John Wick 2: Un nuevo día para matar
2017 

6.4
26,074
Acción. Thriller
El legendario asesino John Wick (Keanu Reeves) se ve obligado a salir del retiro por un exasociado que planea obtener el control de un misterioso grupo internacional de asesinos. Obligado a ayudarlo por un juramento de sangre, John emprende un viaje a Roma lleno de adrenalina estremecedora para pelear contra los asesinos más peligrosos del mundo. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2018
3 de enero de 2018
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Fui a ver John Wick 2 con la idea de que repitiese todo aquello que me encantó de su precuela y, en efecto, da todo eso y más. Hay más peleas, más disparos, más explosiones, más villanos... más de todo. Siguiendo fiel a su estilo podemos recrearnos en todas las escenas de acción cuerpo a cuerpo, perfectamente coreografiadas y espectaculares. En esta se nos introduce algo más a fondo en el mundo de los asesinos y del hotel Continental, pero siempre en un segundo plano respecto a la acción.
Por tanto vemos que, manteniéndose fiel a la primera, nos aporta más cosas en todos los ámbitos. Pero ahora viene la cuestión del título, ¿es mejor? Y para mí la respuesta es que no. Entonces es peor, diréis. Pues para mí tampoco es peor. Es diferente, y dependiendo de los gustos puede variar la consideración. La película tiene grandes momentos (ver spoiler), alguna lagunilla argumental, guiños a la primera, pero también tiene menos ritmo. Le cuesta más arrancar en la acción (por aquello de más explicación argumental) aunque cuando lo hace ya no para, y el villano principal es peor que el de la primera. Pero si te gustó John Wick y te gusta el cine de acción ochentero, te gustará John Wick: Pacto de sangre.
Por tanto vemos que, manteniéndose fiel a la primera, nos aporta más cosas en todos los ámbitos. Pero ahora viene la cuestión del título, ¿es mejor? Y para mí la respuesta es que no. Entonces es peor, diréis. Pues para mí tampoco es peor. Es diferente, y dependiendo de los gustos puede variar la consideración. La película tiene grandes momentos (ver spoiler), alguna lagunilla argumental, guiños a la primera, pero también tiene menos ritmo. Le cuesta más arrancar en la acción (por aquello de más explicación argumental) aunque cuando lo hace ya no para, y el villano principal es peor que el de la primera. Pero si te gustó John Wick y te gusta el cine de acción ochentero, te gustará John Wick: Pacto de sangre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1. Mejores momentos: El momento de la "cata" en el hotel. La pelea con el guardaespaldas de la italiana. La muerte del malo. La escena final que promete una tercera película espectacular.
2. Lagunas: En la primera Viggo, el villano, dice que permitió a John salir del negocio a cambio de un encargo imposible, mientras que aquí se insinúa que es el italiano con el "pagaré" que pretende cobrar en esta segunda entrega.
3. El guiño a la primera: Esa escena cuando le están persiguiendo todos los asesinos y el se carga a uno de ellos con un lápiz. Te quedas pensando en la frase de la primera "vi a John Wick matar a tres hombre con un lápiz. Se los cargó con un puto lápiz". Me sacó una sonrisa.
Y yo, personalmente, me quedo por muy poco con la primera película. Probablemente el hecho de descubrirla por casualidad, sin expectativa alguna, me hace valorarla un poco más que esta, en la que se nota que hay más presupuesto y las expectativas eran mayores.
2. Lagunas: En la primera Viggo, el villano, dice que permitió a John salir del negocio a cambio de un encargo imposible, mientras que aquí se insinúa que es el italiano con el "pagaré" que pretende cobrar en esta segunda entrega.
3. El guiño a la primera: Esa escena cuando le están persiguiendo todos los asesinos y el se carga a uno de ellos con un lápiz. Te quedas pensando en la frase de la primera "vi a John Wick matar a tres hombre con un lápiz. Se los cargó con un puto lápiz". Me sacó una sonrisa.
Y yo, personalmente, me quedo por muy poco con la primera película. Probablemente el hecho de descubrirla por casualidad, sin expectativa alguna, me hace valorarla un poco más que esta, en la que se nota que hay más presupuesto y las expectativas eran mayores.
3 de enero de 2018
3 de enero de 2018
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Impensado fue el esplendor comercial y crítico recibido por la primera cinta, el cual coopero impulsando a la evidente continuación de la historia de “The Boogeyman” con el fin de dilatar y ahondar dentro del universo de los asesinos inscritos al Hotel Continental. Como cualquier secuela, corre el riesgo de marchitar la excéntrica formula que deslumbró en la primera entrega, por lo contrario y milagrosamente-teniendo en cuenta las paupérrimas segundas partes fílmicas de la actualidad,- esta es mucho más violenta, mucho más oscura, mucho más bestial y muchísimo mejor realizada que la original. Jonathan está de vuelta con otro can, otros adminículos y otro motivo para asesinar.
Leitch no se adscribe como realizador nuevamente, empero, gracias a su ensordecedor debut, es el director contratado para la secuela de “Deadpool” y el thriller bélico “Atomic Blonde”. Su compañero, Stahelski, data como único realizador de “Chapter 2” y también ha sido fichado para “Highlander”, filme de ciencia ficción. Sus años como ‘stunman’ fueron suficientes como para absorber las más magnánimas características y conocimientos, ideas que rutilan clase en manos de Derek Kolstad, un guionista elocuente y congruente con el progresar de su historia, que se adapta al igual que piezas geométricas al personaje estrella.
Wick no ha sellado aún el resarcimiento por mano propia en nombre de su adorable mascota, un único ítem hace falta por tachar en la lista de su nevera: su carro. Después de “recuperar” su dispendioso auto, determina de una vez por todas absolverse de aquella mafia rusa y aquel hotel que le despedazo la vida, no obstante, la que sería su primera siesta en libertad es entorpecida por pretéritos fantasmas. Ahora, Jonathan deberá reincorporarse a su vida como armífero asesino para finiquitar un pacto que involuntariamente volvió a abrir. La cuestión es que lo tendrá que hacer con una subasta de 7 millones de dólares a sus espaldas, valía que pondrá a cada matador de Roma o New York detrás de sus pasos. Un coctel de balas, sangre, belleza prolija y cine de acción en su mayor expresión.
Hace mucho tiempo, una cinta de culto no era lo adecuadamente entretenida e inestimablemente filmada como esta, lo que la convierte en el mejor largometraje de acción de los últimos meses, destacando con creces entre cintas de acción. Su director entiende como erigir las frenéticas escenas con planos legibles, ángulos estáticos, peleas bosquejadas y un statu quo visual destellante acompañado de un sinfín de elementos que convocan un festín grandilocuente, en donde el morbo, las lesiones y la amoralidad no se desfiguran detrás de un PG 13. Él conoce el legado que tiene en su poder, su misión es conservarlo y como se esperaría de cualquier secuela, desarrollar cosas mejores y más grandes, como por ejemplo: una mascota de reemplazo, un clásico nuevo escenario y unos rivales tan complejos como realistas que impulsaran la trama con subtítulos en pantalla, tiroteos silenciosos en un subterráneo abarrotado de personas o una emblemática confrontación final en una sala de cristalinos espejos; una instalación que refleja peligro con luces de neón rojas y azules.
Reeves, intérprete execrado e idolatrado a partes iguales, retorna fortalecido al papel que le devolvió a la gloria contemporánea, John Wick. Esta vez, el protagonista manifiesta convicciones indeformables, las cuales aducen su vindicativa avidez; las acciones son salvajes y acérrimas, no obstante, las consecuencias son lo suficientemente graves como para continuar atizando la ira que ostenta desde la muerte de su esposa. Wick puede ser una máquina de matar pero en su plano emotivo prima su forma de actuar. Roma viene con invitados especiales, quienes suministran actuaciones hondamente empáticas y sobresalientes desde una letal dama muda, retratada por una siempre excelente Ruby Rose, el malévolo y ceñudo Santino D’Antonio, un violento Cassian (Common) y un viejo conocido Laurence Fishburne, en lo que parece un breve cameo; destacando a Ian McShane, rey y señor del Continental.
Las determinaciones artísticas son igual e inclusive más insólitas que las narrativas, en un cuento neo-noir en donde las decisiones políticamente incorrectas son las primeras que sobrevienen, acentuando en mayúsculas el inesperado giro (tiro) dentro del Hotel. Es difícil ver tales cotas de elegancia y repugnancia combinadas en un filme de acción. Entre tantos halagos y aciertos, el más resaltable es su sorprendente cinematografía, fotografía y puesta en escena, sublime e imponente, impactante y soberbia, imágenes que sobrepasan sus límites de expresión junto a un acompañamiento musical que sale disparado como flechas al corazón de la audiencia, una fiesta de sangre lo sensatamente grotesca como para admirar la belleza de la naturaleza humana. De colores neón, a calles románicas, de persecuciones en coche bajo la lluvia, a tiroteos en cuevas subterráneas con música pesada de fondo, desde desnudos y desangramientos hasta puñaladas y puñetazos; noche o dia, ciudad o llanura, los realizadores explotan con mano pulcra las herramientas.
“John Wick: Chapter 2” es la secuela correcta para las excentricidades de la primera entrega, las secuencias y giros argumentales no defraudan, por el contrario, duplican los efectistas resultados con actuaciones atrevidas, escenarios exquisitos y puestas en escena que dejaran a los verdaderos amantes de cine con la boca abierta. Irónicamente, los detalles más pequeños son los que perjudican, en un mínimo grado, la calidad del filme, sin embargo, son detalles inocuos pero visibles. Wick termina con un hermoso final abierto, desenlace que desembocara en una tercera y posiblemente ultima parte de la vida de un hombre que busca redención, venganza y paz. Un coctel de radiantes decisiones narrativas, artísticas y técnicas, “Wick” es el proyecto que cualquier cinta de acción del siglo XXI desea ser. Una experiencia agresiva, alocada y subversiva.
Leitch no se adscribe como realizador nuevamente, empero, gracias a su ensordecedor debut, es el director contratado para la secuela de “Deadpool” y el thriller bélico “Atomic Blonde”. Su compañero, Stahelski, data como único realizador de “Chapter 2” y también ha sido fichado para “Highlander”, filme de ciencia ficción. Sus años como ‘stunman’ fueron suficientes como para absorber las más magnánimas características y conocimientos, ideas que rutilan clase en manos de Derek Kolstad, un guionista elocuente y congruente con el progresar de su historia, que se adapta al igual que piezas geométricas al personaje estrella.
Wick no ha sellado aún el resarcimiento por mano propia en nombre de su adorable mascota, un único ítem hace falta por tachar en la lista de su nevera: su carro. Después de “recuperar” su dispendioso auto, determina de una vez por todas absolverse de aquella mafia rusa y aquel hotel que le despedazo la vida, no obstante, la que sería su primera siesta en libertad es entorpecida por pretéritos fantasmas. Ahora, Jonathan deberá reincorporarse a su vida como armífero asesino para finiquitar un pacto que involuntariamente volvió a abrir. La cuestión es que lo tendrá que hacer con una subasta de 7 millones de dólares a sus espaldas, valía que pondrá a cada matador de Roma o New York detrás de sus pasos. Un coctel de balas, sangre, belleza prolija y cine de acción en su mayor expresión.
Hace mucho tiempo, una cinta de culto no era lo adecuadamente entretenida e inestimablemente filmada como esta, lo que la convierte en el mejor largometraje de acción de los últimos meses, destacando con creces entre cintas de acción. Su director entiende como erigir las frenéticas escenas con planos legibles, ángulos estáticos, peleas bosquejadas y un statu quo visual destellante acompañado de un sinfín de elementos que convocan un festín grandilocuente, en donde el morbo, las lesiones y la amoralidad no se desfiguran detrás de un PG 13. Él conoce el legado que tiene en su poder, su misión es conservarlo y como se esperaría de cualquier secuela, desarrollar cosas mejores y más grandes, como por ejemplo: una mascota de reemplazo, un clásico nuevo escenario y unos rivales tan complejos como realistas que impulsaran la trama con subtítulos en pantalla, tiroteos silenciosos en un subterráneo abarrotado de personas o una emblemática confrontación final en una sala de cristalinos espejos; una instalación que refleja peligro con luces de neón rojas y azules.
Reeves, intérprete execrado e idolatrado a partes iguales, retorna fortalecido al papel que le devolvió a la gloria contemporánea, John Wick. Esta vez, el protagonista manifiesta convicciones indeformables, las cuales aducen su vindicativa avidez; las acciones son salvajes y acérrimas, no obstante, las consecuencias son lo suficientemente graves como para continuar atizando la ira que ostenta desde la muerte de su esposa. Wick puede ser una máquina de matar pero en su plano emotivo prima su forma de actuar. Roma viene con invitados especiales, quienes suministran actuaciones hondamente empáticas y sobresalientes desde una letal dama muda, retratada por una siempre excelente Ruby Rose, el malévolo y ceñudo Santino D’Antonio, un violento Cassian (Common) y un viejo conocido Laurence Fishburne, en lo que parece un breve cameo; destacando a Ian McShane, rey y señor del Continental.
Las determinaciones artísticas son igual e inclusive más insólitas que las narrativas, en un cuento neo-noir en donde las decisiones políticamente incorrectas son las primeras que sobrevienen, acentuando en mayúsculas el inesperado giro (tiro) dentro del Hotel. Es difícil ver tales cotas de elegancia y repugnancia combinadas en un filme de acción. Entre tantos halagos y aciertos, el más resaltable es su sorprendente cinematografía, fotografía y puesta en escena, sublime e imponente, impactante y soberbia, imágenes que sobrepasan sus límites de expresión junto a un acompañamiento musical que sale disparado como flechas al corazón de la audiencia, una fiesta de sangre lo sensatamente grotesca como para admirar la belleza de la naturaleza humana. De colores neón, a calles románicas, de persecuciones en coche bajo la lluvia, a tiroteos en cuevas subterráneas con música pesada de fondo, desde desnudos y desangramientos hasta puñaladas y puñetazos; noche o dia, ciudad o llanura, los realizadores explotan con mano pulcra las herramientas.
“John Wick: Chapter 2” es la secuela correcta para las excentricidades de la primera entrega, las secuencias y giros argumentales no defraudan, por el contrario, duplican los efectistas resultados con actuaciones atrevidas, escenarios exquisitos y puestas en escena que dejaran a los verdaderos amantes de cine con la boca abierta. Irónicamente, los detalles más pequeños son los que perjudican, en un mínimo grado, la calidad del filme, sin embargo, son detalles inocuos pero visibles. Wick termina con un hermoso final abierto, desenlace que desembocara en una tercera y posiblemente ultima parte de la vida de un hombre que busca redención, venganza y paz. Un coctel de radiantes decisiones narrativas, artísticas y técnicas, “Wick” es el proyecto que cualquier cinta de acción del siglo XXI desea ser. Una experiencia agresiva, alocada y subversiva.
8 de enero de 2018
8 de enero de 2018
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Después de estar 4 meses y medio embarcada, trabajando a bordo de barcos, desconectada del mundo real, del cine y de esta maravillosa página, por fin estoy de vuelta en casa y he venido con muchas ganas de cine y con muchas ganas de acción y qué mejor elección para ello que la segunda parte de la más que interesante John Wick. Este segundo capítulo de lo que pretende ser una trilogía es mucho más violenta y oscura que su predecesora, como muy bien afirman algunos usuarios, y sigue la estela imparable de la original, dando bastante caña, no dando tiempo ni para un suspiro, con un inmenso Keanu Reeves entrenándose durante tres meses en artes marciales variadas para hacer prácticamente el 95% de las escenas de lucha cuerpo a cuerpo. Las únicas escenas que el actor canadiense no se atrevió a hacer él mismo fueron las de golpes en el coche y la escena de la caída por las escaleras del metro durante la pelea con el personaje interpretado por Common. La película fue en parte rodada en la ciudad de Montreal y en la Ciudad Eterna de Roma y, precisamente, se cuenta aquí con la actriz romana, Claudia Gerini, bella y correcta en su actuación. Junto a ella, el italiano Riccardo Scamarcio, otro que nos deja una buena actuación, y por aquí también se encuentra un veterano como Common, actor y cantante siempre elegante y cumplidor. Laurence Fishburne se reencuentra con Reeves después de ese Matrix Revolutions, así que han pasado ya varios años y creo que los actores han disfrutado de este reencuentro. La joven modelo, actriz y dj australiana, Ruby Rose, está bella y correcta. La verdad es que la película es entretenida de principio a fin, elegante, bien realizada y coreografiada, ha sido todo un éxito nunca esperado desde que se estrenara la primera parte en 2014. Yo estoy deseando ver cómo sale de este lío el personaje de John Wick, quiero ver otra vez a Keanu Reeves triunfando en el cine y estoy deseando ver cómo termina todo. En Australia no pensaban estrenarla en cine, pero miles de fans escribieron en el twitter y facebook de la productora exigiendo un estreno en la gran pantalla como la película se merece y, al final, los australianos han podido disfrutar de ella como el resto de los mortales.
Fortis Fortna Adiuvat - La Fortuna ayuda a los Valiente.
¿Qué pensáis vosotros? ¿Ayudará la fortuna a los valientes como Wick? Espero que sí.
Un saludo,
Tess
Fortis Fortna Adiuvat - La Fortuna ayuda a los Valiente.
¿Qué pensáis vosotros? ¿Ayudará la fortuna a los valientes como Wick? Espero que sí.
Un saludo,
Tess
27 de enero de 2018
27 de enero de 2018
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Pues me ha parecido que peca de lo mismo que su antecesora, es decir, que se cree muy guay. Y es que Wick no tiene ningún punto débil, ¡la leche! ¿Que le tiran una bomba? pues bueno. ¿Que le envían 30 asesinos secretos? pues no son tantos vaya. ¿Que un ejército de guardaespaldas viene a por él? pues no pasa naa, tranquilos... vienen de cara y sin protegerse.
Inmediatamente me viene a la mente el film 'Taken'. En aquel a Liam Neeson me lo creía porque empatizaba con él, con su motivación, con sus debilidades, porque flipaba con su dominio tanto en su parte de matón como en su parte de detective, porque se veía que el tío se lo estaba currando, estaba haciendo un esfuerzo. Pero John Wick no, él solo mata, mata mucho y muy fuerte, mata por encima de sus posibilidades, mata en un museo, mata en unas ruinas romanas... en definitiva, mata de forma muy chula, y con música más chula aún. ¡Que no pare la fiesta Keanu! Y el director ¿ha sido invitado a esta fiesta? Digo yo, para que dos horas de muertes una tras otra se nos hagan más amenas y no sea otra de acción más. Pues parece que ya ha llegado, pero no me había enterado. Una pena.
Han creado un mundo propio y por eso ya es mejor que la primera, pero sigue siendo sosa. El cliffhanger final muy chulo pero no hay por donde coger que en un más que posible Chapter 3 pueda enfrentarse a eso, y lo peor de todo es que lo harán, con coherencia o sin ella.
Inmediatamente me viene a la mente el film 'Taken'. En aquel a Liam Neeson me lo creía porque empatizaba con él, con su motivación, con sus debilidades, porque flipaba con su dominio tanto en su parte de matón como en su parte de detective, porque se veía que el tío se lo estaba currando, estaba haciendo un esfuerzo. Pero John Wick no, él solo mata, mata mucho y muy fuerte, mata por encima de sus posibilidades, mata en un museo, mata en unas ruinas romanas... en definitiva, mata de forma muy chula, y con música más chula aún. ¡Que no pare la fiesta Keanu! Y el director ¿ha sido invitado a esta fiesta? Digo yo, para que dos horas de muertes una tras otra se nos hagan más amenas y no sea otra de acción más. Pues parece que ya ha llegado, pero no me había enterado. Una pena.
Han creado un mundo propio y por eso ya es mejor que la primera, pero sigue siendo sosa. El cliffhanger final muy chulo pero no hay por donde coger que en un más que posible Chapter 3 pueda enfrentarse a eso, y lo peor de todo es que lo harán, con coherencia o sin ella.
8 de junio de 2018
8 de junio de 2018
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Hay películas (o productos) que aparecen en el mercado sin apenas hacer ruido, pero gracias a que tienen algo que las hace distintas acaban por destacar entre el resto. Éste fue el caso de John Wick, una película que nos llegó de la mano de Netflix y que contaba con un Keanu Reeves de protagonista en modo destrucción total para vengar la muerte de su perro.
Era una película de acción sin concesiones, brutal (en cuanto a brutalidad) en las escenas de acción y muy bien coreografiada. Tenía además una serie de toques de ambientación que la hacían original, como esas monedas de oro para asesinos, o el hotel donde no se podía derramar sangre.
Como no podía ser de otro modo, cuando una cosa funciona acaba saliendo la segunda parte, y ésta es la que os traigo hoy. John Wick Pacto de Sangre (o Chapter 2, que hay ya confirmado un tercero) nos da más de lo mismo, que es precisamente lo que le pedíamos.
Arranca con Wick en modo berseker porque le han robado el coche (hacen mofa al respecto), una excusa para arrancar con acción. Pero enseguida veremos que la cosa va por otros derroteros: deberá pagar una deuda de sangre, volviendo a asesinar.
Más escenarios, más persecuciones, más medios. Y todo para acabar dando una película similar, que basa su efectismo visual en la calidad de las coreografías y en la sensación de que podrían ser “reales”, golpes secos, tiros a la cabeza... contundencia y efectividad.
Se da también más bola a la misteriosa sociedad de asesinos (de la que se siguen dando cosas por supuestas), un punto de ambientación que le sienta estupendamente.
Quizás el guion intenta ser algo más trabajado, sin acabar de conseguirlo. Pero eso no es lo importante, lo importante es que Keanu Reeves funciona estupendamente como asesino despiadado capaz de arrasar con lo que se le ponga por delante y que toda la película se te pasa en un suspiro. Tenemos franquicia!
Es cierto que podría haber sido más ambiciosa, que da giros argumentales absurdos o que a veces el más no implica mejor. Pero oye, es tan gratificante quedarte viendo sus escenas de acción que uno no puede sino aplaudir con las orejas y disfrutar de éste cine que se siente noventero.
Placer culpable? Sí. Pero a veces son los que más se disfrutan.
Era una película de acción sin concesiones, brutal (en cuanto a brutalidad) en las escenas de acción y muy bien coreografiada. Tenía además una serie de toques de ambientación que la hacían original, como esas monedas de oro para asesinos, o el hotel donde no se podía derramar sangre.
Como no podía ser de otro modo, cuando una cosa funciona acaba saliendo la segunda parte, y ésta es la que os traigo hoy. John Wick Pacto de Sangre (o Chapter 2, que hay ya confirmado un tercero) nos da más de lo mismo, que es precisamente lo que le pedíamos.
Arranca con Wick en modo berseker porque le han robado el coche (hacen mofa al respecto), una excusa para arrancar con acción. Pero enseguida veremos que la cosa va por otros derroteros: deberá pagar una deuda de sangre, volviendo a asesinar.
Más escenarios, más persecuciones, más medios. Y todo para acabar dando una película similar, que basa su efectismo visual en la calidad de las coreografías y en la sensación de que podrían ser “reales”, golpes secos, tiros a la cabeza... contundencia y efectividad.
Se da también más bola a la misteriosa sociedad de asesinos (de la que se siguen dando cosas por supuestas), un punto de ambientación que le sienta estupendamente.
Quizás el guion intenta ser algo más trabajado, sin acabar de conseguirlo. Pero eso no es lo importante, lo importante es que Keanu Reeves funciona estupendamente como asesino despiadado capaz de arrasar con lo que se le ponga por delante y que toda la película se te pasa en un suspiro. Tenemos franquicia!
Es cierto que podría haber sido más ambiciosa, que da giros argumentales absurdos o que a veces el más no implica mejor. Pero oye, es tan gratificante quedarte viendo sus escenas de acción que uno no puede sino aplaudir con las orejas y disfrutar de éste cine que se siente noventero.
Placer culpable? Sí. Pero a veces son los que más se disfrutan.
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