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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
Críticas 176
Críticas ordenadas por utilidad
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8
2 de septiembre de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy complicado hablar sobre cómo funciona el humor en el cerebro de cada persona, básicamente porque es algo muy subjetivo, es imposible que un chiste o una burla haga reír a todo el mundo. Es más, vivimos en una época en la que es muy fácil ofender a otros solo porque no compartimos el mismo sentido del humor, es aquí cuando se vuelve más complicado de entender, cuando el humor se satiriza y se tocan temas muy ''delicados'' o simplemente se hace algún tipo de burla sobre alguien muy representativo en la sociedad. Para mí, este tipo de comedias satíricas pueden ser muy entretenidas e interesantes siempre y cuando se sepa contar bien, y esta película lo hace de manera estupenda.

Increíble como hace 60 años este tipo de comedias estaban más aceptadas y eran bien acogidas por el público, hoy en día hay que tener mucho cuidado con lo que se va a decir y contar. La manera en la que se satiriza a las decisiones dentro de un conflicto bélico fue algo muy curioso para mí, porque no solo tiene momentos cómicos, sino también momentos serios y de intriga. Es sin duda una excelente crítica hacia la guerra fría y hacia la forma de pensar de los mandatarios y políticos en esa época, y teniendo en cuanta todas las catástrofes que había vivido la sociedad en ese entonces. Qué mejor que reírse del miedo.

Yo vuelvo a hacer la pregunta. ¿El humor se degrada con el tiempo?
Yo creo que el humor simplemente cambia con el tiempo. Pasan los años y las generaciones van cambiando sus estilos de vida, sus costumbres y por ende su humor. Para mí, el humor es un reflejo de la inteligencia y de la salud mental. Nos tocaría analizar si nuestra sociedad actual se encuentra bien mentalmente.
8
21 de febrero de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica sátira sobre esa parte del poder que son las armas, la película expone a la perfección como el ser humano es capaz de desvincularse de su humanidad llegado el momento, sustituyéndola por un racionalismo extremo. Los perfiles sicológicos están acertados, especialmente en la etapa histórica en que se basa, es decir, la famosa Guerra Fría. Que la película esté influenciada por el tipo de cine que impero en la década de los 60 siempre juega en contra de la calidad cinematográfica. Por otra parte, crear comedia no creo que sea un punto fuerte en Kubrick. Peter Sellers es el mejor actor de todos los tiempos.
4
2 de diciembre de 2022 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Reseña libre de spoilers aunque menciono dos escenas/chistes que no revelan nada de la trama)

Llevaba tiempo queriendo ver esta película. Es de Kubrick, y veo que tira de humor negro y sátira, así que la cosa pinta bien. Nada más empezarla descubro que es en blanco y negro, ¡no lo sabía! Si puedo, evito ver trailers, así que esto fue una sorpresa. Que la película sea en blanco y negro no es algo que me importe. Lo que sí me resultó extraño es que una cinta firmada por un renombrado Stanley Kubrick incluya elementos que la hagan parecer una de esas películas cualquiera de ciencia ficción de los años 40-60, protagonizadas por monstruos gigantes en blanco y negro, y que también buscaban concienciar sobre el peligro de las armas nucleares y sus consecuencias (por ejemplo, Attack of the Crab Monsters, de Roger Corman, 1957)

Algunas de estas características son los planos donde vemos al avión de juguete con el paisaje de fondo, grabado desde un helicóptero/avión. Que me pongas este plano una o dos veces podría ser aceptable. Que lo saques cada vez que estamos en alguna escena de los pilotos que van en su interior acaba por ser pesado y no tiene gracia. Y hablando de los pilotos del avión y los “recursos cutres”, cada vez que pulsan algún botón importante en el panel de mandos, Kubrick hace un uso exagerado y cómico del zoom. Una vez más, el respetable director que unos años antes había dirigido Senderos de Gloria y Espartaco se pone el disfraz de payaso con la excusa de estar rodando una comedia. Entonces, ¿queda todo esto justificado porque nos encontramos ante la comedia del año? Rotundamente, NO. Debemos ser honestos y aceptar que no podemos valorar con los ojos de ahora un producto que se creó hace unos 60 años. Aún así, la película no logró sacarme ni la más mínima sonrisa (y esto no es precisamente difícil) Para mí, la película no es una comedia. Tampoco podemos decir que sea un drama, ni una película de ciencia ficción. No es nada más que un batiburrillo, un cocktail en el que ninguno de sus ingredientes es de calidad. Quizá lo que mejor haga es, como indiqué al principio, concienciar del peligro de las armas nucleares y sus consecuencias. Ya está. Y ni siquiera en eso destaca de manera reseñable. No te deja mal cuerpo ni te hace reír. Me ha dejado tan indiferente como una cata de agua. Si esta película no hubiera sido dirigida por Stanley Kubrick no tendría tanta repercusión.

¿Y qué hay de la música? Pues que tampoco hay nada destacable, más allá de la pista final. No escucharás una musiquilla que digas: “Ah sí, esta es la de Teléfono Rojo, volamos hacia Moscú”. Todo lo contrario: cada vez que hay una escena de los pilotos en el avión, nos ponen “When Johnny comes marching home”, una musiquilla simple que termina haciéndose pesada, por mucho que represente el deseo de que las tropas vuelvan a casa.

¿Pero hay actuaciones buenas? Pues es probable, pero el recuerdo que se me quedará de esta película es la ridícula actuación del General Turgidson. Que la culpa no será del actor (George C. Scott) sino del personaje que le hicieron interpretar, y que habla, se mueve y gesticula de una manera que a mí me distraía más que me ayudaba a creerme el personaje. Lo mismo aplica al mismísimo Dr. Strangelove (Peter Sellers) un personaje olvidable, ridículo, apenas aporta, sale en dos escenas mal contadas y en una de ellas repite chiste, por si una vez no era suficiente (*ver siguiente sección)

¿Pero resulta divertida? Para mí no. Me resultó que para estar catalogada como “comedia” los chistes o “gags” brillaban por su ausencia. Repito que no es justo valorar con los ojos de hoy un producto de hace casi 60 años, pero a mí, ver a un militar disparar a una máquina de Coca Cola para sacar moneda, y que cuando se agache a recogerlas le salpique una Coca Cola que sale por un agujero, me resulta demasiado antiguo, incluso para los estándares de 1964. En serio, esto es algo que me esperaría de alguna obra de Chaplin, Buster Keaton, o “el gordo y el flaco”, pero no de Kubrick. Y lo mismo digo de la escena del tipo montado encima de la bomba, ¡¡me troncho, qué divertido, un tipo ‘cabalgando’ una bomba nuclear mientras agita un sombrero de cowboy!! Debemos añadir que hay un par de “chistes” que se repiten. Uno de ellos ya lo he olvidado, y el otro es el Dr. Strangelove haciendo el saludo nazi, ¡¡divertidísimo, lo voy a ver en YouTube otra vez!! (en fin…)

En resumen, una decepción total que solamente se salva por su crítica al uso de las armas nucleares, aunque aquí tampoco es que destaque. Entiendo que la película tuviera repercusión en el contexto histórico de la Guerra Fría, pero a día de hoy me da la sensación de que ha envejecido de manera desastrosa.

ACTUALIZACIÓN: Tras comentar mi decepción con otros amigos aficionados al cine “me entero” de que esta película es de “humor absurdo”, como el que años más tarde veríamos en las películas de los Monty Python, quienes a su vez inspiraron esa bazofia española llamada “Amanece que no es poco” que a su vez alimentó la imaginación de lo que ya en el siglo XXI conocimos como “La Hora Chanante” (y sus derivados) Esta es la advertencia que necesitaba. De haberlo sabido, jamás la hubiera añadido a la lista de películas que quiero ver. Es un humor muy peculiar, no apto para todo el mundo. Será que tengo un palo metido ya sabes dónde y no me permite reírme al ver a un jovenzuelo disfrazado de pueblerino gritando “¡¡GAÑAAAAAAAN!!” con un fondo de colorines mientras la cámara hace zoom in/out.


Lo peor:
Alguna actuación lamentable.
Personajes poco creíbles.
Humor de los Looney Tunes.
Calidad de cutre-film de terror o ciencia ficción de la época.

Lo mejor:
Que solamente dura 90 minutos.
Aprender que la expresión “horsin around” en realidad existe y no es solamente el título de la serie de los años 90 que hizo famoso a Bojack Horseman (¡no hagas como que no le conoces!)
9
10 de marzo de 2013 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo, felicitar a los tremendos huevos de Kubrick. Mandarse una película de esta clase en plena guerra fría es, cuando menos, admirable.

Entrando en materia: haciendo a un lado lo obvio (genial manejo de cámara, guión adaptado maravilloso, actuaciones que encajan como piezas de reloj suizo) me gustaría tocar el tema de que tan lejos va la "comedia" que Kubrick emplea en este film. Tomando en cuenta 3 factores (época, "objeto" satirizado y forma/método de satirización) nos estaríamos topando ante una (si no la mejor) de las sátiras del pasado siglo, con el perdón de Duck Soup y compañía. Stanley juega con sus espectadores, con el gobierno y con el mismo; destaza un tema serio para que paresca tan absurdo que nos permita tomárnoslo en serio: nos engaña a todos (y a él mismo) mientras, sin explicarnos porque, todos seguimos descojonándonos en el piso por un general en extremo preocupado por fluídos, una sala de guerra algo peculiar y un vaquero-piloto que disfruta mucho de su trabajo.

El único motivo por el cual la película no es merecedora de un 10 recae en ciertas partes (conversaciones en la sala de guerra~avión) que, si bien en lo personal las sentí adecuadas, su uso fue algo desacertado, terminando por aburrir a la larga (vi la película junto a un acompañante que, lamentablemente, caía en los brazos de morfeo cada que tocaba una de esas escenas).

Resumiendo: discutiblemente, el mejor film en el catálogo del buen Stanley.
10
25 de junio de 2013 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
103/18(29/05/13) Stanley Kubrick demostró con su séptimo largometraje una madurez espléndida, Obra Maestra, sátira antimilitarista antológica, de una acidez punzante colosal, fresco desolador de las gentes que nos gobiernan, pone contra las cuerdas la Guerra Fría y lo hace no cuando ya ha acabado si no en pleno auge de ella. Kubrick nos regala un microcosmos radiante de ingenio y cinismo, un clásico imperecedero que a cada visionado gana, obra adelantada a su tiempo. Es una bufonada arrolladora contra las gentes que nos gobiernan, contra los militares, contra los políticos, contra la Naturaleza Humana, contra la Inteligencia Artificial que se nos avecina y que Kubrick tocaría en su siguiente Obra Maestra, ‘2001’y más tarde Spielberg adaptaría una idea suya en ‘I.A.’, un burlón fresco sobre la ineptitud, la ignorancia, los radicalismos, el falso patrioterismo. Una farsa que produce pavor por lo realista que resulta. Me abstengo de poner la sinopsis por falta de espacio.
Kubrick en su afán crítico a la Guerra Fría, anhelaba un proyecto que retratara este sin sentido, leyó decenas de libros. Se decidió por la novela de ficción del británico Peter George (utilizó el seudónimo Peter Bryan) ‘Red Alert’ de 1958, co-escribió el guión junto a Terry Southern (‘Easy Rider’), con ayuda del novelista, el libro tocaba el conflicto nuclear desde un tono serio, Kubrick mantuvo la trama original pero creyó que nadie podría tomarse en serio el relato y viró el género hacia la comedia negra, las cosas que se dicen más en serio son las que se dicen sonriendo, tornando su optimista desenlace un mensaje Kubrickiano, o sea pesimista sobre la Condición Humana. Southern y Kubrick tuvieron la feliz idea de añadir uno de los personajes más famosos que con sus pocos minutos en pantalla se ha convertido en un mito, el Dr. Strangelove. El guión construye personajes caricaturescamente sabrosos, dejándonos comportamientos delirantes, situaciones desternillantes, frases antológicas como la del presidente Muffley espetando a Turgidson y al embajador soviético mientras pelean <Caballeros, no pueden pelear aquí. Esto es la Sala de Guerra!>, diálogos brillantes de ironía mordaz, maravilloso cuando justifica el General Ripper ante Mandrake de su ataque preventivo, momentos sublimes como la imagen del cuartel Burpelson en el que están en lucha y se ve de fondo un enorme cartel con la leyenda <La Paz Es Nuestra Profesión>, y todo tratado desde un punto de vista naturalista. El destino de la Humanidad en manos de unos incompetentes, un General perturbado sexualmente con el poder de sembrar de hongos nucleares la URSS, un cándido presidente estadounidense que farfulla cuando habla con su homólogo soviético, el General Turgidson Jefe del Estado mayor, un radical anticomunista que ve en la crisis una oportunidad para aplastar la URSS, total solo serán 20 millones de bajas americanas (¿!!!?), o el consejero presidencial, el Dr. Strangelove, un excéntrico científico alemán en silla de ruedas con un brazo con vida propia nazi. Son tipos excéntricos en un mundo real, Kubrick dota a la filmación de una patina cuasi-documental que nos involucra y atrapa, como el rutinario seguimiento de los protocolos del B52, el impersonal seguimiento a la lucha en la base Burpleson, o las impresionantes escenas en la Sala de Guerra.

Llama la atención la mezcla entre guerra- sexo, marcada desde los preciosos títulos de crédito de Paul Ferro, un gran avión reposta de un avión cisterna en vuelo, una gran manguera se introduce de una aeronave a otra, a modo de penetración sexual, otra impactante relación es nada menos que el motivo dado para la crisis sea la impotencia sexual de un General, o que el Alto Mando con la que tienen encima se relaman ante la perspectiva de la creación de un submundo donde estarán ‘obligados’ a copular para la regeneración humana.
Los actores están cumbres. Sterling Hayden ya trabajó con Kubrick en ‘The Killing’, tras años retirado volvió, edifica un paranoico sublime, tipo convencido de lo que hace, teniendo su origen en los fluidos que les niega a las mujeres (misoginia?), impresionantes los diálogos que tiene con Mandrake destilan demencia sostenida en argumentos esquizofrénicos, maravilloso. George C. Scott delinea a un militar extremista soberbio, composición gestual estupenda, dando noticias catastróficas flemáticamente, llegando a esgrimir fríamente que no pueden condenar el programa nuclear por un pequeño desliz, desliz que puede suponer la destrucción de la Tierra, roza la sobreactuación pero a su papel le viene al dedillo. Scott se sintió engañado por poner en el film tomas de ensayo que Kubrick le dijo eran eso, motivo por el cual juró no trabajar más con el director. Slim Pickens derrochó carisma y empatía en un papel que Terry Southern escribió para John Wayne siendo rechazado por este, a Pickens no se le dijo que la cinta era una comedia, solo se le dio el guión con sus escenas para que su actuación fuese realista, de hecho no tuvo que actuar demasiado pues Pickens era un calco de su personaje, un texano modelo, una poderosa y ultraamericana personalidad que se le iluminan los ojos ante su misión, y al que Kubrick regala una de las postales iconos del Séptimo Arte, no puede ser spoiler algo tan conocido, la imagen del Mayor ‘Kong’ cabalgando los cielos enfervorecido montado a horcajadas sobre una bomba nuclear, Colosal.
El alma del film es un extraordinario Peter Sellers, inicialmente destinado a dar vida a 4 personajes, tuvo que dejar el del Mayor ‘Kong’ tras un accidente y dejárselo a Slim Pickens. Encarnó al capitán Mandrake, el más cerebral y con sentido común, tiene su momento cumbre en la escena que tiene que llamar para desvelar el código secreto, deliciosa crítica al capitalismo tomando como referencia a la compañía Coca Cola. Da rostro al presidente Muffley, apocado político, trata impedir la hecatombe de modo timorato, su gran momento es en la conversación con un ebrio premier soviético, …
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
… una improvisación genial como chapurrea e intenta trivializar los hechos ante un borrachín ruso que pide cariño, sublime guiñolada. Y el más destacable, de un peso antológico en la Historia del Cine, el Dr. Strangelove, un ex-científico nazi en silla de ruedas, un lúgubre consejero con extravagantes teorías sobre la supervivencia de la raza pero mejorada, clara referencia a la búsqueda de la raza aria (spoiler), Sellers improvisa toda la gesticulación, de cómo su mano derecha tiene vida propia que tan pronto le quiere asfixiar como se tensa para hacer el saludo hitleriano (mano enfundada en un guante negro del propio Kubrick que utilizaba para manipular luces de focos) , un rol de un humor negro descacharrante, y que tiene ‘un final épico’ (spoiler), turbador .
La puesta en escena es propia del perfeccionista Kubrick, gran diseño de producción de Ken Adam (diseñador de muchos James Bond, amén de ‘La Huella’ o ‘Barry Lyndon’), creador de unos escenarios realistas, la base militar, la apoteósica Sala de Guerra, gran recinto que ni la cámara es capaz de abarcar, grandiosa mesa redonda, aparatoso mapa de operaciones, tan veraz que cuando Ronald Reagan tomó la presidencia pidió ver la Sala(¿¡!?), y el tercer marco es el B52, recreación magistral. Escenarios realzados por la sobresaliente fotografía de Gilbert Taylor (‘La Profecía’ o ‘Star Wars’) en glorioso blanco y negro, imprime tono de documental que acentuar la sensación de realidad, hace uso de zooms inquietantes y tomas angulares opresiónan, a esto se suma unos excelentes f/x de Wally Veevers (‘2001’ o ‘Superman’), adornado por un adecuado score de Laurie Johnson (‘Los Vengadores. La Serie’) al que se le suman el tema de Vera Lynnn ‘We´ll Meet Again’ que suena al final (spoiler), que causa zozobra y desconcierto.

El final aturde, el nivel satírico explota cual bomba nuclear bañando con su sarcasmo a los espectadores, solo puede ser propio del genio Kubrick. Hubo cambios por el magnicidio del presidente Kennedy, uno fue la frase que suelta el Mayor ‘Kong’ al ver el paquete de supervivencia, <Con esto podría pasar un buen fin de semana en Dallas>, se tuvo que doblar Las vegas por Dallas, también el pase de prensa se tuvo que posponer pues fue programado para el 22 de Noviembre de 1963, día del asesinato.

Recomendable a TODOS. Fuerza y honor!!!

Spoiler:

El discurso del Dr. Strangelove por la regeneración de la raza humana, pero mejorada:
<La selección la hará uno cerebro electrónico, una computadora capaz de descifrar los factores de juventud, salud, grado de fertilidad, inteligencia y una media de habilidades necesarias. Lógicamente, es necesario e indispensable que los hombres que formen nuestro gobierno estén incluidos en el grupo para imponer los principios fundamentales de orden, paz y tradición>

El final es una punzante sátira de lirismo macabro, tras ver el milagro de levantarse el Dr. Strangelove de la silla, grita <Mein Führer! Puedo caminar!>, la imagen salta a la visión apocalíptica de los hongos nucleares destruyendo la Tierra cuál clímax dantesco, escuchamos de fondo a Vera Lynn cantar ‘We’ll Meet Again’ de 1939 y que habla sobre mantener la sonrisa(¿¡!?)), cual espectáculo piromusical sincronizado, GRANDIOSA!!! Es el pesimismo intrínseco de Kubrick a su máxima potencia, en el final del libro era un final feliz donde las dos potencias nucleares llegaban a un entendimiento y comieron perdices y fueron felices, le darían arcadas a Stanley al leerlo.

El final era más sardónico, la muerte del presidente Kennedy hizo descartarlo, en él se infantilizaba a los mandamases de la Sala de Guerra, una Guerra de Tartas, demencial secuencia, Muffley era alcanzado por una tarta en su cara, Turgidson grita <Señores nuestro Presidente ha sido abatido>, Kubrick no quería le censuraran la escena pero la Columbia Pictures creyó que ofendería a los Kennedy y la cortó.
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