Podría servir como ejemplo o como listón de lo mínimo que debería exigirsele a una comedia romántica: actuaciones aceptables, guión honesto y humor sin bobadas. Felicitar a Johs Radnor por ejercer de Juan Palomo (dirige, guioniza y asume un protagonista) y seguir a flote. Pero le falta pegada, le falta ritmo y desarrollar un guión que avanza poco en cada una de sus historias y hace que el metraje, a pesar de ser ajustado, parezca lo contrario. Incide en rasgos y problemas generacionales propios y comunes a otras generaciones y los resuelve con una cierta ingenuidad apostando por aquello de "to el mundo es bueno". Un buen triple salto que se queda corto.
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A mí me pasa que no puedo soportar cuando tras un momento dramático comienza un secuencia de montaje con una canción americana suave de guitarra acústica y voz femenina. Aquí ocurre cada dos por tres. Pero bueno, es algo personal.
La peli va de amores y desamores entre treitañeros estadounidenses. Le falta chicha: los personajes y las situaciones carecen de profundidad, todo transcurre con un ritmo plano. Es como si le faltasen obscenidades.
Como si nada.
Besos.

Lo primero: olé por ti, Ted, digo... Josh, porque no tiene que ser fácil pasar de sólo actuar a ponerte también a escribir y dirigir. De verdad, muy bien, no todo el mundo sería capaz de dar tal paso. Lo que ya no está tan bien es el resultado final de la película. Prefiero atribuir todos los fallos al tema de ser su primera obra, por estar empezando y todo eso.

La película tiene todos los elementos necesarios para ser una película indie, yo diría que de más. El tipo de música, las historias "profundas", los pocos personajes... Pero es que se abusa demasiado en todos los aspectos. Para empezar, no sé cuantos minutos de la película se van en enseñar a los personajes haciendo cosas, sin que se oiga lo que dicen (o directamente no hablan, sino que pasean) con música de fondo. Como queriendo decir, "me estoy poniendo profundo", "no hacen falta palabras", "emociónate"... A mi por lo menos no me ha transmitido nada de eso, sólo desesperación y ganas de que avance el asunto.

Por otro lado, las historias como ya digo, "profundas", porque son más bien pseudoprofundas (que vocabulario tengo, madre mía). Hay unas tres o cuatro historias que se relatan cada una por su cuenta con distintas personas, y menos una, todas tratan sobre alguna relación sentimental. Realmente no son nada del otro mundo, es más, son bastante superficiales lo que pasa es que se le da mil vueltas a lo mismo con lo que el resultado es estirar metraje y aparentar que se esta tratando algo más serio. Mucha cinta para lo que se quiere contar. Además, que eso de estar saltando de una historia a otra continuamente, en la que la única conexión que hay es que los protagonistas de cada una hablan alguna vez con el protagonista de otra, pues acaba mareando.

Los personajes, pues... al principio estaba viendo a Ted, los mismos gestos, una forma de ser parecida, pero finalmente Radnor ha conseguido hacerme olvidar por un rato a Mosby y quedarme con Sam Wexler. El resto de personajes, pues ni fú ni fá, no me han calado mucho, quizá el personaje más trabajado sea el de Malin Akerman. Bueno y el pequeño Rasheen, que su historia junto a Sam ha sido la que más me ha gustado, sin duda la más interesante.

En fin, una peli que podría haber dado más de sí pero bueno, es un primer paso para Josh Radnor que ya tiene entre manos otra para el año que viene, veremos si aprende de sus errores y le sale algo mejor. Si tenéis ganas de ver algo sin muchas pretensiones, para echar un rato, tampoco está tan mal.

He de admitir que tenía curiosidad por ver, al fin, a Josh Radnor en la gran pantalla. Es probable que esperara demasiado de este filme y que por eso haya salido de la sala con un sabor agridulce.

La película no me ha sorprendido. Gana mucho en entretenimiento al contar tres historias paralelas, pero no se tarda mucho en descubrir que la historia más desarrollada y mejor contada de las tres es la del protagonista, Sam (Josh Radnor). Si la película me ha decepcionado, ha sido por esto.

Además, Radnor basa gran parte del encanto de su película en el encanto cosmopolita neoyorquino, probablemente sobreexplotado por maestros en la materia como Woody Allen (al que curiosamente se hace referencia en el filme), y por supuesto en sus actores guapos y una banda sonora con buen rollo indie.

Si se pretendió hacer una película profunda con su mensaje optimista, esto sí es algo en lo que se queda bastante corta. La música y los discursos de la segunda protagonista no son suficientes. Y aunque no hablaré del final, he de decir que fue lo que definitivamente hizo que me diera cuenta de que la película no destaca especialmente en nada, y se queda en otra comedia romántica con espíritu independiente.

Ojo: no es mala. A todo amante del ambiente ciudadano de NYC, de la música optimista "no comercial" o a todo que quiera pasar un buen, entrañable y simpático rato, se la recomiendo muy ampliamente. No creo que fuera pensada para más, por lo que no hay que ser exigente de más.

Me ha gustado mucho, me ha dejado muy buen sabor de boca. Me ha puesto contento y de buen humor. El que una película me transmita sensaciones y me haga experimentar emociones le da un porrón de puntos, pero es que además esta es buena película de por sí.

Las tramas de los personajes son sencillas, pero complejas al mismo tiempo. Todos correctos en su papel, unas guapísimas y excelentes chicas. Los chicos, exceptuando a Sam 2 y Sam (Ted Mosby para los amigos), son un poco flojas, pero bueno, dan el tipo. El niño tampoco ganará el Óscar, pero también está correcto.

En serio, me ha gustado mucho.
Sencilla y sin pretensiones, pero llena de sensaciones y sentimientos.