletín de Mary Poppins, con las carreras de caballos de tiovivo, con el deshollinador. Pase frustrantes tardes enteras en mi cuarto chasqueando los dedos para ver si los juguetes volvían a su lugar de origen ellos solos (con el tiempo aprendería que las películas no son reales, muy a mi pesar).
Mary me enseño de la importancia de reír, de imaginar, de hacer lo que uno cree hasta las últimas consecuencias.
Quizás vista a los ojos de un adulto la moralina de la historia sea insufrible. Pero para un mocoso inquieto de seis años Mary Poppins representa su fantasía predilecta. Un lugar donde cualquier cosa es posible.
Un lugar para soñar.

2.1
4,295
1
31 de marzo de 2008
31 de marzo de 2008
101 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reivindico el masoquismo cinéfilo como una forma más de ver cine. Viva las películas malas. Esas que te hacen disfrutar desde el primer minuto. Esas que sales del cine pensando que no has tirado el dinero. Esas en que la gente en la sala empieza a reírse bajito y acaba entre carcajadas generales. Esas en las que "Druidas" se proclama como rey de reyes.
Basta de mediocridades. Si se hace una película mala, se hace mala pero de verdad. Con mostachos postizos y doblajes patéticos. Con el peor actor de la historia (larga vida a Chistopher) y la peor dirección artística jamás vista.
Esta película creo un nuevo género, el "género Druidas": Películas demasiado ambiciosas para el presupuesto que tienen, con actores de segunda fila y un guión de risa.
Desde aquí hago una llamada a todos los productores del mundo para que le den una segunda oportunidad a Jacques Dorfmann. Sé de muchos que esperaríamos días en las puertas de los cines sólo para poder disfrutar tanto como lo hicimos con esta película.
Realmente me hace daño tener que darle un 1. Tendrían que hacer un ranking en FA (ranking Druidas sería un buen nombre) para votar este tipo de películas.
Basta de mediocridades. Si se hace una película mala, se hace mala pero de verdad. Con mostachos postizos y doblajes patéticos. Con el peor actor de la historia (larga vida a Chistopher) y la peor dirección artística jamás vista.
Esta película creo un nuevo género, el "género Druidas": Películas demasiado ambiciosas para el presupuesto que tienen, con actores de segunda fila y un guión de risa.
Desde aquí hago una llamada a todos los productores del mundo para que le den una segunda oportunidad a Jacques Dorfmann. Sé de muchos que esperaríamos días en las puertas de los cines sólo para poder disfrutar tanto como lo hicimos con esta película.
Realmente me hace daño tener que darle un 1. Tendrían que hacer un ranking en FA (ranking Druidas sería un buen nombre) para votar este tipo de películas.
Más sobre Favio Rossini
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here