AdolescenciaMiniserie
2025 

7.6
20,868
Serie de TV. Drama. Thriller
Miniserie de TV. 4 episodios. El mundo de una familia se pone patas arriba cuando Jamie Miller, de 13 años, es arrestado y acusado de asesinar a una compañera de clase. Los cargos contra su hijo les obliga a enfrentarse a la peor pesadilla de cualquier padre.
17 de abril de 2025
17 de abril de 2025
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desgarrador drama que nos cuenta la historia de como un chaval de 13 años es detenido por homicidio de una compañera de clase.
La serie es de 4 episodios de más o menos 1 hora cada uno, rodados en su totalidad en plano secuencia, que se ven bien y te dejan atrapado desde el principio.
El trabajo de todos los actores es notable y la fotografía está muy lograda, teniendo en cuenta que, como ya he comentado, está todo rodado en plano secuencia.
Respecto a la trama, hay 4 ó 5 momentos muy destacables en la serie, que muestran la complejidad de la crianza en el siglo XXI. Móviles, redes sociales, bullying, y la poca capacidad de reacción de padres, escuela , y demás instituciones, hacen un cóctel explosivo que puede llegar a generar situaciones problemáticas.
Creo que es una serie que, si eres padre, te abre en canal, y te muestra que un día puedes estar limpiándole los churretones de chocolate de la boca a tu hijo, y en nada acompañándolo a comisaría acusado de homicidio.
Es dura, pero está bien hecha y te remueve mucho por dentro.
La serie es de 4 episodios de más o menos 1 hora cada uno, rodados en su totalidad en plano secuencia, que se ven bien y te dejan atrapado desde el principio.
El trabajo de todos los actores es notable y la fotografía está muy lograda, teniendo en cuenta que, como ya he comentado, está todo rodado en plano secuencia.
Respecto a la trama, hay 4 ó 5 momentos muy destacables en la serie, que muestran la complejidad de la crianza en el siglo XXI. Móviles, redes sociales, bullying, y la poca capacidad de reacción de padres, escuela , y demás instituciones, hacen un cóctel explosivo que puede llegar a generar situaciones problemáticas.
Creo que es una serie que, si eres padre, te abre en canal, y te muestra que un día puedes estar limpiándole los churretones de chocolate de la boca a tu hijo, y en nada acompañándolo a comisaría acusado de homicidio.
Es dura, pero está bien hecha y te remueve mucho por dentro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para mí la mejor escena de toda la serie es en el último episodio. El padre y la madre aceptan sentados al borde de la cama entre sollozos que podrían haberlo hecho mejor, y que tienen que aceptar que fueron ellos los que hicieron a su hijo. Luego su hija entra en la habitación, charla con ellos y los reconforta. Entonces le dice la mujer al padre con mucha razón: "también la hicimos a ella". Y repite el padre como acto de reafirmación: "también la hicimos a ella".
Luego el padre va a la habitación del hijo y llora desconsolado sobre su cama, en un acto de contricción, para acabar diciéndole a un osito de peluche que hace las veces de hijo durmiendo: "lo siento hijo, debí hacerlo mejor". Queda con esta escena claro que el padre llevará esa cruz en forma de culpa encima toda su vida.
Luego el padre va a la habitación del hijo y llora desconsolado sobre su cama, en un acto de contricción, para acabar diciéndole a un osito de peluche que hace las veces de hijo durmiendo: "lo siento hijo, debí hacerlo mejor". Queda con esta escena claro que el padre llevará esa cruz en forma de culpa encima toda su vida.
20 de abril de 2025
20 de abril de 2025
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
AVISO: Desde la barra del bar todos los aspectos psicológicos-sociológicos, etc, pura opinión popular
Ya existe una película espectacular al respecto de este tema: "Tenemos que hablar de Kevin". Si te gustó la serie y no te suena esta cinta yo te la recomiendo 100% . Ojo que es del mismo nivel de crudeza o peor, igual no para cualquier día.
Ya existe una película espectacular al respecto de este tema: "Tenemos que hablar de Kevin". Si te gustó la serie y no te suena esta cinta yo te la recomiendo 100% . Ojo que es del mismo nivel de crudeza o peor, igual no para cualquier día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Que la cosa gire en torno al sufrimiento de la familia del asesino ya lo vi pero es verdad que el formato miniserie, en principio, debería permitir profundizar un poco más en semejante situación que se nos plantea.
La apertura con la detención del chaval para mi de 10. Ya me tuvo pegada al sofá toda la tarde, las cosas como son.
Tengo sentimientos encontrados: no creo que una familia con un padre maltratador y una madre sumisa (víctima o verduga) haya provocado deliberadamente, aún con todo, que su hijo de 13 años matase a una compañera a cuchilladas por ser una "zorra". Me refiero a ellos dos y no a la hermana porque son los adultos responsables.
Tampoco acabo de comprender donde está el límite entre un hombre tóxico, manipulador y violento que causa el terror en su familia y domina la cosa como mejor le va y su hijo de 13 años que decide ir un paso más allá y acabar con la vida de una compañera enseñándose muy fuerte.
No me malintrerpreten, como mujer maltratada, aún con toda la rabia y demás lindezas que conlleva vivir esta situación y la bella resaca que deja por años, agradezco respirar.
¿Internet?, ¿Andrew Tate?, ¿no tengo la aprobación de mi padre?, ¿soy marigirl y odio a las mujeres por eso (por favooor)?, no tengo ni idea, sólo sé que este niño no me causa empatía y menos aún su padre con el osito de peluche entre sus manos, recordando la ingenuidad del pequeño cuando aún estaban a tiempo (o no).
¿Donde están los padres de Laurie?, ¿el desarrollo de la historia de su mejor amiga que los padres de la víctima no aceptan por xenofobia (se intuye)?, ¿los cómplices de Kevin José?
Si nos ponemos a desarrollar Brad Pitt, desarrolla chico, será por viñedos.
Por lo menos en la de Jeffrey Damher (o como se escriba), saltando algunos momentos morbosos innecesarios, se contextualiza el racismo y el clasismo que sostienen por años la impunidad de Dahmer, la pesadilla de la vecina,... es más larga, el tema es peliagudo y a ver si voy a ser yo un poco Kevin José también pero al llegar al final de la montaña rusa que fue esta serie para mi, sienta bien ver como lo rematan, aún con lo que haya podido implicar para la persona más lúcida de toda la serie (un loco).
Si esto sirve para que algún cromañón entienda algo de algo (entender se entiende pero no interesa perder privilegios) pues oye bienvenido sea. Que sea de obligado visionado en hogares heterosexuales, puticlubs, bares de fútbol, canales de twitch de bros, etc
RECORDAR TAMBIÉN QUE A CHARLES BOYER LE ENCANTÓ, no te digo na y te lo digo to, cada quien que escoja bando porque la cosa es seria.
Ya que nos ponemos serias el detective está pa dejarse detener.
Ya digo, sentimientos encontrados, yo recomiendo verla
La apertura con la detención del chaval para mi de 10. Ya me tuvo pegada al sofá toda la tarde, las cosas como son.
Tengo sentimientos encontrados: no creo que una familia con un padre maltratador y una madre sumisa (víctima o verduga) haya provocado deliberadamente, aún con todo, que su hijo de 13 años matase a una compañera a cuchilladas por ser una "zorra". Me refiero a ellos dos y no a la hermana porque son los adultos responsables.
Tampoco acabo de comprender donde está el límite entre un hombre tóxico, manipulador y violento que causa el terror en su familia y domina la cosa como mejor le va y su hijo de 13 años que decide ir un paso más allá y acabar con la vida de una compañera enseñándose muy fuerte.
No me malintrerpreten, como mujer maltratada, aún con toda la rabia y demás lindezas que conlleva vivir esta situación y la bella resaca que deja por años, agradezco respirar.
¿Internet?, ¿Andrew Tate?, ¿no tengo la aprobación de mi padre?, ¿soy marigirl y odio a las mujeres por eso (por favooor)?, no tengo ni idea, sólo sé que este niño no me causa empatía y menos aún su padre con el osito de peluche entre sus manos, recordando la ingenuidad del pequeño cuando aún estaban a tiempo (o no).
¿Donde están los padres de Laurie?, ¿el desarrollo de la historia de su mejor amiga que los padres de la víctima no aceptan por xenofobia (se intuye)?, ¿los cómplices de Kevin José?
Si nos ponemos a desarrollar Brad Pitt, desarrolla chico, será por viñedos.
Por lo menos en la de Jeffrey Damher (o como se escriba), saltando algunos momentos morbosos innecesarios, se contextualiza el racismo y el clasismo que sostienen por años la impunidad de Dahmer, la pesadilla de la vecina,... es más larga, el tema es peliagudo y a ver si voy a ser yo un poco Kevin José también pero al llegar al final de la montaña rusa que fue esta serie para mi, sienta bien ver como lo rematan, aún con lo que haya podido implicar para la persona más lúcida de toda la serie (un loco).
Si esto sirve para que algún cromañón entienda algo de algo (entender se entiende pero no interesa perder privilegios) pues oye bienvenido sea. Que sea de obligado visionado en hogares heterosexuales, puticlubs, bares de fútbol, canales de twitch de bros, etc
RECORDAR TAMBIÉN QUE A CHARLES BOYER LE ENCANTÓ, no te digo na y te lo digo to, cada quien que escoja bando porque la cosa es seria.
Ya que nos ponemos serias el detective está pa dejarse detener.
Ya digo, sentimientos encontrados, yo recomiendo verla
15 de abril de 2025
15 de abril de 2025
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En boca de todos se ha colocado durante las últimas semanas esta miniserie de cuatro episodios dirigida por Philip Barantini que ya nos trajo la sobresaliente "Hierve" y que, con la misma técnica de plano secuencia, rueda cada uno de los episodios. Desde el punto de vista cinematográfico es espectacular, con cada hora (lo que dura un capítulo) completa en un solo plano y en cuatro escenarios y tiempos diferentes alrededor del hecho central que marca la trama. Stephen Graham vuelve a demostrar que es un actor espectacular haga lo que haga, todos los secundarios son, cuanto menos, notables, generalmente sobresalientes, y la miniserie en su conjunto es muy buena, tanto en la superficie del tema que trata - que es lo que realmente le ha dado la fama y el bombo - como en la cuestión técnica y cinematográfica, algo que Barantini ya demostró, como comentamos al principio, con la estupenda y más que recomendable "Hierve".
31 de marzo de 2025
31 de marzo de 2025
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todavía escalofriado por el impacto de esta miniserie que podría constituirse en un antes y un después de un ignoto asunto al que generalmente casi todos eludimos por no llegar a descifrar su tremenda dimensión –incluso juristas, sociólogos, psicólogos y demás especímenes que pueden relacionarse con esta materia compleja materia tan difícil de mensurar para aportar verdaderas y sólidas soluciones a esta inquietante e indescifrable etapa de la vida humana- pienso que los responsables de esta producción han tenido el prioritario mérito de comenzar a clarificar esta compleja cuestión.
Percibo que arribo tarde para agregar estos comentarios, pues la obra, aún a relativamente poco tiempo de su estreno, continuó y aun continúa siendo objeto de diversísimas interpretaciones, pero que en su generalidad convergen en destacar su excelencia. Nada novedoso para agregar de mi parte, porque casi todo se ha dicho y desmenuzado.
Pero este fenómeno, pocas veces originado por un servicio de streaming, merece que se lo destaque por su infrecuente calidad y desde ya, con la nota máxima que es otorgada en raras ocasiones por parte de los exigentes críticos profesionales o improvisados, como es mi caso.
“Adolescencia” acarrea también el mérito de haber promovido intensos debates en otros escenarios ajenos a la cinematografía, entre ellos el que atañe a las ciencias jurídicas, para tratar desde este prisma la problemática que suscita el tratamiento de la adolescencia, especialmente el ámbito penal, donde tanta divergencia existe en los distintos regímenes legales de la minoridad en el mundo.
Allí a polémica radica esencialmente en cuál es la edad adecuada para que un adolescente responda por su responsabilidad en asuntos de índole criminal. No es discutible que el acusado del film es considerado legalmente ni más ni menos que un niño (para la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, de la cual el Reino Unido es signataria “…se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”. Sin embargo, el trato que se le brinda, desde que el sistema coercitivo policial inglés comienza a ejecutar los actos que le competen ante el grave suceso que se le imputa desde el inicio de la historia, es propio de los que se le aplican a un sospechoso etariamente mayor.
Mas no habré de ahondar en este aspecto que puede resultar fatigoso para los cinéfilos que acudimos a este sitio sólo apropiado para explayarse acerca o informarse de la opinión que merecen -conforme los gustos y muchas veces los conocimientos técnicos o artísticos que los aportantes a la página vuelcan en su contenido- las diversas producciones que siguen surgiendo (por fortuna) en la inagotable constelación del séptimo arte.
Volviendo ahora al impacto que ha producido esta verdadera genialidad cinematográfica en los espectadores, también puede endilgársele la motivación de un intenso debate en sus facetas vinculadas con la sociología, la psiquiatría, el psicoanálisis, la educación y principalmente, el desconocimiento que los adultos de estas épocas evidenciamos en cuanto a las características y esencia intrínseca de la adolescencia actual, portadoras de una complejidad que nos impide aproximarnos mínimamente a la comprensión de sus carencias espirituales, los padecimientos existenciales y la necesidad comunicacional de los más jóvenes, que por estas razones se encierran en un diálogo encriptado sólo conocido por ellos (verbigracia: el significado de “incel” aun cuando sea un término y hasta una cultura acuñada en la web hace casi treinta años, entre otros datos porcentuales develados por el hijo del principal detective), poniendo de resalto la ignorancia de nosotros, los “dinosaurios”, y que nos impide superar las barreras del aislamiento generacional. Todas estas deducciones no son tendentes, por supuesto, a justificar el aberrante feminicidio que comienza a investigarse desde el mismo inicio y que paradójicamente no resulta ser el enfoque central del excelso guion.
Este es el gran mérito que distingue a la obra y sus creadores: poner sobre el tapete un espinoso argumento con una maestría inusitada, es decir, “no esconderlo debajo de la alfombra”, vieja metáfora que inspira el título de esta nota. Los cuatro capítulos -que para el tradicional formato de las series habituales aparentan resultar escasos antes de ver esta joya son más que suficientes para explicitar el padecimiento de un núcleo familiar desorientado ante la tragedia inesperada que provoca un desgraciado vuelco en sus vidas y los obliga finalmente a una dolorosa aceptación y a un introspectivo autoexamen de sus roles como padres o hermanos. ¿Qué hemos hecho para fallar como tales? -se preguntan- y sólo acceden con el interrogante a un eco vacío e implacable: no hay respuesta para mitigar el dolor de la aceptación de una cruda realidad que marcará sus existencias de allí en más. Es un punto de vista raramente abordado en las historias clásicas de esta índole y que no impulsa a un impulsivo sentimiento de piedad por la familia devastada a raíz de las consecuencias sociales acarreadas por un acto aberrante de uno de sus miembros, que los habrán de alcanzar injustamente.
Sobre las características técnicas y artísticas de esta excelente producción, poco tengo para agregar, pues sería sobreabundante, a lo que viene destacando el universo de la crítica. Actuaciones insuperables que sólo permiten poner de relieve, para ejemplificar, la del mismo productor Stephen Graham y la revelación del joven Owen Cooper.
Grandes aplausos para el director Philip Barantini, quien supo narrar una historia universal en planos secuenciales que sorprenden y conmocionan. No es un film más, es un documento inédito y trascendente que seguramente se ha de transformar en instrumento educativo para los estudiosos de las diversas disciplinas sociales.
Percibo que arribo tarde para agregar estos comentarios, pues la obra, aún a relativamente poco tiempo de su estreno, continuó y aun continúa siendo objeto de diversísimas interpretaciones, pero que en su generalidad convergen en destacar su excelencia. Nada novedoso para agregar de mi parte, porque casi todo se ha dicho y desmenuzado.
Pero este fenómeno, pocas veces originado por un servicio de streaming, merece que se lo destaque por su infrecuente calidad y desde ya, con la nota máxima que es otorgada en raras ocasiones por parte de los exigentes críticos profesionales o improvisados, como es mi caso.
“Adolescencia” acarrea también el mérito de haber promovido intensos debates en otros escenarios ajenos a la cinematografía, entre ellos el que atañe a las ciencias jurídicas, para tratar desde este prisma la problemática que suscita el tratamiento de la adolescencia, especialmente el ámbito penal, donde tanta divergencia existe en los distintos regímenes legales de la minoridad en el mundo.
Allí a polémica radica esencialmente en cuál es la edad adecuada para que un adolescente responda por su responsabilidad en asuntos de índole criminal. No es discutible que el acusado del film es considerado legalmente ni más ni menos que un niño (para la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, de la cual el Reino Unido es signataria “…se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”. Sin embargo, el trato que se le brinda, desde que el sistema coercitivo policial inglés comienza a ejecutar los actos que le competen ante el grave suceso que se le imputa desde el inicio de la historia, es propio de los que se le aplican a un sospechoso etariamente mayor.
Mas no habré de ahondar en este aspecto que puede resultar fatigoso para los cinéfilos que acudimos a este sitio sólo apropiado para explayarse acerca o informarse de la opinión que merecen -conforme los gustos y muchas veces los conocimientos técnicos o artísticos que los aportantes a la página vuelcan en su contenido- las diversas producciones que siguen surgiendo (por fortuna) en la inagotable constelación del séptimo arte.
Volviendo ahora al impacto que ha producido esta verdadera genialidad cinematográfica en los espectadores, también puede endilgársele la motivación de un intenso debate en sus facetas vinculadas con la sociología, la psiquiatría, el psicoanálisis, la educación y principalmente, el desconocimiento que los adultos de estas épocas evidenciamos en cuanto a las características y esencia intrínseca de la adolescencia actual, portadoras de una complejidad que nos impide aproximarnos mínimamente a la comprensión de sus carencias espirituales, los padecimientos existenciales y la necesidad comunicacional de los más jóvenes, que por estas razones se encierran en un diálogo encriptado sólo conocido por ellos (verbigracia: el significado de “incel” aun cuando sea un término y hasta una cultura acuñada en la web hace casi treinta años, entre otros datos porcentuales develados por el hijo del principal detective), poniendo de resalto la ignorancia de nosotros, los “dinosaurios”, y que nos impide superar las barreras del aislamiento generacional. Todas estas deducciones no son tendentes, por supuesto, a justificar el aberrante feminicidio que comienza a investigarse desde el mismo inicio y que paradójicamente no resulta ser el enfoque central del excelso guion.
Este es el gran mérito que distingue a la obra y sus creadores: poner sobre el tapete un espinoso argumento con una maestría inusitada, es decir, “no esconderlo debajo de la alfombra”, vieja metáfora que inspira el título de esta nota. Los cuatro capítulos -que para el tradicional formato de las series habituales aparentan resultar escasos antes de ver esta joya son más que suficientes para explicitar el padecimiento de un núcleo familiar desorientado ante la tragedia inesperada que provoca un desgraciado vuelco en sus vidas y los obliga finalmente a una dolorosa aceptación y a un introspectivo autoexamen de sus roles como padres o hermanos. ¿Qué hemos hecho para fallar como tales? -se preguntan- y sólo acceden con el interrogante a un eco vacío e implacable: no hay respuesta para mitigar el dolor de la aceptación de una cruda realidad que marcará sus existencias de allí en más. Es un punto de vista raramente abordado en las historias clásicas de esta índole y que no impulsa a un impulsivo sentimiento de piedad por la familia devastada a raíz de las consecuencias sociales acarreadas por un acto aberrante de uno de sus miembros, que los habrán de alcanzar injustamente.
Sobre las características técnicas y artísticas de esta excelente producción, poco tengo para agregar, pues sería sobreabundante, a lo que viene destacando el universo de la crítica. Actuaciones insuperables que sólo permiten poner de relieve, para ejemplificar, la del mismo productor Stephen Graham y la revelación del joven Owen Cooper.
Grandes aplausos para el director Philip Barantini, quien supo narrar una historia universal en planos secuenciales que sorprenden y conmocionan. No es un film más, es un documento inédito y trascendente que seguramente se ha de transformar en instrumento educativo para los estudiosos de las diversas disciplinas sociales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-El tercer capítulo es apabullante. La entrevista entre el menor acusado y la psicóloga contiene un diálogo para repasar varias veces y unas actuaciones descollantes, especialmente la de Owen Cooper.
-El cuarto capítulo produce necesariamente una desazón espiritual. La última escena instrumentada por otro gran actor como Stephen Graham arropando en la cama de su hijo un oso de peluche, conmueve nuestras fibras más íntimas.
-En general, todo está armonizado y en las proporciones exactas. No sé que podrá verse en el futuro de similar temática con el mismo interés luego de esta lograda realización.
-El cuarto capítulo produce necesariamente una desazón espiritual. La última escena instrumentada por otro gran actor como Stephen Graham arropando en la cama de su hijo un oso de peluche, conmueve nuestras fibras más íntimas.
-En general, todo está armonizado y en las proporciones exactas. No sé que podrá verse en el futuro de similar temática con el mismo interés luego de esta lograda realización.
20 de abril de 2025
20 de abril de 2025
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Movido por el furor que ha llevado a esta serie a ser lo más visto de Netflix, he caído en sus redes y, desde luego, entiendo perfectamente porqué ha arrasado y se ha convertido en el fenómeno del que todo el mundo hablaba en los últimos meses. ‘Adolescencia’ se ha convertido en un fenómeno que ha funcionado gracias a varios detalles: el realismo con el que se cuenta la historia, la forma de contarla y el reparto.
La policía entra violentamente en una casa para arrestar a un chico de trece años acusado de un terrible crimen: asesinar a una compañera de clase. Durante cuatro episodios rodados en completo plano secuencia (y alguno, como el segundo, me parece una absoluta pasada de planificación), asistimos, primero al arresto, segundo a la investigación, tercero al perfil psicológico y cuarto a las consecuencias a las que se debe enfrentar tanto el chico, como la familia, tocada, sin quererlo, por el terrible crimen y acusación cometidos.
El hecho de si es culpable o no, no es lo que más le importa al grupo de responsables tras la serie. A mi, como espectador, me hubiera gustado que se hubiera jugado un poquito más con esa posibilidad, pero lo que verdaderamente importa es estudiar el crimen en sí, ver el qué, cómo y, sobre todo, el por qué. ¿Qué lleva a alguien a asesinar a una chica de trece años?
La increíble interpretación de Owen Cooper, un simple crío que sorprenderá a todos en el tercer episodio con la composición de su personaje, hace que la serie gane enteros. A eso hay que sumar a Stephen Graham, el sufrido padre de familia, que también hace labores de guión y con el que el espectador más duro se romperá como él en los instantes finales.
Recomendable, muy recomendable.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
La policía entra violentamente en una casa para arrestar a un chico de trece años acusado de un terrible crimen: asesinar a una compañera de clase. Durante cuatro episodios rodados en completo plano secuencia (y alguno, como el segundo, me parece una absoluta pasada de planificación), asistimos, primero al arresto, segundo a la investigación, tercero al perfil psicológico y cuarto a las consecuencias a las que se debe enfrentar tanto el chico, como la familia, tocada, sin quererlo, por el terrible crimen y acusación cometidos.
El hecho de si es culpable o no, no es lo que más le importa al grupo de responsables tras la serie. A mi, como espectador, me hubiera gustado que se hubiera jugado un poquito más con esa posibilidad, pero lo que verdaderamente importa es estudiar el crimen en sí, ver el qué, cómo y, sobre todo, el por qué. ¿Qué lleva a alguien a asesinar a una chica de trece años?
La increíble interpretación de Owen Cooper, un simple crío que sorprenderá a todos en el tercer episodio con la composición de su personaje, hace que la serie gane enteros. A eso hay que sumar a Stephen Graham, el sufrido padre de familia, que también hace labores de guión y con el que el espectador más duro se romperá como él en los instantes finales.
Recomendable, muy recomendable.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
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