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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
Críticas 176
Críticas ordenadas por utilidad
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9
8 de noviembre de 2017 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las mejores películas del maestro Stanley Kubrick. Tan elegante e inteligente como cabría esperar de él. Una sátira tan cómica como corrosiva. Muy entretenida de principio a fin gracias a un implacable ritmo narrativo e interpretaciones fuera de serie.
8
19 de marzo de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que algo en lo que todos estamos de acuerdo es en que una buena comedia negra es la que, sí, nos mantiene con una sonrisa y varias risas durante todo el metraje pero nunca sin dejar de lado la sátira, la ironía, la crítica y la reflexión, todo esto, repito, si se trata de humor negro o cercano a este, claro que el humor blanco es diferente (no menor). Sé que hay excepciones a la regla donde buenas comedias llegan a prescindir de esto, pero ahora no hablaré de eso porque "Dr Strangelove" sí tiene esos elementos y muy bien delineados. Es, de hecho, uno de los mejores ejemplos de lo anterior dicho.

Stanley Kubrick ya había hecho en el pasado un ejercicio de crítica con gran peso de reflexión, eso en "Paths of Glory"; ahora repetía esta fórmula pero con un tema del tiempo presente, a diferencia de la primera donde la acción se ubicaba algunas décadas atrás. Como sea, lo que es cierto es que ambas han envejecido de la mejor manera y al día de hoy aún están vigentes los cuestionamientos presentados.

Como película en si es muy buena, los siempre correctos montaje y fotografía, sellos de Kubrick, están presentes. El trabajo triple de Peter Sellers es bueno, pero no hay que olvidar a George C. Scott y a Sterling Hayden, los tres actores están a la par de bien, que uno dé vida a tres personajes es distinto.

Si hablamos de la línea filmográfica de SK podemos darnos cuenta de que, en su mayoría, está bien acomodada en grupos bien específicos que los seguidores del director tenemos en mente siempre que pensamos en sus películas, pero ahora que lo pienso esta cinta debió estar en el lugar de "Spartacus" y viceversa. Esto es sólo un pensamiento que se me vino en este momento. Sólo como dato y plática, sé que eso no afecta en nada la película ni la filmografía.

Por último, decir que después de "Dr. Strangelove" Stanley Kubrick iniciaría una segunda etapa a todo color (si no contamos "Spartacus" por ser esta una superproducción), comenzaría a dejarse la barba y a cambiar los trajes por chamarras gigantes, además de iniciar con producciones mucho más caras que hasta entonces. Aún quedaba mucho del maestro, pero aqui acabaría una primera etapa, la del gran director que daría paso a la etapa del gran realizador. Los grandes trabajos estéticos y llenos de miles de lecturas iniciarían apenas con su siguiente cinta "2001: A Space Odyssey" (y de qué forma).
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spoiler:
Mención honorífica a la gran sala de guerra y las escenas dentro de ella. Pero en especial a la sala de guerra. No olvidemos la balacera en la base militar ni los momentos de tensión en el avión... O el hombre agarrado del misil directo a poner el punto final a la humanidad, o la secuencia final con esa inspiradora música de fondo.
Pero en especial la sala de guerra, no la olvidemos. Qué belleza, ¿a quién no le gustaría estar ahí para debatir acerca del devenir humano y de lo que estamos haciendo mal? Reflexionar en esa sala de guerra debió ser regalo de Dios pero nunca nos llegó, hasta que el dios Kubrick nos lo otorgo, já.
9
12 de julio de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertidísima, electrizante e insuperable. Una parodia de la guerra fría que no ha envejecido con los años en absoluto. Una obra de arte demuestra que Kubrick es el mejor realizador de todos los tiempos. Una película especial para aquellos que aman realmente el cine.
9
26 de julio de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se suceden las explosiones, sus cegadores destellos sustituyen la luz del Sol. Al parecer ha llegado el final, la vida en La Tierra está condenada a su extinción y todo por culpa de un error humano.
Mientras tanto, Vera Lynn nos canta "We'll Meet Again" con un tono entrañable y pletórico de fuerza. Sin duda estamos presenciando el Apocalipsis más elegante que uno jamás pudiera haber imaginado.

En los años '60 se estrenaron bastantes películas, algunas brillantes, sobre ese conflicto nuclear que hacía crecer tensiones entre las grandes potencias de EE.UU. y la U.R.S.S. llamada Guerra Fría, siendo buen ejemplo de ello "Siete Días de Mayo" o "Punto Límite", dirigidas por John Frankenheimer y Sidney Lumet, respectivamente...pero ninguna de aquellas alcanzó la genialidad mostrada por Stanley Kubrick en "Dr. Strangelove" (bautizada de manera chocante como "¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú" para su versión en español).
Mientras "Lolita" tenía un gran éxito, James B. Harris y Kubrick compraron una novela que trataba del holocausto nuclear que la crisis de los misiles cubanos había estado a punto de desencadenar, por el deseo del director de hacer un film sobre dicho tema. Dicha novela sería "Red Alert", escrita por Peter George en 1.958, un "thriller" muy serio que acabó en manos de Columbia Pictures tras rechazar Seven-Arts el proyecto; este cambio fue determinante, ya que la compañía insistió en que fuera contratado Peter Sellers para que interpretara varios papeles en el film, como ya hiciera éste cinco años antes en la otra sátira de Jack Arnold "Un Golpe de Gracia".

Cuales fueran las intenciones que pudiera tener Kubrick de hacer del libro de George una película seria se esfumaron cuando aceptó la "sugerencia" de Columbia de la incorporación de Sellers, con quien colaboró en "Lolita"; en el guión participaría el maestro de la comedia negra Terry Southern, lo que redondearía el tono de la sátira pretendido. El argumento, que presenta algunos cambios decisivos, nos hace testigos de la chifladura cometida por Jack Ripper, un general de la base aérea de Burpelson que ordena a los bombarderos B-52 del comando americano iniciar un plan de ataque sobre territorio soviético.
Sus razones están bien claras: el comunismo es una enfermedad que es menester erradicar, con lo que no hay posibilidad de variar las órdenes. Los aviones se dirigen a cumplir su misión al tiempo que los nervios se crispan en la Sala de Guerra del Pentágono, donde el presidente Merkin Muffley, el general Buck Turgidson y el excéntrico doctor "Strangelove" discuten acaloradamente con el embajador ruso Alexei de Sadaski sobre la posibilidad de que la U.R.S.S. utilice un arma de un poder destructivo inimaginable como contraofensiva, exterminando no sólo al enemigo norteamericano, sino a toda la raza humana.

Queriendo mantenerse fiel al espíritu de la novela en un principio, Kubrick se dio cuenta de que la estructura de ésta, desarrollada a través de tres acciones paralelas en espacios diferentes aunque conectados por los acontecimientos (la base aérea, la sala del Pentágono, los bombarderos en pleno vuelo), permitía ante todo realizar una aguda farsa de toques satíricos, donde se fusionaba el realismo del documental bélico y la comedia grotesca para pintar a los miembros de la clase dirigente político-militar de Norteamérica como imbéciles, paranoicos y chalados. Así, a los personajes del texto de George, sin cambiar sus funciones en la intriga, se les atribuyen nuevos nombres (todos ellos resultado de descacharrantes juegos de palabras) y personalidades inspiradas en las variaciones de la sexualidad humana.
Quinlen ahora es Ripper, quien cree que el agua fluorada, fruto del más despiadado complot comunista, le ha dejado impotente; Steele se convierte en Turgidson, un hombre de pies a cabeza histérico y que no deja de humillar a los soviéticos; el presidente Muffley esconde una curiosa ambigüedad sexual y para más inri se añade un personaje clave, el científico ex-Nazi "Strangelove", quien propone la mejor solución para sobrevivir al desastre: esconderse bajo tierra y crear una nueva civilización. El dúo Kubrick/Southern combina a la perfección generosas dosis de suspense, acción y retorcido humor negro con esa angustiante atmósfera que nos mantiene alerta del constante peligro y la cual se respira durante todo el metraje.

El brillante Peter Sellers se supera a sí mismo volviendo a encarnar tres personajes, siendo su pintoresco Dr. "Strangelove" el más memorable, mientras un George C. Scott al borde del ataque se gana toda nuestra atención en la Sala de Guerra y Slim Pickens protagoniza la escena más famosa del film (la de Kong cabalgando la bomba, claro); enorme también Sterling Hayden dando vida al moribundo y cabreado general Jack Ripper, quien deja para la Historia del cine el inolvidable discurso del agua fluorada.
Audaz e hilarante burla de una época revuelta en la que algo tan serio como el poder armamentístico de ambas potencias y de esas personas que debían decidir si se libraba o no una guerra sólo por el simple motivo de creer que ésta se podía llegar a producir, termina convirtiéndose en una disparatada farsa de grandes proporciones adornada, además, con unos exquisitos efectos técnicos, como el diseño de producción, la fotografía de Gilbert Taylor o la banda sonora de Laurie Johnson.

Nunca la Guerra Fría fue representada con tan mala leche en pantalla, cosa que hizo Stanley Kubrick en el que hoy por hoy es uno de sus logros más duraderos.
7
31 de julio de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a día de hoy supone una trama original y bastante posible, en 1964 imagino la maravilla que supuso.

Kubrick sin contar con grandes efectos -lo aviones parecen de juguete en algunas escenas- consigue traernos una entretenida obra que supone una sátira en toda regla a la guerra fría, y a las consecuencias de una IIIGM con las bombas atómicas. Una escena final que también recuerda mucho a la última etapa de Hitler en Alemania encerrado en un búnker y todo lo que ocurrió allí.

Otra gran obra del maestro Kubrick.
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