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Voto de TOM REGAN:
10
Voto de TOM REGAN:
10
Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
25 de junio de 2013 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
103/18(29/05/13) Stanley Kubrick demostró con su séptimo largometraje una madurez espléndida, Obra Maestra, sátira antimilitarista antológica, de una acidez punzante colosal, fresco desolador de las gentes que nos gobiernan, pone contra las cuerdas la Guerra Fría y lo hace no cuando ya ha acabado si no en pleno auge de ella. Kubrick nos regala un microcosmos radiante de ingenio y cinismo, un clásico imperecedero que a cada visionado gana, obra adelantada a su tiempo. Es una bufonada arrolladora contra las gentes que nos gobiernan, contra los militares, contra los políticos, contra la Naturaleza Humana, contra la Inteligencia Artificial que se nos avecina y que Kubrick tocaría en su siguiente Obra Maestra, ‘2001’y más tarde Spielberg adaptaría una idea suya en ‘I.A.’, un burlón fresco sobre la ineptitud, la ignorancia, los radicalismos, el falso patrioterismo. Una farsa que produce pavor por lo realista que resulta. Me abstengo de poner la sinopsis por falta de espacio.
Kubrick en su afán crítico a la Guerra Fría, anhelaba un proyecto que retratara este sin sentido, leyó decenas de libros. Se decidió por la novela de ficción del británico Peter George (utilizó el seudónimo Peter Bryan) ‘Red Alert’ de 1958, co-escribió el guión junto a Terry Southern (‘Easy Rider’), con ayuda del novelista, el libro tocaba el conflicto nuclear desde un tono serio, Kubrick mantuvo la trama original pero creyó que nadie podría tomarse en serio el relato y viró el género hacia la comedia negra, las cosas que se dicen más en serio son las que se dicen sonriendo, tornando su optimista desenlace un mensaje Kubrickiano, o sea pesimista sobre la Condición Humana. Southern y Kubrick tuvieron la feliz idea de añadir uno de los personajes más famosos que con sus pocos minutos en pantalla se ha convertido en un mito, el Dr. Strangelove. El guión construye personajes caricaturescamente sabrosos, dejándonos comportamientos delirantes, situaciones desternillantes, frases antológicas como la del presidente Muffley espetando a Turgidson y al embajador soviético mientras pelean <Caballeros, no pueden pelear aquí. Esto es la Sala de Guerra!>, diálogos brillantes de ironía mordaz, maravilloso cuando justifica el General Ripper ante Mandrake de su ataque preventivo, momentos sublimes como la imagen del cuartel Burpelson en el que están en lucha y se ve de fondo un enorme cartel con la leyenda <La Paz Es Nuestra Profesión>, y todo tratado desde un punto de vista naturalista. El destino de la Humanidad en manos de unos incompetentes, un General perturbado sexualmente con el poder de sembrar de hongos nucleares la URSS, un cándido presidente estadounidense que farfulla cuando habla con su homólogo soviético, el General Turgidson Jefe del Estado mayor, un radical anticomunista que ve en la crisis una oportunidad para aplastar la URSS, total solo serán 20 millones de bajas americanas (¿!!!?), o el consejero presidencial, el Dr. Strangelove, un excéntrico científico alemán en silla de ruedas con un brazo con vida propia nazi. Son tipos excéntricos en un mundo real, Kubrick dota a la filmación de una patina cuasi-documental que nos involucra y atrapa, como el rutinario seguimiento de los protocolos del B52, el impersonal seguimiento a la lucha en la base Burpleson, o las impresionantes escenas en la Sala de Guerra.

Llama la atención la mezcla entre guerra- sexo, marcada desde los preciosos títulos de crédito de Paul Ferro, un gran avión reposta de un avión cisterna en vuelo, una gran manguera se introduce de una aeronave a otra, a modo de penetración sexual, otra impactante relación es nada menos que el motivo dado para la crisis sea la impotencia sexual de un General, o que el Alto Mando con la que tienen encima se relaman ante la perspectiva de la creación de un submundo donde estarán ‘obligados’ a copular para la regeneración humana.
Los actores están cumbres. Sterling Hayden ya trabajó con Kubrick en ‘The Killing’, tras años retirado volvió, edifica un paranoico sublime, tipo convencido de lo que hace, teniendo su origen en los fluidos que les niega a las mujeres (misoginia?), impresionantes los diálogos que tiene con Mandrake destilan demencia sostenida en argumentos esquizofrénicos, maravilloso. George C. Scott delinea a un militar extremista soberbio, composición gestual estupenda, dando noticias catastróficas flemáticamente, llegando a esgrimir fríamente que no pueden condenar el programa nuclear por un pequeño desliz, desliz que puede suponer la destrucción de la Tierra, roza la sobreactuación pero a su papel le viene al dedillo. Scott se sintió engañado por poner en el film tomas de ensayo que Kubrick le dijo eran eso, motivo por el cual juró no trabajar más con el director. Slim Pickens derrochó carisma y empatía en un papel que Terry Southern escribió para John Wayne siendo rechazado por este, a Pickens no se le dijo que la cinta era una comedia, solo se le dio el guión con sus escenas para que su actuación fuese realista, de hecho no tuvo que actuar demasiado pues Pickens era un calco de su personaje, un texano modelo, una poderosa y ultraamericana personalidad que se le iluminan los ojos ante su misión, y al que Kubrick regala una de las postales iconos del Séptimo Arte, no puede ser spoiler algo tan conocido, la imagen del Mayor ‘Kong’ cabalgando los cielos enfervorecido montado a horcajadas sobre una bomba nuclear, Colosal.
El alma del film es un extraordinario Peter Sellers, inicialmente destinado a dar vida a 4 personajes, tuvo que dejar el del Mayor ‘Kong’ tras un accidente y dejárselo a Slim Pickens. Encarnó al capitán Mandrake, el más cerebral y con sentido común, tiene su momento cumbre en la escena que tiene que llamar para desvelar el código secreto, deliciosa crítica al capitalismo tomando como referencia a la compañía Coca Cola. Da rostro al presidente Muffley, apocado político, trata impedir la hecatombe de modo timorato, su gran momento es en la conversación con un ebrio premier soviético, …
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
… una improvisación genial como chapurrea e intenta trivializar los hechos ante un borrachín ruso que pide cariño, sublime guiñolada. Y el más destacable, de un peso antológico en la Historia del Cine, el Dr. Strangelove, un ex-científico nazi en silla de ruedas, un lúgubre consejero con extravagantes teorías sobre la supervivencia de la raza pero mejorada, clara referencia a la búsqueda de la raza aria (spoiler), Sellers improvisa toda la gesticulación, de cómo su mano derecha tiene vida propia que tan pronto le quiere asfixiar como se tensa para hacer el saludo hitleriano (mano enfundada en un guante negro del propio Kubrick que utilizaba para manipular luces de focos) , un rol de un humor negro descacharrante, y que tiene ‘un final épico’ (spoiler), turbador .
La puesta en escena es propia del perfeccionista Kubrick, gran diseño de producción de Ken Adam (diseñador de muchos James Bond, amén de ‘La Huella’ o ‘Barry Lyndon’), creador de unos escenarios realistas, la base militar, la apoteósica Sala de Guerra, gran recinto que ni la cámara es capaz de abarcar, grandiosa mesa redonda, aparatoso mapa de operaciones, tan veraz que cuando Ronald Reagan tomó la presidencia pidió ver la Sala(¿¡!?), y el tercer marco es el B52, recreación magistral. Escenarios realzados por la sobresaliente fotografía de Gilbert Taylor (‘La Profecía’ o ‘Star Wars’) en glorioso blanco y negro, imprime tono de documental que acentuar la sensación de realidad, hace uso de zooms inquietantes y tomas angulares opresiónan, a esto se suma unos excelentes f/x de Wally Veevers (‘2001’ o ‘Superman’), adornado por un adecuado score de Laurie Johnson (‘Los Vengadores. La Serie’) al que se le suman el tema de Vera Lynnn ‘We´ll Meet Again’ que suena al final (spoiler), que causa zozobra y desconcierto.

El final aturde, el nivel satírico explota cual bomba nuclear bañando con su sarcasmo a los espectadores, solo puede ser propio del genio Kubrick. Hubo cambios por el magnicidio del presidente Kennedy, uno fue la frase que suelta el Mayor ‘Kong’ al ver el paquete de supervivencia, <Con esto podría pasar un buen fin de semana en Dallas>, se tuvo que doblar Las vegas por Dallas, también el pase de prensa se tuvo que posponer pues fue programado para el 22 de Noviembre de 1963, día del asesinato.

Recomendable a TODOS. Fuerza y honor!!!

Spoiler:

El discurso del Dr. Strangelove por la regeneración de la raza humana, pero mejorada:
<La selección la hará uno cerebro electrónico, una computadora capaz de descifrar los factores de juventud, salud, grado de fertilidad, inteligencia y una media de habilidades necesarias. Lógicamente, es necesario e indispensable que los hombres que formen nuestro gobierno estén incluidos en el grupo para imponer los principios fundamentales de orden, paz y tradición>

El final es una punzante sátira de lirismo macabro, tras ver el milagro de levantarse el Dr. Strangelove de la silla, grita <Mein Führer! Puedo caminar!>, la imagen salta a la visión apocalíptica de los hongos nucleares destruyendo la Tierra cuál clímax dantesco, escuchamos de fondo a Vera Lynn cantar ‘We’ll Meet Again’ de 1939 y que habla sobre mantener la sonrisa(¿¡!?)), cual espectáculo piromusical sincronizado, GRANDIOSA!!! Es el pesimismo intrínseco de Kubrick a su máxima potencia, en el final del libro era un final feliz donde las dos potencias nucleares llegaban a un entendimiento y comieron perdices y fueron felices, le darían arcadas a Stanley al leerlo.

El final era más sardónico, la muerte del presidente Kennedy hizo descartarlo, en él se infantilizaba a los mandamases de la Sala de Guerra, una Guerra de Tartas, demencial secuencia, Muffley era alcanzado por una tarta en su cara, Turgidson grita <Señores nuestro Presidente ha sido abatido>, Kubrick no quería le censuraran la escena pero la Columbia Pictures creyó que ofendería a los Kennedy y la cortó.
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