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El joven Törless

Drama Indagación acerca de los males que generaron el nazismo, a través de unos chavales en un internado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
18 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo la tradición germánica de la literatura desde Goethe, lo que se denominó “novela de formación”. Robert Musil plasmó sus vivencias infantiles y juveniles en su primera novela en 1906, “Las tribulaciones del joven Törless”. Siguiendo una práctica común de la burguesía aristocratizante austríaca, a los diez años fue internado en una escuela de cadetes para pasar más tarde a la academia militar, son los lugares como ese internado donde se enseñaba la práctica de la prepotencia que fue un terreno abonado para el cultivo del totalitarismo. Musil se convirtió después en un gran escritor germano, de la talla de Thoman Mann. Volker Schlondorff se basa en dicha novela para debutar como cineasta, tras haber sido ayudante de maestros como Melville, Resnais, Malle o Tavernier. Convirtiéndose el film en un título clave del denominado “Nuevo cine alemán”.

Tanto el film como la novela, pese a ser una obra primeriza no les falta su aguda dimensión crítica sobre las prácticas educativas de la misma clase dirigente que iba a llevar a la destrucción del imperio austrohúngaro, y otras más atroces experiencias como, el caldo de cultivo del nazismo. El cineasta muestra las relaciones entre un reducido núcleo de personajes – cuatro, básicamente, de caracteres diversos – inscritos en el marco de una escuela militar y las reflexiones internas del joven cadete Törless a partir de su condición de testigo de los acontecimientos, triviales tal vez, pero también ejemplares de una actitud y una ideología que sentó profundamente sus raíces en el “ser” alemán: el orden y la autoridad incontestadas, el antisemitismo cada vez menos larvado, la pasividad de una cierta burguesía que mira hacia otro lado ante una minoría activa y decidida.

Las oportunas ilustraciones sonoras de Hans Werner Henze, son como música desnuda y desolada, rodada en un sobrio blanco y negro en escenarios naturales ubicados en la frontera entre Austria y Hungría con actores casi desconocidos, el cineasta procede a condensar los momentos más objetivos y descriptivos del relato, siendo las visitas a la prostituta (Barbara Steel) y el acoso, humillación y maltrato al cadete Basini de ascendencia judía, autentico chivo expiatorio de la crueldad racista de sus compañeros de internado. Pero el gran reto para Schlöndorff consiste en condensar todas esas reflexiones en la declaración de Törless ante el tribunal escolar que relato en spoiler, y que adquiere la condición de moraleja final. Asimilando una comprensiva postura hacia la relativización e intercambiabilidad de los valores éticos del personaje, de Törless con el propio sentido del film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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1 de octubre de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende que tanta crueldad y sadismo esté realizada por chicos tan jóvenes, es como una manifestación de autoridad basada el sufrimiento. No hay ningún sentimiento de arrepentimiento ni compasión, quizás en el frío Törless, encontremos algo de remordimiento. Pero a lo largo de la historia se mantuvo expectante y distante. No sabemos si por miedo o indiferencia y solo al final manifestó un pequeños gesto de humanidad, cuando ya no había remedio. Pareciera que la maldad humana nace con el individuo y esta conducta perturbada aflora en la adolescencia.


Funny game (1997) y El joven Törless, exponen agudamente la perversidad juvenil como ninguna otra película. Al mismo tiempo es preocupante que este tipo de comportamiento sea cada vez más frecuente hoy en día. Donde un progresivo incremento de la violencia y la desigualdad social acompañada de una carencia de bases morrales, contribuyan a la generación de este tipo de aberraciones.
Venezuela libre
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22 de septiembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que tener cuidado a la hora de adaptar novelas al cine, sobre todo porque una película está íntimamente ligada a su duración y a la calidad del guión.
Dicha novela, cuyo farragoso título es "Las Tribulaciones del Estudiante Törless", es una obra maestra, no cabe duda, pero es complejo e intimista con una psicología de personajes profunda y casi todo él, se desarrolla en el plano narrativo desde la visión del protagonista por lo que, dicho personaje llevado a la pantalla, es muy difícil de interpretar por la manera de tratar los sentimientos, y más aún los considerados tabúes en la época en la que transcurre la historia.
Con todas esas dificultades de antemano, que no son pocas, se ha conseguido un film digno si no tenemos en cuenta la escritura del que proviene pero, puestos a comparar libro-película (inevitable en este caso) tenemos en el film un planteamiento diferente en algunos personajes y algunas actitudes no acaban de encajar, evidentemente condicionadas estas últimas por la duración determinada que debe tener toda película, quitando las trilogías y demás "logías" del cine actual.
Por tanto, es una película que se deja ver pero siempre y cuando se haya leído el libro con anterioridad, no después.
Lo mejor es la ambientación del film y la actuación del protagonista, que aún siendo un actor muy joven, sale airoso en el difícil trance de ponerse en la piel del estudiante Törless.
Me viene a la memoria una similitud de este libro y su adaptación con el libro "La Ciudad y los Perros" de Vargas Llosa que también fue adaptado al cine con casi igual resultado.
Libro complejos plantean serias dificultades a la hora de adaptarlos...
José Antonio Llebrés
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26 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad que acabo de venir del evento donde la discutimos, y no paré de despotricar contra esta pobre obra, que la traté peor que los personajes a Basini, y ahora aquí sentada más... más ... de alguna manera, más de verdad de la buena del niñito de Dios, pues la peli me pareció muy buena.
El libro... es muy bueno para levantar el ánimo. Quiero decir, que te da una alegría muy grande cuando por fin lo terminas. Puf! y qué alivio no tener que seguir leyendo. Qué ligereza!. Qué colorido el mundo fuera de sus hojas!. El libro no me gustó. Tal vez leyera una mala traducción como se comentó luego. Pues una mala traducción en esas densidades ya es el acabóse. Sólo queda el barro por las rodillas impidiéndote caminar.
Total que tan centrada estaba despotricando contra el libro que no comenté que la película me ha parecido muy buena. El tema es desagradable, porque... bueno. Ese es el tema, si lo endulzan, lo traicionan. Pero te engancha con un tono de un cierto realismo documental que creo que le favorece y con unos silencios, que ojalá hubiera en la inconmensurablemente verborreica novela. Los silencios son importantes (Dios mío, yo diciendo esto! No me pega. Seré un clon?). Pero bueno, esta novela necesitaba los silencios que la película sí tiene.
Así todo, tanto en la película como en la novela me chocó la asombrosa falta absoluta de cualquier atisbo de empatía por ningún semejante en todos sus personajes. Incluso el protagonista, que a veces parece preocupado, lo está más por cuestiones de tipo teórico, que por la realidad que tiene delante y cuyos protagonistas sólo son para él objetos a observar pero en cuyo jugar es incapaz de ponerse. Sólo de juzgarlos desde su posición. Esto me pareció más repulsivo que todos los tormentos a los que somenten a la víctima. Quiero decir que la falta de empatía de los personajes me produjo una aversión casi física. Creo que eso también pudo influir notablemente en que no me gustara la obra (esta falta de empatía se da en novela y película, pero en la novela se aprecia con más claridad).
Las disertaciones de los protagonistas, parecen más propias de cincuentones que de adolescentes, pero vaya uno a saber. A lo mejor los adolescentes alemanes de la época eran cincuentones en el alma.
Merece verla en cualquier caso. Porque es de las que se repiten luego en tu cerebro (lástima que sea al modo de una comida que te sentó mal).
Choco
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28 de marzo de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El joven Törless, de Volker Schlöndorff es una película realizada en el año 1966 y que al igual que muchos films que estaban floreciendo en otros países europeos, en movimientos como La nouvelle Vague francesa o el free cinema inglés, realiza el mismo proceso respectivo, pero en Alemania (en el movimiento conocido como el nuevo cine alemán), en una época en la que recordemos que aún estaba divida en dos. Y desde precisamente esta división, ningún film alemán había conseguido tanto éxito como lo hizo con El joven Törless, que ganó el premio FIPRESCI en el festival de Cannes del año 1966.

El joven Törless es una película reflexiva, pausada y tranquila (pese al apasionado argumento). La secuencia final sin duda refuta este argumento. Y también es un experimento que tiene como objetivo poner de manifiesto que la locura nazi que se desarrolló en Alemania unas décadas antes de la realización de la película es totalmente posible en cualquier contexto del mundo. De hecho, una de las cosas más fascinantes y nauseabundas de la historia humana es la facilidad que tiene la sociedad para anular u olvidar de la memoria colectiva muchos aspectos negros de la misma, o creer que resultan imposibles. Sin embargo, después de la segunda guerra mundial los nazis no desaparecieron, sino que cambiaron de país o de corbata, y también de idioma o de nacionalidad, pero siguieron existiendo. Ver una secuencia como la tortura juvenil (porque no hemos de olvidar que todo el contexto de la película transcurre en un entorno en el que dentro de lo que cabe nuestros personajes tienen unas reglas que han de cumplir, porque si no podrían ser expulsados) me lleva inmediatamente a pensar en algunos episodios tristes ocurridos en ciertas cárceles norteamericanas, por poner sólo un ejemplo.

De hecho, nuestro protagonista principal tiene como misión encontrar la raíz del mal (y también el porqué de la indefensión propia) en las acciones de sus compañeros. El argumento del film gira en torno al personaje de Törless, interpretado por el joven Mathieu Carrière, que despide a sus padres en la primera secuencia de la película para entrar en un internado (durante un momento del film, se preguntará porque están en el internado, a lo que un personaje responderá que están para instruirse y formarse. En realidad las rígidas maneras del instituto lo único que tratan es uniformizar a todos los estudiantes por igual).

En esta primera secuencia del film, el director ya muestra algunas de sus armas. Una vez los jóvenes se han despedido de sus padres, se dirigen al instituto entonando a plena voz diversos cánticos. Entre estos himnos, y la manera de vestir uniformada (es curioso como la manía alemana por el uniforme ya la podemos encontrar en películas como El último de Murnau, realizada en el período mudo) con la que van todos, el guiño hacía los desfiles militares del régimen nazi es bastante obvio. Además siempre ha habido una intensa conexión entre el fascismo y la rigidez con la que muchos adolescentes realizan sus propios juegos. Por otra parte, para algunos críticos el film es una muestra de la evolución adolescente, mientras que otros se hacen eco de la metáfora militarista de la película. Seguramente ambas visiones se unan para configurar una película muy especial.

Carrière es el personaje más interesante de la película. Durante la primera parte del metraje intenta entrar y ser admitido dentro de la comunidad (por eso parece aceptar las torturas que cometen a Basini sus dos compañeros) pero posteriormente se da cuenta de que no pertenece a ese mundo. La película está enteramente construida bajo su punto de vista, que en cierto sentido es analítico. Una secuencia resulta bastante reveladora de la naturaleza de nuestro protagonista, y es la discusión acerca de los números imaginarios que mantiene con su profesor de matemáticas.

Por lo visto, el citado profesor, da una clase acerca de una serie de problemas matemáticos que funcionan en la práctica (resolviendo ciertos enigmas) pero no en la teoría (pues son imaginarios). Nuestro protagonista queda intrigado acerca de la naturaleza de este problema con lo que visitará personalmente al profesor para que le resuelva sus dudas. Pese a que esta secuencia, que se encuentra a mitad del metraje, puede dejar descolocado al espectador, en realidad resulta muy significativa. Nuestro personaje siente un fascinante interés por conocer ciertas actitudes humanas, y porque se producen los actos de sumisión y tortura que ve continuamente en el ático donde torturan a Basini. En este sentido, al principio del film se trata de un personaje pasivo, pero finalmente acabará posicionándose del bando de la víctima, aunque sea totalmente inútil. Desengañado del tipo de vida que le ofrece el instituto, decide volver a casa. Pese a que El joven Törless es el único personaje que ofrece algo de humanidad, es difícil de imaginar que sea capaz de cambiar algo en su retorno al hogar.

http://neokunst.wordpress.com/2014/03/28/el-joven-torless-1966/
Kyrios
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