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El huevo de la serpiente

Drama. Intriga Alemania, años 20; un paquete de tabaco cuesta 40 billones de marcos. En Berlín Abel, un trapecista judio norteamericano y alcohólico encuentra el cadáver de su hermano en la habitación que ambos comparten. Se ha suicidado, y Abel se siente responsable de su cuñada, Manuela, que trabaja en un cabaret. Entre ambos surge una relación de mutua dependencia, en un mundo golpeado por la crisis, la violencia y la muerte. (FILMAFFINITY)
Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
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5
4 de agosto de 2011
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
220/11(13/07/11) Hace un día que la vi y ya apenas la recuerdo, es un tostón made in Ingmar Bergman de tomo y lomo. Es un film rara avis en la producción del realizador sueco, su única cinta en inglés y su única rodada fuera de Suecia, en Alemania, provocado por un problema con el fisco de su país, trata sobre un tema histórico como son los primeros brotes del surgimiento del nazismo en Alemania, situada en Berlín en 1923, durante la República de Weimar que apenas se mantenía en pie, con grupos paramilitares que serian el germen del Infierno que se avecinaba, en una capital asolada por la miseria, el hilo conductor es un trapecista de circo judío, Abel (correcto David Carradine), que acaba de perder a su hermano compañero de trabajo, este se ha suicidado, Abel se siente responsable de su cuñada viuda Manuela (buena Liv Ullman), mientras en la ciudad se están encontrando cadáveres por la ciudad y Abel es el principal sospechoso para la policía, esto es utilizado por el director como una metáfora del clima de terror que se vivía en Alemania y como se espera a un Salvador que saque a la Nación de los problemas, pues blanco y en botella. Por medio nos meten experimentos psicológicos como premonición de lo que está por suceder, es un relato de un clima paranoico el que nos intentan trasladar, una especie de lucha de un pobre hombre contra todo. Pues bien todo esto podría dar lugar a un film entretenido, nada más lejos de la realidad, me ha sido un producto aburrido, sin la menor empatía, personajes distantes, me da igual lo que les pase, si los torturan o les parte un rayo, no me ha movido a sentimiento alguno, lo que cuenta me ha sido algo ya muy trillado y contado de modo simplista, esto de que una Alemania en decadencia moral estaba destinada a que solo unos locos radicales la comandaran es algo relatado de modo pueril, además su letárgico ritmo me ha hastiado, no es que sea mala es que no engancha, te cuesta trabajo no desconectar. Recomendable a los que gusten de somníferos fílmicos. Fuerza y honor!!!
10
22 de abril de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el peor ambiente, la Alemania tras la Primera Guerra Mundial, su derrota, su castigo, su vergüenza mundial. Esto trae una sociedad desgastada, caída, oprimida. Esta es la imagen que se nos muestra intercalada entre los créditos iniciales y una música alegre contraria a esa imagen apagada de gente caminando pausadamente, con miradas apagadas, valiendo nada.

El huevo de la serpiente es el origen del mal, el génesis de una ideología que apenas empezaba a desarrollarse y engendrarse en esta Alemania ya retratada. La mención de un “loco”, alucinante y casi desconocido en los inicios de los años 20´s de apellido Hitler, el cual buscaba realizar una revolución, darle un giro a la historia que estaba llevando su país en dicho momento. El que en primera instancia falló, pero la sublevación unos años después de esos rostros mostrados en las primeras imágenes del film daría un vuelco a la historia a favor de lo que se convirtió en el Tercer Reich.

¿Por qué esta película me ha impactado tanto? La respuesta surge al menos en dos direcciones. Para empezar, es la película menos Bergman de Ingmar, realmente no pareciera ser una película de él, y esta sensación se ve aumentada por el idioma, realmente cuesta digerir una obra de este realizador en inglés. Si bien es cierto en otras películas está presente este idioma, no es en ninguna el dialecto predilecto (salvo Beröringen (La carcoma, 1971).

Otro aspecto es la temática principal que envuelve la película, Bergman se aleja de los asuntos metafísicos, los conflictos y el romance (tan característicos en su obra) para hablarnos sobre las raíces del nazismo y lo que sería el holocausto. Pero lo hace de forma magistral, de una forma bella en la fealdad de ese oscuro Berlín, de esos horribles burdeles con figuras igual de pavorosas, de esa sociedad desteñida.

Aparte de estos dos aspectos, un tercero aparece -quizá el más relevante- y es justo cuando se da el desenlace de la película tras 105 minutos de rodaje. La secuencia más tensa, escalofriante, absorbente, es el clímax mismo del film, que culmina con una pastilla de cianuro. Es donde todo tiene sentido, aquellos cuerpos que le muestran a Abel Rosenberg (David Carradine) y lo más importante, se conoce el por qué del suicidio de su hermano.

Abel es un actor circense de origen judío-norteamericano, el cual se aleja de la realidad que le rodea gracias al alcohol. Él no se da cuenta de la turbulencia existente a su alrededor debido a noches entre copas, borrachera y prostitutas. Realidad de la que termina de ser despertado de forma abrupta en la secuencia del clímax ya mencionado.

El otro personaje principal es su cuñada (o ex cuñada) Manuela Rosenberg (Liv Ullmann) interpretada formidablemente -como de costumbre- por una de las musas de Bergman. La cual actúa como una mujer luchadora, que busca salir adelante en esa desgastada sociedad. En fin, una película que en lo personal lo pongo a la altura de las grandes obras del director sueco.
4
16 de mayo de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La temática de la película me atraía mucho. Sin ser fanático de Bergman he aprendido a disfrutar de la fructífera asociación artística que logró con ese maestro de la fotografía que es Sven Nykvist. Pero evidentemente la sociedad aquí no funcionó. Las musas se durmieron y el producto es mediocre y aburrido. A mi modesto entender, la falla pasa por el hecho de que la historia nunca llega a enganchar al espectador. Su desarrollo es lento y aburrido (mirás varias veces el reloj para ver cuánto falta para que termine). El personaje de David Carradine definitivamente no cuela y no te genera empatía. Creo que en ese sentido la presencia de Liv Ullman es la que genera los mejores momentos de la película demostrando que es una actriz de gran categoría. Pero insisto: el producto final es malo. Pareciera como si el abandono de los aires suecos y el traslado a Alemania; el reemplazo del idioma natal por el inglés, hubieran desteñido la inspiración creativa de la sociedad artística Bergman-Nykvist. Sin lugar a dudas uno de los puntos mas flojos del maestro sueco.
6
12 de octubre de 2012 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Ingmar Bergman ha sido siempre un cine comprometido con las crisis que afectan al ser humano, con las situaciones y conflictos que vive a nivel personal, con las relaciones afectivas dentro de la familia, la pareja y amistades. También recreado el ambiente social de cualquier época histórica desde la edad media. No es un cine de evasión, sino todo lo contrario, es pura introspección con una extraordinaria carga filosófica y psicológica que sin pudor penetra en la cripta sellada del subconsciente.

Como se puede ver en esta cinta no se trata de un cine sórdido y existencialista, sino que nos sumerge en situaciones que ha vivido la humanidad de una sordidez y pesimismo enormes. Ya se sabe que lo peor no es lo triste de la verdad, sino que no tiene remedio.

En esta película, ambientada en la gran crisis economica que vive Alemania en los años previos al totalitarismo y la barbarie nos muestra abrumadoramente la miseria y la falta de entusiasmo de una sociedad dividida y enferma, inmersa en una democracia enferma, que con un miedo exacerbado al comunismo no se le ocurre otra cosa que abrirle las puertas a las béstias que acechaban entonces y acecharán siempre y que siendo muy conocidas acabarán por golpear nuevamente a una sociedad deprimida y sin soluciones en pleno siglo XXI. En esta rebeladora película las béstias que amenazan, apunto de eclosionar como huevo de serpiente son el nacismo, la xenofobia, el genocidio y la locura desatada y sin control que en nombre de la ciencia gozan perpetrando absurdos experimentos sobre seres humanos, que no son más que la excusa para las más dolorosas torturas en las que encuentra placer la insensible mente del psicópata.
7
4 de septiembre de 2006
25 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los tiempos del "cine de arte y ensayo" cuándo el deber de uno era salir del cine diciendo - qué película más buena - y luego al quedarse más entre los buenos e intimos amigos, decias - vaya petardo de película, he estado a punto de salirme del cine.
La película se nota que es de I.Bergman pero es lo más aterradoramente pesimista que jamás se haya hecho. Parece que lo del huevo de la serpiente es más o menos una alegoria del nacimiento del nazismo. Por supuesto David Carradine con su cara de palo, borda y le va el papel como anillo al dedo. Si quiere verla tome antes un Prozac.
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