Zona de interés
2023 

6.4
19,810
30 de octubre de 2024
30 de octubre de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es como ese tipo en el trabajo que hace cinco minutos de una jornada de ocho horas, le entrega al jefe un informe a medias y, de alguna manera, termina llevándose la medalla de empleado del mes.
Es pretenciosa a más no poder: una buena premisa, pero ejecutada con la pereza de un domingo por la tarde. Claramente intenta ganar puntos de “cine cool”, deslumbrar a los críticos abordando un tema ya muy trillado de una manera novedosa, pero lo que nos da son 106 minutos de puro sopor. Sinceramente, si el director hubiera querido hacer algo interesante, estaríamos hablando de un corto de 20 minutos.
Ya me imagino al director diciéndole al equipo de producción: “Vale, aquí va el plan: contamos la historia sin mostrar nada, estiramos el chicle todo lo que podamos, y ¡boom! – Oscar garantizado, sin despeinarnos. ¿Lo ves? ¡Te lo dije! Ahora me debes una birra.”
Es pretenciosa a más no poder: una buena premisa, pero ejecutada con la pereza de un domingo por la tarde. Claramente intenta ganar puntos de “cine cool”, deslumbrar a los críticos abordando un tema ya muy trillado de una manera novedosa, pero lo que nos da son 106 minutos de puro sopor. Sinceramente, si el director hubiera querido hacer algo interesante, estaríamos hablando de un corto de 20 minutos.
Ya me imagino al director diciéndole al equipo de producción: “Vale, aquí va el plan: contamos la historia sin mostrar nada, estiramos el chicle todo lo que podamos, y ¡boom! – Oscar garantizado, sin despeinarnos. ¿Lo ves? ¡Te lo dije! Ahora me debes una birra.”
31 de enero de 2024
31 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La zona de interés es una película inquietante en algunas de sus secuencias. Es una curiosa representación sobre la vida de los nazis al lado del campo de Auschwitz. Es sorprendente, pero ya lo era la novela en la que se basa. Glazer se obsesiona demasiado con envolver todo en una atmósfera muy suya, pero a la vez desesperante. Quizás sea lo que busca, pero me fui del cine con la sensación de que no tenía que haber pagado la entrada. Y cuando es una buena peli, eso es algo que no sucede. Se trata de una película demasiado conceptual, de la que puedes extraer varias "lecciones" y referencias a la banalización del mal a lo largo de la historia. También alusiones a "los Auschwitz" de nuestro tiempo. Pero lo cierto es que en la película no sucede nada. Ni una trama, ni un desenlace... solo viajes conceptuales. Parece increíble que sea esta película la que vaya a quitarle el Oscar a Bayona. Entiendo la sensación de estafa.
Aún así, la fotografía es muy buena y la interpretación de Sandra Hüller es espectacular, todo sea dicho.
Aún así, la fotografía es muy buena y la interpretación de Sandra Hüller es espectacular, todo sea dicho.
23 de febrero de 2024
23 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La intención es no mostrar nunca el horror directamente, sólo escucharlo, percibirlo y nombrarlo, de esta forma se hace presente en todo momento de forma indirecta. Este es el gran cometido del film, como una familia, en apariencia, 'normal', con vicisitudes domésticas triviales: una señora preocupada por su hogar y educar a sus hijos, unos hijos preocupados de jugar con todo aquello que les genera curiosidad. Lo anormal se percibe de forma más indirecta: ¿Cual es el origen del bienestar del cabeza de familia?, ¿de donde proceden los bienes y personas que trabajan por su idílico bienestar?.
La frialdad con la que se relata en ningún momento obvia lo que todo espectador sabe, sólo parecen obviarlo los habitantes de la casa, profundamente sordos, ante los ruidos que proceden de su 'negocio'.
Básicamente en esto consiste el filme: en la deshumanización total de quienes ven a otros seres humanos como recursos o materia exterminable. Nada es directo, todo se deduce porque se conoce la historia, pero no se quiere mostrar el horror sin maquillaje, se muestra una parte más íntima del horror, pero no por ello menos horrorosa: como ven los monstruos a aquellos que no son como ellos y como se aprovechan, cual carroñeros, de esto.
Es interesante el punto de vista y la forma de abordarlo, sin duda, aunque no se puede decir que sea brillante si que anima a la reflexión (que sin duda es el objetivo de películas como esta) sobre un tema que ha sacudido y sacudirá las conciencias de toda una sociedad occidental que vio, permitió y vivió algo que nunca deberá olvidarse.
La frialdad con la que se relata en ningún momento obvia lo que todo espectador sabe, sólo parecen obviarlo los habitantes de la casa, profundamente sordos, ante los ruidos que proceden de su 'negocio'.
Básicamente en esto consiste el filme: en la deshumanización total de quienes ven a otros seres humanos como recursos o materia exterminable. Nada es directo, todo se deduce porque se conoce la historia, pero no se quiere mostrar el horror sin maquillaje, se muestra una parte más íntima del horror, pero no por ello menos horrorosa: como ven los monstruos a aquellos que no son como ellos y como se aprovechan, cual carroñeros, de esto.
Es interesante el punto de vista y la forma de abordarlo, sin duda, aunque no se puede decir que sea brillante si que anima a la reflexión (que sin duda es el objetivo de películas como esta) sobre un tema que ha sacudido y sacudirá las conciencias de toda una sociedad occidental que vio, permitió y vivió algo que nunca deberá olvidarse.
24 de febrero de 2024
24 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine de arte y ensayo que muestra (más que cuenta) la deshumanización del hombre durante el holocausto y el proceso de normalización del mal, como si de la puesta en marcha de una fábrica de automóviles se tratara, en lo que concierne a la optimización de los campos de exterminio.
El punto de vista es el del bando de los indolentes. El horror no se muestra, solo se apunta; se huele. La falta de empatía es total. El único gesto humano, de compasión, se nos muestra a hurtadillas, de noche, a oscuras, porque no cabe otra.
No hay zona de interés en un mundo podrido. La falta de moral se vuelve contra uno mismo, es tan solo cuestión de tiempo. Sin empatía, sin reflexión, sin rebelión contra la barbarie, todo acaba desmoronándose a un lado y otro del muro.
El punto de vista es el del bando de los indolentes. El horror no se muestra, solo se apunta; se huele. La falta de empatía es total. El único gesto humano, de compasión, se nos muestra a hurtadillas, de noche, a oscuras, porque no cabe otra.
No hay zona de interés en un mundo podrido. La falta de moral se vuelve contra uno mismo, es tan solo cuestión de tiempo. Sin empatía, sin reflexión, sin rebelión contra la barbarie, todo acaba desmoronándose a un lado y otro del muro.
25 de febrero de 2024
25 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las cenizas de una etnia al borde la extinción se exhalan con diligencia por una chimenea hacia un mundo que, como mucho, es capaz de olerlas. Unos padres han de velar por su familia, por su bienestar, por su felicidad. Es la guerra, es luchar por el bien contra los que hacen el mal, es lo que debe ser. Las decisiones se han tomado, no tiene sentido vacilar, es parte del proceso. Es una buena vida, hay prosperidad, los sueños se vuelven reales delante de nuestros ojos, ¿por qué ibamos a mirar a otra parte?
La parsimonia y monotonía que definen con deliberación al estilo de La Zona de Interés, aun dotadas de gran poder representativo, se terminan haciendo pesadas en un cierto punto; sumado a esto,su austeridad temática deja la impresión de que mucho se podía haber contado con poco. Sin embargo, a fin de cuentas, se las arregla para vertir una reflexión escalofriante que atosiga progresivamente mientras más se piensa en ella.
Desde el tiempo y la distancia, no es muy difícil juzgar a un monstruo, pero cuando aterrizas de vuelta al aquí y al ahora, ¿qué tan seguro puede uno estar de que no es uno también? ¿Qué tan seguro puede uno estar de que realmente le importe? Lo digno muere entre lo cómodo y cuesta mucho cambiar, y quizá estemos bien jodidos.
La parsimonia y monotonía que definen con deliberación al estilo de La Zona de Interés, aun dotadas de gran poder representativo, se terminan haciendo pesadas en un cierto punto; sumado a esto,su austeridad temática deja la impresión de que mucho se podía haber contado con poco. Sin embargo, a fin de cuentas, se las arregla para vertir una reflexión escalofriante que atosiga progresivamente mientras más se piensa en ella.
Desde el tiempo y la distancia, no es muy difícil juzgar a un monstruo, pero cuando aterrizas de vuelta al aquí y al ahora, ¿qué tan seguro puede uno estar de que no es uno también? ¿Qué tan seguro puede uno estar de que realmente le importe? Lo digno muere entre lo cómodo y cuesta mucho cambiar, y quizá estemos bien jodidos.
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