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Lunas de hiel

Drama Nigel (Hugh Grant) y su mujer Fiona (Kristin Scott-Thomas) son un matrimonio británico de crucero para celebrar su séptimo aniversario de boda. A bordo conocen a la atractiva y deshinibida Mimi (Emmanuelle Seigner) y a su marido Oscar (Peter Coyote), un norteamericano que está inválido en una silla de ruedas. Nigel empieza a sentirse atraído por Mimi, y Oscar, que se da cuenta, le propone que intente seducirla, pero antes le cuenta cómo ... [+]
Críticas 94
Críticas ordenadas por utilidad
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9
26 de julio de 2015
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Polanski es un maestro a la hora de moverse en la ambigüedad moral. Aquí se trata de la disección de la institución matrimonial, presentándola a través de dos parejas, una de ellas convencional.
Bajo la normalidad anodida y convencional del matrimonio de Nigel y su mujer se encuentra el aburrimiento, la hipocresía de la buena educación burguesa, el vértigo de la contención, pero por abajo vive la atracción de lo prohibido -la aventura, el deseo desatado-, la sospecha de que la felicidad matrimonial burguesa es un infierno.

El matrimonio del escritor norteamericano (magníficamente interpretado por Coyote) y la camarera francesa (qué sensual y a la vez vulgar Emmanuelle Seigner) se nos presenta como la "otra" alternativa matrimonial: el amor pasión, el amor fou nacido en un París que está enormemente caricaturizado y objeto de múltiples ironías, un amor que acaba de modo inevitable degenerando en aburrimiento, acompañado de experiencias cada vez más extremas que tratan de recuperan la pasión original y que se desvía y transforma en odio, en sadismo, en masoquismo, en sufrir y hacer sufrir. En ese mundo de "pelea de gallos" se presenta la alternativa ( si es que se puede llamar así) al matrimonio convencional burgués.

No hay, por tanto, ninguna esperanza. No se presenta ningún happy end, ninguna alternativa. La única persona casada y feliz es el viajero indio, viúdo, tradicional, muy convencional, que no cree en moderneces y que cuida de su hija presentando en ella, en una tercera persona, la salida a una institución matrimonial que en sus dos versiones, la "puritana y reprimida" o la "liberada" aparece como una auténtica cárcel para las personas, una fuente de infelicidad.

La ironía de la película es la que la salva, con esa escena final de las dos mujeres bailando juntas y dormidas en la misma cama.

La escena final, con la muerte/asesinato de Coyote y su mujer parece un poco forzada, así como la despedida de la pareja burguesa del indio y su hija, el anuncio de la maternidad y de un hijo como única posibilidad de futuro o siquiera de una salida... Un poco forzado el final, pero también la única ocasión de airear una institución, la matrimonial en occidente, que aparece aquí como asfixiante y destructora.
8
9 de abril de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Lunas de hiel" la ví por primera vez alquilada del videoclub en VHS con 14 o 15 años. Estaba en la sección de lo erótico-porno y tuve curiosidad con esa portada en la que una mujer medio desnuda yacía frente a un hombre sentado en un sillón, cosas de esa edad en la que uno se empieza a sentir tentado por el ámbito sexual. Luego me encontré con un producto que tenía sus momentos subidos de tono y que por entonces supusieron para mí el mayor estímulo del filme, que ofrecía una visión un tanto sórdida sobre las relaciones de pareja.

De todos modos he querido verla porque ya no soy ese chavalín adolescente y la vida me ha enseñado ciertas cosas que por entonces desconocía, le pasa a todo el mundo, que hay obras artísticas que hay que paladear cuando ya se tiene un poco de recorrido vital que facilite la comprensión y la identificación. Pasa con todos esos libros y películas que de pequeño no te dicen nada y de más mayor te tiran mucho y viceversa.

Desde la pasión ya surgida del primer encuentro y cultivada en la fase inicial, desarrollada en un París que es fiel a su tópico de capital del amor, asistiremos a los vaivenes sentimentales de la pareja. Tanto el hombre como la mujer tendrán la ocasión de herir y humillar a su compañero y afrontarán la imposibilidad de huir el uno del otro, pues se necesitan más de lo que puedan llegar a detestarse.

Con todo ello, Polanski ofrece una disección sin contemplaciones de las relaciones de pareja, tantas veces una relación de poder y sumisión, donde una fina línea separa el amor y el odio. A ello ayudan las interpretaciones de Coyote y Segnier, que no dudan en desnudarse en cuerpo y alma para dar vida a sus atormentados personajes. Grant y Scott Thomas son la pareja convencional y aburrida de turno, que se acabará viendo afectada por las revelaciones de su mefistofélico confesor.

La cinta acaba siendo fiel a las obsesiones de Polanski, siempre preocupado en su obra por el lado sórdido y bizarro de la raza humana y con toques de humor negro marca de la casa. Muy recomendable
6
3 de febrero de 2009
30 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roman Polanski tiene dos grandes problemas; uno es cinematográfico y otro moral. El primero afecta sobre manera a la incapacidad que tiene para culminar un trabajo redondo. Por varias razones, esencialmente de guión, tiene el defecto de poder hacer dos películas en una, es decir muy buena una primera parte del metraje, muy mala la segunda. Esto no es anecdótico sino frecuente. Basta recordar “La novena puerta” o esta que comentaré ahora “Lunas de hiel”, pero también otras más clásicas como “La semilla del diablo” donde no sabe rematar con la espada una magnífica faena.

El tema moral me preocupa bastante más, Polanski desde sus comienzos está impregnado de algo malsano que podemos denominar negatividad. Vive constantemente en una especie de perversidad ética que le lleva a retratar u ocuparse de las alcantarillas del inconsciente. Lo cuál no es malo si se hace como terapia, pero no como pura recreación pajillera.

En “Lunas de hiel” vuelve sobre lo mismo que ya abordó en su ópera prima “El cuchillo en el agua”. Una pareja, un desconocido, un barco, un lugar claustrofóbico que no se puede abandonar y sobre todo una visión sobre la pareja que se define por enfermiza.

Y la primera hora de película es monumental, para un nueve perfectamente, y sin embargo acabará por convertirse una vez más en un producto de tal vileza, crueldad, depravación y enloquecedor que merece la pena que las personas que adoren esta película se hagan examen de conciencia.

Una cosa es el voyerismo, el sadomasoquismo o la lluvia dorada, y otra muy distinta recrearse en el mal, dándole carta blanca. Esto no es nuevo, Polanski ya lo había hecho en 1976 con esa diabólica película titulada “El quimérico inquilino”.

Quizá algún día, cuando ya no esté entre nosotros podamos saber mucho más de Polanski que hasta ahora estaba oculto. Y mientras tanto el Iker Jiménez con las pirámides de Egipto, ¡que no joder, que las construyeron obreros sin seguridad social!
7
21 de marzo de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película difícil de ver, de sentir. Que al acabar de verla notas que te ha transmitido un mal rollo importante. Eso si, el titulo le va que ni pintado. La película da un nuevo significado a palabras como amor, odio, pasión o perversión.
Sin duda, no es una del montón, es especial, diferente, única a nuestro modo de ver y entender el cine.
Además cuenta con unas buenisimas actuaciones, destacando un Peter Coyote en uno de sus mejores personajes, y una Emmanuelle Seigner que sabe hacerse notar en todo momento. Después estaría el personaje de Hugh Grant, que no solo sabe transmitir todas la emociones del personaje, también logra que uno se sienta identificado con el.
Polanski realizo un buen trabajo, y viendo de nuevo la ficha del film resulta que la banda sonora corre a cargo de Vangelis. Otro punto a favor, sin duda alguna.
Conclusión. No llega a hacerse desagradable, pero es mejor no verla con tu pareja, a no ser que busques nuevas experiencias.
3
13 de octubre de 2011
18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roman Ponlanski nos adentra en su mundo erótico y sexual de la mano de Peter Coyote y Emmanuelle Seigner. Un mundo que a mí ni me parece erótico, ni me atrae sexualmente.
Con esto que estoy diciendo seguramente vaya en contra de todas las opiniones de la gente, pero sinceramente la película me pareció un auténtico plomo.
La historia no me atrajo nada, y conforme la estaba viendo no entendía ni la relación sexual de la pareja protagonista, ni la actitud del oyente que no puede parar de escuchar la historia, mientras ve que su mujer no soporta a esa pareja.
Además, la gente habla de que los protagonistas realizan escenas muy sensuales. Pues la verdad es que ninguno de los dos cuerpos me despiertan ninguna sensualidad, y tampoco me lo despierta ver a uno haciendo de cerdo y ver a la otra con esos trajes extra ajustados de licra. Solamente la escena de la leche es la única que pienso que está llena de sensualidad.
Con respecto a las interpretaciones pues poco que decir. Hugh Grant está igual que siempre; soso. Emmanuelle Seigner me pareció horrible. Solo Peter Coyote y Kristin Scott Thomas realizan un buen trabajo.
Lo otro destacable es la impresionante banda sonora llevada a cabo por los siempre formidables Vangelis.
En fin, una película aburrida salvo por alguna que otra escena que puede llamar la atención. La historia en general me pareció estúpida, y lo único que se busca es el morbo del espectador. Un morbo que sinceramente a mí no me cautivó, ya que los protagonistas y sus escenas no me lo producían (a excepción de la escena de la leche).
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