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El hombre de las mil caras

Thriller. Drama Francisco Paesa (Eduard Fernández), ex agente secreto del gobierno español, responsable de la operación contra ETA más importante de la historia, se ve envuelto en un caso de extorsión en plena crisis de los GAL y tiene que huir del país. Cuando regresa años después está arruinado. En tales circunstancias, recibe la visita de Luis Roldán (Carlos Santos), ex Director General de la Guardia Civil, y de su mujer Nieves Fernández Puerto ... [+]
Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
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7
23 de mayo de 2017 Sé el primero en valorar esta crítica
Brillante retrato de una época política en España que ha dejado huella. Todo en esta cinta está conducido con gran sobriedad y solvencia, con una puesta en escena impecable, cuidada y, sobre todo, muy realista. La historia se hace interesante e intrigante desde el minuto uno, la trama se construye con pulso y buena narrativa, todo aparece perfectamente contado y detallado para que el espectador no se pierda, aunque el ritmo, en ocasiones, decae un poco.

Fantástico Eduard Fernández en el papel de Paesa, ese singular espía imposible de conocer pero que genera fascinación por el personaje que se crea y su extraña forma de proceder, pero el que mejor lo hace, sin duda, en esta cinta, es Carlos Santos en el papel de Roldán, regalándonos una interpretación perfecta.

Gran producto el que nos ofrece Alberto Rodríguez, una película a la que merece la pena, y mucho, echarle un vistazo, sobre todo para quien tenga presente en la memoria aquella época.
11 de febrero de 2019 Sé el primero en valorar esta crítica
Muy bien, me ha sorprendido, muy entretenida, te mantiene pegado a la butaca sin pestañear. Narrada y dirigida de forma magistral. Actuaciones muy buenas de sus tres protagonistas principales. Aunque casi son 2 horas de metraje, para nada se hacen largas. Con ritmo. No decae en ningún momento. Bravo por el cine español. Totalmente recomendable.
6
15 de mayo de 2019 Sé el primero en valorar esta crítica
Excelente fotografía en general, pero no se entienden esas caras tan sombreadas que aparecen de vez en cuando..¿Serán por qué son muy malos y hay que pintarlo de alguna manera? Igualmente la escena de la rueda de prensa a oscuras no se entiende, igual que, en otro registro efectista, parece exagerada otra de Etura siendo acorralada por la prensa contra una pared.

Gran mutiproducción, mucha pasta invertida y gran factura técnica y artística, pero no se entiende la calva cantona del personaje de Roldán y que Etura aparezca tan maquillada al ingresar en prisión...¿No dicen que este director es un perfeccionista?

Muchos personajes secundarios (también bastantes figurantes) y una trama demasiado densa en la que es fácil perderse y no entender algún momento que otro, como el lío de los papeles de Laos.

Como digo es una película densa y a la media hora parece que hubiera pasado una hora, va todo demasiado rápido.

Los diálogos, presididos por la desconfianza entre los personajes, se tornan casi crípticos en ocasiones. Cuanto menos, a mi me resulta algo extraño.

Marta Etura está espectacular en mi opinión (además de muy guapa) y Eduard Fernández también esta bastante solvente.

Fuera de España no creo que se entienda. Como han comentado otros, le falta contexto.

En resumen, me ha parecido una película interesante y bastante bien hecha en general, pero no me ha transmitido nada, ni siquiera da lugar a la reflexión. Le doy un 6,5 (redondeo a 6).
6
28 de agosto de 2019 Sé el primero en valorar esta crítica
Tras lograr hueco privilegiado entre los más relevantes de la industria española con sus dos últimos trabajos, "Grupo 7" (2012) y "La isla mínima" (2014), un Alberto Rodríguez ya acomodado entrega en "El hombre de las mil caras" su trabajo más plano, en lo que a él concierne. Una genial y potente historia le contempla, aderezada con un sólido elenco armando geniales interpretaciones, pero todo ello culminado con una impersonal e insípida realización que afea el lote.
Francisco Paesa, el pícaro que habitó tras el asunto Luis Roldán, se convierte en el protagonista de "El hombre de las mil caras", un thriller político en el que brilla más lo narrado que la forma de narrarlo.
Alberto Rodríguez no es de los realizadores con más personalidad del panorama actual, eso creo que nadie me lo discutirá, pero a pesar de ello su pericia en el thriller ha quedado sobradamente demostrada. El mayor problema que me he encontrado en "El hombre de las mil caras" es que, como thriller, funciona a expensas de la trama. En ningún momento da la sensación de que Rodríguez controle el thriller, es más bien ese thriller el que controla a Rodríguez. Apenas hay tensión, y cuando la hay el director no termina de transmitirla. Y es una pena porque en la película hay varios momentos para ello, pero nada.
En todo lo demás "El hombre de las mil caras" funciona correctamente. La trama, ademas de seguramente desconocida para gran parte del público, refleja a la perfección los cimientos de esa sociedad viciada y enferma que tenemos. Y todo ello con un grupo de actores muy acertados y certeros en sus interpretaciones.
En definitiva, muy pulcra "El hombre de las mil caras" pero a la postre inane. Muy desconcertante comprobar como, desde que Alberto Rodríguez pegara el pelotazo con “Grupo 7”, su filmografía, en lo que a calidad se refiere, se ha desarrollado en escrupuloso orden decreciente. En fin, siempre queda tiempo para enderezar el rumbo.
8
12 de octubre de 2019 Sé el primero en valorar esta crítica
Resumen: A pesar de que la historia se cuenta desde el punto de vista del piloto de avión Jesús Camoes, el protagonista principal es el hábil y escurridizo ex-espía español Francisco Paesa. Francisco Paesa es un hombre solapado, audaz, seductor, manipulador y carente de escrúpulos que, tras una mala racha personal y profesional, da con un hombre en apuros: Luis Roldán, a la sazón Director General de la Guardia Civil quien, después de haberse apropiado ilegítimamente de una importante cantidad de fondos reservados del Estado español, necesita poner a salvo el dinero, un par de casas y su persona, para lo cual contrata los servicios de Francisco Paesa.
Desde ese mismo instante, Francisco Paesa, empieza a urdir un plan para hacerse con el dinero.
(Continúa en zona spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En cuanto a la trama, es algo difícil de seguir porque la intención de Alberto Rodríguez es que los espectadores sean también víctimas del engaño de Paco y no sepan qué está pasando realmente, como el propio Jesús Camoes. Sin embargo, es un acierto, ya que consigue que cuando el espectador comprenda lo que ha pasado, sea -también para él- demasiado tarde. Sólo entonces, y ya en calidad de víctima, es cuando puede el espectador, al igual que Jesús, admirar la gran puesta en escena, la urdimbre de esa tarántula silenciosa que es Paco Paesa.

A destacar la soberbia interpretación de Eduard Fernández como Paco Paesa. Paesa es un personaje muy difícil de interpretar porque su característica principal es la opacidad, el distanciamiento. Es un hombre que vive en la extrema soledad del espía, ya que por su personalidad, profesión y estilo de vida no puede establecer vínculos reales con las personas ni permitirse expresar ningún pensamiento sincero o experimentar algún tipo de emoción auténtica (como el amor o la amistad) -aunque sí explote en su beneficio las emociones de los demás, como hace con Gloria, su mujer, que lo ama a pesar de saber que él no la ama; o como hace con Jesús Camoes, quien desea la amistad de Paesa porque Paesa es el tipo de persona que Jesús desearía ser y no puede ser, e incluso con su propia sobrina.- Y sin embargo, Eduard Fernández consigue darle una consistencia humana a un personaje siniestro y de una frialdad inhumana.

También me gusta bastante la interpretación de Carlos Santos (Roldán). Un hombre aparentemente muy seguro de sí mismo, pero que en el fondo es una persona asustadiza, dependiente -está dominado por la fuerte personalidad de su mujer y no soporta la soledad-, y que está profundamente acomplejada por su falta de formación (de hecho, en la vida real falseó todo su currículum), lo que se refleja, aunque sutilmente, en varias escenas. Por ejemplo, cuando le llaman por teléfono mientras está viendo la televisión y dice estar leyendo, o cuando le dice a Paesa que estaba leyendo cuando escuchó ruidos en la puerta (y estaba viendo la televisión), o en la escena en el coche en la que dice "Brahms no molesta nunca" y lo que está sonando es Haendel.
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