Deliciosa comedia romántica llena de encanto, diálogos sencillos que sin ninguna pretensión convence y deleita. Destaca sobremanera la arrolladora actuación de Richard Dreyfuss. Previsible quizás pero maravillosamente genial también, cargada de sentimientos y que nos muestra la relación de dos personas adultas cuya vida estuvo signadas por relaciones fallidas, que de tanto ensayo y error encuentran la formula correcta hacia el amor.

La grandeza de este film radica en la sencillez y su delicado humor.

Una magnífica película narrada en tres tiempos (dos de ellos se suscitan en el pasado) de una manera brillante y hermosamente hilvanados alrededor de la aparentemente dulce y apacible tía Oriana. Mujer misteriosa y llena de secretos, los cuales se irán develando en la medida que se desarrolla la trama.

Existe la presencia de un delicado suspenso que converge perfectamente con una gran historia de amor, contraria a los lazos de consanguinidad.

A pesar de que la cinta toca un tema difícil por las implicaciones morales e incluso religiosas de cada persona, lo hace de una manera elegante. También expresa una denuncia hacia el machismo opresivo imperante en un momento histórico de la sociedad venezolana y en cierta forma la figura de Oriana rompe con los convencionalismos imperantes.

Hay que destacar la soberbia actuación de la desaparecida actriz Doris Wells (Oriana adulta) así como la manera magistral en que la directora Fina Torres nos muestra el intenso mundo femenino.

Es una hermosa película, gratificante y esperanzadora; donde su protagonista Mr Holland entrega su vida al proyecto de enseñar música y que sus estudiante aprendan amarla como él, dejando a un lado sus sueños personales de ser un gran compositor. Esta misión abarca 30 años su vida, que culmina abruptamente con su despido por reducción en la asignación escolar para área de música y cuando piensa que está derrotado, no se ha vuelto rico ni famoso. Recibe el mayor de los reconocimientos, el de su comunidad y sus ex alumnos. Dándose cuenta que su labor había dado como frutos profesionales exitosos, responsables y amantes de la música.
Magistral la actuación de Richard Dreyfuss como Glenn Holland, conmovedora e intensa donde el espectador vibra con lagrimas de emoción. Sin duda estamos en presencia de unas de sus mejores actuaciones.

Esta historia tocó las fibras de mi alma, nunca había sentido pasión o vibrado de emoción ante la entonaciones de de un canto lírico, el impacto que tuvo en mí como espectadora fue único y al mismo tiempo me mostró un mundo fascinante y desconocido hasta ahora. También hay que destacar el sorpresivo y original acompañamiento musical de Jean durante la participación de Sophie, en la competencia. Esta parte rompió la secuencia casi lineal que llevaba la trama, creando un clima de excitación que culminó con el predecible pero vibrante duelo de Jean y Arcas.
Un film prácticamente desconocido pero de gran belleza visual y sonora, con la deslumbrante participación del afamado cantante de ópera José Van Dam.

Sorprende que tanta crueldad y sadismo esté realizada por chicos tan jóvenes, es como una manifestación de autoridad basada el sufrimiento. No hay ningún sentimiento de arrepentimiento ni compasión, quizás en el frío Törless, encontremos algo de remordimiento. Pero a lo largo de la historia se mantuvo expectante y distante. No sabemos si por miedo o indiferencia y solo al final manifestó un pequeños gesto de humanidad, cuando ya no había remedio. Pareciera que la maldad humana nace con el individuo y esta conducta perturbada aflora en la adolescencia.


Funny game (1997) y El joven Törless, exponen agudamente la perversidad juvenil como ninguna otra película. Al mismo tiempo es preocupante que este tipo de comportamiento sea cada vez más frecuente hoy en día. Donde un progresivo incremento de la violencia y la desigualdad social acompañada de una carencia de bases morrales, contribuyan a la generación de este tipo de aberraciones.