Haz click aquí para copiar la URL

Luces de la ciudad

Comedia. Romance Un pobre vagabundo (Charles Chaplin) pasa mil y un avatares para conseguir dinero y ayudar a una florista ciega (Virginia Cherrill) de la que se ha enamorado.
Críticas 239
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
8
22 de agosto de 2018 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Será cosa de los tiempos (modernos) que vivimos, pero fíjense que lo más alabado de esta peli, o sea, la capacidad de hacer llorar, el romanticismo puro, etc,etc, es lo que menos me toca la fibra.
Quizás sea por el exceso de almíbar, o por mi pétreo corazón, o por que no corren buenos tiempos para los besos en la mano, pero miren ustedes, a mi modo de ver la historia romántica (o romanticona) no hace mejor a esta peli.

Lo que de verdad me arruga el corazón es lo descarnado de la pobreza que se exhibe en casi todas las escenas. Charlot aquí aparece más harapiento que nunca, se hace pegar por dinero, los ricos tiran la pasta de la forma más abyecta (con la mitad de lo que uno lleva en la billetera se cura a un ciego). Unos críos de mierda le humillan. Unos policías le enchironan. Un lacayo le echa a patadas varias veces. Le dispara todo quisque. Y mientras los ricos montan fiestas en las casas en las que caen al suelo de pura borrachera.

Joder, menos mal que te hace reír.

Lo genial es que consigue que luego la gente se emocione con la violetera. Qué gran tipo. El mejor
10
4 de enero de 2019 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es realmente sorprendente la perfección escénica con la que Chaplin ejecuta cada fotograma de esta comedia, sin duda una de las mejores películas de todos los tiempos y una de las perlas más brillantes en el amplio collar de los mitos del celuloide. Después, cuando uno ve documentales y lee algunas cosas y se entera de que en ocasiones se tardaban semanas enteras en rodar escenas de un par de minutos, y que se hacían centenares de tomas para cada una, comprende un poco mejor el impecable resultado, sin que esto signifique que el talento y la genialidad de este cineasta no deje de resultar francamente incomprensible. Se termina pensando finalmente que Chaplin, como artista, es uno de esos extraños e inexplicables fenómenos de la naturaleza, como Mozart, como Miguel Ángel, como Shakespeare, etcétera.

Estoy hablando de todo menos de la película, pero para eso ya hay una avalancha de excelentes reseñas que sin duda aportarán mucho más de lo que yo pueda decir de ella ahora. Quiero quedarme con lo que siento cada vez que me siento a ver «Luces de la ciudad», cómo estoy al principio (con entusiasmo, con ansiedad incluso, sabiendo que otra vez me encuentro ante una de esas muestras de grandeza inusitada que ofrece el arte muy de vez en cuando) y cómo estoy al final, vencido por el manantial de sentimientos, reflexivo acerca de cuestiones básicas de nuestra existencia como la solidaridad y la bondad desinteresada, el amor o la amistad, y henchido por el goce que sólo proporciona la actividad placentera e inigualable de observar a un artista en la cúspide de su capacidad creativa.

Todavía me queda una inmensidad de cine mudo por visionar, pero estoy casi convencido de que esta película posee la mejor banda musical de toda la historia del cine mudo. Compuesta especialmente por Chaplin, y con el añadido de «La violetera» de Padilla, los momentos de fanfarria otorgan un colorido especial a toda la proyección. Quisiera destacar sobre todo la escena de apertura, con la inauguración de la estatua. Es impresionante la coordinación milimétrica entre los movimientos de Chaplin y los sones de la banda sonora; el genio británico demuestra aquí un manejo del «timing» escénico que nadie, antes o después, ha podido superar. La secuencia de la fiesta, con los dos amigos totalmente borrachos, es absolutamente antológica, y qué decir de esa magistral pelea de boxeo, épica y desternillante, y desarrollada mediante un juego coreográfico que combina lo cómico y lo puramente narrativo de una forma cristalina y armónica. Los minutos finales, para emocionarse hasta las lágrimas; la figura del Charlot héroe generoso en toda su esencia, en toda su desnuda humanidad.

Emitir reflexiones sobre Charles Chaplin a esta altura puede resultar ocioso e incluso innecesario, pero me voy a permitir una muy pequeña. Creo y siento que Chaplin no sólo era el maestro de la pantomima y del humor visual, sino que dotaba a sus obras, a través de su incansable laboriosidad y de su infinito afán de perfección, de una magia especial totalmente intransferible. No hablamos de una película que combina lo cómico y lo dramático mediante una secuencia concatenada de gags, ni de una trama que contiene muchas tramas en su interior. Hablamos simplemente de un artista cuya esencia misma representa la comedia en movimiento, la mejor forma de expresión cinematográfica, destilada y ascética, pura, incorruptible y absolutamente virtuosa.

Manifestaciones así sólo están al alcance de este director. El director con más luces que jamás se puso tras una cámara de cine.
10
19 de junio de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué maravilla y qué belleza contenida en estos poco más de 80 minutos filmados hace casi un siglo.

Y pasarán los años y seguirá emocionando a los espectadores que como yo, esta noche esperaba una comedia de Charlot y he descubierto esta joya, esta obra de arte que trasciende porque en esencia es la vida misma, con su mezcla de alegría y de lágrimas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y esa secuencia final, quizá el final más conmovedor de toda la historia del cine, como expresar tanto con tan sólo una mirada. Sublime, gracias maestro.
10
26 de junio de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabed que teníamos una cosa que se llamaba cine, que de cuando en cuando algún genio nos regalaba una película (una historia) que nos hacía felices y que, en alguna ocasión, esta historia conseguía romper las barreras del tiempo y del espacio para volverse inmortal. Una de estas películas fue Luces de la ciudad y el genio que la creó Charles Chaplin.

Si la desgracia fuera tal que no solo no sabéis qué es eso del cine si no que tampoco conocéis la comedia, la música, la honradez, el amor, la bondad, la humildad o la esperanza, por favor, buscad por todos los rincones del mundo esta cinta, reproducirla de cualquier forma y disfrutad. Disfrutad como lo hemos hecho ya tantas generaciones.
10
26 de octubre de 2023 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Chaplin estrenó este glorioso film mudo (aunque con banda sonora original del propio Chaplin y con algún que otro sonido) cuando el cine sonoro ya era una auténtica realidad.

La película compagina la comedia con el melodrama, fusionando admirablemente el romanticismo agridulce y el imaginativo slapstick en un brillante muestrario de desigualdad social en contexto urbano repleto de contrastes y con peculiares parejas dispares, tanto en su aspecto físico como en su poderío económico.

Esta "comedia romántica en forma de pantomima" (como así la define su propio autor en los créditos iniciales) es una absoluta obra maestra en la que el amor, la hipocresía de la alta sociedad, la protección y la amistad son temas tratados magistralmente por Chaplin, con un resultado final tan divertido como poético, tan alegre como melancólico.

Las interpretaciones son portentosas en esta joya, así como la ternura, el lirismo y la sensibilidad que desprende, por no hablar de los gozosos momentos cómicos compartidos entre Chaplin y Harry Myers.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para