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Trainspotting

Drama Mark Renton, un joven escocés de Edimburgo, y sus amigos son adictos a la heroína, lo que significa que viven fuera de la realidad, en un mundo aparte. Dentro del grupo hay un psicópata alcohólico y violento, un joven desesperado, un mujeriego con un conocimiento enciclopédico sobre Sean Connery y un entusiasta de las caminatas y de Iggy Pop. (FILMAFFINITY)
Críticas 253
Críticas ordenadas por utilidad
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6
24 de enero de 2011 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película que nos ofrece el peculiar día a día de 5 chicos enganchados a la heroína, la historia esta enfocada de manera original con buenos diálogos e intepretación de los personajes. A nivel personal no me acaba de gustar la banda sonora porque a veces no acaba de encajar con determinadas escenas. En definitiva se trata de una película original, con buenas interpretaciones pero quizás le falta algo de carga emocional.

Lo mejor:
-El tema de la historia es un tema arriesgado pero desgraciadamente actual y se trata con cierta originalidad.

Lo peor:
-A veces la banda sonora no acaba de fundirse con las escenas.
-La historia tiene ingredientes para emocionarte pero no acaba de hacerlo, quizás el tema se trata de una manera muy fría.
-Muchas escenas asquerosas.
10
18 de octubre de 2011 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elige esta película si eres de las 2 o 3 personas que quedan sin verla. Esta película marcó mi vida y mi modo d entender el cine. Esta película me demostró pasando la adolescencia, que había algo más en el cine que estallidos y buenos que al final siempre ganaban a los malos.
Esta película me hizo ver que había gente en las islas británicas que estaba realmente mal del coco. Me hizo formar parte de una de las pandillas de colegas más extravagantes de la historia del cine al menos hasta ese 1996, en que salió esta joya. Fué una pelicula pionera en cuanto al modo de reflejar las angustias y frustraciones de una juventud sin futuro y totalmente llevada por el impulso enfermizo de un buen chute de heroína. Pionera en tratar la suciedad de unos inadaptados sociales, en un suburbio escocés, que rezuma cerveza, moho, humo d chimeneas y droga por los 4 costados.
No voy a destapar ningún momento, los que la hemos visto 50 veces podriamos comentar 50 cosas. Hay momentos gloriosos, dulces, enfermizos, psicóticos, musicales.... Y un Ewan McGregor del que seas hombre,mujer o niño, te enamoras irremediablemente.

Yo sin ir más lejos cada vez que algunos amigos o yo mismo vamos al campo, o salimos un poco de lo que es nuestro entorno urbano, irremediablemente me viene a la cabeza la escena de la desintoxicación campera, no diré más.
Coger el mejor orgasmo que hayáis tenido,multiplicarlo por mil y ni siquiera andaréis cerca.
10
29 de julio de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo ser objetivo con esta película, y por eso ni lo intento. Amo Escocia, adoro a Ewan McGregor y venero a Danny Boyle. Todo eso hace que esta sea una de mis películas favoritas. Me transmite muchísimas sensaciones que no creo poder plasmar en esta crítica.

Más allá de retratar el mundo las drogas, retrata a unas generaciones occidentales de final del siglo XX y comienzos del XXI, que lo tienen todo en comparación con sus padres pero no son ni la mitad de felices que lo fueron ellos. Y de esa gente, algunos caen en la marginación, lo que les lleva a consumir las drogas no legales.

Recomiendo encarecidamente la lectura del libro de Irvine Welsh en el que se basa la película, así como su continuación "Porno", con los mismos personajes tras haber pasado 10 años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me encanta el momento en el que Ewan se aprovisiona de ansiolíticos en el armario del baño de su madre para intentar desengancharse del caballo, y menciona la frase que inspira el título de esta crítica: "mi madre, que a su manera socialmente aceptada también es una drogadicta". Esta frase es del genial Danny Boyle, ya que en el libro de Welsh no aparece.
10
27 de mayo de 2019 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada por la inmensa mayoría como una de las películas más audaces y rompedoras de finales del siglo XX, el origen de "Trainspotting" lo encontramos en la novela homónima del autor Irvine Welsh, quien imprimió a la perfección su irreverente, imaginativo, brutal y tremendamente crítico punto de vista sobre la sociedad en éste, su primer y más conocido trabajo, escrito en 1.993.

Aplaudido por la crítica y alcanzando el estatus de obra de culto, no tardaría en llegar su adaptación a los escenarios poco antes de barajarse la posibilidad de trasladarlo a la gran pantalla, lo que se le antojó al productor Andrew MacDonald tras quedar impresionado con la novela, ofreciendo el puesto tras la cámara a Danny Boyle, quien comenzaba a llamar la atención gracias a su genial debut "Tumba Abierta", y dejando a John Hodge al guión, para el que la tarea de condensar en 90 minutos todo el intrincado y complejo universo del texto original (el cual abarcaba más de 300 páginas) resultó la mar de complicada, perdiéndose por el camino varios personajes y situaciones para centrar la acción dramática en el quinteto protagonista que todos nos conocemos, encabezado por el joven Mark.
Hundido en la rutina de la marginación social y la miseria por culpa de su adicción a la heroína, placer que comparte con sus amigos, éste decide abandonar de una vez por todas para intentar dar un sentido a su vida lejos de la dependencia las drogas...aunque la senda para hallar la salvación está plagada de dificultades. Ya los primeros minutos del film son un buen garante de lo que Boyle, concienciado con el estilo y la mirada crítica de Welsh, nos va a ofrecer; a ritmo frenético y abrumador, narrado desde el punto de vista de Mark (el del propio autor) y recogiendo influencias que van desde "El Buscavidas" a "La Naranja Mecánica" pasando por todo el "free cinema" de los '60, Boyle abre una brecha entre realidad y surrealidad plasmando en pantalla lo que piensan y sienten los personajes mientras nos introduce en el inframundo de la sociedad.

Ese habitado por seres que han hecho de las drogas un motivo de existencia y cuyo destino no es sino seguir hundiéndose; la secuencia en la que el protagonista se mete, literalmente, en el retrete (quizás la más famosa del film) será toda una declaración de intenciones...pero aun con un imaginario que rápidamente se escora del lado de la extrañeza y el onirismo, "Trainspotting" exhibe en su forma más cruda y desgarradora la desintegración y la autodestrucción. Esto lo hará no condenando a los personajes, sino acercándose a ellos desde la comprensión, todo lo que no reciben de una sociedad que los excluye o los considera inferiores (los padres de Mark o Begbie, otra clase de adictos moralmente aceptable).
Ese será, sin duda, uno de los puntos clave: radiografiar, desde dentro (los barrios de Edinburgo) y desde fuera (las concurridas avenidas de Londres), desde el pesimismo y la amargura, desde el optimismo y la esperanza, todos los aspectos de la sociedad y la generación de la época (sobre todo la escocesa), una generación quizás no demasiado preparada para los numerosos y rápidos cambios que propone el final del siglo (muy bien expresado por Diane). Mark será el centro de nuestra atención desde el comienzo por su propósito de cambiar y no mirar atrás, aunque se vea constantemente perseguido por los fantasmas de su pasado (Begbie y "Sick Boy"), quienes hacen lo posible por volver a arrastrarle al abismo.

Los constantes giros del destino (siendo el más pronunciado el que atañe a Tommy) y las tragedias y desengaños en el seno de la familia, la amistad y el amor derivarán en ese último tramo dominado por una intriga más propia de las historias de criminales en el que Boyle parece recordar su anterior obra (algo que corrobora la aparición de Keith Allen en un papel similar al que interpretaba en aquella), cuyos elementos y particular universo perfecciona en la que nos ocupa. Al mismo tiempo rendirá un gran homenaje a la ya nombrada "La Naranja Mecánica", tanto en estética y recursos formales (la escena donde Tommy y "Spud" hablan en la discoteca) como en estructura (la segunda mitad de esta película encuentra sus semejanzas con la planteada en la de Kubrick) como en personajes (Mark, reflejo de Alex).
Para algunos el círculo infinito de desgracias nunca se cierra, pero "Trainspotting", pese a su triste, destructiva y degenerada visión de la vida, termina inclinándose por la salvación. Diálogos tarantinianos, memorable banda sonora y una técnica visual del todo arrolladora (destacando la imaginativa puesta en escena, el taquicárdico montaje y el trabajo de fotografía) se unen a un sensacional elenco compuesto de los insoportables Robert Carlyle, Kelly MacDonald y Jonny Lee Miller y los encantadores y carismáticos Ewen Bremner, Kevin McKidd y, por supuesto, Ewan McGregor, quien pone a prueba toda su capacidad física y mental interpretando a Mark; todos ellos dando vida a personajes con los que resulta fácil empatizar...personajes, al fin y al cabo, de la vida real. El propio Irvine Welsh hace una breve y genial aparición.

Sátira brutal, descarnada y a menudo ecléctica sobre el mundo de las drogas y la juventud perdida cuyas imágenes se inyectan en las retinas, se sienten en las mismísimas entrañas y le encogen a uno el alma (destacando una secuencia que detallaré en Zona Spoiler). "Trainspotting" cambió en cierto modo el panorama de la industria cinematográfica además de calar muy hondo en el corazón y la mente de la joven generación que tuvo la suerte de disfrutar de ella en el cine.
Yo, por mi parte, la descubrí con 18 años (gracias a una profesora de imagen y sonido que decidió ponerla en clase) y sigue impactándome, fascinándome y atrapándome como el primer día. Contiene, además, una de las frases más vaticinadoras que se han pronunciado: "Dentro de 1.000 años no habrá tíos ni tías...solo gilipollas".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"Trainspotting" contiene una lista de momentos impactantes que han quedado grabados en la memoria de todos sus espectadores. Momentos que ponen de manifiesto el cariz tan audaz, salvaje, explosivo e inquietantemente extraño del film, como la escena del retrete, esa noche de fiesta tratada desde los diferentes puntos de vista de los personajes al salir de la discoteca o ese chute que provoca a Mark sentirse como dentro de una tumba.
Pero si hay que destacar uno yo elegiría el del sufrimiento que debe atravesar Mark cuando se ve asaltado por los primeros efectos del síndrome de abstinencia.

Ya hemos atravesado el capítulo más negro y triste de la película: el bebé de "Sick Boy" ha muerto, Tommy, aquejado por la depresión tras abandonarle Lizzy, ha caído en las drogas, "Spud" ha sido condenado a prisión y Mark ha sufrido un shock tras su último pinchazo; la vida de todos ellos ha ido en trayectoria descendente hasta sumergirse en el más profundo de los vacíos. Sin embargo no es demasiado tarde para Mark, cuyos padres, hartos de asistir a su autodestrucción, deciden apartarle de la manera más directa de la heroína...y comienza la confrontación.
Si Boyle se permitía plasmar en pantalla los sentimientos y pensamientos de los personajes para acrecentar la sensación de extrañeza, ahora la interpenetración será total, quebrándose la realidad para sumergirnos en una pesadilla onírica y compartir las alucinaciones del protagonista. Esta secuencia, que remite directamente al terror psicológico, se inicia con un tema de constantes ritmos electrónicos realmente insoportable.

La habitación comienza a ensancharse (el abismo, ese infinito "limbo yonqui") y Diane aparece en el borde de la cama cantando el "Temptation" de los New Order (la que cantaba mientras se duchaba la mañana en la que Mark despertaba en el sofá de su casa); una irrupción en la pesadilla por parte del mundo real: los padres entran a la habitación y ofrecen a Mark una comida, que rechaza. Tras suplicar por una dosis más en vano, Mark se vuelve a sumergir en su psicotrópica tortura.
Se comienzan a materializar los fantasmas de su vida: Begbie le amenaza desde debajo de las sábanas, "Sick Boy" habla a la madre con una actitud hipócrita y manipuladora, "Spud" aparece sentado en el armario con el uniforme de presidiario, un Tommy demacrado se desliza por la pared afirmando su decisión de iniciarse en las drogas, la voz de Allison resuena en su cabeza chillando por la muerte del bebé, el cual avanza a pequeños pasos hacia él desde el techo. Todo ello al tiempo que los padres concursan en un programa de televisión donde se plantea una demoledora sátira sobre las infecciones provocadas por las drogas.

El horror alcanza su cenit cuando el bebé se detiene sobre Mark girando la cabeza como un muñeco (o como Regan, la niña de "El Exorcista") y cayendo finalmente sobre éste mientras estalla en alaridos antes de ser "traído de vuelta" por sus padres. Escisión psicológica de apabullante atmósfera, poco más de cinco eufóricos, indigestos y delirantes minutos donde prácticamente se condensa todo el universo de la película que eriza el vello y provoca un extraño malestar impregnando al espectador de sensaciones inéditas.
Se trata de una experiencia del espanto que roza lo metafísico y desplaza las líneas de la lógica y lo tangible sin ningún efecto ostentativo (simplemente sobrecogedor e impactante). En sólo unos cuantos planos, presentados a un ritmo desenfrenado pero ordenados con extrema precisión por Masahiro Hirakubo, Boyle toca la irrupción de lo real con un sentido de desfase más allá de lo grotesco y que alcanza directamente el inconsciente; una secuencia de quiebro de la razón que navega no en esa frontera tenue entre la vida y la muerte, sino en el vacío más difuso e ininteligible.

Es, ni más ni menos, un momento que perdura en la memoria.
9
7 de junio de 2008 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremenda visión de la vida de unos "yonkis" que juegan a un juego en el que les puede costar la vida, el mundo de las drogas. Pocas peliculas hablan de droga como esta. Puedes llegar a estar en la mente del protagonista, como ve pasar ese mundo a traves de sus ojos... Película muy recomendable para aquellos que no la han visto aún, es más, yo diria que obligatoria...
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