Intriga internacional
1959 

8.2
71,717
Intriga
Debido a un malentendido, a Roger O. Thornhill, un ejecutivo del mundo de la publicidad, unos espías lo confunden con un agente del gobierno llamado George Kaplan. Secuestrado por tres individuos y llevado a una mansión en la que es interrogado, consigue huir antes de que lo maten. Pero cuando al día siguiente regresa a la casa acompañado de la policía, le espera una sorpresa. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2017
4 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine es maravilloso. Lo digo porque es capaz de transformar una sucesión de casualidades y situaciones difíciles de digerir en una deliciosa obra de arte. Algo así ocurre con esta película, en la que se dan cita una trama desordenada y unas interpretaciones mejorables, pero en la que, por algún extraño misterio, toda esta amalgama de despropósitos termina encajando a la perfección, ayudado sin duda por unos escenarios maravillosos, y una banda sonora memorable. Existen ocasiones en las que uno, tras analizar fríamente una película, desconoce cuál ha sido la razón por la que le ha gustado. Pero el caso es que le ha gustado. Y ésta cinta es un buen ejemplo de ello.
16 de julio de 2017
16 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me hace francamente difícil encontrar alguna pega a esta película. Hitchcock siempre fue un experto tejedor de sueños, y lo que tenemos delante no es otra cosa que una hermosa apariencia tejida a partir de retazos de realidad. Además, 'Con la muerte en los talones' es, desde un punto de vista puramente argumental, la película más trabajada de Hitchcock. El propio título original, alejado de las traducciones a las que este país tan nuestro nos tiene acostumbrados, ya juega al equívoco con un sugerente juego de palabras que nos indica por donde irán los tiros. El guión, escrito por Ernest Lehman, mantiene constantemente la duda en la mente del espectador pero mostrando información suficiente para alentar las conjeturas más diversas. Porque en las películas de Hitchcock siempre se repite este doble patrón que obliga a la participación intelectual del público.
'Con la muerte en los talones' es una película cuya grandeza reside más en situaciones que ya forman parte del imaginario colectivo que en los personajes y su psicología. Hitchcock nos propone un viaje, y al final lo que acaba cautivándonos no es el destino final sino el trayecto recorrido.
Por otro lado, Hitchcock siempre fue un director que prefirió los sets de rodaje a los exteriores. Y hay que reconocer que el equipo de producción y los diseñadores de decorados estuvieron muy inspirados en esta película. Tanto las oficinas de las Naciones Unidas como la réplica del Monte Rushmore son una muestra del exquisito nivel alcanzado. El único momento donde se pierde la verosimilitud es en la alocada secuencia donde Thornhill es emborrachado y subido a un automóvil para simular un accidente. Pero como digo los exteriores apenas se emplearon, quedando relegados a la famosa escena del campo de maíz, ya que era imposible rodarla en un interior.
En definitiva: Es con obras maestras como esta cuando uno toma conciencia de la evolución que ha sufrido el cine. Porque Hitchcock no sólo prescinde de los artificios del cine actual, sino que implica activamente al espectador y le sumerge en la trama. Al final sólo nos queda asumir, con pesar, que ya no se hace cine como este.
-Lo mejor: La secuencia del campo de maíz donde Cary Grant es acosado por una avioneta, toda una declaración de intenciones.
-Lo peor: En principio, nada.
-Más en: www.cineycine.com
'Con la muerte en los talones' es una película cuya grandeza reside más en situaciones que ya forman parte del imaginario colectivo que en los personajes y su psicología. Hitchcock nos propone un viaje, y al final lo que acaba cautivándonos no es el destino final sino el trayecto recorrido.
Por otro lado, Hitchcock siempre fue un director que prefirió los sets de rodaje a los exteriores. Y hay que reconocer que el equipo de producción y los diseñadores de decorados estuvieron muy inspirados en esta película. Tanto las oficinas de las Naciones Unidas como la réplica del Monte Rushmore son una muestra del exquisito nivel alcanzado. El único momento donde se pierde la verosimilitud es en la alocada secuencia donde Thornhill es emborrachado y subido a un automóvil para simular un accidente. Pero como digo los exteriores apenas se emplearon, quedando relegados a la famosa escena del campo de maíz, ya que era imposible rodarla en un interior.
En definitiva: Es con obras maestras como esta cuando uno toma conciencia de la evolución que ha sufrido el cine. Porque Hitchcock no sólo prescinde de los artificios del cine actual, sino que implica activamente al espectador y le sumerge en la trama. Al final sólo nos queda asumir, con pesar, que ya no se hace cine como este.
-Lo mejor: La secuencia del campo de maíz donde Cary Grant es acosado por una avioneta, toda una declaración de intenciones.
-Lo peor: En principio, nada.
-Más en: www.cineycine.com
25 de septiembre de 2017
25 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque el guion presenta algunas situaciones poco creíbles la dirección de A. Hitchcock y la grandísima interpretación de Cary Grant hacen de Con la muerte en los talones una obra sobresaliente.
El argumento con hipnótica atracción desde los primeros fotogramas sitúa al espectador en el mismo nivel de conocimiento de los acontecimientos que al protagonista. A medida que transcurre la historia ya conocemos la trama que envuelve a Roger T. mientras que él mismo permanece ajeno a lo que le pasa, consiguiendo así el director identificarse al espectador con el personaje. Todo lo demás es pura intriga, aventura, tensión, incertidumbre hasta el apoteósico final característico de A. Hitchcock incluyendo esas tomas desde arriba en fatales circunstancias de los personajes.
La famosísima escena, tantas veces aclamada, opaca otras que merecerían nuestra atención como la del vestíbulo de las Naciones Unidas con esa arquitectura tan elocuente de aquellos años y que retrotrae al cine de Fritz Lang en Metrópolis. La huida de ese mismo edificio con una toma cenital es también memorable.
Parecería fácil situar la película en aquellos años con esa estética tan peculiar, pero no es así. La elección de los escenarios: las tomas urbanas plagadas de característicos extras, la cafetería del monte Rushmore, el chalet de la escena final, la máquina de tren en la estación tomada desde el frontal, el edificio de Naciones Unidas; son todas ellas unas localizaciones que resaltan aun más el trabajo de los actores magníficamente encuadrados por la cámara en esos lugares.
Eva Maire Saint aunque podría pasar por ser una de las rubias angelicales de Hitchcock (Doris Day, Grace Kelly, Tippi Hedren) esta actriz da un perfil más duro con ese rostro anguloso no obstante su personaje no difiere de la típica mujer rodeada de misterio.
Estamos ante una gran obra del cine de cualquier tiempo que ya de por sí el nombre de su director valdría como garantía sino que además se sabe arropar con la gran interpretación de Cary Grant principalmente y los demás actrices y actores secundarios.
El argumento con hipnótica atracción desde los primeros fotogramas sitúa al espectador en el mismo nivel de conocimiento de los acontecimientos que al protagonista. A medida que transcurre la historia ya conocemos la trama que envuelve a Roger T. mientras que él mismo permanece ajeno a lo que le pasa, consiguiendo así el director identificarse al espectador con el personaje. Todo lo demás es pura intriga, aventura, tensión, incertidumbre hasta el apoteósico final característico de A. Hitchcock incluyendo esas tomas desde arriba en fatales circunstancias de los personajes.
La famosísima escena, tantas veces aclamada, opaca otras que merecerían nuestra atención como la del vestíbulo de las Naciones Unidas con esa arquitectura tan elocuente de aquellos años y que retrotrae al cine de Fritz Lang en Metrópolis. La huida de ese mismo edificio con una toma cenital es también memorable.
Parecería fácil situar la película en aquellos años con esa estética tan peculiar, pero no es así. La elección de los escenarios: las tomas urbanas plagadas de característicos extras, la cafetería del monte Rushmore, el chalet de la escena final, la máquina de tren en la estación tomada desde el frontal, el edificio de Naciones Unidas; son todas ellas unas localizaciones que resaltan aun más el trabajo de los actores magníficamente encuadrados por la cámara en esos lugares.
Eva Maire Saint aunque podría pasar por ser una de las rubias angelicales de Hitchcock (Doris Day, Grace Kelly, Tippi Hedren) esta actriz da un perfil más duro con ese rostro anguloso no obstante su personaje no difiere de la típica mujer rodeada de misterio.
Estamos ante una gran obra del cine de cualquier tiempo que ya de por sí el nombre de su director valdría como garantía sino que además se sabe arropar con la gran interpretación de Cary Grant principalmente y los demás actrices y actores secundarios.
4 de julio de 2018
4 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá va, ocultándose de la policía, esquivando avionetas en campo abierto, escalando el monte Rushmore. Su nombre es Roger Thornhill, pero eso nadie parece saberlo, porque todos le toman por George Kaplan.
¿Quién se supone que es ese hombre? Intentará averiguarlo huyendo de sus perseguidores, iniciando una frenética carrera contrarreloj en la que va con la muerte en los talones.
Las intrigas del sr. Alfred Hitchcock gozan de contener multitud de elementos, pero uno de los más utilizados es sin duda el de los inocentes perseguidos, recurso que pudimos ver en algunas de las más entretenidas aventuras de suspense y acción propuestas por el inglés, y cabe nombrar "Inocencia y Juventud", "Sabotaje" (la del '42), "Falso Culpable" o la mítica "39 Escalones", de la que "Con las Muerte en los Talones" hereda mucho. Sin embargo, esta última se inscribe como la mayor aventura de inocentes envueltos en complicadas tramas y totalmente ajenas al mundo cotidiano de las que ocupan la filmografía del director.
Y con ella iba a despedir una década la mar de gloriosa para él y para el cine en general. Es inútil negar que los '50 fue la etapa de mayor esplendor de Hitchcock (aunque luego llegasen algunas joyas más), con un buen puñado de títulos que le llevaron a lo más alto del panteón de maestros del celuloide. Sin embargo, después de "Vértigo", aún le quedaba tiempo para una última proeza; ésta iba a ser realizada para MGM (la única del director con esta compañía) y el guión empezaría a partir de una vieja historia que el inglés llevaba tiempo queriendo desarrollar.
Historia que en realidad fue concebida por el prestigioso reportero Otis Guernsey, quien se inspiraba a su vez en un suceso real, y que acabó vendiendo al director por un modesta cantidad; esto coincidió con la intención de Ernest Lehman de inventar la aventura más grande jamás rodada por Hitchcock, y así ambos se pusieron manos a la obra con el guión, cuyo título provisional sería el de "El Hombre que estaba en la Nariz de Lincoln" (es que el humor de Hithcock no conoce límites). Esta vez el inocente se llama Roger Thornhill, un distinguido ejecutivo del mundo de la publicidad que es confundido en un bar por un tal George Kaplan.
Esta confusión tan tonta le llevará a meterse en un embrollo de narices cuando se ve perseguido por unos peligrosos hombres que intentan obtener de él algo que desconoce; la policía, que lo acusa de asesinato, robo y conducir bajo los efectos del alcohol, acabará siguiéndole también la pista...es decir, que nadie parece estar de su parte, salvo una joven y misteriosa dama llamada Eve Kendall. Nuestro héroe hará lo posible por hallar al hombre con el que le han confundido esquivando multitud de peligros y con el tiempo corriendo en contra suya.
Ernest Lehman no lo pudo expresar mejor: "Con las Muerte en los Talones" es la mejor película de inocentes perseguidos realizada por Hitchcock. Este preámbulo de las futuras peripecias del James Bond que encarnó Roger Moore (a Grant le ofrecieron interpretar a Bond en "Agente 007 contra el Dr. No") es una aventura de ritmo trepidante con el espinoso tema de la Guerra Fría como telón de fondo y todos los elementos propios de los "thrillers" del momento, desde esos codiciosos agentes del gobierno hasta los asesinos que persiguen sin cesar al protagonista pasando por la guapa y vulnerable agente encubierto (rubia, por supuesto) y lo que ansían los enemigos, los microfilms, el "macguffin" más memorable planteado por el director, cuya invisible presencia cruza todo el metraje.
La idea de Hitchcock era, ante todo, apartarse del oscuro suspense y la tragedia predominante en su anterior obra, "Vértigo", para ofrecer a su público un espectáculo sin igual rodado en enorme VistaVision y realzado por la estimulante música de Bernard Herrmann, la fotografía de Robert Burks y la capacidad del director para mantenernos en vilo todo el tiempo. De hecho éste crea el clímax perfecto para llevar al espectador a un estado pleno de emoción, pues la cima de la aventura se alcanza tanto metafórica como literalmente justo ahí, en la cima del monte Rushmore, que remite al también espectacular final de "Sabotaje", con los protagonistas subidos en la Estatua de la Libertad.
Cary Grant, el actor ideal de las intrigas "hitchcockianas" (¿es que no es cierto?), da vida al personaje más sarcástico, cómico, resignado y mujeriego de toda la galería de héroes del director inglés, en su última colaboración con él; mientras, esa belleza rubia de Eva Marie Saint pasa con eficiencia el papel de "femme fatale" misteriosa (aunque yo hubiera preferido a Grace Kelly). A la deslumbrante pareja les acompañan los geniales James Mason, Leo Carroll y un joven Martin Landau en un papel apabullante.
Excitante, divertido, lleno de suspense, giros de guión y con algunas de las escenas de acción mejor rodadas de la Historia del cine, donde destaca aquella inolvidable persecución de la avioneta, "Con las Muerte en los Talones" se convirtió en clásico instantáneo de la filmografía de Hitchcock, además de un gran éxito de taquilla. Gran aventura de cuya costilla saldrían, consciente o inconscientemente, futuros "thrillers" como "Ruta Suicida", "La Huida", "Caza Legal", "Dos Pájaros a Tiro" o la serie de "El Fugitivo".
¿Quién se supone que es ese hombre? Intentará averiguarlo huyendo de sus perseguidores, iniciando una frenética carrera contrarreloj en la que va con la muerte en los talones.
Las intrigas del sr. Alfred Hitchcock gozan de contener multitud de elementos, pero uno de los más utilizados es sin duda el de los inocentes perseguidos, recurso que pudimos ver en algunas de las más entretenidas aventuras de suspense y acción propuestas por el inglés, y cabe nombrar "Inocencia y Juventud", "Sabotaje" (la del '42), "Falso Culpable" o la mítica "39 Escalones", de la que "Con las Muerte en los Talones" hereda mucho. Sin embargo, esta última se inscribe como la mayor aventura de inocentes envueltos en complicadas tramas y totalmente ajenas al mundo cotidiano de las que ocupan la filmografía del director.
Y con ella iba a despedir una década la mar de gloriosa para él y para el cine en general. Es inútil negar que los '50 fue la etapa de mayor esplendor de Hitchcock (aunque luego llegasen algunas joyas más), con un buen puñado de títulos que le llevaron a lo más alto del panteón de maestros del celuloide. Sin embargo, después de "Vértigo", aún le quedaba tiempo para una última proeza; ésta iba a ser realizada para MGM (la única del director con esta compañía) y el guión empezaría a partir de una vieja historia que el inglés llevaba tiempo queriendo desarrollar.
Historia que en realidad fue concebida por el prestigioso reportero Otis Guernsey, quien se inspiraba a su vez en un suceso real, y que acabó vendiendo al director por un modesta cantidad; esto coincidió con la intención de Ernest Lehman de inventar la aventura más grande jamás rodada por Hitchcock, y así ambos se pusieron manos a la obra con el guión, cuyo título provisional sería el de "El Hombre que estaba en la Nariz de Lincoln" (es que el humor de Hithcock no conoce límites). Esta vez el inocente se llama Roger Thornhill, un distinguido ejecutivo del mundo de la publicidad que es confundido en un bar por un tal George Kaplan.
Esta confusión tan tonta le llevará a meterse en un embrollo de narices cuando se ve perseguido por unos peligrosos hombres que intentan obtener de él algo que desconoce; la policía, que lo acusa de asesinato, robo y conducir bajo los efectos del alcohol, acabará siguiéndole también la pista...es decir, que nadie parece estar de su parte, salvo una joven y misteriosa dama llamada Eve Kendall. Nuestro héroe hará lo posible por hallar al hombre con el que le han confundido esquivando multitud de peligros y con el tiempo corriendo en contra suya.
Ernest Lehman no lo pudo expresar mejor: "Con las Muerte en los Talones" es la mejor película de inocentes perseguidos realizada por Hitchcock. Este preámbulo de las futuras peripecias del James Bond que encarnó Roger Moore (a Grant le ofrecieron interpretar a Bond en "Agente 007 contra el Dr. No") es una aventura de ritmo trepidante con el espinoso tema de la Guerra Fría como telón de fondo y todos los elementos propios de los "thrillers" del momento, desde esos codiciosos agentes del gobierno hasta los asesinos que persiguen sin cesar al protagonista pasando por la guapa y vulnerable agente encubierto (rubia, por supuesto) y lo que ansían los enemigos, los microfilms, el "macguffin" más memorable planteado por el director, cuya invisible presencia cruza todo el metraje.
La idea de Hitchcock era, ante todo, apartarse del oscuro suspense y la tragedia predominante en su anterior obra, "Vértigo", para ofrecer a su público un espectáculo sin igual rodado en enorme VistaVision y realzado por la estimulante música de Bernard Herrmann, la fotografía de Robert Burks y la capacidad del director para mantenernos en vilo todo el tiempo. De hecho éste crea el clímax perfecto para llevar al espectador a un estado pleno de emoción, pues la cima de la aventura se alcanza tanto metafórica como literalmente justo ahí, en la cima del monte Rushmore, que remite al también espectacular final de "Sabotaje", con los protagonistas subidos en la Estatua de la Libertad.
Cary Grant, el actor ideal de las intrigas "hitchcockianas" (¿es que no es cierto?), da vida al personaje más sarcástico, cómico, resignado y mujeriego de toda la galería de héroes del director inglés, en su última colaboración con él; mientras, esa belleza rubia de Eva Marie Saint pasa con eficiencia el papel de "femme fatale" misteriosa (aunque yo hubiera preferido a Grace Kelly). A la deslumbrante pareja les acompañan los geniales James Mason, Leo Carroll y un joven Martin Landau en un papel apabullante.
Excitante, divertido, lleno de suspense, giros de guión y con algunas de las escenas de acción mejor rodadas de la Historia del cine, donde destaca aquella inolvidable persecución de la avioneta, "Con las Muerte en los Talones" se convirtió en clásico instantáneo de la filmografía de Hitchcock, además de un gran éxito de taquilla. Gran aventura de cuya costilla saldrían, consciente o inconscientemente, futuros "thrillers" como "Ruta Suicida", "La Huida", "Caza Legal", "Dos Pájaros a Tiro" o la serie de "El Fugitivo".
10 de julio de 2018
10 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo tienen las películas de Hitchcock es ese condimento de incertidumbre y sorpresa final, el cual, no creo que esté ausente en esta película, aunque sin embargo, creo que no aparece en su máxima expresión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En una escena Cary Grant corre en medio de la nada, mientras una avioneta lo persigue insistentemente. En otra se escapa de la policía como si fuera un criminal experto. En otra se infiltra entre unos espías y finge ser asesinado. La pregunta es: ¿quién es Cary Grant? La respuesta no la sabe ni él mismo. Repitiendo la fórmula del hombre común que se envuelto en una serie de eventos excepcionales, poniendo en riesgo su vida en varias oportunidades, Hitchcock entrega una película difícil de clasificar. No resulta demasiado efectivo encasillar esta película entre las demás de detectives, aunque la trama contenga varios elementos de ese tipo de películas. Quizás podamos encontrar elementos que la acerquen al romance, pero queda claro que durante gran parte del desarrollo del guión, el romance no está presente en ningún aspecto. Pero es mejor dejarle la tarea de clasificación a la industria. Si tenemos que analizar la película en sí, se podría decir que el director apela al recurso del suspenso para mantener al espectador en vilo. Preguntas de todo tipo cruzan la mente de quién sigue los pasos del protagonista (un publicista que es confundido con un agente del gobierno): ¿por qué lo persiguen?, ¿quiénes lo persiguen?, etc. Curiosamente, la forma de escape del publicista requerirá que se inmiscuya cada vez más en asuntos que, probablemente, no le incumban. Hasta que aparece Eva Marie Saint y las cosas se complican aún más. Ahora Cary Grant deberá salvarla a ella, además de asegurarse su propio escape. Para algunos, una obra maestra, en mi opinión la película es atractiva visualmente y el guión es dinámico , sin embargo, peca de ingenuidad (probablemente buscada) y de previsibilidad.
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