Zona de interés
2023 

6.4
19,811
9 de marzo de 2024
9 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la frialdad hasta la más pura cotidianidad esta película crea desazón y hace sentir el dolor prisionero tras los muros. La agonía del oficial al presentir en que se convertirá en el futuro su paraíso familiar revuelve el estómago. Que no vuelvan nunca esos defensores de la patria.
13 de marzo de 2024
13 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en “El hijo de Saúl” se optaba por un subjetivismo radical, aquí tenemos un poco lo opuesto, una representación indirecta y con sus paradojas; una mirada que escamotea precisamente la mirada y se relaciona con ese “mirar para otro lado”, una belleza aparente que oculta el horror, a veces mediante recursos tan obvios como esos primerísimos planos de las flores. Pero es engañosa, porque si es imposible (o deseable, siquiera) un retrato limpio y objetivo de tamaña atrocidad, la película desde luego no es neutra, más bien es perversa o irónica. Se puede ver incluso como una gran comedia o suma de sketches sobre una familia feliz, con sus aventuras y tribulaciones cotidianas, sus sueños, decepciones; miembros orgullosos y diligentes de su sociedad, gente normal de su época y momento, a fin de cuentas... y aquí cabe preguntarse qué es esa normalidad de lo que todos damos por sentado, pero aquí teñida de extrañeza bajo la cámara de Glazer. Porque es él el primero que sabotea esa pretendida distancia de su propuesta mediante fugas visuales y sonoras un tanto caprichosas, con músicas, filtros visuales, rupturas en la propia ficción, estallidos de color que invaden la pantalla; este señor no es Akerman ni Haneke, más bien parece un investigador de la imagen, afín al videoarte y a la experimentación, que no se esconde ni se anula.
La película es ante todo un lugar, trazando con firmeza la geografía interior y exterior de esa casa, y quizá pierde algo de fuerza cuando lo abandona. Piensas en esos lugares a lo largo de la historia donde ha reinado el mal absoluto y quizá siempre ha habido una familia como los Hoss, que no se entera o no se quiere enterar, que ha pasado sus mejores días en el paraíso, beneficiándose del sufrimiento más intolerable, convencidos de defender el bien y la verdad, mientras al otro lado de un simple muro que adornar con plantas otros encontraban el infierno.
Relación directa entre fascismo y estilo de vida burgués, mentalidad materialista y vulgar, presuntuosa, de nuevos ricos; aspiracionismo, meritocracia, sujeta sin embargo a un poder arbitrario y superior que quita y pone. Alienación de la mercancía, productos que aparecen mágicamente en nuestras manos. Amor a los animales, deseo de una vida retirada donde criar a los niños en un ambiente bucólico; mi casa, mi castillo, fronteras bien trazadas… cosas que nos suenan demasiado y obligan a sacar conclusiones. Se resalta el aspecto puramente gris que está en la base del sistema, de estas personas que vemos como criminales, pero que no dejan de ser jefes de fábricas, oficinistas, gestores y planificadores en un engranaje bien engrasado que busca la eficiencia.
En cierto modo, la película es también una foto fija, una estampa rota de continuo por un paisaje sonoro, a veces más y a veces menos nítido, por elementos visuales de fondo o muy breves, conversaciones donde se cuelan alusiones. Objetos que anticipan: las botas, la copa de cristal, el charco de agua. El traje blanco del marido cual fantasma. Cada miembro tiene sus propios secretos: los juegos de los niños y su pureza no tan inocente, tratos sórdidos a escondidas, relaciones frágiles y egoístas en el fondo. La idea es repetitiva, muy limitada en cuanto a lo argumental, pero si seguimos con interés lo que ocurre es porque nunca se deja de estimular nuestra atención. Entre medias, un cuento de hadas oscuro, reverso nocturno y en negativo de lo que vemos durante el día; la única nota esperanzadora, una cancioncilla arrancada del abismo.
La película es ante todo un lugar, trazando con firmeza la geografía interior y exterior de esa casa, y quizá pierde algo de fuerza cuando lo abandona. Piensas en esos lugares a lo largo de la historia donde ha reinado el mal absoluto y quizá siempre ha habido una familia como los Hoss, que no se entera o no se quiere enterar, que ha pasado sus mejores días en el paraíso, beneficiándose del sufrimiento más intolerable, convencidos de defender el bien y la verdad, mientras al otro lado de un simple muro que adornar con plantas otros encontraban el infierno.
Relación directa entre fascismo y estilo de vida burgués, mentalidad materialista y vulgar, presuntuosa, de nuevos ricos; aspiracionismo, meritocracia, sujeta sin embargo a un poder arbitrario y superior que quita y pone. Alienación de la mercancía, productos que aparecen mágicamente en nuestras manos. Amor a los animales, deseo de una vida retirada donde criar a los niños en un ambiente bucólico; mi casa, mi castillo, fronteras bien trazadas… cosas que nos suenan demasiado y obligan a sacar conclusiones. Se resalta el aspecto puramente gris que está en la base del sistema, de estas personas que vemos como criminales, pero que no dejan de ser jefes de fábricas, oficinistas, gestores y planificadores en un engranaje bien engrasado que busca la eficiencia.
En cierto modo, la película es también una foto fija, una estampa rota de continuo por un paisaje sonoro, a veces más y a veces menos nítido, por elementos visuales de fondo o muy breves, conversaciones donde se cuelan alusiones. Objetos que anticipan: las botas, la copa de cristal, el charco de agua. El traje blanco del marido cual fantasma. Cada miembro tiene sus propios secretos: los juegos de los niños y su pureza no tan inocente, tratos sórdidos a escondidas, relaciones frágiles y egoístas en el fondo. La idea es repetitiva, muy limitada en cuanto a lo argumental, pero si seguimos con interés lo que ocurre es porque nunca se deja de estimular nuestra atención. Entre medias, un cuento de hadas oscuro, reverso nocturno y en negativo de lo que vemos durante el día; la única nota esperanzadora, una cancioncilla arrancada del abismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Final: nuestro hombre tiene una reacción física involuntaria debido al asco que en el fondo siente, incluso por sus propios líderes, y tal vez, debido a una culpa secreta. Tiene una visión del futuro (el museo y otro tipo de “normalidad” laboral), y pese a todo, decide continuar, descender hacia la oscuridad en una huida hacia adelante.
1 de abril de 2024
1 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo reconocer que para mí está si fue una de las grandes decepciones del año, esperaba muchísimo más de Jonathan Glazer, que a nivel técnico no me defraudó pero sí a nivel argumental.
Visualmente hablamos de una de las mejores películas del 2023, además que el Oscar a mejor sonido muy merecido, sin embargo me esperaba mucho más de su trama después de todo lo que escuché de esta película, ya que relata la vida detrás de uno de los mayores genocidas en la época del holocausto nazi. Glazer nos intenta relatar de la manera más visceral la vida privada de Rudolf Hoss, sin embargo, se centró más en brindarnos algo visualmente exquisito, los encuadres y escenarios son perfectos, pero la trama no evoluciona y se vuelve un producto letárgico en gran parte del filme.
Considero que Glazer pudo arriesgar más y brindarnos un gran aporte al género, pero eso no fue así y para muchos va a resultar más fácil de ver si tienen una taza de café a su lado.
Visualmente hablamos de una de las mejores películas del 2023, además que el Oscar a mejor sonido muy merecido, sin embargo me esperaba mucho más de su trama después de todo lo que escuché de esta película, ya que relata la vida detrás de uno de los mayores genocidas en la época del holocausto nazi. Glazer nos intenta relatar de la manera más visceral la vida privada de Rudolf Hoss, sin embargo, se centró más en brindarnos algo visualmente exquisito, los encuadres y escenarios son perfectos, pero la trama no evoluciona y se vuelve un producto letárgico en gran parte del filme.
Considero que Glazer pudo arriesgar más y brindarnos un gran aporte al género, pero eso no fue así y para muchos va a resultar más fácil de ver si tienen una taza de café a su lado.
30 de mayo de 2024
30 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El concepto y la puesta en escena, ese paraíso a solo unos metros del infierno, son TAN brillantes que, según avanza, parece no saber ir más allá de su premisa. Tiene deficiencias narrativas y, cuando se aleja de Auschwitz, se desinfla. La BSO de Levi, agobiante y estridente, y la distante foto de Zal son geniales, pero la clave está en el sonido; no vemos el horror, lo oímos. Precisa, fría y calculada, quizás peque de esteta. Sociológicamente, ESCALOFRIANTE; porque los monstruos pueden ser tus vecinos o tú mismo.
@pildoras_de_cine
@pildoras_de_cine
18 de junio de 2024
18 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que Anna Harendt inventara el concepto de la banalidad del mal al relatar el juicio de Adof Eichann, se ha abusado del concepto hasta perderle el respeto. Quizá se refiriera también a su peliaguda relación con Martin Heidegger, un filósofo insigne de apetitos filonazis.
La película abre con un reiterado fundido a negro y cuando ya pensamos que el aparato no funciona, descubrimos que sí, que narra una escalofriante historia con una banda sonora literalmente estremecedora, Oscar de este año, que serpentea y se enrosca tras una columna negra de humo. A un costado mismo del muro que separa Auschwitz de su chalet con piscina, -ojito Pablete-, se gasean cientos de miles de seres humanos pastoreados por los sondekomandos.
La familia de Rudolf Hoss vive allí feliz sin mirar nunca al costado aunque con algunas pesadillas materializadas por la niña en escenas solarizadas que quieren decir mucho pero se quedan en tierra de nadie. Yo les hubiera recomendado las que recreaba Tadeusz Kantor en su Teatro de la Muerte y que provocaban escalofríos en los patios de butacas frente a los se materializaban.
O sea que dejémosnos de banalidades, no vaya a ser que nos arrasen de nuevo, porque el viejo primate asesino merodea por los recovecos de la historia, presto a dar muestras de su vesanía.
En su cómodo chalet con piscina, con niños incluidos.
alfonso
La película abre con un reiterado fundido a negro y cuando ya pensamos que el aparato no funciona, descubrimos que sí, que narra una escalofriante historia con una banda sonora literalmente estremecedora, Oscar de este año, que serpentea y se enrosca tras una columna negra de humo. A un costado mismo del muro que separa Auschwitz de su chalet con piscina, -ojito Pablete-, se gasean cientos de miles de seres humanos pastoreados por los sondekomandos.
La familia de Rudolf Hoss vive allí feliz sin mirar nunca al costado aunque con algunas pesadillas materializadas por la niña en escenas solarizadas que quieren decir mucho pero se quedan en tierra de nadie. Yo les hubiera recomendado las que recreaba Tadeusz Kantor en su Teatro de la Muerte y que provocaban escalofríos en los patios de butacas frente a los se materializaban.
O sea que dejémosnos de banalidades, no vaya a ser que nos arrasen de nuevo, porque el viejo primate asesino merodea por los recovecos de la historia, presto a dar muestras de su vesanía.
En su cómodo chalet con piscina, con niños incluidos.
alfonso
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