M, el vampiro de Düsseldorf
8.3
22,340
Thriller. Intriga
Un asesino de niñas tiene atemorizada a toda la ciudad de Berlín. La policía lo busca frenética y desesperadamente, deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa. Por su parte, los jefes del hampa, furiosos por las redadas que están sufriendo por culpa del asesino, deciden buscarlo ellos mismos. (FILMAFFINITY)
20 de febrero de 2021
20 de febrero de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
M, el vampiro de Düsseldorf obra maestra de Fritz Lang a muchos niveles.
-Una lección magistral de elegancia en la puesta en escena. Utilizando la estética propia del expresionismo alemán. Claroscuros, encuadres inquietantes. Pero sobretodo la utilización magistral del sonido (en el primer film sonoro de su director) y los silencios, sin perder ni un ápice de la fuerza visual de las imágenes, con una realización moderna, inteligente, una explosión de recursos cinematográficos (planos subjetivos, planos secuencia (cuando no existía el steadycam), planos cenitales, composición potenciando la tensión (sin sustos efectistas y jumpscares)) Una brillante planificación y utilización del fuera de campo o elipsis, que hacen del film una muestra de cine de calidad, inteligente y elegante que casi un siglo después sigue plenamente vigente.
-Una más que oportuna reflexión sobre los mecanismos de poder de la sociedad. Sobre la pulsión maligan del ser humano y su encaje en los mecanismos de control social. Un retrato honesto de la mente de un psicópata (espectacular interpretación de Peter Lorre) elevado a metáfora de la desintegración moral de una sociedad, en el momento histórico en el que el nazismo emergía en la Alemania de los años 30.
-Podríamos considerar M, como embrión del film Noir, como una obra maestra que utiliza inteligentemente los recursos visuales, sonoros, cinematográficos en definitiva, para narrar con elegancia una historia que lamentablemente (como su titulo original El Asesino está entre nosotros) sigue vigente casi 100 años después.
Maravillosa.
-Una lección magistral de elegancia en la puesta en escena. Utilizando la estética propia del expresionismo alemán. Claroscuros, encuadres inquietantes. Pero sobretodo la utilización magistral del sonido (en el primer film sonoro de su director) y los silencios, sin perder ni un ápice de la fuerza visual de las imágenes, con una realización moderna, inteligente, una explosión de recursos cinematográficos (planos subjetivos, planos secuencia (cuando no existía el steadycam), planos cenitales, composición potenciando la tensión (sin sustos efectistas y jumpscares)) Una brillante planificación y utilización del fuera de campo o elipsis, que hacen del film una muestra de cine de calidad, inteligente y elegante que casi un siglo después sigue plenamente vigente.
-Una más que oportuna reflexión sobre los mecanismos de poder de la sociedad. Sobre la pulsión maligan del ser humano y su encaje en los mecanismos de control social. Un retrato honesto de la mente de un psicópata (espectacular interpretación de Peter Lorre) elevado a metáfora de la desintegración moral de una sociedad, en el momento histórico en el que el nazismo emergía en la Alemania de los años 30.
-Podríamos considerar M, como embrión del film Noir, como una obra maestra que utiliza inteligentemente los recursos visuales, sonoros, cinematográficos en definitiva, para narrar con elegancia una historia que lamentablemente (como su titulo original El Asesino está entre nosotros) sigue vigente casi 100 años después.
Maravillosa.
13 de agosto de 2011
13 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang nos enseña de nuevo magistralmente el buen uso de la puesta en escena, el encuadre, la perspectiva rompedora, etc. Sin embargo en este caso adolece de un final demasiado explicativo, con un exceso de diálogos que rompen un tanto el ritmo del resto de la cinta.
En cuanto a Peter Lorre, genial, como siempre. Su fisonomía y su buen hacer interpretativo dan perfecta cuenta de la desesperación, la crueldad y la obsesión del personaje protagonista, hasta el punto de llegar a detestarlo o a compadecerte de él según el momento de la película.
Obra maestra sin duda del expresionismo alemán, y una gran lección de cómo realizar un magnífico filme con escasos medios, pero con una enorme historia y unos actores y un director fuera de serie.
En cuanto a Peter Lorre, genial, como siempre. Su fisonomía y su buen hacer interpretativo dan perfecta cuenta de la desesperación, la crueldad y la obsesión del personaje protagonista, hasta el punto de llegar a detestarlo o a compadecerte de él según el momento de la película.
Obra maestra sin duda del expresionismo alemán, y una gran lección de cómo realizar un magnífico filme con escasos medios, pero con una enorme historia y unos actores y un director fuera de serie.
24 de julio de 2013
24 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película de esas que deben estudiarse en las academias como ejemplo de como se pueden explotar los recursos del medio de forma genial. En su primer trabajo sonoro, Lang usó el sonido de forma magistral, influyendo incluso en cuestiones de montaje. Hasta el asesino es identificado por un invidente que lo reconoce por oir la melodía de Grieg que silba nerviosamente de forma obsesiva.
Gran personaje el del comisario Lohmann, brillantemente interpretado por Otto Wernicke, quien repitió personaje en el siguiente film de Lang, "El testamento del dr. Mabuse".
Mayúsculo Peter Lorre, quien tuvo que sacar adelante un personaje especialmente delicado, particularmente en las escenas del juicio, donde hace una verdadera exhibición interpretativa, aportando realismo y credibilidad a su complejo personaje.
Una de las obras cinematográficas imprescindibles.
Gran personaje el del comisario Lohmann, brillantemente interpretado por Otto Wernicke, quien repitió personaje en el siguiente film de Lang, "El testamento del dr. Mabuse".
Mayúsculo Peter Lorre, quien tuvo que sacar adelante un personaje especialmente delicado, particularmente en las escenas del juicio, donde hace una verdadera exhibición interpretativa, aportando realismo y credibilidad a su complejo personaje.
Una de las obras cinematográficas imprescindibles.
22 de abril de 2014
22 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película no hay vampiros sino un asesino serial y mucho humo de cigarrillo. Frente a la lentitud de la policía, el crimen organizado se organiza aún más y junto con los mendigos se dedican a perseguir al asesino de niños. Lo genial de la película es que uno está cada vez más convencido de que el asesino se merece el peor castigo y 10 minutos después el director logra que el espectador cambie de opinión. Es la obra maestra de Fritz Lang y es tan moderna que cuesta creer que está filmada en 1931. La melodía que silba el asesino, en realidad está grabada por el mismo Fritz Lang y ese recurso fue utilizado por miles de películas y series de terror. (legalmentegratis.com.ar)
8 de octubre de 2014
8 de octubre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Edipo de Sófocles, el portador de la mitad de la verdad fue un anciano ciego, Tiresias. En el caso de M, Vampiro de Dusselfort, de Fritz Lang, el portador de la verdad, fue, al igual, otro ciego anciano. La responsabilidad civil de un criminal, es siempre un asunto que la comunidad quiere liquidar, pero a ello se anteponen los procedimientos de la justicia, que es en mil casos es ineficiente. La gran película alcanza a proponer la discusión entre moral y ley, al nivel de los principios; ya que el dispositivo de la justicia, genera un juicio, que puede estar contra la sociedad misma.
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