Los que cruzaron los pirineos para ver esto fueron cruelmente estafados, quizá por los dueños de salas francesas.
O tal vez fue un experimento de la CIA, anticipando el márketing viral, para ver su capacidad de manipular grupos: conseguir que más de uno -sin estar en tratamiento psiquiátrico- cogiera carretera y manta para ver esto, tiene un mérito de narices. A mí me habrían dado ganas de autoflagelarme aunque la hubiese visto en el cine de enfrente de casa.
Los censores, pobrecillos, al final algo bueno tenían que tener.

En los años 70 los patéticos hombrecillos sin vida sexual de nuestro rancio pais realizaban escapadas a Francia para tocarse el gusanillo viendo esta fantasía de dominación y luego volvían a tierra española a presumir de haber visto a la guarrilla de París. Si eso no es suficientemente repugnante, 40 años después nos enteramos de que Bertolucci y Brando se pusieron de acuerdo para violar ante la cámara a esa "guarrilla" por amor al arte. Esto no es una película, es un vídeo vejatorio al nivel del de La Manada, pero ahí sigue comercializándose.

O todo ese tipo de infumables films de la nueva onda bélica. O si has estado en la legión. O si ejerces algún tipo de cargo militar... pues entonces no creemos que te guste El último tango en París, obra cumbre de Bertolucci y del cine érotico. Todo en ella es absorvente: sus diálogos, su ironía, su luz, su imaginación... uno de los mejores films realizados jamás.

Pesima película de cabo a rabo, con diálogos que hacen reír (si uno no pagó la entrada al cine) y realmente uno termina preguntándose si acaso uno no es marciano y que corno sucede con la humanidad que se puede gestar este tipo de imbecilidades que nada dicen, Brando, para mi gusto siempre en el mismo papel de gordito mariposón, es un chanchito que hace muecas y cobra en dólares, un patético clown que actuó bien en no más de media docena de películas pero que los norteamericanos le han dado un aire y lo han inflado hasta la locura y que dicen, seguramente mintiendo, que rechaza todos los papeles (rachazaba). Es un invento de Hollywood no más valioso que el Cisco Kid.