Intriga internacional
1959 

8.2
71,677
Intriga
Debido a un malentendido, a Roger O. Thornhill, un ejecutivo del mundo de la publicidad, unos espías lo confunden con un agente del gobierno llamado George Kaplan. Secuestrado por tres individuos y llevado a una mansión en la que es interrogado, consigue huir antes de que lo maten. Pero cuando al día siguiente regresa a la casa acompañado de la policía, le espera una sorpresa. (FILMAFFINITY)
27 de junio de 2006
27 de junio de 2006
267 de 290 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Hitchcock fue preguntado por Truffaut acerca del poco mérito que se le daba a esta clase de películas en beneficio de dramas como Ladrón de bicicletas, y que el propio Truffaut adoraba el guión de esta inverosímil película, por éso mismo, por ser tremendamente absurda, Hitchcock le respondió que el gusto por el absurdo lo llevaba de manera totalmente religiosa. Cuando uno se pone a ver Con la muerte en los talones, se pone y no para. Porque, a diferencia de otras películas del maestro, esta arranca a los 2 minutos. Y es algo tan absurdo como un error. El mcguffin elevado a obra maestra.
Como ya he dicho, partiendo de lo más absurdo de todo, un error en una llamada de teléfono, Hitch va construyendo una especie de parodia del cine de espías, a base de un error tras otro, de un hecho absurdo seguido de otro hecho más absurdo aún. Pero el acierto de esta película está en no tomarse en serio a si misma. No deja de ser una grandísima broma de Hitchcock, una tomadura de pelo al espectador. Probablemente, si el magnífico guión de Ernie Lehmann hubiera caído en otras manos, habría acabado siendo una mera película de espías, con buenos y malos claramente diferenciados. pero con el maestro se convierte en una comedia que roza momentos de puro surrealismo, como el hecho de que la madre de Cary Grant fuera sólo 10 meses mayor que él, o la escena de la borrachera en la comisaría o la subasta son pura antología del surrealismo y el absurdo más gratuito. Pero ninguna como la del avión. Sin nada que fumigar, Hitchcock nos pone un avión en medio de la nada, la forma más absurda de matar a alguien, y consigue que quede estupendamente, ya que otro director hubiera hecho que nos sintiéraos estúpidos ante esa gratuidad de la imagen.
Con un Cary Grant portentoso, y un James Mason que se ha convertido en el malo icónico del cine hitchcockiano, y una Eve Marie Saint, que a pesar de ser la chica menos Hitchcock de toda su filmografía en los 50, nunca estuvo más seductora que aquí, Alfred Hitchcock volvió a demostrar que es un maestro en el cásting, y volviendo a poner algunas de sus inquietudes en liza, como el falso culpable o una madre un tanto peculiar, volvió a demostrar que fue el mayor técnico de la historia. Cada una de sus películas tiene un toque único que el le daba, tanto en la puesta en escena, como en la banda sonora, cuyo tema principal ya indica por donde van air los tiros, y cómo no, con los créditos de Bass, que luego volvería a superarse en Psicosis.
Como ya he dicho, partiendo de lo más absurdo de todo, un error en una llamada de teléfono, Hitch va construyendo una especie de parodia del cine de espías, a base de un error tras otro, de un hecho absurdo seguido de otro hecho más absurdo aún. Pero el acierto de esta película está en no tomarse en serio a si misma. No deja de ser una grandísima broma de Hitchcock, una tomadura de pelo al espectador. Probablemente, si el magnífico guión de Ernie Lehmann hubiera caído en otras manos, habría acabado siendo una mera película de espías, con buenos y malos claramente diferenciados. pero con el maestro se convierte en una comedia que roza momentos de puro surrealismo, como el hecho de que la madre de Cary Grant fuera sólo 10 meses mayor que él, o la escena de la borrachera en la comisaría o la subasta son pura antología del surrealismo y el absurdo más gratuito. Pero ninguna como la del avión. Sin nada que fumigar, Hitchcock nos pone un avión en medio de la nada, la forma más absurda de matar a alguien, y consigue que quede estupendamente, ya que otro director hubiera hecho que nos sintiéraos estúpidos ante esa gratuidad de la imagen.
Con un Cary Grant portentoso, y un James Mason que se ha convertido en el malo icónico del cine hitchcockiano, y una Eve Marie Saint, que a pesar de ser la chica menos Hitchcock de toda su filmografía en los 50, nunca estuvo más seductora que aquí, Alfred Hitchcock volvió a demostrar que es un maestro en el cásting, y volviendo a poner algunas de sus inquietudes en liza, como el falso culpable o una madre un tanto peculiar, volvió a demostrar que fue el mayor técnico de la historia. Cada una de sus películas tiene un toque único que el le daba, tanto en la puesta en escena, como en la banda sonora, cuyo tema principal ya indica por donde van air los tiros, y cómo no, con los créditos de Bass, que luego volvería a superarse en Psicosis.
22 de agosto de 2008
22 de agosto de 2008
145 de 167 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Stewart (en su rostro hay algo obsesivo y perturbador).
-Es un detective contratado por un antiguo amigo para espiar a su mujer. Y él acepta. (Vertigo)
-Espía a sus vecinos con su cámara. (La ventana indiscreta)
-Es un profesor que, en una cena de alumnos, algo no le huele bien- y no son las viandas-. (La soga)
Cary Grant (en su rostro hay algo de soñador).
-Es confundido por otra persona. (Con la muerte en los talones)
-Es un espía que no tiene que ser descubierto. (encadenados)
-Es sospechoso de unos robos producidos en la Costa Azul. (Atrapa a un ladrón)
-----------
Seis obras maestras y ellos las protagonizan. Ni Monty Cliff en “yo, confieso”, ni Sean Connery en “Marnie, la ladrona”, representaron la imagen del héroe Hitchcock- para mí más importante que las “rubias de Hitchcock”-. Las películas que más me gustan de él son éstas; por encima de “los pájaros” y de “Psicosis” y sus magníficas películas de la etapa inglesa.
Stewart representa el tipo que mira, que husmea. Él provoca la intriga y el suspense o por lo menos lo busca. Es observador y será parte activa en una trama que terminará engulléndolo
Grant es el despistado que le atrapa la trama, que le absorbe por estar distraído. Es el observado y curiosamente se impone a la trama y la supera.
Según desde que punto quiere enfocar Hitchcock el suspense, elegirá a uno o a otro: si el suspense está en ver o perseguir, será Stewart; si el suspense está en ser perseguido o la sospecha de que te están vigilando, será Grant.
-Es un detective contratado por un antiguo amigo para espiar a su mujer. Y él acepta. (Vertigo)
-Espía a sus vecinos con su cámara. (La ventana indiscreta)
-Es un profesor que, en una cena de alumnos, algo no le huele bien- y no son las viandas-. (La soga)
Cary Grant (en su rostro hay algo de soñador).
-Es confundido por otra persona. (Con la muerte en los talones)
-Es un espía que no tiene que ser descubierto. (encadenados)
-Es sospechoso de unos robos producidos en la Costa Azul. (Atrapa a un ladrón)
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Seis obras maestras y ellos las protagonizan. Ni Monty Cliff en “yo, confieso”, ni Sean Connery en “Marnie, la ladrona”, representaron la imagen del héroe Hitchcock- para mí más importante que las “rubias de Hitchcock”-. Las películas que más me gustan de él son éstas; por encima de “los pájaros” y de “Psicosis” y sus magníficas películas de la etapa inglesa.
Stewart representa el tipo que mira, que husmea. Él provoca la intriga y el suspense o por lo menos lo busca. Es observador y será parte activa en una trama que terminará engulléndolo
Grant es el despistado que le atrapa la trama, que le absorbe por estar distraído. Es el observado y curiosamente se impone a la trama y la supera.
Según desde que punto quiere enfocar Hitchcock el suspense, elegirá a uno o a otro: si el suspense está en ver o perseguir, será Stewart; si el suspense está en ser perseguido o la sospecha de que te están vigilando, será Grant.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hichtcock imparte su "justicia". ¿Cómo termina “Vertigo” y cómo “Con la muerte en los talones”?
30 de junio de 2009
30 de junio de 2009
93 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
- ¿Mr. Kaplan?
La cámara se acerca, rauda, y encuadra el rostro de los dos sicarios. Ése es el detonante de la acción, el pistoletazo de salida.
A partir de ahí, entramos en la peripecia onírica de Roger O. Thornhill, un publicista de afilada lengua y vida sosa.
La trama es impecable porque el punto de vista, enteramente subjetivo, es impecable. Y cuando Hitchcock lo vulnera, es licencia de artista (1). Lo vemos todo a través de la mente figurada de Thornhill en el acto gratuito de soñar. Cada plano posee, empezando por los títulos de crédito, una mirada intensa, oblicua, plagada de reflejos. Cada cuadro tiene la lógica implacable del mundo de las ilusiones. Sólo me sobra la reunión explicativa en que se muestra a los prebostes de la Inteligencia norteamericana.
Thornhill aprovecha la libertad (una libertad no exenta de barreras) del durmiente para hacer realidad sus fantasías, eróticas, aventureras. Hitchcock se vale de esa misma libertad para hacer CINE y nos regala secuencias memorables: la casa de Frank Lloyd Wright (revelando sutiles concordancias entre espacio cinematográfico y arquitectura), el tiroteo en avioneta, la subasta, el tren, el monte Rushmore.
Hitchcock es maestro en el mirar, su cámara no deja indiferente. Domina la tensión pausada y el montaje nada atropellado. Prefiere resaltar el brillo de un puñal a una sangría innecesaria. Maneja como nadie la latencia. Es incisivo. Sin descuidar el rigor, bucea en el absurdo (2). Cuando el tiempo se detiene y queda suspendido momentáneamente entre dos planos, la imagen pura se destaca ante nosotros. He ahí la cima de su arte.
David Lynch llegaría algo más lejos, rompería las barreras de lo comercial y eliminaría los nexos narrativos. Mulholland Drive es cumplida prueba de ese logro.
===
Que nadie se pregunte por el significado de la O en el nombre del protagonista. El cero, la nada. El sueño vivo de la imagen indeleble.
La cámara se acerca, rauda, y encuadra el rostro de los dos sicarios. Ése es el detonante de la acción, el pistoletazo de salida.
A partir de ahí, entramos en la peripecia onírica de Roger O. Thornhill, un publicista de afilada lengua y vida sosa.
La trama es impecable porque el punto de vista, enteramente subjetivo, es impecable. Y cuando Hitchcock lo vulnera, es licencia de artista (1). Lo vemos todo a través de la mente figurada de Thornhill en el acto gratuito de soñar. Cada plano posee, empezando por los títulos de crédito, una mirada intensa, oblicua, plagada de reflejos. Cada cuadro tiene la lógica implacable del mundo de las ilusiones. Sólo me sobra la reunión explicativa en que se muestra a los prebostes de la Inteligencia norteamericana.
Thornhill aprovecha la libertad (una libertad no exenta de barreras) del durmiente para hacer realidad sus fantasías, eróticas, aventureras. Hitchcock se vale de esa misma libertad para hacer CINE y nos regala secuencias memorables: la casa de Frank Lloyd Wright (revelando sutiles concordancias entre espacio cinematográfico y arquitectura), el tiroteo en avioneta, la subasta, el tren, el monte Rushmore.
Hitchcock es maestro en el mirar, su cámara no deja indiferente. Domina la tensión pausada y el montaje nada atropellado. Prefiere resaltar el brillo de un puñal a una sangría innecesaria. Maneja como nadie la latencia. Es incisivo. Sin descuidar el rigor, bucea en el absurdo (2). Cuando el tiempo se detiene y queda suspendido momentáneamente entre dos planos, la imagen pura se destaca ante nosotros. He ahí la cima de su arte.
David Lynch llegaría algo más lejos, rompería las barreras de lo comercial y eliminaría los nexos narrativos. Mulholland Drive es cumplida prueba de ese logro.
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Que nadie se pregunte por el significado de la O en el nombre del protagonista. El cero, la nada. El sueño vivo de la imagen indeleble.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(1) “Una escena de este género no puede ser totalmente subjetiva, pues todo transcurriría demasiado deprisa. Es necesario presentar la llegada del avión –incluso antes de que Cary Grant lo vea– porque si el plano es demasiado rápido, el avión no permanece el tiempo suficiente en el cuadro y el espectador no es consciente de lo que ocurre.”
(2) “Quería rodar una larga escena dialogada entre Cary Grant y un contramaestre de la fábrica ante una cadena de montaje. Andan hablando de un tercer hombre que tiene quizás alguna relación con la fábrica. Tras ellos, el automóvil empieza a ajustarse pieza a pieza e incluso lo llenan de aceite y de gasolina; al final de su diálogo, contemplan el coche completamente montado a partir de nada, de un simple tornillo, y comentan: «¡Es realmente formidable, eh!» Y entonces, abren la portezuela del coche y cae un cadáver.”
“(…) lo que pasó realmente es que no conseguimos integrar esta idea en la historia y por muy gratuita que sea una escena no puede introducirse de una manera totalmente gratuita.”
(2) “Quería rodar una larga escena dialogada entre Cary Grant y un contramaestre de la fábrica ante una cadena de montaje. Andan hablando de un tercer hombre que tiene quizás alguna relación con la fábrica. Tras ellos, el automóvil empieza a ajustarse pieza a pieza e incluso lo llenan de aceite y de gasolina; al final de su diálogo, contemplan el coche completamente montado a partir de nada, de un simple tornillo, y comentan: «¡Es realmente formidable, eh!» Y entonces, abren la portezuela del coche y cae un cadáver.”
“(…) lo que pasó realmente es que no conseguimos integrar esta idea en la historia y por muy gratuita que sea una escena no puede introducirse de una manera totalmente gratuita.”
18 de diciembre de 2012
18 de diciembre de 2012
117 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, para que yo me entere. Si un guión no es coherente está mal. Si es una total majadería está mal. Si hay continuos chascarrillos está mal. Si hay un enamoramiento en diez segundos de metraje (un minuto en la ficción) está mal. Si prima el espectáculo por encima de la inteligencia del espectador está mal. Si todo esto se junta en una misma película está muy mal.
Pero si dicha película es de Hitchcock... ¡es una obra maestra impedecera y viva la inverosimilitud, la imperfección y la naftalina! ¡Anda, los trajes de Cary Grant no se arrugan ni aunque pase un tranvía por encima! ¡Jajaja! ¡Soy consciente del fallo y me quejé de ello con las pelis de James Bond, pero qué grande eres Alfred! ¡La madre del prota parece su hermana! ¡Jajaja! ¡Soy consciente de ello y critiqué a la Jolie en Alejandro Magno, pero cómo lo partes Alfred! ¡El malo es idiota! ¡Jajaja! ¡Soy consciente de ello y denuncio la ineptitud de los villanos de las pelis de Steven Seagal, pero hazme tuyo Alfred!
Admiro a Hitchcock y no estoy en contra de las pelis de evasión y palomitas. Pero si esto tiene un 8'3, Noche y Día o Transporter también deberían estar en el Olimpo. Y si estoy equivocado, por favor explicádmelo detalladamente porque mi ineptitud no me permite diferenciar un chiste malo de Cary Grant de uno de Arnold Sch... de Bruce Willis, que tiene un apellido más escribible.
Creo que fue el propio Hitchcock quien dijo que una peli vale lo que vale su villano. Bien, pues tu villano es estiércol y da gracias de que no comparto esa afirmación. Por cierto, ¿os habéis reído con esta cinta? Yo me alegro por vosotros, porque yo ni media sonrisa.
Pero si dicha película es de Hitchcock... ¡es una obra maestra impedecera y viva la inverosimilitud, la imperfección y la naftalina! ¡Anda, los trajes de Cary Grant no se arrugan ni aunque pase un tranvía por encima! ¡Jajaja! ¡Soy consciente del fallo y me quejé de ello con las pelis de James Bond, pero qué grande eres Alfred! ¡La madre del prota parece su hermana! ¡Jajaja! ¡Soy consciente de ello y critiqué a la Jolie en Alejandro Magno, pero cómo lo partes Alfred! ¡El malo es idiota! ¡Jajaja! ¡Soy consciente de ello y denuncio la ineptitud de los villanos de las pelis de Steven Seagal, pero hazme tuyo Alfred!
Admiro a Hitchcock y no estoy en contra de las pelis de evasión y palomitas. Pero si esto tiene un 8'3, Noche y Día o Transporter también deberían estar en el Olimpo. Y si estoy equivocado, por favor explicádmelo detalladamente porque mi ineptitud no me permite diferenciar un chiste malo de Cary Grant de uno de Arnold Sch... de Bruce Willis, que tiene un apellido más escribible.
Creo que fue el propio Hitchcock quien dijo que una peli vale lo que vale su villano. Bien, pues tu villano es estiércol y da gracias de que no comparto esa afirmación. Por cierto, ¿os habéis reído con esta cinta? Yo me alegro por vosotros, porque yo ni media sonrisa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Apuntes varios:
- Me quieren matar por confundirme con otra persona e intento solucionarlo. Colarme en su habitación de hotel, hacerme pasar por él ante el personal y responder al teléfono bajo su nombre sería lo ideal para pasar desapercibido.
- Matan a un pez gordo de un machetazo arrojadizo (tecnología punta señores, estamos en la Guerra Fría, no en el Pleistoceno) en medio de una sala petá de gente. Soy inocente pero también estúpido, por eso le saco el puñal al fiambre y lo exhibo bien alto con cara de "¿No creeréis que he sido yo?". Total, solo es la ONU, una carrerita y a salvo.
- Me buscan por todo el país por asesinato, pero soy tan guapo y tan Cary Grant que necesito que me vean a todas horas en hoteles, comedores, restaurantes...
- Tan Cary Grant soy que veo muy lógico que una pibita que sabe que soy sospechoso de magnicidio, me ayude a escapar tras una gran amistad de dos minutos de duración. No hay motivos para dudar.
- Han visto al sospechoso en compañía de la pibita y voy a interrogarla, pero es tan Eva Marie Saint que me creo todo lo que dice y no registro su compartimento. A seguir tan guapa, señorita.
- Hay que matar al tío en un descampado. ¿Un tiro en la sien? ¿Una puñalada chiclanera? ¿Un trailercillo de 18 ejes que le pase por encima? ¡Por favor, aquí hay que hacer historia! ¡Una avioneta! ¿De la II Guerra Mundial? ¡Qué dices, pusilánime! ¡Fumigadora!
- "Oye, ¿pues no se ha metido debajo de ese camión cisterna?" "Pues habrá que moverlo, empotra la avioneta contra el tanque de petróleo, a ver si sale. Tonterias las justas."
- Finjamos un asesinato: ella te dispara y tú te caes bocabajo. No hay dinero para sangre, pero no importa, recuerda que el malo es idiota.
- Tan idiota es que lleva su preciado y secreto microfilm en un muñeco que se lleva encima de viaje como si fuera un neceser. Huelga decir que un niño de 3 años ofrecería más resistencia si se lo quieres quitar.
- El Papa comiéndole la boca a un oso hormiguero sería más apasionado que los besos que se marcan los tortolitos.
Y así podría escribir hasta agotar los caracteres. No digo que no cumpla su función de entretener, pero también lo hace la saga Transformers.
- Me quieren matar por confundirme con otra persona e intento solucionarlo. Colarme en su habitación de hotel, hacerme pasar por él ante el personal y responder al teléfono bajo su nombre sería lo ideal para pasar desapercibido.
- Matan a un pez gordo de un machetazo arrojadizo (tecnología punta señores, estamos en la Guerra Fría, no en el Pleistoceno) en medio de una sala petá de gente. Soy inocente pero también estúpido, por eso le saco el puñal al fiambre y lo exhibo bien alto con cara de "¿No creeréis que he sido yo?". Total, solo es la ONU, una carrerita y a salvo.
- Me buscan por todo el país por asesinato, pero soy tan guapo y tan Cary Grant que necesito que me vean a todas horas en hoteles, comedores, restaurantes...
- Tan Cary Grant soy que veo muy lógico que una pibita que sabe que soy sospechoso de magnicidio, me ayude a escapar tras una gran amistad de dos minutos de duración. No hay motivos para dudar.
- Han visto al sospechoso en compañía de la pibita y voy a interrogarla, pero es tan Eva Marie Saint que me creo todo lo que dice y no registro su compartimento. A seguir tan guapa, señorita.
- Hay que matar al tío en un descampado. ¿Un tiro en la sien? ¿Una puñalada chiclanera? ¿Un trailercillo de 18 ejes que le pase por encima? ¡Por favor, aquí hay que hacer historia! ¡Una avioneta! ¿De la II Guerra Mundial? ¡Qué dices, pusilánime! ¡Fumigadora!
- "Oye, ¿pues no se ha metido debajo de ese camión cisterna?" "Pues habrá que moverlo, empotra la avioneta contra el tanque de petróleo, a ver si sale. Tonterias las justas."
- Finjamos un asesinato: ella te dispara y tú te caes bocabajo. No hay dinero para sangre, pero no importa, recuerda que el malo es idiota.
- Tan idiota es que lleva su preciado y secreto microfilm en un muñeco que se lleva encima de viaje como si fuera un neceser. Huelga decir que un niño de 3 años ofrecería más resistencia si se lo quieres quitar.
- El Papa comiéndole la boca a un oso hormiguero sería más apasionado que los besos que se marcan los tortolitos.
Y así podría escribir hasta agotar los caracteres. No digo que no cumpla su función de entretener, pero también lo hace la saga Transformers.
2 de mayo de 2006
2 de mayo de 2006
108 de 174 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Hay algo que no me gusta en este cuadro", dijiste tú, sin apartar la vista del lienzo.
"¿En éste?", dije yo, y lo miré durante horas. "¿El qué?"
"No sabría decirte..., es... inverosímil."
"¿En éste?", dije yo, y lo miré durante horas. "¿El qué?"
"No sabría decirte..., es... inverosímil."
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