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El hombre de al lado

Comedia. Drama La película narra un conflicto entre vecinos que parece no tener fin. Una simple pared medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de vestir, de comer, de vivir. De un lado Leonardo (Rafael Spregelburd), fino y prestigioso diseñador que vive en una casa realizada por Le Corbusier. Del otro lado Víctor (Daniel Aráoz), vendedor de coches usados, vulgar, rústico y avasallador. Víctor decide hacer una ventana para tener más luz, y ahí ... [+]
Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
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6
9 de enero de 2011
26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre de al lado es alguien que llega de repente y acaba con nuestra paz, con nuestro sosiego, con el microclima individual o familiar que nos hemos construido. ¿Esto significa que ese ser que de pronto nos fastidia hasta cotas inaguantables sea malo? No, porque de hecho a veces ese recién llegado que nos revienta la paz, que nos irrita, que nos provoca, que nos saca de nuestras casillas, es precisamente también quien nos puede estar señalando la dirección a emprender un nuevo horizonte, a cambiar la perspectiva vaga en que vivimos e incluso despertarnos algún tipo de personalidad que teníamos muerta y sea nuestra salvación. Ahora bien, esto no quita para que efectivamente el hombre de al lado, que llega chinchando e incomodando, rompiendo nuestro silencio y calma, lo experimentemos como a un enemigo que nos asedia, hostiga y joroba al que a la menor oportunidad estrangularíamos o simplemente no auxiliaríamos si llegase el caso de que se viese al borde de la muerte.

¿Quién no ha tenido un maestro pesado, que en realidad le estaba procurando un buen futuro, o un amigo que le confrontaba en lo más profundo y por esto mismo convirtió en enemigo? Pues algo parecido ocurre con el vecino de al lado que se pone a dar golpes ruidosos cuando estamos en pleno reposo o tranquilidad, que se mete en nuestra privacidad con la mayor cara dura. Quizás su actitud valga para que tomemos conciencia de que nuestra vida transcurre confortablemente pero muy vacía y sea necesario emprender un cambio radical; de hecho, no son las personas de fuera, el prójimo o los vecinos, los que nos causan mayores males, sino que son precisamente las que más queremos, las de nuestro círculo sagrado o más afectuoso, las que nos infligen las peores heridas y desengaños.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En definitiva, dos enseñanzas entresaco de esta historia:

1ª) La vida para que sea sabrosa ha de vivirse peligrosamente; es la mejor forma de vivirla. Sólo a través del peligro, la vida sabe a vida, tiene su punto sabroso de sal existencial. Uno tiene que ser aventurero, estar siempre dispuesto para enfrentarse a los problemas y a la gente problemática, porque esto ocurrirá casi a diario; entonces, hay que saber vivir plantando cara a quienes nos tratan de avasallar o violar en cualquier sentido. Cuando esto ocurre, indudablemente uno lo pasa mal, está inquieto, se desquicia; pero aún así la intensidad e inestabilidad de enfrentarnos al arbitrario o bellaco, de no acobardarnos, es más gratificante que toda una eternidad de vida mediocre.

2ª) No obstante, conviene tener muy en cuenta que quien te viene a incordiar también puede que te venga a salvar, con lo cual el molestoso o incordiador puede ser sorprendentemente tu salvador: entre otras cosas puede acicatearte y hacerte salir, por ejemplo, de una casa tan horrorosa como esa mierda de vivienda realizada en América del Sur por el arquitecto Charles Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Cobusier; porque el mundo es grandísimo y hay infinitos paisajes y lugares donde habitar, millones de veces más hermosos y vivificantes.

Todo esto se pone de relieve en esta película, por acción, por omisión y por algo más.


Fej Delvahe
9
28 de octubre de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película del género drama, de diseño minimalista, claramente del lado de las películas de arte y ensayo mas que aquellas de Hollywood, para un público que sepa apreciar mas el desarrollo y las imágenes que el desenlace. Una historia con dos personajes principales, aunque mirada siempre desde los conflictos internos de uno de ellos.

Distinta a la mayoría en varios aspectos, sobre todo visuales. Usa mucho la enmarcación pronunciada, con cuadros dentro de cuadros en varias ocasiones, estéticamente impecable. Se caracteriza, a través del uso marcado de códigos iconográficos, por la constante diferenciación y contraste entre clases sociales.

El juego de encuadres es lo mas destacado del film, se ven muchos primeros planos y planos en detalle cortando rostros a la mitad, tomas en picado y contrapicado, una iluminación subrayada, y con mucho contraste.

Atrapante, inquietante, nunca se sabe que va a pasar con los dos personajes, cual va a ser su reacción y cómo se va a desencadenar la acción del film. Esto y el constante cambio en nuestra percepción sobre los personajes, sobre quien es el bueno y quien es el malo, que genera la película es muy difícil de ver corrientemente en las películas hoy en día.

Leer más en www.criticasdecine2010.blogspot.com
8
9 de noviembre de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente, innovadora y sorpresiva película del más puro cine independiente, fuera de todo círculo intelecto-comercial, o evidente panfleto de cine actual.

Es una película intensa, de humor cáustico, que poco a poco te introduce en una situación tan habitual e incómoda como la de encontrarte en medio de un problema de fácil resolución jurídica –a priori- con tu vecino. Una medianera agujereada con el fin de hacer un vano en la pared que permita el acceso al sol a la vivienda contigua, desencadena una relación forzosa entre un culto, arrogante y exquisito vecino, y su contrario, vulgar, de entendederas las justas y muy arraigadas, que se siente respaldado en su demanda por irrefutables razones.

Siempre pensé que vivir en una casa única y de diseño como la “Casa Curutchet”, teniendo como vecinos de al lado a un bloque construido con el único de fin de maximizar el beneficio aún a costa del bienestar de sus moradores, debía ser bastante incómodo. Esta película, que despiertas los miedos más acomodados, nos hace sentir esta incomodidad. Así, incluso la solución solidaria de permitir al vecino abrir una claraboya que permita la entrada de luz pero niegue las vistas, nos llega a parecer solución correcta, hasta que la avaricia burguesa –y ante el terror a una futura devaluación de la finca- estruja su derecho, sin importar las consecuencias.

Con cierto humor, los directores, nos critican la moral burguesa, acomodada y snob (“esos tambores de fondo quedan muy bien en la composición lineal de la obra musical”, le dice un invitado a Leonardo, mientras Víctor hace de las suyas), y nos relata lo frágil que es la medianera que separa los dos mundos, el del vulgar, dominador y prepotente vendedor de autos, y del prestigioso y culto diseñador –profesor de facultad-, y de cómo Víctor usando la accesibilidad lumínica y visual de la vivienda de diseño, se introduce en la vida de su vecino, en la de sus familia e incluso en su vivienda.

Simpático esté tipo, Víctor. Pero no para tenerlo de vecino.

Muy recomendable. No es una película localista, incluso utilizando ese deje tan porteño y cerrado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Escena: en la que Víctor bailando en la fiesta de la casa del vecino, imita los gestos de felicidad con los que Leandro celebrar el creerse haber convencido a Víctor, con poderosos e irrefutables argumentos, de la imposibilidad de mantener el vano ventana…
9
25 de julio de 2011
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El hombre de al lado" es una interesante caricatura contemporánea de la lucha de clases y un magnífico trabajo de interpretación de Rafael Spregeburd (en el papel de Leonardo) y Daniel Aráoz (Víctor). La primera escena de la película es reveladora: dos planos que muestran como un martillo pilón se abre paso para dejar pasar la luz a través de una pared que separa dos mundos. Ese martilleo constante y machacón sacudirá nuestras mentes a lo largo de 100 minutos hasta conseguir su propósito, derribar las paredes de nuestras propias cabezas.

El planteamiento no puede ser más simple ni más original. Dos vecinos de clases sociales muy distintas entablan una curiosa relación cuando Víctor (el de clase media-baja) decide abrir una ventana en una pared ciega en busca de un poco de luz. Víctor se topará con Leonardo (el de clase alta), que vive con su familia en una luminosa y lujosa vivienda obra de Le Corbusier.

La película está llena de ácidas paradojas contra el esnobismo de la burguesía y de las clases altas, y en mi opinión peca de excesivo maniqueísmo. Pero como toda ella discurre en un tono exagerado y grotesco, se le permite. La paradoja es el espejo que se interpone entre Víctor y Leonardo. La cara pulida del espejo nos presenta a un Víctor bonachón, noble, divertido y seductor. Tras el lado oscuro del espejo se nos muestra a un diseñador de buena reputación, Leonardo, preso en su mundo hueco, glamouroso y profundamente deshumanizado. El humor negro se encargará de satinar los (abundantes) planos encuadrados, y los sarcasmos arrancaran sonrisas y guiños cada vez más retorcidos.

Un final imprevisible y brillante acabará dejando pasar unos rayos de luz a través del muro que para el espectador se convierte en el de las lamentaciones. Sobre ese muro Víctor nos abre su ventana indiscreta. No dudéis en asomaros.
7
5 de septiembre de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este largometraje narra la historia de dos vecinos que se ven enfrentados por la intromisión de uno de ellos en la propiedad privada del otro. Es curioso como una simple ventana puede fusionar dos mundos completamente diferentes. Por un lado, Leonardo (Rafael Spregelburd), un rico y prestigioso diseñador que vive en la famosa y única casa realizada por Le Corbusier en la América Latina, más concretamente en La Plata. Por el otro, tenemos a Víctor (Daniel Aráoz), un vendedor de coches buena gente, pícaro y, como se suele decir en España, con muchos tiros dados. La situación en la que desemboca la ocurrencia de realizar una ventana por parte de Víctor para tener algo más de luz en su habitación, nos dejará atónitos.

Como bien dice su cartel, aunque no soy muy seguidor del cine argentino, la mejor película argentina del 2010.

Comenzando por los actores, ni que decir tiene que ambos protagonistas realizan su papel de una manera impecable. Es más, cuesta imaginarse la misma película con otros actores, sean de la talla que sean. Claro está, que es mi opinión, pero tras verla te deja un sentimiento de “No habrían podido acertar mejor a la hora de elegir los actores”. Durante la película llegan momentos en los que uno siente vergüenza ajena de las situaciones que se dan. Además, es para quitarse el sombrero cómo los directores-guionistas, Mariano Cohn y Gastón Duprat, abordan el problema de ambos por medio de la puesta en escena de los rasgos que oponen a los personajes.

Os animo a explorar el mundo del cine con películas como ésta porque sin duda alguna, uno puede encontrarse con auténticos diamantes. Nunca una frase tan simple como “Sólo necesito unos pocos rayitos de luz, que a vos te sobran” tuvo tales consecuencias.
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