Haz click aquí para copiar la URL

El Reino

Thriller. Intriga. Drama Manuel (Antonio de la Torre), un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y únicamente Paco sale ... [+]
Críticas 219
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
6
4 de octubre de 2018
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Seguramente la película española más importante del año. Un thriller atrevido, intenso y muy auténtico.
-Una perfecta alegoría de la España moderna, repleta de corrupción y buen cine.

No puede haber mejor manera de terminar la fiesta del cine que yendo a ver la nueva propuesta del cineasta español Rodrigo Sorogoyen. Tras “Stockholm” y “Que Dios nos perdone” el madrileño nos trae un thriller político que nos muestra la corrupción de nuestro país desde la mirada de su propios instigadores. La película, que con toda probabilidad -y justicia- se alzará con un par de Goyas, supone la tercera colaboración entre el director y la guionista Isabel Peña, y parece que ha sido uno de los trabajos más personales de ambos, requiriendo una profunda investigación y el compromiso de elaborar un relato justo y complejo que pudiera parecerse a la realidad. Les adelanto que lo han conseguido.
Nuestro protagonista es Manuel López-Vidal (Antonio de la Torre), un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional. La cámara de Sorogoyen le sigue por los pasillos de su vida de lujo, entre comilonas de amiguetes, tejemanejes varios, fiestas en veleros y apariencias partidistas con falsos amigos que en cualquier momento pueden volverse peores enemigos. Manuel no es sino uno más de tantos corruptos que se pasan la vida afanando con la excusa de que los hay peores o de que cualquiera lo haría si estuviera en su lugar para darle una buena vida a su familia. Y en cierto modo, el director quiere que sepamos que Manuel es uno de los nuestros. Nos obliga a estar siempre en consonancia con la perspectiva de ese tipo horrible, a sintonizar con su caída constante por una escalera de consecuencias de sus instintivas reacciones de supervivencia, sin ningún condescendiente arco de redención. Elimina cualquier posible maniqueísmo de la ecuación para mostrar a Manuel como una persona, como un individuo al igual que usted o que yo, con el que incluso podemos empatizar en ciertas ocasiones. Es una realidad que quizás nunca nos habíamos planteado, porque es difícil aceptar que cualquiera puede hacer lo que Manuel hace, o incluso que nosotros también somos engranajes de la cadena. Por eso es tan importante la forma en la que está construido el personaje por los guionistas y a través de otra magnífica interpretación de Antonio de la Torre (¿el mejor actor español actual?): sin sesgos ni concesiones.
El movimiento de cámara, el montaje incisivo y la música electrónica ayudan a hacer palpable esa sensación de desenfreno constante con la que conviven estos personajes en sus irrastreables rutinas. Sorogoyen controla el ritmo como un maestro en una suerte de “in crescendo” perfectamente refinado, que convierte el caos en puro desasosiego casi de forma bíblica. La situación se calienta más y más mientras a Manuel se le terminan las oportunidades, se estrecha el cerco hasta llegar a una media hora final de tensión absoluta, un chute de adrenalina asfixiante que pasa directamente del personaje al espectador provocando sudor frío. Para el recuerdo dos de las escenas más emocionantes del cine patrio reciente: la recogida de archivos en una fiesta y una persecución nocturna por la autopista. Una verdadera pena desaprovechar un clímax minuciosamente dispuesto, que tiene al espectador noqueado tras una serie de impactos vertiginosos, con una conclusión desacertada, por verborreica y sobreexplicativa, que pone en palabras las dos horas anteriores.
Ahora no vayan ustedes a quedarse con mi reproche al desenlace, que no desmerece en absoluto esta enorme historia que nos han traído Sorogoyen e Isabel Peña. “El reino” es un thriller furioso y elegante, elaborado con meticulosidad, interpretado con talento y rodado con artesanía, que machaca los pilares de nuestra podrida sociedad con un bisturí en lugar de un martillo. Una película notable y necesaria, capaz de colocarse en lugares delicados para entregar mensajes difíciles e importantes. La película española que no debe perderse en 2018.
8
24 de septiembre de 2018
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que te hacen llorar, otras reír, pero en El Reino, la sensación más fuerte que he tenido son las ganas de gritar, sí, sí, gritar para unirme a unos duelos dialécticos; con más acción y adrenalina que cualquier película con armas, acción y efectos a tutiplén.

Destaco la interpretación de Antonio de la Torre, todos están fenomenal, y mención al toque de humor de Luis Zahera.

Me costó un ratillo acostumbrarme a los movimientos de cámara en mano, es algo que no me va, pero a partir de unos minutos todo discurrió de modo natural.

El guión, pues como a mitad de la película andaba bastante perdido, pero es lo que tiene la corrupción de este país o de todos supongo, un follón de narices, o ¿alguien es capaz de sintetizar en pocas lineas los casos más notables que se han dado?. Hubiese agradecido algo más fácil.

Como conclusion, un peliculón.
7
31 de enero de 2019
35 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine político español de notable calidad, incidiendo sobre dos puntos cruciales de lo que viene a ser la democracia en el siglo XXI (robocracia estatolátrica):

1. El desenvolvimiento práctico usual de cierto partido político, que en verdad es representativo de todos los partidos políticos, dentro del Estado Democracia contemporáneo que los fabrica, cuyo poder enorme consiste en un aparato burocrático, judicial, «falsimedio-desinformativo», policial, bancario, etc., mediante el cual se saquea, putea y esclaviza a los españoles como siempre se hizo e incluso más. Para muestra un simple botón que nos refiere el lúcido Dalmacio Negro en una entrevista que le hizo Ángel Fernández en 2017: «Todos los Estados son totalitarios, pero España es actualmente uno de los Estados más totalitarios del mundo; un ejemplo de ello es que el gobierno actual quiere limitar a mil euros las transiciones comerciales, es decir el Estado va implantando la desaparición del uso del dinero y control total de lo que los individuos tienen, gastan o hacen con lo suyo propio».

2. El periodismo de la especie «Ana Pastor» o de parecidas «femibolcheviques», mascarón de proa con caras «moninas» de la gran «falsimedia», periodistas hipergámicas usadas por el ya mencionado Aparato de Poder para desplegar un vano vocabulario y careta de progreso, democracia, libertad, igualdad, justicia, defensa de los desvalidos, etc., que en realidad y fondo resulta una metodología desinformativa cuyo fin es que no salga a la luz la verdadera Verdad, porque sabiéndolo o no sirven a siniestros capataces a cambio de hacerse ellas un holgado hueco en la vieja moda de ganar mucho dinero además de alcanzar relevancia social o fama mediática.

Fej Delvahe
7
29 de septiembre de 2018
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, Sorogoyen nos demuestra que tiene talento.
Gran puesta en escena, con un ritmo trepidante, uso de cámara en mano, con unos primeros planos increíbles y una música destacable.
Sin duda, de la Torre está magnífico encarnando a un político provinciano, corrupto y sin escrúpulos. Desde mi punto de vista, una de sus mejores interpretaciones.
Lástima el fallido final, un poco ingenuo e irreal, aunque la idea fuera hacernos reflexionar sobre la culpabilidad de los políticos y el cuarto poder.
5
2 de octubre de 2018
32 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, la crítica de los profesionales no coincide con mi opinión personal, algo que cada vez es más habitual. Para mí, El Reino no tiene ni pies ni cabeza. El principal problema de la película es que no te aporta contexto y que es imposible empatizar con los personajes ni con el calvario que viven que, por otra parte, se merecen.
Un político es implicado en un caso de corrupción en un partido que es una auténtica máquina de corruptos. No se especifica qué partido es (está claro que es el PP), dónde ocurren los hechos (Valencia?) ni el dinero que se llevan o cómo funciona exactamente la trama. No hay pistas ni muchos datos, como si la situación y los protagonistas fuesen sólo arquetipos.
El director te presenta a los personajes directamente, sin que se sepa quiénes son o qué papel juegan tanto en su formación política como en la trama corrupta. Todos son egoístas y sólo miran por sus bolsillos, tienen el poder y se protegen entre ellos. Los verdaderos enemigos, sin embargo, están dentro del mismo partido. En este país nos hemos acostumbrado a que los corruptos siempre reciben el apoyo de los suyos, pero en esta ocasión, el partido decide sacrificar al protagonista sin que se sepa muy bien el porqué.
Nuestro anti-héroe, lógicamente, luchará para salvarse, no para limpiar su nombre sino para demostrar que no es el único que hace juego sucio y que su comportamiento es lo normal dentro de su organización. En su huída hacia adelante vivirá alguna situación surrealista y poco creíble, hay una escena cuando busca unos papeles en la casa de un implicado que es ridícula, además de demostrar que no se puede fiar de nadie, sobre todo de los que están por encima de él en el escalafón de mando.
¿Suena verídico? Supongo que coge cosas de los papeles de Barcenas y la Gürtel, pero parece más los tejemanejes normales de los cargos medios. El final también es decepcionante, porque no deja ver qué pasará con la justicia o condena ni si lo que intenta llevar a cabo el protagonista tendrá algún efecto. ¿Sorogoyen nos intenta mostrar que lo importante es la corrupción y no quién, cómo y qué se hace para llevarse el dinero público? Supongo que sí, pero no me convence. ¿Podría haber sido una película de denuncia pero se queda en algo casi anecdótico o sin trasfondo moral y ético? Estoy convencido. Se han rodado pocas películas sobre la corrupción en España y quizá haya que agradecer su valentía, pero falla en su propósito de denuncia.
Por último, por mucho que se emplee la música para crear tensión o por mucho primer plano y movimientos de cámara, casi nerviosa como el personaje, no se consigue despertar el interés ni por el protagonista ni por los que le rodean, todos tan reprobables como él. Esperaba mucho más, así que mi nota es un aprobado a secas.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para