M, el vampiro de Düsseldorf
8.3
22,339
Thriller. Intriga
Un asesino de niñas tiene atemorizada a toda la ciudad de Berlín. La policía lo busca frenética y desesperadamente, deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa. Por su parte, los jefes del hampa, furiosos por las redadas que están sufriendo por culpa del asesino, deciden buscarlo ellos mismos. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2015
24 de marzo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de la obras más representativas del expresionismo alemán que se podría estrenar hoy en día sin necesidad de ser modificada ni en contenido ni en forma. Los dilemas morales y el estudio social que ofrece su brillante guión basado en hechos reales, son completamente atemporales, al igual que una innovadora realización que impacta por su fuerza y dinamismo. Además la magnífica interpretación de un desatado Peter Lorre pone la puntilla perfecta a un clásico que no envejecerá nunca y que rebosa un nivel tan alto de intriga y tensión que atrapa inevitablemente al público de todas las épocas.
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17 de julio de 2017
17 de julio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy breve:
Impresionante sería el adjetivo que utilizaría si sólo se me permitiese una palabra para definir la película. Y es que es así, impresiona. El arranque es plenamente inmersivo, transmite un pánico y un terror psicológico muy difícil de olvidar. Es terrorífico, sin dar miedo. Ese magnífico "Mientras estén cantando, sabremos al menos que están bien", esa silueta en sombra sobre el anuncio, esa atrevida relación Hampa-Policía con fin social, esa persecución por las calles, esa M en la chaqueta, esa encerrona en la fábrica, ese juego de tensiones, esa escena en el sótano con ese juicio magnífico que deja unos diálogos y un mensajes increíble para la época y tan transgresor que aun hoy se sigue debatiendo, ese cuadro puramente expresionista de las madres lamentándose justo al final... Qué maravilla.
Si hoy en día siguiéramos viviendo en un mundo en blancos y negros la película no sería tan impactante.
Impresionante sería el adjetivo que utilizaría si sólo se me permitiese una palabra para definir la película. Y es que es así, impresiona. El arranque es plenamente inmersivo, transmite un pánico y un terror psicológico muy difícil de olvidar. Es terrorífico, sin dar miedo. Ese magnífico "Mientras estén cantando, sabremos al menos que están bien", esa silueta en sombra sobre el anuncio, esa atrevida relación Hampa-Policía con fin social, esa persecución por las calles, esa M en la chaqueta, esa encerrona en la fábrica, ese juego de tensiones, esa escena en el sótano con ese juicio magnífico que deja unos diálogos y un mensajes increíble para la época y tan transgresor que aun hoy se sigue debatiendo, ese cuadro puramente expresionista de las madres lamentándose justo al final... Qué maravilla.
Si hoy en día siguiéramos viviendo en un mundo en blancos y negros la película no sería tan impactante.
14 de agosto de 2020
14 de agosto de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengas miedo, asesino. Cierra los ojos, pronto habrá pasado todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin tripas ni esas clásicas escenas de suspense en las que el espectador está todo el tiempo temiendo que acuchillen a la víctima. Pero es tremenda. Hace que tus sentimientos vayan desde desear que atrapen al asesino hasta sentir lástima de él y desear que se escape. Y en medio un despliegue periodístico y policial. Y un juicio tan honorable como la mesa de los mendigos de Buñuel en Viridiana. Y nosotros, los espectadores, sentados a la mesa. Muertos de vergüenza, de piedad o de indignación.
26 de agosto de 2020
26 de agosto de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la ciudad alemana de Dusseldorf reina el miedo y el estupor. Han sido secuestradas una serie de niñas, cuyos cuerpos han sido hallados sin vida y nadie sabe quién ha sido.
Las autoridades ponen patas arriba toda la ciudad y los bajos fondos son escrutados al milímetro y a todas horas, así que les sea imposible el poder trabajar. Esto hará que todos los delincuentes se unan para buscar al culpable y así poder ejercer “su oficio”.
Basado en hechos reales, los asesinatos cometidos por Peter Gunter (1883-1931) entre febrero y noviembre de 1929, la trama nada tiene que ver de cómo se fueron desarrollando los acontecimientos, pues en realidad el asesino se entregó a la policía.
Dirigida por Frinz Lang y estrenada en 1931, es una sus primeras películas del cine sonoro, y una de las últimas de su etapa alemana, más tarde emigraría a América probablemente para evitarse problemas con el nuevo régimen, pues era descendiente de judíos.
Entre los guionistas estaban, el propio Lang y su esposa de aquel entonces la escritora y guionista Thea von Harbou.
Durante gran parte de la película la música que suena es la pieza clásica “En la gruta del rey de la montaña” del compositor Edvard Grieg, es una melodía muy conocida y es la que acompaña al vampiro en sus andanzas. La película pertenece al llamado expresionismo alemán, que se caracteriza entre otras cosa, por los primeros planos de la cara de los actores para intensificar las emociones.
Y la luz también es muy importante, predominan los claros y las sombras.
Además de estas dos características Comienza en esos años principios de los 30, el realismo social, es decir tratar temas cotidianos en las historias. Y esto queda patente en esta película.
Fue el primer papel protagonista que tuvo el actor Peter Lorre, un actor que hasta entonces solo había trabajado en el teatro. Y debido a su físico característico, le da una siniestralidad casi hipnótica al personaje.
En cuanto a las interpretaciones en general comentar que las encuentro un poco teatrales, como bien pudiera decir de cualquier película de esta época, pues estamos ante el inicio del cine sonoro, que aunque ahora nos resulte lo normal, en aquellos inicios fue bastante caótico, pues la mayoría de actores del mudo no hicieron la transición al sonoro y muchos de los nuevos actores venían del teatro donde también había tendencia a exagerar para que los movimientos fueran captados por el público.
No obstante la película está muy bien no solo por la trama, como ya he dicho antes es inventada porque los hechos no ocurrieron así, pero no obstante cuando se ve la identificas con el espíritu alemán, o por lo menos a mí me paso. El ritmo también la hace bastante interesante para nada pesada y el uso de ese contraste tan fuerte entre luces y sombras, tan propio del expresionismo le añade un toque gótico y siniestro que intensifica la trama. Una película totalmente recomendable.
Las autoridades ponen patas arriba toda la ciudad y los bajos fondos son escrutados al milímetro y a todas horas, así que les sea imposible el poder trabajar. Esto hará que todos los delincuentes se unan para buscar al culpable y así poder ejercer “su oficio”.
Basado en hechos reales, los asesinatos cometidos por Peter Gunter (1883-1931) entre febrero y noviembre de 1929, la trama nada tiene que ver de cómo se fueron desarrollando los acontecimientos, pues en realidad el asesino se entregó a la policía.
Dirigida por Frinz Lang y estrenada en 1931, es una sus primeras películas del cine sonoro, y una de las últimas de su etapa alemana, más tarde emigraría a América probablemente para evitarse problemas con el nuevo régimen, pues era descendiente de judíos.
Entre los guionistas estaban, el propio Lang y su esposa de aquel entonces la escritora y guionista Thea von Harbou.
Durante gran parte de la película la música que suena es la pieza clásica “En la gruta del rey de la montaña” del compositor Edvard Grieg, es una melodía muy conocida y es la que acompaña al vampiro en sus andanzas. La película pertenece al llamado expresionismo alemán, que se caracteriza entre otras cosa, por los primeros planos de la cara de los actores para intensificar las emociones.
Y la luz también es muy importante, predominan los claros y las sombras.
Además de estas dos características Comienza en esos años principios de los 30, el realismo social, es decir tratar temas cotidianos en las historias. Y esto queda patente en esta película.
Fue el primer papel protagonista que tuvo el actor Peter Lorre, un actor que hasta entonces solo había trabajado en el teatro. Y debido a su físico característico, le da una siniestralidad casi hipnótica al personaje.
En cuanto a las interpretaciones en general comentar que las encuentro un poco teatrales, como bien pudiera decir de cualquier película de esta época, pues estamos ante el inicio del cine sonoro, que aunque ahora nos resulte lo normal, en aquellos inicios fue bastante caótico, pues la mayoría de actores del mudo no hicieron la transición al sonoro y muchos de los nuevos actores venían del teatro donde también había tendencia a exagerar para que los movimientos fueran captados por el público.
No obstante la película está muy bien no solo por la trama, como ya he dicho antes es inventada porque los hechos no ocurrieron así, pero no obstante cuando se ve la identificas con el espíritu alemán, o por lo menos a mí me paso. El ritmo también la hace bastante interesante para nada pesada y el uso de ese contraste tan fuerte entre luces y sombras, tan propio del expresionismo le añade un toque gótico y siniestro que intensifica la trama. Una película totalmente recomendable.
4 de enero de 2021
4 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La obra maestra de Fritz Lang comienza con unos inocentes niños realizando un macabro juego, una especie de ta-te-ti, pero recitando a un monstruo negro que con un cuchillo los rebanará, uno por uno, a medida que la niña se mueve en sentido de las ajugas del reloj. Una simbólica imagen y un oscuro tono que mantendrá la película que, pese a los dispersos toques de humor e ironía que recorren el film, se profundizará hacia el final.
El asesino no tarda en aparecer, cuando su sombra, con reminiscencias expresionistas, aparece sobre el cartel de pedido de captura, y silba la melodía de “En el Salón del Rey de la Montaña” mientras delicadamente engatusa y lleva a su víctima a la muerte. Así como en “Tiburón” el animal que aterrorizaba a todos era presentado y acompañado de un leitmotiv durante todo el film de Spielberg, Fritz Lang hace lo mismo hace casi 90 años atrás, con su primera película sonora, llevando la edición de sonido y las habilidades narrativas del mismo a límites extraordinarios, teniendo en cuenta que el cine recién se encontraba en los albores de dicha técnica. Pero no es lo único genial en la obra de Lang: la magnífica puesta en escena, su maravilloso trabajo de cámara (coronado por un hermoso plano secuencia en el que la cámara termina un largo recorrido atravesando una ventana) y la edición en paralelo de los diferentes puntos de vista de los protagonistas de la historia, llevan la película con un ritmo y una frescura imperecedera, convirtiéndola además en una de las mayores precursoras del policial negro.
Una galería de personajes se presentan ante nosotros mientras el terror agobia a la ciudad, llevando a la policía a tomar todas las medidas a su alcance, y a los propios criminales a iniciar una investigación y persecución en paralelo para acabar una situación que está arruinando su negocio.
“Es un monstruo que no pertenece a nuestro mundo” exclama uno de los criminales, con indignación ante unos delitos que exceden incluso sus propios límites morales. Y es que un abusador y asesino de niños probablemente sea el mayor monstruo que podemos imaginar…. Pero para el momento del clímax, en el que un Peter Lorre descomunal y lleno de patetismo se deshace ante nosotros, la película nos revela que detrás de ese monstruo hay, después de todo, un ser humano. Y es en la humanización del monstruo en la que Fritz Lang arroja al film a una profunda ambigüedad moral, dejando que el espectador decida si sentir lástima, asco, odio, o todo junto... para luego cerrar en un final desolador.
Fritz Lang firma una verdadera cumbre del cine, sin la cual no podría existir gran parte del cine policial posterior.
El asesino no tarda en aparecer, cuando su sombra, con reminiscencias expresionistas, aparece sobre el cartel de pedido de captura, y silba la melodía de “En el Salón del Rey de la Montaña” mientras delicadamente engatusa y lleva a su víctima a la muerte. Así como en “Tiburón” el animal que aterrorizaba a todos era presentado y acompañado de un leitmotiv durante todo el film de Spielberg, Fritz Lang hace lo mismo hace casi 90 años atrás, con su primera película sonora, llevando la edición de sonido y las habilidades narrativas del mismo a límites extraordinarios, teniendo en cuenta que el cine recién se encontraba en los albores de dicha técnica. Pero no es lo único genial en la obra de Lang: la magnífica puesta en escena, su maravilloso trabajo de cámara (coronado por un hermoso plano secuencia en el que la cámara termina un largo recorrido atravesando una ventana) y la edición en paralelo de los diferentes puntos de vista de los protagonistas de la historia, llevan la película con un ritmo y una frescura imperecedera, convirtiéndola además en una de las mayores precursoras del policial negro.
Una galería de personajes se presentan ante nosotros mientras el terror agobia a la ciudad, llevando a la policía a tomar todas las medidas a su alcance, y a los propios criminales a iniciar una investigación y persecución en paralelo para acabar una situación que está arruinando su negocio.
“Es un monstruo que no pertenece a nuestro mundo” exclama uno de los criminales, con indignación ante unos delitos que exceden incluso sus propios límites morales. Y es que un abusador y asesino de niños probablemente sea el mayor monstruo que podemos imaginar…. Pero para el momento del clímax, en el que un Peter Lorre descomunal y lleno de patetismo se deshace ante nosotros, la película nos revela que detrás de ese monstruo hay, después de todo, un ser humano. Y es en la humanización del monstruo en la que Fritz Lang arroja al film a una profunda ambigüedad moral, dejando que el espectador decida si sentir lástima, asco, odio, o todo junto... para luego cerrar en un final desolador.
Fritz Lang firma una verdadera cumbre del cine, sin la cual no podría existir gran parte del cine policial posterior.
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