Ana de día
2018 

5.2
2,068
Drama
Ana es una joven formal, educada en una familia de clase media tradicional. Está a punto de terminar su doctorado en derecho, entrar a formar parte de una empresa y casarse, pero no se siente realizada. Un día, descubre que una doble idéntica a ella ha ocupado su lugar, llevando a cabo todas sus responsabilidades y obligaciones. Ana entonces se debate entre luchar por su identidad perdida o, por lo contrario, intentar buscar su propia ... [+]
27 de mayo de 2020
27 de mayo de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un impasse entre el cine amateur y el cine maduro, y otro entre éste y el cine de un autor en decadencia. No me atrevo a decir que esta película es cine amateur, por supuesto no es cine maduro, y tampoco debería ser calificado de cine en decadencia, por lo que ubicaría esta película en el impasse, en cualquiera de ellos. No parece una película hecha en este siglo, es como de otro tiempo, setentera, de ese cine rompedor que no llegó a gran cosa, o noventera, de ese cine desatado que no superó ningún corte. Parece el proyecto de fin de carrera de una escuela de cine de esas de pago a la que van los niños y las niñas pijas a dar rienda suelta a sus fantasías artísticas.
El problema es bien sencillo: esta película está muy apartada del espectador, vive a años luz. No hay empatía posible, solo pasmo, expectación, vouyerismo, y todo ello como si se asistiera a la función de un circo, porque solo puede tenerse por circense el comportamiento del personaje: de inicio, en su reacción ante una premisa que, todo hay que decirlo, no deja de ser interesante, y después en el falso drama que florece de súbito al final, que no hay posibilidad de compartir emocionalmente, porque no es posible comprender de dónde viene y a dónde va, se lo construye el propio personaje de la nada más absoluta.
La película hubiera funcionado mucho mejor como una comedia, quizá contenida, con lo que el pasmo - la prota se pasa media película con cara de pasmo - tendría su gracia. Lo que no puede funcionar es plantear una situación incomprensible y además situar en ella a un personaje también incomprensible. Solo nos permite, a los espectadores, observar. Lo de conectar, lo de sentir, necesita algunos asideros. No es que no se entienda lo que pasa, al revés, es tan transparente que sonroja, todos vemos ese Mr. Hyde que ve que tiene carta blanca para volverse loco, entendemos lo de la dualidad, la exploración de lo oscuro de nuestra alma, pero eso no basta, el cine requiere de un código de comunicación para que las emociones fluyan, porque no van a hacerlo de la nada, porque los personajes no nacen, sino que se hacen.
Hay algunas ideas estructurales bien aplicadas, el empleo de las acciones paralelas o no tan paralelas, consiguiéndose una atmósfera narrativamente eficaz, si bien son bien sencillas. Repito, la premisa es interesante. Y hay que aplaudir el buen uso del presupuesto, que debe ser raquítico, aunque ello no es excusa para los números de cabaret, muy flojitos. Bastaba poner chicas bailando en el escenario. Me gusta la interpretación de la casera, muy lograda, casi consigue que uno se crea que hay verdaderas razones para que esa pobre mujer, vea en la prota a una hija. Respecto a Ingrid García Jonsson, no soy fan de ella en absoluto. Al final, borracha, lo da todo, lo mejor de su interpretación.
Aplaudo que aparezcan nuevos directores y directoras, y que se emprendan proyectos atrevidos. En este caso concreto, sin embargo, creo que a la directora le falta algo de madurez, y debería tener presente que las historias hay que contarlas, no solo exhibirlas como en el circo. La verdad, no puedo resistirme a decirlo, es que tengo la sensación de que podría hacerse otra película entera con lo que le falta a esta, con su reverso. En todo caso, todo mi respeto a la autora y a su valentía. Las crítica sirven para motivar, esa es la intención. Espero que la próxima sea mejor.
El problema es bien sencillo: esta película está muy apartada del espectador, vive a años luz. No hay empatía posible, solo pasmo, expectación, vouyerismo, y todo ello como si se asistiera a la función de un circo, porque solo puede tenerse por circense el comportamiento del personaje: de inicio, en su reacción ante una premisa que, todo hay que decirlo, no deja de ser interesante, y después en el falso drama que florece de súbito al final, que no hay posibilidad de compartir emocionalmente, porque no es posible comprender de dónde viene y a dónde va, se lo construye el propio personaje de la nada más absoluta.
La película hubiera funcionado mucho mejor como una comedia, quizá contenida, con lo que el pasmo - la prota se pasa media película con cara de pasmo - tendría su gracia. Lo que no puede funcionar es plantear una situación incomprensible y además situar en ella a un personaje también incomprensible. Solo nos permite, a los espectadores, observar. Lo de conectar, lo de sentir, necesita algunos asideros. No es que no se entienda lo que pasa, al revés, es tan transparente que sonroja, todos vemos ese Mr. Hyde que ve que tiene carta blanca para volverse loco, entendemos lo de la dualidad, la exploración de lo oscuro de nuestra alma, pero eso no basta, el cine requiere de un código de comunicación para que las emociones fluyan, porque no van a hacerlo de la nada, porque los personajes no nacen, sino que se hacen.
Hay algunas ideas estructurales bien aplicadas, el empleo de las acciones paralelas o no tan paralelas, consiguiéndose una atmósfera narrativamente eficaz, si bien son bien sencillas. Repito, la premisa es interesante. Y hay que aplaudir el buen uso del presupuesto, que debe ser raquítico, aunque ello no es excusa para los números de cabaret, muy flojitos. Bastaba poner chicas bailando en el escenario. Me gusta la interpretación de la casera, muy lograda, casi consigue que uno se crea que hay verdaderas razones para que esa pobre mujer, vea en la prota a una hija. Respecto a Ingrid García Jonsson, no soy fan de ella en absoluto. Al final, borracha, lo da todo, lo mejor de su interpretación.
Aplaudo que aparezcan nuevos directores y directoras, y que se emprendan proyectos atrevidos. En este caso concreto, sin embargo, creo que a la directora le falta algo de madurez, y debería tener presente que las historias hay que contarlas, no solo exhibirlas como en el circo. La verdad, no puedo resistirme a decirlo, es que tengo la sensación de que podría hacerse otra película entera con lo que le falta a esta, con su reverso. En todo caso, todo mi respeto a la autora y a su valentía. Las crítica sirven para motivar, esa es la intención. Espero que la próxima sea mejor.
14 de agosto de 2022
14 de agosto de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ana lleva una vida insatisfactoria. Un día descubre la existencia de una doble idéntica a ella que ha ocupado su lugar. Será entonces cuando decida desaparecer del mapa y reinventarse bajo el nombre de Nina.
La realizadora y guionista Andrea Jaurrieta debuta en el campo del largometraje con este drama alegórico sobre la búsqueda de la propia identidad. A tan prometedora premisa le sigue un desarrollo errático y un tanto confuso, que coquetea con "Belle de jour" y homenajea al music-hall, mientras que Ingrid García-Jonsson hace lo que puede en la piel de la protagonista. Con todo, el conjunto resulta sugerente y el guión brilla cada vez que el mundo real y el onírico se entrecruzan.
"Dígame, de cero a diez, ¿cuál sería el grado de satisfacción que siente con su vida?"
La realizadora y guionista Andrea Jaurrieta debuta en el campo del largometraje con este drama alegórico sobre la búsqueda de la propia identidad. A tan prometedora premisa le sigue un desarrollo errático y un tanto confuso, que coquetea con "Belle de jour" y homenajea al music-hall, mientras que Ingrid García-Jonsson hace lo que puede en la piel de la protagonista. Con todo, el conjunto resulta sugerente y el guión brilla cada vez que el mundo real y el onírico se entrecruzan.
"Dígame, de cero a diez, ¿cuál sería el grado de satisfacción que siente con su vida?"
1 de noviembre de 2018
1 de noviembre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andrea Jaurrieta crea todo un universo propio, independiente y único, al igual que Antonio Morales en "Marisa en los bosques", siendo ambos abanderados de ese nuevo cine underground made in Spain. Si bien el tema que trata (la identidad, la doble-identidad, el doble...) estuvo a la orden del día en el mundo cultural en el pasado ("El doble", Dostoyevski), también está en el presente (la última, probablemente sea "Diana" de Alejo Moreno), pero Jaurrieta lo hace suyo, impregnándolo de tintes y clichés cañís llenos de fuerza e imágenes poderosas. La excesiva duración y alguna de las tramas, demasiado alargadas y con un interés menor, son sus principales aspectos negativos. Además, de entre todo el elenco, destaca una soberbia Mona Martínez, una actriz que debería estar más valorada dentro del cine español.
9 de abril de 2019
9 de abril de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo básico en narrativa audiovisual es que exista una mínima conexión entre los tres pilares de la narración, que son el montaje, el guion y la dirección. Pues bien, en este caso... a veces la secuencia pide ritmo, pero el montaje lo rompe; los diálogos piden drama, pero el guion no lo permite; y alguna escena de Ingrid pide credibilidad, pero el uso de la cámara no da la talla. Un desbarajuste que sería incomprensible sin una producción chapucera que haya trabajado, o bien sin recursos, o bien de capa caída. O ambas.
14 de abril de 2020
14 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra desconcertante pero no tanto por lo que parece querer contar (la dificultad de convivir con el Otro Yo), sino por cómo se cuenta: el guion es tramposo porque empieza como thriller y enseguida se instala (más bien se apoltrona) en el drama costumbrista perdiendo fulgor a marchas forzadas en su empeño de ofrecer un retrato contemporáneo muy cercano a lo que ya bordó Jaime de Armiñan en "Mi querida señorita" hace casi cincuenta años. El contexto que recrea (el del mundo del espectáculo de baja estofa) no tiene ninguna credibilidad. Y el tratamiento del personaje central resulta superficial.
Ni la frescura de Ingrid García Jonsson (aquí poco dirigida) ni el esfuerzo de Mona Martínez (entrañable a pesar de la ridiculez de algunas situaciones dramáticas que le toca defender) bastan para otorgar consistencia a esta película rancia aunque muestre buenas intenciones. Mención a parte para unos estupendos María José Alfonso y Fernando Albizu.
Ni la frescura de Ingrid García Jonsson (aquí poco dirigida) ni el esfuerzo de Mona Martínez (entrañable a pesar de la ridiculez de algunas situaciones dramáticas que le toca defender) bastan para otorgar consistencia a esta película rancia aunque muestre buenas intenciones. Mención a parte para unos estupendos María José Alfonso y Fernando Albizu.
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