El príncipe de las mareas
1991 

6.6
27,296
Drama. Romance
Tras una infancia traumática que no ha conseguido olvidar, Tom Wingo (Nick Nolte), un desilusionado y algo rudo entrenador deportivo sureño, se ve obligado a revivir su pasado cuando viaja a Nueva York a petición de la doctora Susan Lowenstein (Barbra Streisand), la sofisticada psiquiatra de la alta sociedad de Manhattan que atiende a la hermana de Tom después de varios intentos de suicidio. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2007
4 de mayo de 2007
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película demuestra que Barbra Streisand no es sólo una gran cantante y actriz, sino que además es una gran directora.
Esta película habla de las relaciones humanas, de las relaciones de pareja, de la infidelidad, de la violencia doméstica, de los traumas infantiles, de las relaciones materno-filiales y fraternales, de la locura y todo ello con elegancia, sin recreación morbosa, con bellísimas imágenes y una espléndida música.
Todos los actores hacen un gran trabajo, especialmente Nick Nolte (esta cinta relanzó su carrera), Barbra Strisand y Kate Nelligan, en el papel de la compleja madre.
Esta película habla de las relaciones humanas, de las relaciones de pareja, de la infidelidad, de la violencia doméstica, de los traumas infantiles, de las relaciones materno-filiales y fraternales, de la locura y todo ello con elegancia, sin recreación morbosa, con bellísimas imágenes y una espléndida música.
Todos los actores hacen un gran trabajo, especialmente Nick Nolte (esta cinta relanzó su carrera), Barbra Strisand y Kate Nelligan, en el papel de la compleja madre.
19 de octubre de 2008
19 de octubre de 2008
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando ví por primera vez esta película debía tener unos catorce años y me encantó, hoy tengo veinte y me sigue encantando.
Aquí descubrí a Nick Nolte pues sin duda esta es su mejor interpretación, (en Hombre rico, Hombre pobre también está muy grande) me fascinaron los dos, pues no se por que Barbra Streisand está tan mal considerada, en este film no está nada mal, a mí po lo menos me llegó.
La historia de amor es genial, me gusta por que es amor de verdad no un amor pasteloso, son ya dos personas maduras que se enamoran, no es buscado si no que surge y es precioso (que sentimental me pone esta película.)
Película recomendadísima a los románticos que les gusta llorar.
Aquí descubrí a Nick Nolte pues sin duda esta es su mejor interpretación, (en Hombre rico, Hombre pobre también está muy grande) me fascinaron los dos, pues no se por que Barbra Streisand está tan mal considerada, en este film no está nada mal, a mí po lo menos me llegó.
La historia de amor es genial, me gusta por que es amor de verdad no un amor pasteloso, son ya dos personas maduras que se enamoran, no es buscado si no que surge y es precioso (que sentimental me pone esta película.)
Película recomendadísima a los románticos que les gusta llorar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me marcó una frase de esta película que espero no tener que oir nunca en primera persona ...
Barbra Streisand: ¿La quieres más a ella?
Nick Nolte: No, solo la quiero desde hace más tiempo.
Precioso... Me saltan las lágrimas.
Lowenstein, Lowenstein, Lowenstein, Lowenstein...
Barbra Streisand: ¿La quieres más a ella?
Nick Nolte: No, solo la quiero desde hace más tiempo.
Precioso... Me saltan las lágrimas.
Lowenstein, Lowenstein, Lowenstein, Lowenstein...
21 de junio de 2007
21 de junio de 2007
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia y drama basado en una novela que optó al premio Pulitzer. Tom Wingo, un maestro y entrenador de Carolina del Sur, acude a Nueva York para intentar colaborar en la recuperación de su hermana Savannah, que arrastra un largo historial de enfermedad mental.
En Nueva York, Tom conoce a Susan, la psiquiatra de Savannah, a la que empieza a relatar los episodios de su vida desde la niñez, para que ella pueda reconstruir la piezas que ayuden a salvar la vida de Savannah y a restablecer su precario equilibrio.
La historia de Tom y Savannah (y de su hermano mayor, Luke, y de sus padres) es la historia de una familia desdichada y del profundo Sur desde mediados del siglo veinte hasta los años ochenta. A través de flashbacks, iremos presenciando su infancia castigada y maltratada, marcada por el dolor y la tragedia, por un padre violento y una madre enigmática, pero también por el amor inquebrantable entre los tres hermanos Wingo, por el lastimado amor entre ellos y sus difíciles padres y por momentos de belleza inolvidable. Tom, hablando de su infancia y de sus problemas actuales, va desahogando todo su dolor contenido y va forjando con la doctora una relación que poco a poco traspasa los límites de lo profesional para convertirse en amor. Ella también tiene sus problemas y se siente sola.
El verano transcurrido en Nueva York es un verano de catarsis, de aceptación de sí mismo y liberación de toda la verdad que hasta entonces había permanecido silenciada.
Divertida y desgarradora, tierna y dura, muy bien sostenida por Nolte y Barbra y por unos buenos secundarios.
La fotografía es hermosa, ofreciendo preciosos panoramas, contrastando entre las vistas de los parajes naturales de Carolina y los rascacielos neoyorquinos.
Una historia que vale la pena ver. Y por supuesto, el libro en el que se basa es tan bueno que lo he leído varias veces.
En Nueva York, Tom conoce a Susan, la psiquiatra de Savannah, a la que empieza a relatar los episodios de su vida desde la niñez, para que ella pueda reconstruir la piezas que ayuden a salvar la vida de Savannah y a restablecer su precario equilibrio.
La historia de Tom y Savannah (y de su hermano mayor, Luke, y de sus padres) es la historia de una familia desdichada y del profundo Sur desde mediados del siglo veinte hasta los años ochenta. A través de flashbacks, iremos presenciando su infancia castigada y maltratada, marcada por el dolor y la tragedia, por un padre violento y una madre enigmática, pero también por el amor inquebrantable entre los tres hermanos Wingo, por el lastimado amor entre ellos y sus difíciles padres y por momentos de belleza inolvidable. Tom, hablando de su infancia y de sus problemas actuales, va desahogando todo su dolor contenido y va forjando con la doctora una relación que poco a poco traspasa los límites de lo profesional para convertirse en amor. Ella también tiene sus problemas y se siente sola.
El verano transcurrido en Nueva York es un verano de catarsis, de aceptación de sí mismo y liberación de toda la verdad que hasta entonces había permanecido silenciada.
Divertida y desgarradora, tierna y dura, muy bien sostenida por Nolte y Barbra y por unos buenos secundarios.
La fotografía es hermosa, ofreciendo preciosos panoramas, contrastando entre las vistas de los parajes naturales de Carolina y los rascacielos neoyorquinos.
Una historia que vale la pena ver. Y por supuesto, el libro en el que se basa es tan bueno que lo he leído varias veces.
10 de septiembre de 2010
10 de septiembre de 2010
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué puedo decir de esta película. No soy objetiva. No sé exactamente que es lo que me atrajo tanto (historia de una familia, los amores verdaderos que resultan imposibles, la música, el paisaje, Nick Nolte...) El caso es que vi esta película por primera vez en el cine cuando tenía unos 17 años. Me impactó. Al cabo de unos días recuerdo que mis padres se fueron de viaje y yo me quedé sola en casa (el sueño de cualquier adolescente) y lo primero que pensé era que quería volver al cine a ver El príncipe de las mareas. Han pasado casi 20 años; me sé la película casi de memoria, sé perfectamente qué va a pasar, lo que van a decir, cómo lo van a decir, en versión original, doblada... es igual, cada cierto tiempo necesito verla, y soñar con Nick Nolte (supongo que mejor tendría que decir con Tom Wingo, nunca Nick Nolte me ha vuelto impactar de esa manera). Quisiera dar detalles de la trama, detalles técnicos para argumentar lo que digo, pero sólo sé que es una de mi películas, una de esas que me acompañará siempre.
Qué puedo decir, "digo Lowenstein, Lowenstein"
Qué puedo decir, "digo Lowenstein, Lowenstein"
14 de octubre de 2011
14 de octubre de 2011
25 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menuda decepción me he llevado. El principe de las mareas comenzó a atraerme desde su título, allá por mi infancia (ya que de la infancia se trata). Por una u otra cuestión no la veía hasta que llegó el momento...lamentablemente.
Me resultó un mensaje óptimo, sí, pero insípido. Narrado de forma monocorde y torpe, con una poesía gruesa como tronco de árbol. Es que no logro sacarle el jugo a sus decisiones formales: entrevistas de índole informal que dan lugar a flash backs torpes en medio de un montaje ameno y frágil. La historia de ellos sencillamente no me la creí y la forma de acoplar el pasado con el presente no me sedujo.
La psicología que se maneja es de manual introductorio. Parece un panfleto enciclopédico que apela a la reflexión adornándola con salpicones sentimentales apenas esbozados con una banda sonora efectista.
No la considero una gran peli, de hecho me parece fallida, autocomplaciente. Es ese tono amable él que terminó por repelerme. No es que no crea que no haya esperanzas ni capacidad de redención. Lo que no me creo es que la fórmula para conseguirlo sea el sendero de la "revelación" de lo que supimos padecer frente a lo que, finalmente, creemos haber obtenido. Más conformista, imposible.
Me resultó un mensaje óptimo, sí, pero insípido. Narrado de forma monocorde y torpe, con una poesía gruesa como tronco de árbol. Es que no logro sacarle el jugo a sus decisiones formales: entrevistas de índole informal que dan lugar a flash backs torpes en medio de un montaje ameno y frágil. La historia de ellos sencillamente no me la creí y la forma de acoplar el pasado con el presente no me sedujo.
La psicología que se maneja es de manual introductorio. Parece un panfleto enciclopédico que apela a la reflexión adornándola con salpicones sentimentales apenas esbozados con una banda sonora efectista.
No la considero una gran peli, de hecho me parece fallida, autocomplaciente. Es ese tono amable él que terminó por repelerme. No es que no crea que no haya esperanzas ni capacidad de redención. Lo que no me creo es que la fórmula para conseguirlo sea el sendero de la "revelación" de lo que supimos padecer frente a lo que, finalmente, creemos haber obtenido. Más conformista, imposible.
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