Emilia Pérez
5.9
13,213
Thriller. Musical. Drama
Rita Mora Castro es una infravalorada abogada mexicana de un gran bufete que un día recibe una oferta inesperada: ayudar a un temido jefe de un cartel, Juan 'Manitas' del Monte, a retirarse de su negocio y desaparecer para siempre convirtiéndose en la mujer que él siempre ha soñado ser: Emilia Pérez. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2025
1 de febrero de 2025
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Emilia Pérez" (J. Audiard, 2024) me parece una película muy floja, en la que solo he apreciado un buen trabajo en el montaje de las piezas musicales, en la lograda oscuridad de la fotografía y en la energía que Zoe Saldaña pone en juego para intentar salvar una historia que avanza a trompicones. Una historia, además, que no se beneficia en nada de la mediocre interpretación de Karla Sofía Gascón (pobre dicción y expresividad nada convincente). Una lástima, pues el punto de partida, imaginativo por inverosímil, prometía otra cosa.
1 de abril de 2025
1 de abril de 2025
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al final hasta yo he de reconocer que “Emilia Pérez” ha terminado siendo el fenómeno cinematográfico del curso 2024-25, un producto que ha llevado el cine a otra dimensión, una revolución audiovisual con la que, sinceramente, creo que el CINE (con las cuatro letras mayúsculas) entra en una etapa 2.0 con un producto que se disfruta dentro y fuera de las salas de cine, una entidad multiformato (el concepto de película se le queda corto) que rompe la cuarta pared e interactúa con el espectador delante y detrás de la pantalla, cobrando vida propia en redes sociales. Un tsunami que se ha llevado por delante la reputación de varios profesionales y de varios certámenes, siendo el centro de discusión de tertulias familiares y un semillero interminable de memes. Palabras mayores, en definitiva: no todos los truños pueden decir lo mismo.
Intentado separar la cinta en una faceta artística y una faceta mediática, mi reseña convencional hablaría de una idea provocadora, la de un un brutal narcotraficante mexicano con disforia de género, de las que no me llaman (personalmente) la atención pero entiendo que tiene sustancia como para polarizar al espectador y, en manos de un buen (y honesto) director, dar lugar a un drama potente o una comedia interesante. Audiard, por contra, se muestra visionario como para entender que, con las corrientes ideológicas actuales, tiene entre manos un producto de grandes posibilidades comerciales entre el segmento de público más interesado en las emociones y que, literalmente, cuenta con total impunidad para rechazar cualquier crítica con la simple mención de transfobia. Donde otros realizadores hubiesen entendido ese contexto como una fuente de tranquilidad para dar rienda suerta a su arte con una red debajo, yo siento que Audiard lo toma como una barra libre para sacar el máximo rédito con la ley del mínimo esfuerzo.
La primera impresión que me deja la realización de “Emilia Pérez” es de tosquedad, de simpleza, de vulgaridad. De producto independiente que quiere presumir de una naturalidad que procede de falta de calidad y no se haya invertido el más mínimo esfuerzo en pulir las imperfecciones con una segunda toma. No hay nada en la escritura de la película ni en su ejecución que me hagan pensar que estamos ante un proyecto serio con intenciones comerciales y artísticas y no un proyecto fin de grado. Como soy de corazón generoso y bienpensado, vuelvo a lo que decía antes: mi sensación es que Audiard y compañía creyeron dar con una baza ganadora y corrieron a llevarla a cabo antes de que se la pisaran. Por el camino, dejaron de lado la escritura de unos diálogos razonablemente elaborados, elegir un casting acorde a los perfiles de los personajes y estructurar la narrativa de una manera que el visionado de las dos horas y pico de metraje tuviesen alguna clase de incentivo argumental y no fuese un continuo caminar en círculos en torno a un par de ideas.
Pero si la primera impresión es de «pues, efectivamente, la cosa no era para tanto», el desastre es total antes de la media hora. Cuesta elegir qué categoría técnica es la más catastrófica, porque si bien lo de ambientar una película francesa en México y rodarla en español no auguraba nada bueno, «lo» del reparto suena a tomadura de pelo: ¿A qué narices viene lo poner a Zoe Saldaña y a Selena Gómez a hablar en mexicano cuando la primera tiene acento colombiano (demasiado bien lo hace) y la otra no tiene ni puñetera idea de castellano y la pobre no hace más que el ridículo más espantoso?. En cuanto a «nuestra» Karla… pues bueno, me creo perfectamente que esta sea su primera obra seria, pero yo en su lugar me replantearía seguir dedicándome a esto (suponiendo que supere su cancelación) porque es lo contrario a la naturalidad y parece una niña actuando con actores de verdad.
Pero yo creo que lo que responde a la duda de si “Emilia Pérez” es una tortura o un truño es la decisión de hacer de ella un musical. Sin ser mi género favorito, puedo entender que hablar en lugar de cantar tenga sentido si se dispone de una banda sonora potente o unos números musicales espectaculares… pero Audiard se lanza a la piscina sin nada de eso en lo que viene siendo un insulto completo a la inteligencia del espectador. Sin una música digna de tal nombre ni letras que respeten las reglas melódicas y rítmicas elementales, los diálogos musicales son texto declamado con una entonación que se reduce a alargar el final de las frases mientras alguien con un organillo Casio pulsa teclas lentamente, para dar sensación de intensidad. El gran orgullo de Audiard pasa por un par de «números musicales» de letra incomprensible en boca de una Saldaña que bastante hace con pronunciar como puede unas palabras que tampoco resultan descifrables en los subtítulos. Una iluminación brusca trata de generar atmósfera de autor y distraer la atención de unas coreografías sobrevaloradas que hacen aspavientos con caras de enfado.
No, insisto en que el problema no es que no me gusten los musicales, sino que “Emilia Pérez” es un mal musical. Varias de mis canciones favoritas son de musicales porque los grandes musicales se caracterizan por grandes canciones. Pero me juego mi nómina y no la pierdo a que ABSOLUTAMENTE NADIE es capaz de cantar o tararear los temas centrales de la película porque son una patraña. Pero vamos, que si crees que ver a una chica moviéndose de manera desmadejada mientras dice incoherencias mientras Karla Gascón «canta» una saeta es lo más normal del mundo, lo mismo disfrutas de “Emilia Pérez”. En fin. Y todo esto son sensaciones en caliente, mientras ves la película. A poco que te paras a pensar, ves que lo que era «el guion del siglo» no deja de ser una mezcla casposa de “Una terapia peligrosa” y “Señora Doubtfire” y la verdad impepinable, que Audiard se está riendo de todo y de todos, aparece con toda nitidez ante tus ojos.
Me quedo sin sitio, sigo en el spoiler hablando de esa dimensión mediática que tan buenos momentos nos ha dado.
Intentado separar la cinta en una faceta artística y una faceta mediática, mi reseña convencional hablaría de una idea provocadora, la de un un brutal narcotraficante mexicano con disforia de género, de las que no me llaman (personalmente) la atención pero entiendo que tiene sustancia como para polarizar al espectador y, en manos de un buen (y honesto) director, dar lugar a un drama potente o una comedia interesante. Audiard, por contra, se muestra visionario como para entender que, con las corrientes ideológicas actuales, tiene entre manos un producto de grandes posibilidades comerciales entre el segmento de público más interesado en las emociones y que, literalmente, cuenta con total impunidad para rechazar cualquier crítica con la simple mención de transfobia. Donde otros realizadores hubiesen entendido ese contexto como una fuente de tranquilidad para dar rienda suerta a su arte con una red debajo, yo siento que Audiard lo toma como una barra libre para sacar el máximo rédito con la ley del mínimo esfuerzo.
La primera impresión que me deja la realización de “Emilia Pérez” es de tosquedad, de simpleza, de vulgaridad. De producto independiente que quiere presumir de una naturalidad que procede de falta de calidad y no se haya invertido el más mínimo esfuerzo en pulir las imperfecciones con una segunda toma. No hay nada en la escritura de la película ni en su ejecución que me hagan pensar que estamos ante un proyecto serio con intenciones comerciales y artísticas y no un proyecto fin de grado. Como soy de corazón generoso y bienpensado, vuelvo a lo que decía antes: mi sensación es que Audiard y compañía creyeron dar con una baza ganadora y corrieron a llevarla a cabo antes de que se la pisaran. Por el camino, dejaron de lado la escritura de unos diálogos razonablemente elaborados, elegir un casting acorde a los perfiles de los personajes y estructurar la narrativa de una manera que el visionado de las dos horas y pico de metraje tuviesen alguna clase de incentivo argumental y no fuese un continuo caminar en círculos en torno a un par de ideas.
Pero si la primera impresión es de «pues, efectivamente, la cosa no era para tanto», el desastre es total antes de la media hora. Cuesta elegir qué categoría técnica es la más catastrófica, porque si bien lo de ambientar una película francesa en México y rodarla en español no auguraba nada bueno, «lo» del reparto suena a tomadura de pelo: ¿A qué narices viene lo poner a Zoe Saldaña y a Selena Gómez a hablar en mexicano cuando la primera tiene acento colombiano (demasiado bien lo hace) y la otra no tiene ni puñetera idea de castellano y la pobre no hace más que el ridículo más espantoso?. En cuanto a «nuestra» Karla… pues bueno, me creo perfectamente que esta sea su primera obra seria, pero yo en su lugar me replantearía seguir dedicándome a esto (suponiendo que supere su cancelación) porque es lo contrario a la naturalidad y parece una niña actuando con actores de verdad.
Pero yo creo que lo que responde a la duda de si “Emilia Pérez” es una tortura o un truño es la decisión de hacer de ella un musical. Sin ser mi género favorito, puedo entender que hablar en lugar de cantar tenga sentido si se dispone de una banda sonora potente o unos números musicales espectaculares… pero Audiard se lanza a la piscina sin nada de eso en lo que viene siendo un insulto completo a la inteligencia del espectador. Sin una música digna de tal nombre ni letras que respeten las reglas melódicas y rítmicas elementales, los diálogos musicales son texto declamado con una entonación que se reduce a alargar el final de las frases mientras alguien con un organillo Casio pulsa teclas lentamente, para dar sensación de intensidad. El gran orgullo de Audiard pasa por un par de «números musicales» de letra incomprensible en boca de una Saldaña que bastante hace con pronunciar como puede unas palabras que tampoco resultan descifrables en los subtítulos. Una iluminación brusca trata de generar atmósfera de autor y distraer la atención de unas coreografías sobrevaloradas que hacen aspavientos con caras de enfado.
No, insisto en que el problema no es que no me gusten los musicales, sino que “Emilia Pérez” es un mal musical. Varias de mis canciones favoritas son de musicales porque los grandes musicales se caracterizan por grandes canciones. Pero me juego mi nómina y no la pierdo a que ABSOLUTAMENTE NADIE es capaz de cantar o tararear los temas centrales de la película porque son una patraña. Pero vamos, que si crees que ver a una chica moviéndose de manera desmadejada mientras dice incoherencias mientras Karla Gascón «canta» una saeta es lo más normal del mundo, lo mismo disfrutas de “Emilia Pérez”. En fin. Y todo esto son sensaciones en caliente, mientras ves la película. A poco que te paras a pensar, ves que lo que era «el guion del siglo» no deja de ser una mezcla casposa de “Una terapia peligrosa” y “Señora Doubtfire” y la verdad impepinable, que Audiard se está riendo de todo y de todos, aparece con toda nitidez ante tus ojos.
Me quedo sin sitio, sigo en el spoiler hablando de esa dimensión mediática que tan buenos momentos nos ha dado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero vamos, que no todo va a ser malo en "Emilia Pérez". ¿Y lo que nos hemos reido con ese arco dramático del personaje que es Karla Sofía? Cada vez que desde posiciones, digamos, conservadoras, se ponía en duda si los premios venían más derivados de su condición sexual que de su talento, ella y sus seguidores progresistas despachaban las críticas con el comodín de la transfobia. El mismo comodín que usó contra los que dudaron de la calidad técnica de la cinta. Todo era machismo y transfobia hasta que una periodista musulmana, quizá compinchada con sus competidoras en los Óscar, trajo a colación los archiconocidos tutis y se viró la tortilla: los mismos que la defendían incondicionalmente la lincharon sin darle opción a réplica en una campaña tan despiadada que se llevó por delante sus opciones de premio (y las de la película), así como sus proyectos más inminentes. Seguramente fuese ella la más sorprendida de que las cancelaciones más virulentas procediesen de sectores progresistas y de que la única comprensión hacia muchos de sus tuits llegara desde la propia fachosfera, lo que no impidió que se dejara llevar por la corriente e implorar un perdón del wokismo (ya no soy esa persona que escribió esos tuits, estoy trabajando para ser una mejor versión de mí misa...) que se me antojó, además de miserable y oportunista, una mala idea porque la izquierda no suele perdonar estas cosas. Y así fue durante bastante tiempo, causalmente hasta que sus opciones a los premios quedaron en agua de borrajas, y volvió a ir siendo aceptada poco a poco entre el mundo de la Cultura, lo que demuestra que hizo bien tragándose el sapo y vendiendo sus principios a gente que, todo sea dicho, tampoco es que esté como para dar lecciones.
Y si Karla estuvo mucho tiempo en la pista central de ese circo asqueroso, ¿qué decir de los festivales que le dieron premios y nominaciones por motivos ajenos al arte y luego le negaron el pan y la sal por motivos exactamente igual de ajenos al arte? ¿Y de ese director, Audiard, que pasó de idolatrarla como una musa a ponerla innecesariamente verde, bastante más verde de lo que mandaba el decoro a las primeras de cambio, sin hacer un mínimo paripé de que escuchaba sus explicaciones y luego no se separaba de ella cuando empezó a ser prerdonada? ¿Y de esos políticos que la ponían de ejemplo de todo lo bueno y luego de todo lo malo? ¿Y la prensa? ¿Y Netflix? Lo dicho: "Emilia Pérez" nos ha dado mucho más de 127 minutos de cine. Bienvenidos al CINE 2.0.
Y si Karla estuvo mucho tiempo en la pista central de ese circo asqueroso, ¿qué decir de los festivales que le dieron premios y nominaciones por motivos ajenos al arte y luego le negaron el pan y la sal por motivos exactamente igual de ajenos al arte? ¿Y de ese director, Audiard, que pasó de idolatrarla como una musa a ponerla innecesariamente verde, bastante más verde de lo que mandaba el decoro a las primeras de cambio, sin hacer un mínimo paripé de que escuchaba sus explicaciones y luego no se separaba de ella cuando empezó a ser prerdonada? ¿Y de esos políticos que la ponían de ejemplo de todo lo bueno y luego de todo lo malo? ¿Y la prensa? ¿Y Netflix? Lo dicho: "Emilia Pérez" nos ha dado mucho más de 127 minutos de cine. Bienvenidos al CINE 2.0.
15 de febrero de 2025
15 de febrero de 2025
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
EMILIA PÉREZ (2024)
Dir. Jacques Audiard
Con Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Gomez, Adriana Paz, Édgar Ramírez, Mark Ivanir, Jonas Paz-Benavides, Daniel Velasco Acosta y Sébastien Fruit
3/10
132 minutos de que no se que pensaban. Dejando de lado todas las polémicas que son tantas que da para un libro… es incomprensible cómo está nominada o es ganadora de varios premios.
Fueron meses de escuchar burlas, memes, quejas, críticas, comentarios de los participantes que embarran más la cancha (por ejemplo el director diciendo que el español es idioma de pobres)… que en un momento me pudría todo y era hora de cerrar esto a ver si es tan mala como decían. Mayormente si, es el desastre que se dice, pero tampoco un 100%. Hay elementos que mínimamente se pueden rescatar.
Sin duda, había una idea súper interesante, hasta me atrevo a decir muy audaz, por dentro hay una muy buena película, pero todo lo de afuera es una bodrio monumental y que no termina de combinar para nada.
Hay una mezcla extrañísima de género con una temática seria pero que choca cuando todos cantan y muy mal encima… te daña los oídos, se vuelve un musical forzadamente. No era nada necesario, es como si narrara la historia del Titanic con una historia de amor y canciones… que irónico, ya se hizo.
Todo el avance de la misma empeora, la experiencia es una tortura. Con puras actuaciones malas, especialmente Selena Gómez (que la amo en Only Murders In The Building, pero aquí no). La mayoría (salvo algunos), al no saber español, no suenan naturales o creíbles, porque no entienden lo que dicen (sí o sí hay que activar subtítulos), nunca los ves como personas que te llegan a interesar, no te importa lo que hacen, ninguna acción genera interés o complicidad como espectador.
Dicen que hay comedia… ¿Dónde?, se puede hacer una comedia negra, pero se tiene que notar y ser sutilmente en eso, más si tratas estos temas que son muy serios.
Las nominaciones y los premios me parecen un chiste, sobre todo en los temas y las letras. Vos las escuchas y te enferman. Se nota que utilizaron el traductor de Google.
Yo no soy mexicano, pero contrario a -por ejemplo- Coco que fue una película estadounidense que transcurre en México y que se notaba una investigación, una cultura y que funcionó a nivel universal… acá pasa todo lo contrario, se nota la vagancia del director en investigar (hasta el lo dijo) y busca en lo más obvio, como estereotipos que pueden caer mal, más si sos de ese país.
Zoe Saldaña es la más “safable” de todas, y eso que ella no es santo de mi devoción. Creo que me hizo caer bien solo en La Terminal y en el rodaje de Guardianes De La Galaxia tomando mate.
En fin, fue como revivir Joker 2, pero que Emilia Pérez por suerte la ví en casa. Ambas combinan en que tenían tramas potentes en concepto, pero cuando lo exploran y lo sacan para afuera se sale de control y no le agarran el tono completo. Una lástima. Tal vez en un futuro pase lo contrario, como pasó con el Guasón, que en un futuro se va a volver una película de culto… pero yo lo dudo mucho.
Rita es una abogada de un gran bufete que un día recibe una oferta inesperada: ayudar al temido jefe de un cartel a retirarse de su negocio y desaparecer para siempre convirtiéndose en la mujer que él siempre ha soñado ser.
Dir. Jacques Audiard
Con Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Gomez, Adriana Paz, Édgar Ramírez, Mark Ivanir, Jonas Paz-Benavides, Daniel Velasco Acosta y Sébastien Fruit
3/10
132 minutos de que no se que pensaban. Dejando de lado todas las polémicas que son tantas que da para un libro… es incomprensible cómo está nominada o es ganadora de varios premios.
Fueron meses de escuchar burlas, memes, quejas, críticas, comentarios de los participantes que embarran más la cancha (por ejemplo el director diciendo que el español es idioma de pobres)… que en un momento me pudría todo y era hora de cerrar esto a ver si es tan mala como decían. Mayormente si, es el desastre que se dice, pero tampoco un 100%. Hay elementos que mínimamente se pueden rescatar.
Sin duda, había una idea súper interesante, hasta me atrevo a decir muy audaz, por dentro hay una muy buena película, pero todo lo de afuera es una bodrio monumental y que no termina de combinar para nada.
Hay una mezcla extrañísima de género con una temática seria pero que choca cuando todos cantan y muy mal encima… te daña los oídos, se vuelve un musical forzadamente. No era nada necesario, es como si narrara la historia del Titanic con una historia de amor y canciones… que irónico, ya se hizo.
Todo el avance de la misma empeora, la experiencia es una tortura. Con puras actuaciones malas, especialmente Selena Gómez (que la amo en Only Murders In The Building, pero aquí no). La mayoría (salvo algunos), al no saber español, no suenan naturales o creíbles, porque no entienden lo que dicen (sí o sí hay que activar subtítulos), nunca los ves como personas que te llegan a interesar, no te importa lo que hacen, ninguna acción genera interés o complicidad como espectador.
Dicen que hay comedia… ¿Dónde?, se puede hacer una comedia negra, pero se tiene que notar y ser sutilmente en eso, más si tratas estos temas que son muy serios.
Las nominaciones y los premios me parecen un chiste, sobre todo en los temas y las letras. Vos las escuchas y te enferman. Se nota que utilizaron el traductor de Google.
Yo no soy mexicano, pero contrario a -por ejemplo- Coco que fue una película estadounidense que transcurre en México y que se notaba una investigación, una cultura y que funcionó a nivel universal… acá pasa todo lo contrario, se nota la vagancia del director en investigar (hasta el lo dijo) y busca en lo más obvio, como estereotipos que pueden caer mal, más si sos de ese país.
Zoe Saldaña es la más “safable” de todas, y eso que ella no es santo de mi devoción. Creo que me hizo caer bien solo en La Terminal y en el rodaje de Guardianes De La Galaxia tomando mate.
En fin, fue como revivir Joker 2, pero que Emilia Pérez por suerte la ví en casa. Ambas combinan en que tenían tramas potentes en concepto, pero cuando lo exploran y lo sacan para afuera se sale de control y no le agarran el tono completo. Una lástima. Tal vez en un futuro pase lo contrario, como pasó con el Guasón, que en un futuro se va a volver una película de culto… pero yo lo dudo mucho.
Rita es una abogada de un gran bufete que un día recibe una oferta inesperada: ayudar al temido jefe de un cartel a retirarse de su negocio y desaparecer para siempre convirtiéndose en la mujer que él siempre ha soñado ser.
28 de marzo de 2025
28 de marzo de 2025
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene ideas y aportaciones interesantes, pero en conjunto da la sensación de que desperdicia una buena premisa inicial a fuerza de tratar con frivolidad los temas invocados -a quienes no hace justicia-, empezando por la elección del género musical. Entre otras cosas, porque pocas canciones destacan, y porque la única actriz que de verdad brilla es Zoe Saldaña (de hecho, la combinación perfecta se produce con "El mal", el auténtico clímax de la película). El tono a veces es plano y otras extravagante, en ocasiones recuerda a un documental y a ratos a un anuncio ñoño, y el director abusa de los planos generales de la ciudad de México. Por otra parte, salvo para Saldaña, el origen mexicano del resto de los personajes femeninos principales (al menos, respecto a su acento) resulta tan poco creíble como bastantes de los aspectos de la historia
En cuanto a las polémicas posteriores que han lastrado la película, son lo de menos de cara a valorarla, pero da la sensación de que la extraña mezcla que constituye el film, donde los distintos asuntos no terminan de casar del todo, se ha transmitido a los integrantes de la cinta, que han hecho cada uno la guerra por su cuenta. Y, claro, eso no puede salir bien...
En cuanto a las polémicas posteriores que han lastrado la película, son lo de menos de cara a valorarla, pero da la sensación de que la extraña mezcla que constituye el film, donde los distintos asuntos no terminan de casar del todo, se ha transmitido a los integrantes de la cinta, que han hecho cada uno la guerra por su cuenta. Y, claro, eso no puede salir bien...
28 de enero de 2025
28 de enero de 2025
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de Jacques Audiard, posiblemente, uno de los cineastas contemporáneos de más valor, no solo en Francia, sino en todo el mundo. Audiard nos ha dado obras de una innegable categoría cinematográfica, como por ejemplo un profeta.
Parece ser que uno de los objetivos del cineasta es hacer de cada película, un género, temática y estilo diferente, hemos podido ver cómo dirige un Drama carcelario a una película con conflicto social o un wéstern.
Ahora se atreve ni nada más ni nada menos que con el musical, y no se puede negar que el comienzo de Emilia Pérez es fresco, original, atrevido y atractivo. Pero ahí se queda nada más continuar la película después de la presentación de la misma se convierte en una cinta banal, vacía, arquetípica y sin ningún interés artístico.
A no ser que quieras verla como una película que propone algo revolucionario, así como algo que apoya al cine transgénero en equidad y con normalidad, pero si no eres de este punto de vista la película al final te va a parecer algo inexplicable y totalmente decepcionante.
Parece ser que uno de los objetivos del cineasta es hacer de cada película, un género, temática y estilo diferente, hemos podido ver cómo dirige un Drama carcelario a una película con conflicto social o un wéstern.
Ahora se atreve ni nada más ni nada menos que con el musical, y no se puede negar que el comienzo de Emilia Pérez es fresco, original, atrevido y atractivo. Pero ahí se queda nada más continuar la película después de la presentación de la misma se convierte en una cinta banal, vacía, arquetípica y sin ningún interés artístico.
A no ser que quieras verla como una película que propone algo revolucionario, así como algo que apoya al cine transgénero en equidad y con normalidad, pero si no eres de este punto de vista la película al final te va a parecer algo inexplicable y totalmente decepcionante.
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