Ágora
6.5
66,986
Aventuras. Romance
En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
17 de octubre de 2009
17 de octubre de 2009
24 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya estamos otra vez con las polémicas. Esta manía de meterse con Amenábar y acusarle de maniqueo haga lo que haga el muchacho, me toca las narices y me parece absurda. La puñetera costumbre nacional de poner a parir a todo aquel que tenga éxito. Pero, ¿cómo nadie se puede ofender con esta tontuna astronómica? ¡Qué jodía boba es alguna gente!
Dicho ésto, voy a meterme con la peli a gusto.
¿Qué nos has querido contar? ¿Qué es ésto?, Alejandro.
¿Una clase de teología? No, porque el guión es tan vacío y pueril, que parece mentira que lo hayas escrito tú, muchacho.
¿Una clase de historia? Desde luego que no. Las cosas pasaron más o menos así, pero no en la misma época que nos las cuentas ni de la misma manera. Pero con esto no me meto. En tu peli puedes contar lo que y como quieras, faltaría más.
¿Una clase de mates, quizás? Tal vez, yo de ésto no entiendo. Las mates siempre me parecieron aburridas. Las de tu peli me parecen tediosas. ¿Por qué cada vez que Hypatia abre la boca suena un coro? "Voy a calcular el parámetro de la diagonal de..." -y se fondo se escucha ahhhhhhhhh- ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez.
Y el casting ¿quién lo ha hecho? Qué actores más malunos. ¿Y ese tío de piel clarita, ojitos azules y naricilla respingona? ¿Pretendes que nos creamos que ese tío es egipcio? Ya no quedaban morenos ¿o qué? ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez. Voy a pensar que el tío éste era un macedinio, porque en realidad no sé lo que era, no lo explicas bien. Me quedo con macedonio, por si acaso.
Las secuencias de muchedumbres enardecidas y sedientas de abrirse la cabeza los unos a los otros, son de lo más ridículo y lo peor rodado que se ha hecho jamás en las pelis de muchedumbres enardecidas. ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez.
¿Es cierto eso de que, si estás en medio de una batalla campal y te quedas quieto y con cara de empanao en el mismo epicentro del mogollón, nadie te pega a tí? Debe de ser cierto, porque pasa cuatro o cinco veces en la peli. ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez.
Alejandro, lo tuyo son las pelis pequeñas, me temo. Te has metido en un fregao que te queda grandote, me temo también. De verdad, me sorprende que ésta castaña pilonga la hayas hecho tú. Te lo digo desde el cariño y el respeto, chato.
El único elogio de la peli se lo dedico a Rachel Weisz, que tiene el enorme mérito de mantener la dignidad de su personaje, aunque le toque hablar de una manera imposible cada vez que abre la boca, y además le pongan un coro -ahhhhhhhhh-
Vaya peñazo. Cosa más aburrida. Agotadora.
Dicho ésto, voy a meterme con la peli a gusto.
¿Qué nos has querido contar? ¿Qué es ésto?, Alejandro.
¿Una clase de teología? No, porque el guión es tan vacío y pueril, que parece mentira que lo hayas escrito tú, muchacho.
¿Una clase de historia? Desde luego que no. Las cosas pasaron más o menos así, pero no en la misma época que nos las cuentas ni de la misma manera. Pero con esto no me meto. En tu peli puedes contar lo que y como quieras, faltaría más.
¿Una clase de mates, quizás? Tal vez, yo de ésto no entiendo. Las mates siempre me parecieron aburridas. Las de tu peli me parecen tediosas. ¿Por qué cada vez que Hypatia abre la boca suena un coro? "Voy a calcular el parámetro de la diagonal de..." -y se fondo se escucha ahhhhhhhhh- ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez.
Y el casting ¿quién lo ha hecho? Qué actores más malunos. ¿Y ese tío de piel clarita, ojitos azules y naricilla respingona? ¿Pretendes que nos creamos que ese tío es egipcio? Ya no quedaban morenos ¿o qué? ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez. Voy a pensar que el tío éste era un macedinio, porque en realidad no sé lo que era, no lo explicas bien. Me quedo con macedonio, por si acaso.
Las secuencias de muchedumbres enardecidas y sedientas de abrirse la cabeza los unos a los otros, son de lo más ridículo y lo peor rodado que se ha hecho jamás en las pelis de muchedumbres enardecidas. ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez.
¿Es cierto eso de que, si estás en medio de una batalla campal y te quedas quieto y con cara de empanao en el mismo epicentro del mogollón, nadie te pega a tí? Debe de ser cierto, porque pasa cuatro o cinco veces en la peli. ¡Por todos los dioses!, qué ridiculez.
Alejandro, lo tuyo son las pelis pequeñas, me temo. Te has metido en un fregao que te queda grandote, me temo también. De verdad, me sorprende que ésta castaña pilonga la hayas hecho tú. Te lo digo desde el cariño y el respeto, chato.
El único elogio de la peli se lo dedico a Rachel Weisz, que tiene el enorme mérito de mantener la dignidad de su personaje, aunque le toque hablar de una manera imposible cada vez que abre la boca, y además le pongan un coro -ahhhhhhhhh-
Vaya peñazo. Cosa más aburrida. Agotadora.
1 de abril de 2011
1 de abril de 2011
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ágora" ha sido hasta el momento el gran fracaso de Alejandro Amenabar. De los 70 millones de dólares que invirtió en ella no consiguió recuperar ni siquiera 40. Lo que parecía que podía ser la entrada por la puerta grande de Amenabar en Hollywood, se quedó en indiferencia y "calderilla" como recaudación en Estados Unidos. En Europa poco más. El "enamoramiento" de muchos críticos españoles y la afinidad ideológica de la mayoría de ellos, les cegó en la realidad sobre la película que quedó al descubierto cuando salió fuera de nuestras fronteras. La película no es mala pero la puesta en escena de superproducción no debe engañarnos. Carece del ritmo adecuado y la historia no termina de enganchar, al mismo tiempo que se pretenden transmitir demasiadas ideas. Por otro lado, tanto los actores como los personajes carecen del carisma necesario, según mi opinión, para sostener una película histórica de este perfil.
11 de octubre de 2009
11 de octubre de 2009
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie es profeta en su tierra, pero por dios, cuidemos a Amenábar. Para alguien que ha querido desmarcarse un poco de lo triste que es el cine español . . . y me saldrán dos mil críticos defendiéndolo. Podemos pasarnos horas discutiendo, pero cuando los argumentos se enfrentan, hablamos de números. De dinero invertido, de dinero recaudado, de personas que van a verla, de ventas en DVD, etc. Si parece que a Amenábar hasta se le critica por haber gastado pasta.
Aunque hay muchos campos en los que se puede hablar de Ágora, todas las críticas de la película van en la misma línea. A algunos les molesta más que a otros, pero, básicamente, la idea es la misma: la falta de emoción. ¿Cómo solucionarlo?
Aunque hay muchos campos en los que se puede hablar de Ágora, todas las críticas de la película van en la misma línea. A algunos les molesta más que a otros, pero, básicamente, la idea es la misma: la falta de emoción. ¿Cómo solucionarlo?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Amenábar fue incapaz de crear un clímax cuando se desenlazan los acontecimientos que llevan a la muerte de la protagonista. Y ¿eso por qué? no hay un planteamiento de la escena del asesinato. La película está pasando, y, de repente, casi sin darte cuenta, la chica está muerta. Además, nunca nos identificamos con ella, y por eso no logramos entrar en el personaje. Sí nos parecen sobrecogedores los momentos en los que aparece la religión: la matanza de cristianos, los judíos, el "arrodíllate". Y eso es porque todos, en mayor o menor medida, conocemos el tema.
No hubiera estado mal que a Rachel se la tratara un poco peor. Más escenas de humillación, más violencia sobre ella. La escena de la escalera está bien, pero es corta. La película necesitaba más gritos en su contra, abrir alguna herida en su piel, líquido rojo y lágrimas de miedo e impotencia. Un maltrato más al estilo melgibsoniano en LA PASIÓN. Esto, que parece poco más que una perversión por mi parte, hubiera acercado al espectador más al personaje, que durante toda la película permanece distanciado, poco asequible para el humano medio que somos, idiota y sin capacidad de plantearse esas magnificencias.
En definitiva, faltó enamorarnos de Rachel, lo que le resta emoción al asunto. Cuando cuentas la historia de alguien, lo suyo es sentir como él, identificarte. Y si no lo consigues, para no cambiar todo el metraje, bastaría con darle al final una persecución y una humillación violenta, de esas que tanto nos sobrecoge y que tanta pena nos da, para que nos dé rabia el destino de esa mujer. De lo contrario, pasa lo que pasa: que te sientes más apenado cuando queman la biblioteca.
No hubiera estado mal que a Rachel se la tratara un poco peor. Más escenas de humillación, más violencia sobre ella. La escena de la escalera está bien, pero es corta. La película necesitaba más gritos en su contra, abrir alguna herida en su piel, líquido rojo y lágrimas de miedo e impotencia. Un maltrato más al estilo melgibsoniano en LA PASIÓN. Esto, que parece poco más que una perversión por mi parte, hubiera acercado al espectador más al personaje, que durante toda la película permanece distanciado, poco asequible para el humano medio que somos, idiota y sin capacidad de plantearse esas magnificencias.
En definitiva, faltó enamorarnos de Rachel, lo que le resta emoción al asunto. Cuando cuentas la historia de alguien, lo suyo es sentir como él, identificarte. Y si no lo consigues, para no cambiar todo el metraje, bastaría con darle al final una persecución y una humillación violenta, de esas que tanto nos sobrecoge y que tanta pena nos da, para que nos dé rabia el destino de esa mujer. De lo contrario, pasa lo que pasa: que te sientes más apenado cuando queman la biblioteca.
11 de octubre de 2009
11 de octubre de 2009
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes del estreno esta película tenía un buen puñado de votos en Filmaffinity, la mayoría dieces o unos. Al día siguiente de su estreno las votaciones se habían moderado un poco, lo que demuestra que a veces levanta unas pasiones más dignas de los fanáticos que protagonizan Ágora que de un espectador cabal. Lo digo por criticar al crítico, que nunca está de más.
En cuanto a la película, técnicamente es impecable. Ese punto de vista “extraterrestre” me ha parecido un modo genial de tratar la violencia. Además, la ambientación, el vestuario, la fotografía, son propias de una superproducción solvente.
El problema es que el director deja que los temas (la ciencia, el fanatismo, la intolerancia, lo mejor y lo peor del ser humano) se impongan a una trama algo fría. No sé si ha acertado en su intento de hacer una película sobre astronomía. Los experimentos de Hipatia pueden emocionar a los que tenemos algún interés en esos temas (¡es una elipse, es una elipse!), pero ¿funcionan por sí mismos?
También es loable el intento de abordar el problema del enfrentamiento entre el fanatismo “talibán” y la razón, la religión mal entendida (?) y la ciencia, pero me pregunto si era tenía que recurrir a Hipatia. Lo que cuenta no tiene mucho que ver con la Hipatia real, lo que no sería grave si no se empeñara en decir que ha intentado contar su historia.
Hipatia no fue una científica atea racionalista, sino una intelectual representativa de la cultura clásica que simbolizaban la Biblioteca (lo poco que quedaba tras el paso del tiempo, la desidia, los incendios y los terremotos) y los dioses paganos. Y tampoco representó un mundo paradisíaco para la mujer en contra del machismo cristiano: el mundo clásico no era un jardín para las mujeres, y son tan pocas las que rompieron las cadenas domésticas como las que lo hicieron en los siglos siguientes. Tan rara fue ella como Catalina Agnesi, Sophie Germain o Ada Byron. Fue víctima del machismo, sí, pero como lo han sido todas las mujeres desde que nos bajamos de los árboles (si es que nos hemos bajado).
Me parece que al presentar Amenábar su película como una reivindicación del personaje en lugar de una obra de ficción sin más le ha hecho daño a ambas.
La simplificación del momento histórico ha caído en un cierto tonillo panfletario un poco molesto. Esos cristianos que van de malos de tebeo causan sonrojo. Y esa simplificación también se encuentra en los personajes, los diálogos y ciertas situaciones pobretonas y mal hilvanadas.
Hay que mencionar las interpretaciones de los actores, que -salvo la protagonista y los viejos- hacen con sus papeles lo que hicieron los bárbaros con Roma, o los nazis con Polonia, o Joseph Tura con Shakespeare (Lubitsch forever!).
Resumiendo: con Gladiator no me aburrí. Con Ágora sí.
(Huelga decirlo, pero después de lo que algunos dicen de Amenábar quiero hacerlo: esta es sólo la opinión de un espectador atiborrado de palomitas. Lo importante aquí es su obra)
En cuanto a la película, técnicamente es impecable. Ese punto de vista “extraterrestre” me ha parecido un modo genial de tratar la violencia. Además, la ambientación, el vestuario, la fotografía, son propias de una superproducción solvente.
El problema es que el director deja que los temas (la ciencia, el fanatismo, la intolerancia, lo mejor y lo peor del ser humano) se impongan a una trama algo fría. No sé si ha acertado en su intento de hacer una película sobre astronomía. Los experimentos de Hipatia pueden emocionar a los que tenemos algún interés en esos temas (¡es una elipse, es una elipse!), pero ¿funcionan por sí mismos?
También es loable el intento de abordar el problema del enfrentamiento entre el fanatismo “talibán” y la razón, la religión mal entendida (?) y la ciencia, pero me pregunto si era tenía que recurrir a Hipatia. Lo que cuenta no tiene mucho que ver con la Hipatia real, lo que no sería grave si no se empeñara en decir que ha intentado contar su historia.
Hipatia no fue una científica atea racionalista, sino una intelectual representativa de la cultura clásica que simbolizaban la Biblioteca (lo poco que quedaba tras el paso del tiempo, la desidia, los incendios y los terremotos) y los dioses paganos. Y tampoco representó un mundo paradisíaco para la mujer en contra del machismo cristiano: el mundo clásico no era un jardín para las mujeres, y son tan pocas las que rompieron las cadenas domésticas como las que lo hicieron en los siglos siguientes. Tan rara fue ella como Catalina Agnesi, Sophie Germain o Ada Byron. Fue víctima del machismo, sí, pero como lo han sido todas las mujeres desde que nos bajamos de los árboles (si es que nos hemos bajado).
Me parece que al presentar Amenábar su película como una reivindicación del personaje en lugar de una obra de ficción sin más le ha hecho daño a ambas.
La simplificación del momento histórico ha caído en un cierto tonillo panfletario un poco molesto. Esos cristianos que van de malos de tebeo causan sonrojo. Y esa simplificación también se encuentra en los personajes, los diálogos y ciertas situaciones pobretonas y mal hilvanadas.
Hay que mencionar las interpretaciones de los actores, que -salvo la protagonista y los viejos- hacen con sus papeles lo que hicieron los bárbaros con Roma, o los nazis con Polonia, o Joseph Tura con Shakespeare (Lubitsch forever!).
Resumiendo: con Gladiator no me aburrí. Con Ágora sí.
(Huelga decirlo, pero después de lo que algunos dicen de Amenábar quiero hacerlo: esta es sólo la opinión de un espectador atiborrado de palomitas. Lo importante aquí es su obra)
2 de enero de 2011
2 de enero de 2011
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una representación estudiantil es más creible que este film de actores profesionales.
Maniquea y plagada de lugares comunes. Los personajes, duros, acartonados como para no despeinarse. Todos están perfectamente maquillados, parecen dibujitos.
Los diálogos son retóricos, pontificadores, previsibles y pueriles.
No se salva nadie, ni el director, ni el maquillador, ni el escenógrafo ni los actores.
Un verdadero bodrio de 50 millones de dólares
Maniquea y plagada de lugares comunes. Los personajes, duros, acartonados como para no despeinarse. Todos están perfectamente maquillados, parecen dibujitos.
Los diálogos son retóricos, pontificadores, previsibles y pueriles.
No se salva nadie, ni el director, ni el maquillador, ni el escenógrafo ni los actores.
Un verdadero bodrio de 50 millones de dólares
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