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El lado bueno de las cosas

Romance. Drama. Comedia Tras pasar ocho meses en un centro de salud mental por agredir al amante de su mujer, Pat (Bradley Cooper) regresa a casa de sus padres (Robert De Niro y Jacki Weaver). Aunque está decidido a hacer todo lo posible para recuperar a su exmujer, la situación cambia cuando conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), una chica con problemas y mala reputación. A pesar de la mutua desconfianza inicial, pronto surge entre ellos un estrecho vínculo ... [+]
Críticas 346
Críticas ordenadas por utilidad
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8
4 de agosto de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
+: Las bofetadas de sinceridad cada vez que el personaje de Jennifer Lawrence abre la boca. Una de las historias de amor más extrañas y conmovedoras que he visto recientemente, brusca y enternecedora, al tiempo. La escena en la casa a la vuelta del partido: espléndida. Todos los roles secundarios: trabajados y acertadísimos; en especial el padre, si hay que elegir uno. Las conversaciones entre la pareja protagonista. La bendita locura que es la película, encarnada en la secuencia del concurso del baile.
-: Faltan sorpresas. Se echa de menos más momentos duros, como el de la cinta de vídeo, para entender la cruel realidad que envuelve a los personajes.

Como comentario sin importancia y anecdótico, me parece un acierto ver a Julia Stiles en el papel de hermana de Jennifer Lawrence: además de ser una actriz muy solvente, ambas guardan un más que cierto parecido.
Hay a quien le disgusta el final, no daré pistas sobre las razones. A mí sí me gustó; quizá valoro más el CÓMO que el QUÉ.
6
13 de octubre de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos personas con problemas psiquiátricos tratan de ayudarse mutuamente a superar sus dificultades hasta que entre ellos salta la chispa.

La historia al comienzo promete pero durante su desarrollo se vuelve cargante y su desenlace previsible. Si hay algo por lo que realmente merece la pena esta película es por el trabajo de su dúo protagonista. Bradley Cooper, uno de los mejores actores del momento, y sobre todo la jovencísima y encantadora Jennifer Lawrence, que además de gran actriz es muy guapa. Una belleza natural sin artificios, dotada de un talento innegable cuya actuación enamora y resulta convincente por actuar con la mayor naturalidad lo que le hizo llevarse el premio de mejor actriz con todo merecimiento. Entre los secundarios destaco las actuaciones de los veteranos Robert De NIro y Jacki Weaver, ambos también nominados, así como la del otrora caricato Chris Tucker con unos cuantos quilos más.

Sin embargo la sensación final es de decepción. No terminan de convencerme las películas de David O. Russell. Lo mismo me pasó con La gran estafa americana. Creo que está muy sobrevalorado y no me gustan esos bruscos movimientos de cámara que hace cada dos por tres. Cierto que ha tenido buen ojo al emparejar a dos actores entre los que hay química, pero por lo general sus guiones narran historias que no me interesan y no están contadas de forma que puedan resultar atractivas. En fin habrá que esperar a la próxima pero de momento lo único que me sugiere este autor es indiferencia. Eso sí, los temas musicales de la banda sonora son de recibo.
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spoiler:
Ella le ayuda a intentar recuperar a su mujer y ambos terminan enamorándose como no podía ser de otra manera. No me convenció todo el tema del padre supersticioso y sus líos con las apuestas, creo que ahí la trama se vuelve pesada y no me gusta.
6
31 de julio de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia romántica y esperanzadora, donde unos seres golpeados por la tragedia y la infidelidad, intentan reconstruir sus vidas, desde el desengaño y la desorientación emocional. El personaje de Pat (Bradley Cooper), ha sido durante demasiados años un bipolar no diagnosticado y su forma de encarar la vida le ha enfrentado con casi todo el mundo, especialmente con su esposa, el film como indica el título en español, procura una visión positiva entre su propia realidad y la de los demás, los conflictos de entendimiento con sus padres, el intento de recuperar a su esposa y la relación que establece con una joven viuda, Tiffany (Jennifer Lawrence), cuñada de un amigo de Pat. Serán sus retos a solventar.

Su madre es un aplicada y cariñosa ama de casa, mientras que su padre (Robert De Niro) es un supersticioso jugador de apuestas ilegales que ansía ganar una suma de dinero suficiente para montar un restaurant, todos ellos acérrimos seguidores del equipo de futbol americano “Philadelfia Eagles”. Consciente de sus errores, y tras salir, gracias a su madre del psiquiátrico en el que permanecía recluido por agredir al amante de su mujer, afronta una nueva etapa. En el nuevo programa vital de Pat no existe espacio para elementos negativos de la existencia. El proceso se convierte en una previsible carrera de obstáculos jalonada por elementos cómicos a la vez que tiernos y humanos.

Sus relaciones con Tiffany centran la atención de esta comedia, pues la joven no termina de centrarse después de lanzarse en brazos de sus compañeros de trabajo, tras la muerte de su esposo, un agente de policía del que estaba locamente enamorada. Ya tenemos articulada la trama pues, se trata del enfrentamiento emocional de seres antagónicos y de notables problemas de relación y carencias afectivas que tanto gustan al cineasta Russell a juzgar por sus anteriores films. “El lado bueno de las cosas” discurre a partir de entonces en torno a dos ejercicios de superación y recuperación de la autoestima perdida, los que representan Pat y Tiffany. El nexo en común será la preparación del concurso de baile a cambio de una carta. Agradable película sentimental y divertida que no desentona en el cine actual. Lo mejor sin duda, los actores que se adaptan perfectamente a sus papeles, donde no falta el punto dramático.
5
18 de agosto de 2018 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo del hecho de que esta película es una comedia romántica, y es esa típica estructura la que subyace, he de decir que la integración del espectro psicológico está muy bien logrado y resulta hasta creíble.

Me gusta poder creer que la película normaliza las patologías psicológicas convirtiendo a los personajes "sanos" en partícipes de esa locura, como es el caso del padre absurdamente supersticioso, la mujer controladora y el supuesto psicólogo taimado convertido en un forofo del béisbol.

Una idea que me parece muy buena, y desgraciadamente no ha sido explotada como pudiese, es la de narrar hechos previos a la película durante las sesiones con el psicólogo. Esto permite indagar en los acontecimientos y los sentimientos de una forma relativamente sutil.

La película es del montón, pero cumple su función, la de ocupar un lugar en la lista de películas para ver con tu pareja una noche de sábado.

¿Final empalagoso? Si, mucho, pero creo que eso viene asociado al género, poco más que decir.

Lo que para mi si es denunciable es el baile, podría resumirlo en 3,29 minutos de vergüenza ajena y cringe.
5
6 de noviembre de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las sensaciones de 2012 fue esta “El lado bueno de las cosas” que, aunque más allá del oscar de Jennifer Lawrence como mejor actriz no logró capitalizar su popularidad en forma de premios, logró llegar con muchas opciones a las votaciones finales y dejó una extraordinaria impresión entre los entendidos profesionales. En otro orden de cosas, también supuso el alumbramiento de una de las sociedades más prolíficas de Hollywood con la susodicha Lawrence compartiendo de manera habitual cartel con Bradley Cooper y siendo dirigidos más de una vez y más de dos por David O. Russell.

Personalmente, después de verla un par de veces, nunca he llegado a entender toda esa expectación despertada por “El lado bueno de las cosas” ni las grandes palabras con las que fue acogida. Es cierto que tanto su pareja protagonista tiene magnetismo, son dos actores atractivos y con atractivo, aunque se tiende a exagerar la supuesta química entre ambos. A mi modo de ver son guapos, competentes y muy profesionales, sin más. En cuanto a David O. Russell, debe de ser que no entiendo mucho de cine, pero me parece un director normalito. Es verdad que sabe rodar y montar películas mientras que yo no sé ni hacer un video de cumpleaños decente, pero no veo que sus obras (muy desiguales) lleven la marca del genio. Concretamente, fuera máscaras, “El lado bueno de las cosas” me parece una historia de chico con problemas conoce a chica con problemas que descubren que, juntos, los problemas son menos o, como mínimo, más llevaderos. Rodeados de amigos guais y familiares enrollados demuestran que nada es imposible y que siempre hay luz en la oscuridad. Aunque lo disfrace con encuadres raros, juegos de iluminación e interminables diálogos plagados de silencios, Russell no ofrece más que la misma historia que podemos encontrar, sin buscar demasiado, en diez o quince títulos similares. Y si admitimos leves retoques o variaciones no creo que resulte complicado pensar en cincuenta películas del mismo tenor literal.

“El lado bueno de las cosas” vive de un optimismo artificioso. De presentar en pantalla a dos personajes que caen bien y ponerlos en situaciones que hagan que nos caigan mejor, aunque realmente lo que sucede y cómo sucede es muy poco natural. Igual de poco creíble que esos colegas que siempre llegan a tiempo de salir en el plano haciendo un comentario ingenioso o un familiar que ponga una nota de humor en mitad de algún drama. Obviamente no tengo una buena opinión de una película que, sinceramente, tanto en el fondo como en la forma, tiene aire de telefilm. Si cambiamos su reparto de lujo por uno más de andar por casa podría pasar por una película de tarde de sábado en cadena pública con libreto del equipo de guionistas de “First Dates”.

Tibia y sin sangre, ni plantea dramas serios ni apuesta por el humor sin restricciones, se mantiene cómodamente en el medio de todo, intentando gustar a todo el mundo a base de no ofender a nadie. Lo normal es que las sensaciones finales oscilen entre la indiferencia y cierto regusto a vainilla, algo que no disgusta pero tampoco entusiasma… lo que parece ser considerado un éxito por David O. Russell a la vista de sus posteriores intentos de repetir la fórmula. Si a alguien le resultó inspiradora, bien por él. A mi modo de ver, pasable.
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