Men in Black 3 viene a ser lo mismo que la segunda parte, sólo que al menos nos libramos durante gran parte del metraje de ver el careto de hastío de Tommy Lee Jones,teniendo, en su lugar, a un más que correcto Josh Brolin. Buen cambio.

El problema de esta película es el argumento, el cual gira alrededor de un villano, y ese villano es un zurullo (al menos la villana de la segunda parte estaba muy buena). MIB3 nos quiere hacer creer que un cuerpo de élite con tecnología hiperavanzada es incapaz de derrotar a un motero asqueroso que tira palitos con la palma de la mano. Todas las escenas en las que participa este tipejo son ridículas, en especial las últimas, porque durante una hora nos han querido vender que este era un tío peligrosísimo capaz de matar a cualquiera a distancia con sus palitos, pero a la hora de la verdad, cuando tiene que matar a los protas, se dedica a darles empujones chorras que nos les hacen, naturalmente, nada, de forma que al final le derrotan. Este villano es idiota. Quiere morir.

Por otro lado, no quiero dejar de hacer notar que Will Smith sigue teniendo tanto carisma que él solo es capaz de sostener lo que, sin él, sería un telefilm de sobremesa de Antena 3.

De los creadores de MIB 2 llega MIB 3. Agárrense que vienen curvas. Si segundas partes no fueron buenas, ésto atestigua que terceras no es que sean malas, sino penosas.

Es el intento desatinado de hacer una trama solida con un villano que suscita lastima de lo absurdo que resulta, con unas interpretaciones cansinas y que desmerecen a todo espectador, con un humor inexistente cuyas únicas muecas faciales que consigue son bostezos y con un avance de metraje en el que pasas de la decepción al horror. Todo esto mezclado con el sentimiento de tomadura de pelo por haber tenido que pagar por ver similar patraña de blockbuster que ni tan siquiera entretiene.

MIB 3 es la prueba fehaciente de que un 1 sobre 10 es una puntuación jodidamente generosa.