Tropa de élite
7.5
37,823
Acción. Drama
Brasil, 1997. El capitán Nascimento (Wagner Moura) está al mando de un escuadrón del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), un cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro. Su misión es actuar en las favelas, en las que la policía, por miedo o por corrupción, no interviene. Nascimento quiere dejar su puesto, ya que está a punto de ser padre, pero antes necesita encontrar un sustituto adecuado. Con ese fin comienza a ... [+]
7 de abril de 2014
7 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con solo un documental a sus espaldas ('Bus 174', 2003) sobre aquel fatídico suceso allá por el año 2000, tratándose del secuestro de un autobús en Rio de Janeiro, el realizador y productor José Padilha dió el salto a la gran pantalla con una producción que no iba a estar exenta de polémica. La llamó 'Tropa de Élite', inspirada en el libro del ex-capitán del BOPE André Batista, que relata las funciones del BOPE, (Batallón de Operaciones Especiales) policia militar de Brasil. Para éste debut en el cine, volvió a contar con Bráulio Mantovani, guionista nominado al Oscar por 'Ciudad de Dios'. Y a ésta dupla se uniría otra singularidad, Rodrigo Pimentel, el que fué ex-miembro del disciplinado grupo militar.
La película tuvo en gran éxito unos meses antes de que se estrenara, ya que aproximadamente 11 millones de personas pudieron verla por otros medios. Obtuvo varios premios entre los que se incluyen el "Oso de Oro" del 58º Festival de Cine de Berlín. El "Premio del público" en el Festival de Lima, y el "Premio Cóndor de Plata" a la mejor película iberoamericana. La crítica respondió dividida, algunos la definieron como un ejemplo del fascismo. A dia de hoy se la considera uno de los títulos brasileños más conocidos.
'Tropa de Élite' cuenta los primeros pasos de dos polícias llamados Neto y Matías en el Batallón de Operaciones Policiales Especiales. La trama coge relevancia cuando el capitán Nascimento (Wagner Moura) busca un sustituto para su puesto, ya que está a punto de ser padre. Neto y Matías, uno de los dos puede que sea el elegido. Lo que no saben, son las duras pruebas a las que se someterán, y no sólo eso, sino que tendrán que lidiar una batalla contra la maltrecha situación que exíste en las favelas.
La cinta tiene un gran inicio, en una de esas escenas donde se narra con tal energía que es imposible no prestar atención a lo que sucede en pantalla. El BOPE va a entrar en acción, y se dirige a las fabelas, donde varios agentes se encuentran acorralados sin comerlo ni beberlo. A partir de aquí, y tras un previsible tiroteo la trama da marcha meses atrás presentando a dos de los protagonistas indiscutibles; Neto (Caio Junqueira) y Matías (Andre Ramiro), los cuales tendrán mucho peso en la historia. Uno más decidido y con muchas ganas de empezar su andadura dentro del cuerpo, mientras que el otro cuenta con una mente privilegiada y se considera un hombre de ley. Compagina su trabajo de polícia con clases de Derecho.
Mientras que acompañamos a lo largo de la película a estos dos personajes, por otro lado tenemos al protagonista principal. El capitán Nascimento, interpretado por un sobrado Wagner Moura. Asistimos permanentemente a cualquiera de sus inquietudes, deseos y motivaciones. Tanto es así que la historia no decae en ningún momento ya que el director nos encamina rápidamente de un lado a otro mostrando lo justo y necesario de los personajes. Junto a esto, se atribuye una espiral de corrupción total en la primera hora de metraje, con algún momento que otro de tensión con el grupo de policias en acción.
Después uno espera más en cuanto a la acción o algo más de determinación en una historia que no es tremendamente innovadora. Hasta aquí todo es interesante gracias a las situaciones de cada personaje. Llega un punto en el que 'Tropa de Élite' toma un camino diferente y el espectador es testigo de como estos polícias o militares son instruidos. Toda esta parte es lo más provechoso y atrayente del film. Asistimos a los entresijos del grupo, y la correspondiente ascensión de los protagonistas.
Uno de los aspectos que más me gustan de la película, es que hay una primera parte donde cada vivencia, cada suceso, provoca lo que poco después se presenta. Todo surge con naturalidad, no hay efectismo barato y en los últimos minutos asistimos a cine puro y duro. Se desencadenan una serie de hechos, los cuales imprevisibles totalmente, en dirección a un desenlace que toma algunas de las pistas realizadas en la primera parte de la cinta, pero con un mayor equipaje de fuerza e intensidad. Aunque de lo que más se adolece la película es de prescindir de un severo enemigo que haga temblar al BOPE. Menos mal que el viaje contiene un guión que sorprende y convence.
Interpretativamente los actores están a la altura de lo que exige el guión. Pero quien destaca por encima del resto incontestablemente es Wagner Moura con su interpretación del capitán Nascimento. Él tiene las escenas más dramáticas de su parte, y por supuesto unos matices diferentes en todo lo que conlleva su rol de líder. Andre Ramiro no está de menos, y también realiza una interpretación solvente y destacada, sobre todo cuando su papel en la función requiere de un mayor énfasis y protagonismo. Los demás cumplen con su cometido.
Nada más, si queréis pasar un buen rato junto a estos hombres dedicados a la justicia y la acción, no vais a salir decepcionados en absoluto. Quizás se echa en falta alguna secuencia de acción más, ya que a algunos les puede saber a poco tratándose de un ejercicio de acción. Pero lo más importante son sus protagonistas, el drama de cada uno, y el guión que firma Bráulio Mantovani. José Padilha se mantiene con regularidad durante todo el tiempo, aunque algunas ocasiones la cámara tiemble más de la cuenta, todo es mostrado con espontaneidad y con una ejemplaridad modélica. Más tarde llegaría su secuela, 'Tropa de Élite 2' de la cual hablaré pronto.
La película tuvo en gran éxito unos meses antes de que se estrenara, ya que aproximadamente 11 millones de personas pudieron verla por otros medios. Obtuvo varios premios entre los que se incluyen el "Oso de Oro" del 58º Festival de Cine de Berlín. El "Premio del público" en el Festival de Lima, y el "Premio Cóndor de Plata" a la mejor película iberoamericana. La crítica respondió dividida, algunos la definieron como un ejemplo del fascismo. A dia de hoy se la considera uno de los títulos brasileños más conocidos.
'Tropa de Élite' cuenta los primeros pasos de dos polícias llamados Neto y Matías en el Batallón de Operaciones Policiales Especiales. La trama coge relevancia cuando el capitán Nascimento (Wagner Moura) busca un sustituto para su puesto, ya que está a punto de ser padre. Neto y Matías, uno de los dos puede que sea el elegido. Lo que no saben, son las duras pruebas a las que se someterán, y no sólo eso, sino que tendrán que lidiar una batalla contra la maltrecha situación que exíste en las favelas.
La cinta tiene un gran inicio, en una de esas escenas donde se narra con tal energía que es imposible no prestar atención a lo que sucede en pantalla. El BOPE va a entrar en acción, y se dirige a las fabelas, donde varios agentes se encuentran acorralados sin comerlo ni beberlo. A partir de aquí, y tras un previsible tiroteo la trama da marcha meses atrás presentando a dos de los protagonistas indiscutibles; Neto (Caio Junqueira) y Matías (Andre Ramiro), los cuales tendrán mucho peso en la historia. Uno más decidido y con muchas ganas de empezar su andadura dentro del cuerpo, mientras que el otro cuenta con una mente privilegiada y se considera un hombre de ley. Compagina su trabajo de polícia con clases de Derecho.
Mientras que acompañamos a lo largo de la película a estos dos personajes, por otro lado tenemos al protagonista principal. El capitán Nascimento, interpretado por un sobrado Wagner Moura. Asistimos permanentemente a cualquiera de sus inquietudes, deseos y motivaciones. Tanto es así que la historia no decae en ningún momento ya que el director nos encamina rápidamente de un lado a otro mostrando lo justo y necesario de los personajes. Junto a esto, se atribuye una espiral de corrupción total en la primera hora de metraje, con algún momento que otro de tensión con el grupo de policias en acción.
Después uno espera más en cuanto a la acción o algo más de determinación en una historia que no es tremendamente innovadora. Hasta aquí todo es interesante gracias a las situaciones de cada personaje. Llega un punto en el que 'Tropa de Élite' toma un camino diferente y el espectador es testigo de como estos polícias o militares son instruidos. Toda esta parte es lo más provechoso y atrayente del film. Asistimos a los entresijos del grupo, y la correspondiente ascensión de los protagonistas.
Uno de los aspectos que más me gustan de la película, es que hay una primera parte donde cada vivencia, cada suceso, provoca lo que poco después se presenta. Todo surge con naturalidad, no hay efectismo barato y en los últimos minutos asistimos a cine puro y duro. Se desencadenan una serie de hechos, los cuales imprevisibles totalmente, en dirección a un desenlace que toma algunas de las pistas realizadas en la primera parte de la cinta, pero con un mayor equipaje de fuerza e intensidad. Aunque de lo que más se adolece la película es de prescindir de un severo enemigo que haga temblar al BOPE. Menos mal que el viaje contiene un guión que sorprende y convence.
Interpretativamente los actores están a la altura de lo que exige el guión. Pero quien destaca por encima del resto incontestablemente es Wagner Moura con su interpretación del capitán Nascimento. Él tiene las escenas más dramáticas de su parte, y por supuesto unos matices diferentes en todo lo que conlleva su rol de líder. Andre Ramiro no está de menos, y también realiza una interpretación solvente y destacada, sobre todo cuando su papel en la función requiere de un mayor énfasis y protagonismo. Los demás cumplen con su cometido.
Nada más, si queréis pasar un buen rato junto a estos hombres dedicados a la justicia y la acción, no vais a salir decepcionados en absoluto. Quizás se echa en falta alguna secuencia de acción más, ya que a algunos les puede saber a poco tratándose de un ejercicio de acción. Pero lo más importante son sus protagonistas, el drama de cada uno, y el guión que firma Bráulio Mantovani. José Padilha se mantiene con regularidad durante todo el tiempo, aunque algunas ocasiones la cámara tiemble más de la cuenta, todo es mostrado con espontaneidad y con una ejemplaridad modélica. Más tarde llegaría su secuela, 'Tropa de Élite 2' de la cual hablaré pronto.
22 de abril de 2014
22 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante y cruda película de José Padilha, responsable del reciente remake de “Robocop” (2014).
“Tropa de Élite” se enmarca en el entorno de uno de los lugares más peligrosos del mundo, las favelas de Río de Janeiro, verdadero paraíso para las mafias del narcotráfico que campan a sus anchas de forma prácticamente impune y controlan la vida y el destino de numerosas familias que viven en la pobreza. Las necesarias incursiones de la policía son vanas y muy peligrosas incluso para los agentes, que se contagian del negocio y se corrompen fácilmente para que puedan vivir en paz ellos y sus familias. En las favelas, como terreno hostil y continuamente en guerra, se necesita mano dura y para ello está la unidad especial de la policía, el BOPE, unas tropas de élite entrenadas para cualquier cosa. Entran, cumplen su misión con tanta eficiencia como brutalidad, y se marchan con la misma frialdad con la que entraron.
El filme se centra en el capitán del BOPE Nascimiento (Wagner Moura), un hombre frío corroído por los años de servicio, que necesita urgentemente un cambio de aires y busca un sucesor para su puesto. Hay dos candidatos con cualidades muy distintas que se muestran mediante flashbacks explicados por la voz en off de Nascimiento. El desarrollo dentro del cuerpo de policía de ambos van marcando sus ideales y, aunque ambos persiguen el mismo objetivo, sus sentidos de la justicia difieren.
El discurso de Padilha justifica la violencia como única forma de justicia y medida de corrección en un entorno eminentemente belicista. Tal es así, que algunas escenas de manifiesta dureza expositiva, tanto visual como verbal, llevan al espectador a removerse en su butaca de inquietud, incomodidad y malestar, sensaciones que en otra película podrían resultar negativas pero no en el caso de ésta. El sufrimiento como medida de lo real impone una imagen sucia, de una fotografía con colores cargados, dotando así de mayor énfasis al pesimismo y derrotismo con el que se narra la historia, y de unas muy realistas escenas de acción.
Padilha pretende hacernos ver que esos héroes del BOPE en realidad no son tales. Cumplen su misión de forma sucia porque no hay ninguna otra manera de hacer las cosas, y así los muestra al espectador: personas sin remordimientos, decididas y mortalmente efectivas, auténticas máquinas de matar. Por tanto, en “Tropas de Élite” no hay héroes, son todos verdugos de las vidas de los demás y de las suyas propias.
Muy recomendable.
“Tropa de Élite” se enmarca en el entorno de uno de los lugares más peligrosos del mundo, las favelas de Río de Janeiro, verdadero paraíso para las mafias del narcotráfico que campan a sus anchas de forma prácticamente impune y controlan la vida y el destino de numerosas familias que viven en la pobreza. Las necesarias incursiones de la policía son vanas y muy peligrosas incluso para los agentes, que se contagian del negocio y se corrompen fácilmente para que puedan vivir en paz ellos y sus familias. En las favelas, como terreno hostil y continuamente en guerra, se necesita mano dura y para ello está la unidad especial de la policía, el BOPE, unas tropas de élite entrenadas para cualquier cosa. Entran, cumplen su misión con tanta eficiencia como brutalidad, y se marchan con la misma frialdad con la que entraron.
El filme se centra en el capitán del BOPE Nascimiento (Wagner Moura), un hombre frío corroído por los años de servicio, que necesita urgentemente un cambio de aires y busca un sucesor para su puesto. Hay dos candidatos con cualidades muy distintas que se muestran mediante flashbacks explicados por la voz en off de Nascimiento. El desarrollo dentro del cuerpo de policía de ambos van marcando sus ideales y, aunque ambos persiguen el mismo objetivo, sus sentidos de la justicia difieren.
El discurso de Padilha justifica la violencia como única forma de justicia y medida de corrección en un entorno eminentemente belicista. Tal es así, que algunas escenas de manifiesta dureza expositiva, tanto visual como verbal, llevan al espectador a removerse en su butaca de inquietud, incomodidad y malestar, sensaciones que en otra película podrían resultar negativas pero no en el caso de ésta. El sufrimiento como medida de lo real impone una imagen sucia, de una fotografía con colores cargados, dotando así de mayor énfasis al pesimismo y derrotismo con el que se narra la historia, y de unas muy realistas escenas de acción.
Padilha pretende hacernos ver que esos héroes del BOPE en realidad no son tales. Cumplen su misión de forma sucia porque no hay ninguna otra manera de hacer las cosas, y así los muestra al espectador: personas sin remordimientos, decididas y mortalmente efectivas, auténticas máquinas de matar. Por tanto, en “Tropas de Élite” no hay héroes, son todos verdugos de las vidas de los demás y de las suyas propias.
Muy recomendable.
31 de octubre de 2014
31 de octubre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta más exitosa del cine brasileño desde “Ciudad de Dios” (2002) y “Carandiru” (2003). Fenómeno de recaudación el día de su estreno, donde además se estima que cerca de 11 millones de personas vieron el film antes, gracias a la piratería. Debate en los altos estrados de Brasil, la izquierda acusando la cinta de fascista, mientras que la derecha reclama la poca veracidad con que se muestra el actuar de la policía y sus movimientos. El mundo se rindió ante los pies del director José Padilha el año pasado para su estreno, y nosotros con suerte la tenemos en nuestros cines recién ahora, a un año de su existencia, culpa de la poca rotatividad de cintas en nuestras salas.
“Tropa de Elite” cuenta la historia de Nascimento (Wagner Moura), Capitán del Batallón de Operaciones Policiales Especiales, BOPE, escuadrón de formación militar, incorrupto, encargado de desbaratar redes de narcotráfico y corrupción policial en Río de Janeiro, principalmente en las favelas, donde rige la ley del más fuerte. Nascimento se encuentra entre la espada y la pared, llevando una vida al extremo peligrosa, a la espera de su primer hijo que viene en camino, y sobrellevando una complicada vida familiar, por lo que decide buscar un sustituto capaz de llevar a cargo tan complicada misión, a meses de la visita del Papa al corazón del infierno, el año 1997.
Cruda, violenta, humana, pero real. La visión del narcotráfico llevada a su máxima expresión es lo que Padilla denuncia a través de un relato ágil, narrado en primera persona por el propio protagonista, llevándonos entre callejuelas y tiroteos, torturas y corrupción. Para el Capitán, los culpables de muertes inocentes en las favelas no son sólo los viciosos policías que descontrolan el sistema, sino también cada consumidor pasivo que genera oferta y demanda, provocando el origen del tráfico y compra venta en personas socialmente sin oportunidades. La cinta nos cuenta en paralelo la historia de los dos substitutos de Nascimento, Matías (André Ramiro) y Neto (Caio Junqueira), recientemente ingresados a la Policía Militar y aspirantes a ingresar al BOPE, ambos muy comprometidos con la institución y de obstinadas personalidades.
Con una banda sonora de colección, llena de sonidos cariocas, funk y hip hop de suburbias; Wagner Moura alcanza una de sus mejores interpretaciones y se consagra como uno de los actores con mayor proyección de Brasil. La cuota de belleza y sensualidad la pone Fernanda Machado como Maria, estudiante de la Facultad de Derecho quien se roba el corazón de Matías, pero cuya relación tiene más de algún problema debido a lo disímil de la vida que ambos llevan.
La dura realidad en nuestro vecino país -muy similar a la de muchas ciudades latinoamericanas- la tenemos frente a nosotros, con un delicado trabajo de cámaras y sonido, donde la misma clase alta financia las armas para que las pandillas les hagan el trabajo sucio y bañen las calles de sangre, polvo blanco y marihuana. Esta vez estamos en la posición de la policía, pero la brasileña, quizás el oficio más duro y, a la vez, corrompido, en dicho país.
La gran ganadora en el Festival de Berlín del presente año, “Tropa de Elite” destaca por la digerible y clara manera de contarnos la historia. Historia invisible para muchos, pero una ruleta rusa para otros.
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www.elotrocine.cl
“Tropa de Elite” cuenta la historia de Nascimento (Wagner Moura), Capitán del Batallón de Operaciones Policiales Especiales, BOPE, escuadrón de formación militar, incorrupto, encargado de desbaratar redes de narcotráfico y corrupción policial en Río de Janeiro, principalmente en las favelas, donde rige la ley del más fuerte. Nascimento se encuentra entre la espada y la pared, llevando una vida al extremo peligrosa, a la espera de su primer hijo que viene en camino, y sobrellevando una complicada vida familiar, por lo que decide buscar un sustituto capaz de llevar a cargo tan complicada misión, a meses de la visita del Papa al corazón del infierno, el año 1997.
Cruda, violenta, humana, pero real. La visión del narcotráfico llevada a su máxima expresión es lo que Padilla denuncia a través de un relato ágil, narrado en primera persona por el propio protagonista, llevándonos entre callejuelas y tiroteos, torturas y corrupción. Para el Capitán, los culpables de muertes inocentes en las favelas no son sólo los viciosos policías que descontrolan el sistema, sino también cada consumidor pasivo que genera oferta y demanda, provocando el origen del tráfico y compra venta en personas socialmente sin oportunidades. La cinta nos cuenta en paralelo la historia de los dos substitutos de Nascimento, Matías (André Ramiro) y Neto (Caio Junqueira), recientemente ingresados a la Policía Militar y aspirantes a ingresar al BOPE, ambos muy comprometidos con la institución y de obstinadas personalidades.
Con una banda sonora de colección, llena de sonidos cariocas, funk y hip hop de suburbias; Wagner Moura alcanza una de sus mejores interpretaciones y se consagra como uno de los actores con mayor proyección de Brasil. La cuota de belleza y sensualidad la pone Fernanda Machado como Maria, estudiante de la Facultad de Derecho quien se roba el corazón de Matías, pero cuya relación tiene más de algún problema debido a lo disímil de la vida que ambos llevan.
La dura realidad en nuestro vecino país -muy similar a la de muchas ciudades latinoamericanas- la tenemos frente a nosotros, con un delicado trabajo de cámaras y sonido, donde la misma clase alta financia las armas para que las pandillas les hagan el trabajo sucio y bañen las calles de sangre, polvo blanco y marihuana. Esta vez estamos en la posición de la policía, pero la brasileña, quizás el oficio más duro y, a la vez, corrompido, en dicho país.
La gran ganadora en el Festival de Berlín del presente año, “Tropa de Elite” destaca por la digerible y clara manera de contarnos la historia. Historia invisible para muchos, pero una ruleta rusa para otros.
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4 de abril de 2016
4 de abril de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Texto en teclado ingles, sin acentos, ni nh)
El "picante" cromatico, ya fue expuesto por Gaviria en la maravillosa e innovadora "la vendedora de rosas", piedra inicial de ese cine sudamerico tan estetico. Ciudad de Dios, salvo la innovacion de lentes de 17 mm...tampoco propuso mucho mas...Siendo buena me parece incluso mas floja que esta Tropas de elite.
Pues el cine de Jose Padilha siempre tendra esa maravillosa contradiccion a partes iguales de denuncia documental y naturalista y fascinacion hacia la violencia como una forma de poder y supervivencia....Sus antiheroes heroicos, a caballo entre el fascismo mas duro y la advertencia de que la sociedad no es eso, como avistada en un futuro que se escapa...Por la noche salimos a imponer nuestra ley....Entramos en las favelas para matar, no para morir...Por las manhanas nos levantamos con ansioliticos, donde nuestro fuero interno nos dice que somos la constatacion de que la sociedad fracaso....Ese es el mayor poderio del cine de Jose Padihla. La violencia como estetica y algo muy cool, pero bajo un prisma que insinua un pasado de militancia social desencantada. Y ese desencanto, sin ser muy profundo ni estar muy trabajado, es honesto y franco...Pues..."it's work"...Es buena pelicula. Mucho mejor que Ciudad de Dios, sin salirse del formato de accion.
El "picante" cromatico, ya fue expuesto por Gaviria en la maravillosa e innovadora "la vendedora de rosas", piedra inicial de ese cine sudamerico tan estetico. Ciudad de Dios, salvo la innovacion de lentes de 17 mm...tampoco propuso mucho mas...Siendo buena me parece incluso mas floja que esta Tropas de elite.
Pues el cine de Jose Padilha siempre tendra esa maravillosa contradiccion a partes iguales de denuncia documental y naturalista y fascinacion hacia la violencia como una forma de poder y supervivencia....Sus antiheroes heroicos, a caballo entre el fascismo mas duro y la advertencia de que la sociedad no es eso, como avistada en un futuro que se escapa...Por la noche salimos a imponer nuestra ley....Entramos en las favelas para matar, no para morir...Por las manhanas nos levantamos con ansioliticos, donde nuestro fuero interno nos dice que somos la constatacion de que la sociedad fracaso....Ese es el mayor poderio del cine de Jose Padihla. La violencia como estetica y algo muy cool, pero bajo un prisma que insinua un pasado de militancia social desencantada. Y ese desencanto, sin ser muy profundo ni estar muy trabajado, es honesto y franco...Pues..."it's work"...Es buena pelicula. Mucho mejor que Ciudad de Dios, sin salirse del formato de accion.
24 de abril de 2017
24 de abril de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única pega que se le puede poner al legado literario de Dashiell Hammet y Raymond Chandler, y por extensión, a su herencia en el séptimo arte, es ese regusto romántico con el que impregnaron (o impregnamos sus lectores y espectadores) el ambiente del hampa y los bajos fondos. Por eso, para continuar en nuestro Cinefórum con un hito del policiaco como El sueño eterno, no se me ocurre nada mejor que desidealizar esa visión edulcorada del gangsterismo con un puñetazo de realismo y contemporaneidad. Y ahí es donde nuestra atención recae en el cineasta brasileño José Padilha.
En un mundo como el actual, en el que las series de televisión son el medio más potente para crear referentes culturales, Wagner Moura es y será para siempre Pablo Escobar. Ya se sabe, hijueputa, cabrón, plata o plomo, malparío. No obstante, para unos cuantos privilegiados, Moura era ya antes que el narco de Medellín, Roberto Nascimento, el implacable capitán del BOPE (Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar) que, al frente del cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro, tiene que lidiar con demonios externos e internos en la impactante Tropa de élite (2007) de José Padilha. Que Moura sea el protagonista de Narcos (Neftlix), y Padilha su productor y showrunner, no deja de demostrar que ambos proyectos son dos caras de una misma moneda, la de uno de nuestros grandes conflictos contemporáneos: la guerra contra la droga.
Si Ciudad de Dios (2002) de Fernando Meirelles nos contaba la vida de una favela carioca desde su origen, Tropa de élite se acerca al mismo tema desde el punto de vista contrario: el de las fuerzas del orden que deben pacificarla. Por eso el protagonismo de la cinta recae en el capitán del BOPE, quien con una omnipresente voz en off hilvana el discurso imperante en este tipo de cuerpos, el cual además de estar presente en buena parte de la historia cinematografía del género policíaco, nos interpela a un debate ideológico ancestral en el ser humano: el de si el fin justifica los medios. Obviamente, no faltarán los que quieran ver en esta propuesta una defensa de dicho discurso, pero el director dota al film de una perspectiva realista (a lo que ayuda una estética cercana al documental) que lo aleja de maniqueísmos panfletarios. Es más, parece difícil ver indicios de aquiescencia con la brutalidad policial en un Jose Padilha que se estrenó precisamente criticándola con su primer largometraje, Omnibus 174 (2001), y al que además se le encargaría años después (en 2014) la revisión de un clásico de tesis semejante como Robocop (1987; Paul Verhoeven).
Tropa de élite toma como punto de partida la visita del Papa Juan Pablo II a Río de Janeiro en 1997 y la consiguiente operación cosmética que las autoridades brasileñas pusieron en marcha. Pero la película, como hemos podido comprobar en los telediarios durante años, podría haberse firmado perfectamente dos décadas más tarde, cuando ante la celebración del Mundial de fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos (2016), desde las altas instancias del país se intentó barrer debajo de sus felpudos, de forma precipitada e inhumana, la basura de una sociedad que había sido ignorada hasta entonces y que en ese momento amenazaba con quedar a la vista de todos. Junto a las acciones del BOPE, nos encontramos con un Roberto Nascimento que, dado el inminente nacimiento de su primer hijo, se ve sumido en una crisis personal que le hará abandonar su puesto de trabajo no sin antes encontrar a un sustituto adecuado. Y también hay hueco para contemplar la peligrosa tesitura de las ONGs en las favelas, las cuales se debaten entre la sincera voluntad de ayuda de algunos de sus miembros y el irresponsable espíritu del buen samaritano aburguesado de otros.
Padhila demuestra un pulso narrativo arrollador y una potencia visual que convierten la película en un thriller de ritmo trepidante y de temática brutal. No hay respiro para el espectador, como tampoco parece haberlo para nadie que se vea salpicado por la violencia intrínseca a una favela. Sin embargo, Tropa de élite va mucho más allá de ser una notable película de género: se trata de una invitación sin cortapisas a abrir los ojos ante una realidad que existe, pero a la que no nos gusta mirar; una realidad que nos afecta a todos y ante la que tenemos que posicionarnos si realmente queremos cambiarla.
En un mundo como el actual, en el que las series de televisión son el medio más potente para crear referentes culturales, Wagner Moura es y será para siempre Pablo Escobar. Ya se sabe, hijueputa, cabrón, plata o plomo, malparío. No obstante, para unos cuantos privilegiados, Moura era ya antes que el narco de Medellín, Roberto Nascimento, el implacable capitán del BOPE (Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar) que, al frente del cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro, tiene que lidiar con demonios externos e internos en la impactante Tropa de élite (2007) de José Padilha. Que Moura sea el protagonista de Narcos (Neftlix), y Padilha su productor y showrunner, no deja de demostrar que ambos proyectos son dos caras de una misma moneda, la de uno de nuestros grandes conflictos contemporáneos: la guerra contra la droga.
Si Ciudad de Dios (2002) de Fernando Meirelles nos contaba la vida de una favela carioca desde su origen, Tropa de élite se acerca al mismo tema desde el punto de vista contrario: el de las fuerzas del orden que deben pacificarla. Por eso el protagonismo de la cinta recae en el capitán del BOPE, quien con una omnipresente voz en off hilvana el discurso imperante en este tipo de cuerpos, el cual además de estar presente en buena parte de la historia cinematografía del género policíaco, nos interpela a un debate ideológico ancestral en el ser humano: el de si el fin justifica los medios. Obviamente, no faltarán los que quieran ver en esta propuesta una defensa de dicho discurso, pero el director dota al film de una perspectiva realista (a lo que ayuda una estética cercana al documental) que lo aleja de maniqueísmos panfletarios. Es más, parece difícil ver indicios de aquiescencia con la brutalidad policial en un Jose Padilha que se estrenó precisamente criticándola con su primer largometraje, Omnibus 174 (2001), y al que además se le encargaría años después (en 2014) la revisión de un clásico de tesis semejante como Robocop (1987; Paul Verhoeven).
Tropa de élite toma como punto de partida la visita del Papa Juan Pablo II a Río de Janeiro en 1997 y la consiguiente operación cosmética que las autoridades brasileñas pusieron en marcha. Pero la película, como hemos podido comprobar en los telediarios durante años, podría haberse firmado perfectamente dos décadas más tarde, cuando ante la celebración del Mundial de fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos (2016), desde las altas instancias del país se intentó barrer debajo de sus felpudos, de forma precipitada e inhumana, la basura de una sociedad que había sido ignorada hasta entonces y que en ese momento amenazaba con quedar a la vista de todos. Junto a las acciones del BOPE, nos encontramos con un Roberto Nascimento que, dado el inminente nacimiento de su primer hijo, se ve sumido en una crisis personal que le hará abandonar su puesto de trabajo no sin antes encontrar a un sustituto adecuado. Y también hay hueco para contemplar la peligrosa tesitura de las ONGs en las favelas, las cuales se debaten entre la sincera voluntad de ayuda de algunos de sus miembros y el irresponsable espíritu del buen samaritano aburguesado de otros.
Padhila demuestra un pulso narrativo arrollador y una potencia visual que convierten la película en un thriller de ritmo trepidante y de temática brutal. No hay respiro para el espectador, como tampoco parece haberlo para nadie que se vea salpicado por la violencia intrínseca a una favela. Sin embargo, Tropa de élite va mucho más allá de ser una notable película de género: se trata de una invitación sin cortapisas a abrir los ojos ante una realidad que existe, pero a la que no nos gusta mirar; una realidad que nos afecta a todos y ante la que tenemos que posicionarnos si realmente queremos cambiarla.
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