Mala mujer
8.2
15,062
Cine negro. Drama
Nueva York, año 1934. Christopher Cross es un simple cajero, infelizmente casado, cuya única pasión es la pintura. Una noche conoce a Kitty March, una atractiva buscavidas de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio Johnny, un tipo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para intentar explotar al pobre hombre, pues creen que sus cuadros valen mucho dinero.
(FILMAFFINITY)
(FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2024
17 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como apenas se puede hablar de esta película sin hacer espóiler, aquí diré simplemente que "Scarlet Street" es la perfección hecha cine: película redonda de cabo a rabo: guion, fotografía, ambientación, interpretaciones, todo en su punto máximo. Todo en ella es intenso, conmovedor, y está repleto de detalles sutilísimos, pero, sobre todo, nos mete en una de las historias más irónicas que jamás ha dado el cine. Lo explico abajo:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El protagonista, Edward Robinson, un honesto cajero, es un pintor genial y no lo sabe. Es una bella persona y acaba cometiendo un crimen terrible.
Su víctima, la mujer fatal, Joan Bennet, no es que sea mala, es que es tan terriblemente imbécil y despreciable en su apego masoquista e inquebrantable a un hombre vil, a un cerdo grotesco como Dan Duryea, que ningún espectador dejará de agradecer su final, acribillada a puñaladas, por el hombre bueno al que ha humillado más allá de todo límite.
El cerdo grotesco, el rufián, no ha matado ni es capaz de matar a ninguna mujer, pero se merece, por canalla, verse inculpado y finalmente ejecutado de hecho en la silla eléctrica como si realmente fuera un asesino nato.
La mujer fatal es una actriz de mala muerte, sin el menor talento ni inteligencia, pero va a pasar a la historia como una pintora genial, como autora de los cuadros del hombre bueno, Edwuard Robinson, por la propia estupidez, esnobismo y papanatismo de los críticos que se tragan la patraña urdida por el canalla de Duryea para apropiarse del valor de los cuadros.
Y aún hay mucha más ironía, mucho mas sarcasmo, mucha más mala leche en la visión del hombre y de la sociedad que destila esta inigualable película.
Su víctima, la mujer fatal, Joan Bennet, no es que sea mala, es que es tan terriblemente imbécil y despreciable en su apego masoquista e inquebrantable a un hombre vil, a un cerdo grotesco como Dan Duryea, que ningún espectador dejará de agradecer su final, acribillada a puñaladas, por el hombre bueno al que ha humillado más allá de todo límite.
El cerdo grotesco, el rufián, no ha matado ni es capaz de matar a ninguna mujer, pero se merece, por canalla, verse inculpado y finalmente ejecutado de hecho en la silla eléctrica como si realmente fuera un asesino nato.
La mujer fatal es una actriz de mala muerte, sin el menor talento ni inteligencia, pero va a pasar a la historia como una pintora genial, como autora de los cuadros del hombre bueno, Edwuard Robinson, por la propia estupidez, esnobismo y papanatismo de los críticos que se tragan la patraña urdida por el canalla de Duryea para apropiarse del valor de los cuadros.
Y aún hay mucha más ironía, mucho mas sarcasmo, mucha más mala leche en la visión del hombre y de la sociedad que destila esta inigualable película.
3 de agosto de 2024
3 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La genialidad de Fritz Lang, por encima de todo, se resume en la primera escena, que consigue sintetizar lo que llevará al desarrollo del drama. Vemos a un hombre trabajador, honrado, tímido, consciente de no estar en la misma posición que los demás miembros de la empresa que le celebran. Se podría pensar que no hay mejor forma de presentación, cuado en esos cortos minutos uno se vincula totalmente al protagonista, pero solo al finalizar la película se es consciente de cuanto se enuncia sin evidenciar en esos instantes; el enorme anhelo de amor, de pasión, de ser querido, que puede pasar en inicio por un simple comentario, es el todo sobre el que pivota la película y el propio protagonista, la explicación, la razón de su destino.
Posteriormente, hay grandes momentos; las reflexiones sobre el arte que hace Chris son bellísimas y de gran complejidad, con la soledad, la fragilidad que contiene, la trama de los cuadros resulta también maravillosa, Johnny produce el más absoluto rechazo y Kitty tiene escenas de arrebatadora fuerza.
Pero junto a la belleza y el magnetismo de la fotografía que bebe de ese expresionismo alemán tan de Lang, me quedo con esa primera escena, como el claro ejemplo de saber construir una película, sea un thriller, una historia romántica, un drama, todo a la vez. Todo se encuentra ya siempre en el inicio.
Posteriormente, hay grandes momentos; las reflexiones sobre el arte que hace Chris son bellísimas y de gran complejidad, con la soledad, la fragilidad que contiene, la trama de los cuadros resulta también maravillosa, Johnny produce el más absoluto rechazo y Kitty tiene escenas de arrebatadora fuerza.
Pero junto a la belleza y el magnetismo de la fotografía que bebe de ese expresionismo alemán tan de Lang, me quedo con esa primera escena, como el claro ejemplo de saber construir una película, sea un thriller, una historia romántica, un drama, todo a la vez. Todo se encuentra ya siempre en el inicio.
18 de diciembre de 2024
18 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es una película fascinante que mezcla el cine negro con el drama psicológico, bajo la dirección de Fritz Lang. La historia sigue a Christopher Cross, un hombre común que, al intentar ayudar a una joven llamada Kitty, se ve atrapado en una red de engaños, traiciones y asesinatos. Su vida, marcada por la mediocridad, da un giro oscuro cuando se convierte en un cómplice involuntario de un crimen.
Lo que realmente destaca de esta obra es la forma en que Lang crea tensión. Las motivaciones de los personajes están tan bien construidas que uno no puede evitar sentirse atrapado junto a Cross. El papel de Edward G. Robinson, como un hombre que lucha contra su propia moralidad, es excepcional, mostrando una vulnerabilidad que lo hace un personaje muy humano, a pesar de sus acciones.
Es una reflexión sobre los deseos insatisfechos, la codicia y la fatalidad que nos lleva a la perdición. "Perversidad" no solo es una historia de crimen, sino también un estudio psicológico de lo que ocurre cuando una persona se ve arrastrada por sus propios errores y las mentiras de los demás.
Lo que realmente destaca de esta obra es la forma en que Lang crea tensión. Las motivaciones de los personajes están tan bien construidas que uno no puede evitar sentirse atrapado junto a Cross. El papel de Edward G. Robinson, como un hombre que lucha contra su propia moralidad, es excepcional, mostrando una vulnerabilidad que lo hace un personaje muy humano, a pesar de sus acciones.
Es una reflexión sobre los deseos insatisfechos, la codicia y la fatalidad que nos lleva a la perdición. "Perversidad" no solo es una historia de crimen, sino también un estudio psicológico de lo que ocurre cuando una persona se ve arrastrada por sus propios errores y las mentiras de los demás.
9 de abril de 2025
9 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El noir por excelencia.Uno de los mejores de siempre. La primera vez que vi me hizo verdadero daño. Y eso es, precisamente, lo que pretende el director.
El triángulo ya ensayado en La mujer del cuadro (1944): Edward G. Robinson, Joan Bennett y Dan Duryea, funcionando aquí con mayor esplendor. Ella es más mujer fatal, él más pardillo, y el mafioso más malo. El morbo de la relación funciona a la perfección.
Es tan buena como Perdición (Billy Wilder, 1944), y Bennett es tan mala como Bárbara, solo que en morena, en vez de rubia.
Es un remake de La golfa (Jean Renoir, 1931), película que no me llenó y no me llegó. La recuerdo amanerada, artificial, poco expresiva, forzada y siempre a la sombra de ésta, que es mucho mejor película.
El engancho que pretende tiene algo de intemporal, de tragedia de siempre. Dejarse engañar por (migajas de) amor es un clásico en el ser humano. Pero también la película provoca otra reflexión diferente: la pérdida de afecto deteriora cualquier relación, y cuando un ser humano carece de ella intenta encontrarla en cualquier ser humano.
Es una de las mejores películas de cine negro de la historia. Y la enésima obra maestra de Lang.
El triángulo ya ensayado en La mujer del cuadro (1944): Edward G. Robinson, Joan Bennett y Dan Duryea, funcionando aquí con mayor esplendor. Ella es más mujer fatal, él más pardillo, y el mafioso más malo. El morbo de la relación funciona a la perfección.
Es tan buena como Perdición (Billy Wilder, 1944), y Bennett es tan mala como Bárbara, solo que en morena, en vez de rubia.
Es un remake de La golfa (Jean Renoir, 1931), película que no me llenó y no me llegó. La recuerdo amanerada, artificial, poco expresiva, forzada y siempre a la sombra de ésta, que es mucho mejor película.
El engancho que pretende tiene algo de intemporal, de tragedia de siempre. Dejarse engañar por (migajas de) amor es un clásico en el ser humano. Pero también la película provoca otra reflexión diferente: la pérdida de afecto deteriora cualquier relación, y cuando un ser humano carece de ella intenta encontrarla en cualquier ser humano.
Es una de las mejores películas de cine negro de la historia. Y la enésima obra maestra de Lang.
10 de septiembre de 2005
10 de septiembre de 2005
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos diez años después de sus inicios Hollywodienses, el maestro Lang nos propone uno de sus mejores films según critica y público. Una trama de amores y engaños que desembocan en una buena historia original en lineas generales, pero con un ritmo argumental quizás algo plano, y es que en este tipo de Drama-Thriller, se espera algún que otro giro de guión inesperado que cause sobresalto en el interés del espectador. En esta película más bien todo va rodado, dentro de los cauces de la capacidad intelectual de quien está viendola, es decir, va sucediendo lo que se espera incoscientemente que suceda. Aun así se puede decir que el filme es recomendable, destacando la interpretación magistral de Edward Robinson en su papel de víctima de la mujer fatal Joan Benneth.
Recomendada.
Recomendada.
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