El ángel exterminador
1962 

8.0
26,536
Drama
Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2022
25 de septiembre de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera cinematográfica de Luis Buñuel empezó en 1929 con el cortometraje “Un perro andaluz”. En dicho corto trabajó con Salvador Dalí y exploró los límites y los inicios del cine surrealista. Buñuel tuvo reuniones con surrealistas de otras disciplinas artísticas como Max Ernst, André Breton, Paul Éluard, Magritte. En 1930 se estrenó el largometraje “La edad de oro” nuevamente trabajando en el guion con Dalí. La película retoma el estilo crudamente surrealista y experimental de “Un perro andaluz”. Años más tarde, tuvo que exiliarse a México producto de la Guerra civil española. De su larga etapa en México se destacan fundamentalmente las películas “Los olvidados” (1950) y “El ángel exterminador” (1962). A lo largo de su extensa trayectoria, Buñuel hizo proyectos en España, México y Francia, como “Nazarín” (1959), “Viridiana” (1961) y “El discreto encanto de la burguesía” (1972).
“El ángel exterminador”, tiene como premisa a un grupo de invitados adinerados que inexplicablemente se quedan encerrados dentro de una mansión. Este sencillo argumento inicial, le permite a Buñuel hacer una crítica social bastante potente. Los protagonistas están obligados a permanecer en la casa, y a medida que el tiempo pasa, la sátira empieza a manifestarse en las escenas. Estas situaciones terminan por desesperar a los personajes. En el fondo estas circunstancias, llenas de incertidumbre, terminan reflejándose en la naturaleza misma del ser humano. El hecho que los protagonistas se encuentren arrojados a una irracional experiencia, puede relacionarse con el Dasein de Heidegger, o con ciertos pensamientos desarrollados en el existencialismo en torno a la condición humana.
Las ficciones en donde un grupo de personas se encuentran forzosamente en un mismo escenario, se dieron en obras con temáticas heterogéneas. En las novelas “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, “La niebla” de Stephen King y en “El señor de las moscas” de Golding se pueden ver situaciones semejantes. Asimismo, en el cine, este recurso fue mayormente usado en películas de terror y ciencia ficción como: “El cubo”(1997), “El juego del miedo” (2004), “Coherence” (2013).
Los planos de corte teatral, van incrementando en tensión, tal como ocurre en varias películas de un solo escenario: “Un dios salvaje” (2011), “La soga” (1948) o “12 hombre en pugna” (1957). El miedo de a poco se apodera de los personajes, que vuelven a un estado salvaje más primitivo. Los burgueses pierden sus refinadas costumbres. La sofisticación se transforma sutilmente en sofoco. Donde antes había prestigio y distinción social, ahora solo hay personas que no tienen certezas sobre nada. La fachada se termina cayendo, y la sincera actitud de cada uno de a poco se manifiesta en cada acción. Como en gran parte del arte surrealista, lo que se explora son aquellos sentimientos que conscientemente no vemos. La mansión solo sirve como un escenario en donde se explora la verdadera condición humana. Todo lo que pasa funciona como una gran metáfora simbólica de la realidad que vivimos de forma camuflada. Los elementos orwellianos están presentes, pero los protagonistas se encuentran en una situación indeterminada entre la vigilancia y la soledad. Nadie sabe quién está detrás de todo, y ni siquiera se sabe si realmente existe ese alguien.
Al estar aislados, el poder social empieza a perder valor, y toda esa pantalla aristocrática termina cayendo frente a un contexto ligeramente apocalíptico. Todo el lujo se derrite rápidamente, y queda el desconcierto como un gran sentimiento compartido. Frente a este ambiente simbólico, nos damos cuenta que la fabricación del sentido que día a día nos encasilla, no es tan estable como pensamos.
Nosotros como espectadores vemos todo esto desde el afuera, pero aun así nos interpela, porque en el fondo, todos estamos arrojados en un contexto de alguna manera delimitado. Somos un gran ojo que observa la película como si fuese un experimento social. Pero lo que percibimos a través de la metafórica ventana, también lo vemos como un reflejo del espejo, que nos muestra nuestra realidad. Y este ejercicio, nos invita a reflexionar sobre las costumbres humanas, que de tan repetitivas, tendemos a naturalizar.
“El ángel exterminador”, tiene como premisa a un grupo de invitados adinerados que inexplicablemente se quedan encerrados dentro de una mansión. Este sencillo argumento inicial, le permite a Buñuel hacer una crítica social bastante potente. Los protagonistas están obligados a permanecer en la casa, y a medida que el tiempo pasa, la sátira empieza a manifestarse en las escenas. Estas situaciones terminan por desesperar a los personajes. En el fondo estas circunstancias, llenas de incertidumbre, terminan reflejándose en la naturaleza misma del ser humano. El hecho que los protagonistas se encuentren arrojados a una irracional experiencia, puede relacionarse con el Dasein de Heidegger, o con ciertos pensamientos desarrollados en el existencialismo en torno a la condición humana.
Las ficciones en donde un grupo de personas se encuentran forzosamente en un mismo escenario, se dieron en obras con temáticas heterogéneas. En las novelas “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, “La niebla” de Stephen King y en “El señor de las moscas” de Golding se pueden ver situaciones semejantes. Asimismo, en el cine, este recurso fue mayormente usado en películas de terror y ciencia ficción como: “El cubo”(1997), “El juego del miedo” (2004), “Coherence” (2013).
Los planos de corte teatral, van incrementando en tensión, tal como ocurre en varias películas de un solo escenario: “Un dios salvaje” (2011), “La soga” (1948) o “12 hombre en pugna” (1957). El miedo de a poco se apodera de los personajes, que vuelven a un estado salvaje más primitivo. Los burgueses pierden sus refinadas costumbres. La sofisticación se transforma sutilmente en sofoco. Donde antes había prestigio y distinción social, ahora solo hay personas que no tienen certezas sobre nada. La fachada se termina cayendo, y la sincera actitud de cada uno de a poco se manifiesta en cada acción. Como en gran parte del arte surrealista, lo que se explora son aquellos sentimientos que conscientemente no vemos. La mansión solo sirve como un escenario en donde se explora la verdadera condición humana. Todo lo que pasa funciona como una gran metáfora simbólica de la realidad que vivimos de forma camuflada. Los elementos orwellianos están presentes, pero los protagonistas se encuentran en una situación indeterminada entre la vigilancia y la soledad. Nadie sabe quién está detrás de todo, y ni siquiera se sabe si realmente existe ese alguien.
Al estar aislados, el poder social empieza a perder valor, y toda esa pantalla aristocrática termina cayendo frente a un contexto ligeramente apocalíptico. Todo el lujo se derrite rápidamente, y queda el desconcierto como un gran sentimiento compartido. Frente a este ambiente simbólico, nos damos cuenta que la fabricación del sentido que día a día nos encasilla, no es tan estable como pensamos.
Nosotros como espectadores vemos todo esto desde el afuera, pero aun así nos interpela, porque en el fondo, todos estamos arrojados en un contexto de alguna manera delimitado. Somos un gran ojo que observa la película como si fuese un experimento social. Pero lo que percibimos a través de la metafórica ventana, también lo vemos como un reflejo del espejo, que nos muestra nuestra realidad. Y este ejercicio, nos invita a reflexionar sobre las costumbres humanas, que de tan repetitivas, tendemos a naturalizar.
12 de junio de 2010
12 de junio de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra maestra del surrealismo de Luis Buñuel, en donde la crítica social, e incluso la religiosa, es aplastante. La clase de la burguesía es tratada como pura escoria, como una jauría de perros hambrientos que se devoran unos a otros.
Dejando a un lado la suntuosidad, la excentricidad, los prejuicios, la cortesía y el derroche egocéntrico; llega un momento en que cualquier clase social se enfrenta con su propia condición humana. Esa misma clase social sometida a una opresión excéntrica, pronto se ve afectada por la pérdida de la cordura, la competencia y la diplomacia. Y la locura, la miseria, la subsistencia y el primitivismo, que eran sentimientos totalmente desconocidos, se convierten en algo cotidiano. Aislados de su mundo materialista y prepotente, porque una fuerza extraña les impide salir, de una habitación que disecciona con precisión a una clase social repugnante e inmunda. La visión surrealista del director hace ver cosas que aparentemente carecen de irrelevancia, pero que son susceptibles para la destrucción de una idea burocrática.
Diálogos magistrales cargados de distinción y elegancia junto con una maravillosa, extraordinaria fotografía, y una atmósfera asfixiante, que deja respirar en algunas ocasiones.
Dejando a un lado la suntuosidad, la excentricidad, los prejuicios, la cortesía y el derroche egocéntrico; llega un momento en que cualquier clase social se enfrenta con su propia condición humana. Esa misma clase social sometida a una opresión excéntrica, pronto se ve afectada por la pérdida de la cordura, la competencia y la diplomacia. Y la locura, la miseria, la subsistencia y el primitivismo, que eran sentimientos totalmente desconocidos, se convierten en algo cotidiano. Aislados de su mundo materialista y prepotente, porque una fuerza extraña les impide salir, de una habitación que disecciona con precisión a una clase social repugnante e inmunda. La visión surrealista del director hace ver cosas que aparentemente carecen de irrelevancia, pero que son susceptibles para la destrucción de una idea burocrática.
Diálogos magistrales cargados de distinción y elegancia junto con una maravillosa, extraordinaria fotografía, y una atmósfera asfixiante, que deja respirar en algunas ocasiones.
18 de enero de 2011
18 de enero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increíble esta filme del genial director aragonés Buñuel. En los aspectos técnicos no me he fijado mucho, ya que no soy un especialista, y por otra parte la historia llama tanto la atención que incita a la reflexión psicológica. Esta película es de las que te hace pensar, y creo que toda obra de arte de un mínimo de calidad debe de abrir el subconsciente humano hacia el conocimiento profundo.
La interpretación del título para mi es sencilla para mi, el ángel, que es el que nos protege y está siempre con nosotros y actúa a favor de nosotros, el cual es divino y no se puede ver. Por otra parte el ángel es exterminador porque no es un verdadero ángel. Ese ángel es la fuerza oculta que impide a los personajes salir de su casa. ¿ Por qué es exterminador ese ángel?. Muchas buenas cosas en la vida acaban no siendo tan buenas como pensábamos, ¿no?.
Creo ver en la escena final un intento frustrado del reproductor de la partitura de hacer una historia diferente, en una iglesia. Pero eso es muy fuerte para aquella época y para ganar dinero haciendo cine.
Por otra parte llama la atención que los empleados domésticos se fueran al principio, aún perdiendo su trabajo. No deja de ser surrealista pero con cierto sentido en la historia. Es complicado concebir un encierro voluntario en contra de la propia voluntad, pero no resultaría así si el encierro fuera involuntario en contra de la propia voluntad. Porque la voluntad del ser humano no siempre es individual. La sociedad con sus clases, artificiales, no desliga al ser humano de su condición de animal. Hay algo que nos domina por pertenecer a un grupo e inconscientemente nos hace obrar. Ese algo es un enemigo del hombre, no un ángel. Es cómodo vivir en una casa o sentirse arropado por los semejantes, pero eso no nos hace mejores. Un ser humano es sensible al dolor como si es pobre o rico, la única diferencia es que uno adquiere más tolerancia. Pero esa idea entendida de un modo fríbolo es peligrosamente destructora para el ser humano.
La verdadera naturaleza del ser humano está fuera de las clases sociales y de normas y tabús artificiales.
Película recomendable para aquél que quiera ver algo realmente diferente, no en el continente, sino en el contenido. Un regalo para una sociedad perdida como borregos. Por último el símbolo del oso, que nos ayuda a enfrentarnos con el yo enfurecido. Disfruten.
La interpretación del título para mi es sencilla para mi, el ángel, que es el que nos protege y está siempre con nosotros y actúa a favor de nosotros, el cual es divino y no se puede ver. Por otra parte el ángel es exterminador porque no es un verdadero ángel. Ese ángel es la fuerza oculta que impide a los personajes salir de su casa. ¿ Por qué es exterminador ese ángel?. Muchas buenas cosas en la vida acaban no siendo tan buenas como pensábamos, ¿no?.
Creo ver en la escena final un intento frustrado del reproductor de la partitura de hacer una historia diferente, en una iglesia. Pero eso es muy fuerte para aquella época y para ganar dinero haciendo cine.
Por otra parte llama la atención que los empleados domésticos se fueran al principio, aún perdiendo su trabajo. No deja de ser surrealista pero con cierto sentido en la historia. Es complicado concebir un encierro voluntario en contra de la propia voluntad, pero no resultaría así si el encierro fuera involuntario en contra de la propia voluntad. Porque la voluntad del ser humano no siempre es individual. La sociedad con sus clases, artificiales, no desliga al ser humano de su condición de animal. Hay algo que nos domina por pertenecer a un grupo e inconscientemente nos hace obrar. Ese algo es un enemigo del hombre, no un ángel. Es cómodo vivir en una casa o sentirse arropado por los semejantes, pero eso no nos hace mejores. Un ser humano es sensible al dolor como si es pobre o rico, la única diferencia es que uno adquiere más tolerancia. Pero esa idea entendida de un modo fríbolo es peligrosamente destructora para el ser humano.
La verdadera naturaleza del ser humano está fuera de las clases sociales y de normas y tabús artificiales.
Película recomendable para aquél que quiera ver algo realmente diferente, no en el continente, sino en el contenido. Un regalo para una sociedad perdida como borregos. Por último el símbolo del oso, que nos ayuda a enfrentarnos con el yo enfurecido. Disfruten.
30 de enero de 2011
30 de enero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue un parto difícil, el del ángel exterminador, pero valió la pena. El alumbramiento comenzó en 1957. Luis Buñuel trabajó el guión a partir de la obra “Los náufragos”, de José Bergamín. En un principio, Buñuel y el productor Manuel Barbachano Ponce, querían que se llamase “Los náufragos de la calle Providencia”, y que llegara a ser un cortometraje de dos bobinas bajo la dirección de Carlos Velo. El destino no lo quiso así, y “el genio de Calanda” fue de nuevo reconocido mundialmente tras el estreno de su española “Viridiana”. Con los premios obtenidos como aval, allá en Méjico, el productor Gustavo Alatriste no dudó en dar a Buñuel “carta blanca” para desarrollar el guión primitivo y convertirlo en un largometraje.
“… el año anterior, en Madrid, José Bergamín me había hablado de una obra de teatro que quería titular “El ángel exterminador”. El título me pareció magnífico, y dije: Si yo veo eso en un cartel, entro inmediatamente en la sala. Le escribí desde México para pedirle noticias de su obra… y de su título. Me respondió que la obra no estaba escrita y que, de todos modos, el título no le pertenecía, que estaba en el Apocalipsis. Podía cogerlo, me dijo, sin ningún problema; cosa que hice, dándole las gracias.”
La criatura salió del huevo en 1962. Buñuel siempre se lamentó de no haber podido rodar la película en Europa, con más medios.
“… en México, pese a la belleza de la casa, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza, por ejemplo en la mediocre calidad de las servilletas. No pude enseñar más que una, y esa, era de la maquilladora que me la prestó.”
Inolvidables Silvia Pinal, como Leticia, “la valkiria”; las ovejas, y el oso más polémico de la historia del celuloide.
Estamos ante una obra maestra del cine. Una muestra evidente de que el cine es arte, antes que nada, porque no puede explicarse. Hay que sentirlo y disfrutar de las emociones que nos provoca. Una de esas veces en las que lo mejor es echar mano de aquella cita de Mariano José de Larra: “Las teorías, las doctrinas y los sistemas, se explican; los sentimientos se sienten.”
“… el año anterior, en Madrid, José Bergamín me había hablado de una obra de teatro que quería titular “El ángel exterminador”. El título me pareció magnífico, y dije: Si yo veo eso en un cartel, entro inmediatamente en la sala. Le escribí desde México para pedirle noticias de su obra… y de su título. Me respondió que la obra no estaba escrita y que, de todos modos, el título no le pertenecía, que estaba en el Apocalipsis. Podía cogerlo, me dijo, sin ningún problema; cosa que hice, dándole las gracias.”
La criatura salió del huevo en 1962. Buñuel siempre se lamentó de no haber podido rodar la película en Europa, con más medios.
“… en México, pese a la belleza de la casa, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza, por ejemplo en la mediocre calidad de las servilletas. No pude enseñar más que una, y esa, era de la maquilladora que me la prestó.”
Inolvidables Silvia Pinal, como Leticia, “la valkiria”; las ovejas, y el oso más polémico de la historia del celuloide.
Estamos ante una obra maestra del cine. Una muestra evidente de que el cine es arte, antes que nada, porque no puede explicarse. Hay que sentirlo y disfrutar de las emociones que nos provoca. Una de esas veces en las que lo mejor es echar mano de aquella cita de Mariano José de Larra: “Las teorías, las doctrinas y los sistemas, se explican; los sentimientos se sienten.”
23 de junio de 2011
23 de junio de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una cinta cargada de sobrecogedores similes, Buñuel nos relata lo macabro de la sociedad castada y remarca el fuerte apoyo que resulta la condición eclesiástica para el funcionamiento de ésta.
Desvelar cualquier parte del relato puede ser imprudente así que tan sólo queda alabar los medios y el reparto.
Alabar los medios por la limitación de éstos, una habitación y unas cuantas secuencias exteriores sin personajes.
Alabar el reparto por lo nutrido y eficiente de él, dejando como personaje entrañable a Claudio Brook, el mayordomo atormentado e inferior ante sus semejantes.
Magnífica.
Desvelar cualquier parte del relato puede ser imprudente así que tan sólo queda alabar los medios y el reparto.
Alabar los medios por la limitación de éstos, una habitación y unas cuantas secuencias exteriores sin personajes.
Alabar el reparto por lo nutrido y eficiente de él, dejando como personaje entrañable a Claudio Brook, el mayordomo atormentado e inferior ante sus semejantes.
Magnífica.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here